Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. Éxodo 32:31-33 (RVR1960).
Este pasaje relata la conversación de Moisés con Dios, que se dio justo después de que el pueblo israelita se dejara llevar por la idolatría, al ver que su líder no volvía después de muchos días.
Si bien el pedido del profeta demuestra una gran preocupación y amor por el pueblo, dado que estaba dispuesto a dar su vida por ellos; refleja también, cómo en nuestra condición humana, la forma en que pensamos o cómo analizamos las cosas, pueden alejarnos de los pensamientos y designios de Dios.
Cuántas veces hemos cometido el error de imponer nuestros deseos al Señor, creyendo que con el simple hecho de pedir algo en oración deberíamos obtenerlo. Pareciera que Dios tiene que responder nuestras oraciones como nosotros queremos, y cuando no tenemos esa respuesta, hasta llegamos a darle la espalda, justificándonos diciendo que le pedimos algo pero que Él no respondió.
Nos enceguecemos en nuestros deseos e incluso llegamos a encapricharnos, y olvidamos dos cosas: la primera que Dios es soberano, lo que quiere decir que decide por sí mismo y de acuerdo a ello, actúa. Y la segunda, que Él nos conoce mejor que nadie, porque nos creó, y por esa razón sabe qué es lo que necesitamos y lo que será mejor para cada uno.
Hoy te exhorto a no cometer el error de acercarte a Dios sólo para obtener algo que deseas, considera que no todo lo que queramos puede ser bueno para nuestras vidas.
Pide sabiduría y sumérgete en las Escrituras, en ellas encontrarás los lineamientos que te ayudarán a conocer la naturaleza de Dios, de esta manera sabrás cómo proceder para agradarle en cada aspecto de tu vida.
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9 (RVR1960).
Cesia Serna
CVCLAVOZ
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