(Colosenses
3:2).
Sin embargo, en comparación con todas las estrategias y maniobras que los no
creyentes emplean para asegurarse su futuro en este mundo, << los hijos
de luz>> muestran una clara falta de sabiduría.
Considere
lo absurdo que es esto. Las personas que se preparan para la jubilación tienen
probablemente (a lo sumo) tres décadas para planificar, y por lo general, menos
tiempo. La vida es corta y << el mundo pasa, y sus deseos>> (1 Juan 2:17). Sin embargo, <<
los hijos de este mundo>> Harán cualquier cosa con tal de obtener alguna
ventaja para sus últimos años de vida. La mundanalidad y la falta de escrúpulos
de ellos no son lo que Jesús elogia, sino su ingenio sagaz. Seguramente los
<>, unidos por la eternidad, deberían ser más
activos. Más celosos, mas consientes y más sabios acerca de aprovechar bien el
tiempo en prepararse para el futuro y hacer tesoros en el cielo.
A
partir de ese momento, Jesús hace tres exhortaciones practicas en la relación
con la actitud del creyente hacia << las riquezas injustas >>, es
decir, el dinero. Perfila para sus discípulos como su perspectiva acerca del
dinero debía dar forma a sus pensamientos y comportamientos hacia los demás,
hacia uno mismo y hacia Dios (en ese orden). Estos son los puntos clave de
sabiduría que Jesús extrae de su parábola sobre el administrador injusto.
Lección 1: El dinero es un recurso
para ser utilizado en bien de los demás
Inmediatamente
después de elogiar la astucia de los hijos de este mundo por su ingenio con visión
de futuro, Jesús añade este consejo para sus discípulos: << Y yo os digo:
Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando estas falten,
os reciban en las moradas eternas>> (Lucas
16:9). Utilice su dinero para hacer amigos, no terrenales, sino amigos que
le darán la bienvenida en su hogar eterno. En otras palabras, ser generoso con
el pueblo de Dios. Ponga su dinero a trabajar para los demás; ayude a los
verdaderamente necesitados entre el pueblo de Dios << y tendrás tesoros
en el cielo >> (Mateo 19:21).
Recuerde las palabras de Jesucristo en Mateo 25:35-40: <> (énfasis añadido).
Esto
también subraya nuestro deber de utilizar nuestro dinero para apoyar el
ministerio del evangelio. ¿Habrá personas en la gloria cuando usted llegue con
ganas de abrazarte, porque mediante su inversión en el ministerio del evangelio
y en la extensión del reino oyeron, creyeron y recibieron la vida eterna en
Cristo? Esto es lo que evoca la exhortación de Cristo.
El
mayordomo infiel era liberal con el dinero de su amo de una manera poco ética.
Sus acciones, aunque injustas, sin embargo, le ganaron amigos y le aseguraron
su futuro. Jesús les recuerda a sus discípulos que nosotros también somos
administradores. A diferencia del administrador injusto, tenemos la
autorización explícita de nuestro Señor, es decir, estamos bajo órdenes
expresas, de ser generosos con los recursos del maestro a fin de hacer amigos
para la eternidad.
El
Señor está presentando un argumento simple de menor a mayor. Esta era una forma
típica de la enseñanza rabínica. El asunto es que si un intrigante, deshonesto
y réprobo administrador terrenal puede utilizar su posición y hacer amigos para
un breve y temporal futuro, ¿Cuánto más debemos húsar los recursos de nuestro
Maestro para hacer amigos para toda la eternidad? Esta es una manera clave en
que Jesús quiere que seamos << prudentes como serpientes, y sencillos
como palomas >> (Mateo 10:16).
Mammon es la palabra aramea para <> . Jesus se refiere
al dinero como << las riquezas
injustas >>, porque las riquezas terrenales pertenecen a este mundo caído
y transitorio. Un día, toda la riqueza terrenal será quemada. << Las
riquezas no duran para siempre >> (Proverbios
27:24). << La apariencia de este mundo se pasa >> ( 1 Corintios 7:31). << El fin de
todas las cosas se acerca >> ( 1
Pedro 4:7). << Los cielos pasaran con grande estruendo, y los
elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay
serán quemadas >> ( 2 Pedro 3:10).
