Las buenas ideas no siempre son “ideas de Dios”. Vemos esto en la vida del apóstol Pablo: “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió” (Hechos 16:6-7).
Tal como sucedió con Pablo, un discípulo sincero de Cristo, puede suceder con todos nosotros. Es posible que queramos ir a ciertos lugares y hacer ciertas cosas, esperando que Dios nos acompañe. Sin embargo, a veces los caminos que elegimos para nuestras vidas durante una temporada en particular pueden no ser el camino de Dios para nosotros.
Pablo tuvo una visión de un hombre que le pedía que viniera a Macedonia y los ayudara (16:9). “Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio” (16:10). Entonces, aunque Pablo había tenido planes diferentes, él y su compañía se dirigieron a Macedonia. En el camino ministraron a un grupo de mujeres reunidas para orar. Una de ellas era una parte influyente de la comunidad y “fue bautizada, y su familia” (16:15).
Después, se encontraron con una esclava poseída por un demonio y cuando fue liberada, sus amos capturaron a Pablo y Silas y los golpearon y arrojaron a prisión (16:22). Esto sirve como un recordatorio de que no tenemos garantía de que no vamos a pasar por pruebas y problemas. De hecho, a veces obedecer la voluntad de Dios realmente nos meterá en problemas. Pero los planes de Dios siempre son muy superiores a los nuestros.
En prisión, Pablo y Silas cantaron alabanzas al Señor y testificaron al carcelero, quien a su vez fue transformado y bautizado junto con toda su familia (16:33). Y sólo piensa, todo esto comenzó con un hombre que se le apareció a Pablo cuando oraba por la noche, diciendo: “Ven y ayúdanos”.
El poder de Dios siempre se encuentra donde el Espíritu te guía. Hoy te imploro que tengas el coraje de decir: “Señor, no quiero vivir simplemente para mi voluntad. ¿Qué quieres que haga? ¿A dónde quieres que vaya? Que se haga tu voluntad en mi vida”. ¡Entonces mira cómo Dios hará milagros!
Carter Conlon