Una escena en el evangelio de Marcos aborda los tipos de situaciones insoportables que puede enfrentar nuestra fe. Cuando nos sobreviene una calamidad repentina, podemos experimentar sentimientos de desesperanza y desánimo.
Jairo, un hombre devoto, temeroso de Dios y líder de la sinagoga local, enfrentó una crisis. Su joven hija estaba enferma hasta el punto de morir y cuando supo que Jesús, el sanador, estaba cerca, decidió: “Voy a poner mi fe en él”. Corriendo hacia el Mesías, cayó a sus pies y le imploró fervientemente: “Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá” (Marcos 5:23).
Jairo rogaba por un milagro: “Señor, a menos que hagas esto, no tengo esperanza. ¡Los médicos no pueden ayudar pero sé que puedes hacer que ocurra un milagro!” La frase que usa Jairo en el versículo anterior: “para que sea salva, y vivirá”, denota su fe en la capacidad de Cristo. Creyó al Señor por lo imposible, declarando: “Jesús, tú puedes”. Él sabía que si Cristo sólo tocaba a su hija, ella sería sanada.
Lo que sucede luego revela otro nivel de fe: “[Jesús] fue, pues, con él [Jairo]; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor” (5:24-26).
Aquí nos encontramos con otra persona en una situación desesperada. Esta mujer había ido de médico en médico y había agotado sus recursos en busca de una cura y su condición sólo se había deteriorado. Pero cuando oyó que Jesús estaba cerca, la esperanza surgió en su corazón y esa semilla de mostaza de fe en su corazón creció. Ella pensó: “Si tocare tan solamente su manto, seré salva” (5:28).
La fe de esta mujer era tan fuerte que estaba convencida de que la bondad de Dios iba a realizar un milagro en su cuerpo. Era una fe concreta, sólida como una roca, del tipo que cree en Dios por los milagros basados en su bondad.
¿Todavía crees que Jesús puede? ¿Crees que lo hará? No importa cuál sea tu prueba, no importa cuán lejos parezca la esperanza, él está listo para intervenir. Pídele que te infunda fe hoy.
Gary Wilkerson