A
esta cesación se refiere Lucas 16:9.
La traducción correcta no es << cuando faltareis >> (rva), sino
<< cuando estas falten >>: << Ganad amigos por medio
de las riquezas injustas, para cuando estas [las riquezas injustas] falten, os reciban
[los amigos] en las moradas eternas
>>. La implicación clara es que el deber de cada creyente es invertir las
riquezas temporales injustas en una empresa que produzca algo mayor, algo de
eterno valor, poniendo nuestro dinero a trabajar a favor del pueblo de Dios, y
especialmente en la difusión de la verdad del evangelio. Las relaciones
obtenidas mediante estas inversiones enriquecerán el cielo por toda la
eternidad. Ninguna otra cosa que hagamos con nuestro dinero durara para
siempre.
Jesús
quiere que sus discípulos piensen en esos términos. La acumulación personal sin
fin es pecaminosa y derrochadora, y nos roba de la bendición eterna. De al
Señor << y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán
en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a
medir >> (Lucas 6:38). El final cumplimiento de esta
promesa es un tesoro eterno en el cielo (Mateo
6:19-20). << Porque donde este vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón >> (v.21)
Lección 2: Todo lo que tenemos
pertenece a Dios y siempre debemos pensar de nosotros mismos como mayordomos.
La primera exhortación de Jesús puso de
relieve las necesidades de los demás.
La segunda es un estimulo a examinarnos a nosotros
mismos. Es un eco de una de las lecciones que hemos visto en la parábola de
los talentos, a saber, que el creyente que recibe poco es responsable en última
instancia ante Dios, de igual manera que la persona a la que se le da mucho.
Ambos rendirán cuentas de lo que hicieron con los recursos que se les dio. De hecho,
el carácter verdadero se ve en la forma que una persona se encarga de las cosas
pequeñas. << El que es fiel en lo muy poco, también en lo mas es fiel; y
el que en lo muy poco es injusto, también en lo mas es injusto >> (Lucas 16:10).
He escuchado a personas decir:
<< Si tuviera más, daría más >>. No, no lo haría. Las personas
verdaderamente fieles son generosas debido a su carácter, no por sus
circunstancias. La viuda que tenía prácticamente nada dio todo lo que tenia.
Muchas personas que lo tienen todo no dan nada. Una persona con escasos
recursos que gasta todo lo que tiene en sí mismo no va a ser desinteresado si
de repente se convierte en rico. Tener más dinero solo exacerbara el impulso a
la indulgencia propia y agravara el juicio del mayordomo infiel.
Por lo tanto, es esencial que los
creyentes tengan una perspectiva adecuada sobre su deber como administradores,
independientemente de si tienen poco o mucho. De hecho, la declaración de Jesús
en este texto parece indicar que la mayordomía sabia se aprende mejor y se
establece un compromiso a practicarla primero en las pequeñas cosas. Es necio
desear la riqueza si no se ha sido un mayordomo fiel con lo que ya se nos ha
dado por Dios.
El verdadero asunto es que la mayordomía
encomiable no se trata de grandes sumas de dinero y regalos lujosos. Se trata
de la integridad y el carácter espiritual. Usted empleara todos los recursos de
que disponga en este momento si es capaz de ver el inmenso valor de la
inversión en la eternidad. La característica de un buen mayordomo es que
comprende todo que todo lo que tiene es un don gratuito de Dios (1 Corintios 4:7). << Mía es la
plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos >> (Hageo 2:8). << De Jehová es la
tierra y su plenitud; el mundo, y los que en el habitan >> (Salmos 24:1). El salmista reconoció
esta verdad en una oración a Dios: << La tierra está llena de tus
beneficios >> (Salmos 104:24).
