“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).
Isaías está hablando aquí de un maravilloso príncipe de paz que viene a gobernar un reino formado por un pueblo totalmente sometido a la autoridad suprema del príncipe. Y el príncipe mismo proporcionaría consejos amorosos a aquellos sobre los que gobernara, guiando y dirigiendo sus vidas. Por supuesto, el príncipe del que habla Isaías es Cristo. Por cierto, su reino ha llegado, al existir en los corazones de su pueblo. Y el gobierno de toda la creación descansa sobre los hombros de nuestro maravilloso Salvador.
Isaías agrega: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite” (9:7). Desde ahora hasta el fin de los tiempos, Jesús gobernará su reino con orden divino. Ahora, si Cristo reina como la autoridad suprema sobre su reino y nosotros somos sus súbditos, entonces nuestras vidas deben ser gobernadas por él. ¿Qué significa exactamente para nosotros ser gobernados por Jesús? Gobernar significa “guiar, dirigir, controlar todas las acciones y el comportamiento de quienes están bajo autoridad·. En resumen, se le debe permitir a Jesús controlar todo lo que hacemos. Él debe guiar y dirigir nuestras vidas diariamente, incluyendo cada pensamiento, palabra y obra.
Jesús gobierna con supremacía en su propio reino, el que ha establecido en los corazones de su pueblo. Él dijo: “He aquí el reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17:21). Y es dentro de este reino, este ámbito de nuestros corazones, donde Cristo gobierna supremamente sobre su pueblo, guiándonos, sanándonos, gobernando nuestras acciones y comportamiento.
¿Puedes decir honestamente que día tras día, el gobierno de Jesús sobre ti está aumentando? ¿Estás trayendo tu comportamiento cada vez más bajo su autoridad? Permite que tu rey, Jesús, gobierne tu vida a través de su Palabra; y entonces serás bendecido. De hecho, ¡tu vida estará llena de gozo!
DAVID WILKERSON