Las cosas que llamamos nuestras son
en última instancia posesiones de Dios, no nuestra. No son propiedad privada
que se utilizara principalmente para nuestro beneficio personal. Son
bendiciones divinas en fideicomiso, para ser invertidas tan sabiamente como sea
posible para bien de los demás y para la gloria de Dios. Esto es cierto, ya sea
que usted tenga poco o mucho. << Porque donde esta vuestro tesoro, allí
estará también vuestro corazón >> (Lucas
12:34). Lo contrario también es cierto. Sus intereses y afectos
determinaran donde invertirá su tesoro. << Si, pues, habéis resucitado
con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde esta Cristo sentado a la diestra
de Dios >> (Colosenses 3:1).
En otras palabras, lo que hacemos
con nuestro dinero revela el verdadero estado de nuestro corazón. Por lo tanto,
<< si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿Quién os confiara lo
verdadero? >> (Lucas 16:11). Los
que no están invirtiendo en la obra de la redención están eludiendo su deber de
ser fieles mayordomos, perdiendo un momento de oportunidad y empobreciéndose a sí
mismos para la eternidad. Dios no recompensa a las personas que desperdician
sus recursos. Gastar dinero en lujos innecesarios y símbolos de estatus social;
en baratijas baratas, bagatelas y cosas sin valor; perder tiempo en diversiones
sin valor: todo esto es robarnos a nosotros mismos las verdaderas y eternas
riquezas.
El versículo 12 agrega otra denuncia penetrante: << Y si en lo
ajeno no fuisteis fieles, ¿Quién os dará lo que es vuestro?. Este es un
recordatorio del primer principio de la mayordomía: no somos dueños de nada como una posesión permanente en la actualidad.
<< Nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar
>> (1 Timoteo 6:7).
Todo lo que tenemos es para
administrar, no solo el dinero que damos a la iglesia o para obras de caridad.
Todo lo que tenemos pertenece a Dios y todo debe utilizarse para su gloria.
<< Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la
gloria de Dios >> (1 Corintios
10:31).
La ironía trágica de la indulgencia
pecaminosa propia es que es que cuando mas desperdiciemos en nosotros mismos,
mientras más cosas acumulemos en esta vida, menos tendremos atesorado en el
cielo. Las verdaderas riquezas están allí. << No mirando nosotros las
cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas >> (2 Corintios 4:18).
Lección 3: No deje que el dinero
usurpe el lugar de Dios en su corazón.
Esta historia termina con una
exhortación final. La primera de ellas (Lucas
16:9) hace hincapié en el deber de utilizar nuestros recursos terrenales
para ministrar a los demás. En los versículos 10 al 12, Jesús nos exhorto
a examinarnos a nosotros mismos. Esta
exhortación final centra nuestro corazón en Dios: <<
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amara al otro, o estimara al uno y menospreciara al otro. No podéis servir a
Dios y a las riquezas >> (v. 13).
La administración de los recursos de
Dios es una obligación permanente. No es un llamado a tiempo parcial (o incluso
una ocupación de cuarenta horas por semana). No es un deber, una vez a la
semana, del que podemos descansar poniendo el domingo una ofrenda en la
iglesia. No es una custodia informal. En términos bíblicos, un mayordomo es un
esclavo. Los creyentes son propiedad del Maestro que nos ha comprado. El tiene
el control exclusivo y absoluto sobre nosotros por derecho divino. No podemos
tener tal relación con cualquier persona o cualquier otra cosa. Ningún esclavo
puede servir a dos señores.
Jesús esta aludiendo que la manera
en que manejamos nuestra mayordomía es una importante evidencia que revela si
somos creyentes genuinos, o solo en apariencia. Los que verdaderamente
pertenecen a Dios no pueden servir al dinero y a lo material. Las personas que
derrochan todos sus recursos en cosas que no pueden durar, reinvirtiendo sus
riquezas de nuevo en << riquezas injustas >>, no son verdaderos
mayordomos del Dios vivo. Lo que hacen con su tesoro revela en realidad donde
están los corazones de ellos.
Por otro lado, si, << honra a Jehová
con tus bienes, y las primicias de todos tus frutos >> (Proverbios 3:9), usted estará
demostrando por su administración que ha repudiado a todos los otros dioses,
comenzando con << las riquezas injustas >>, el lucro deshonesto y
el amor al dinero.
No hay término medio. << No podéis
servir a Dios y a las riquezas >>.
Los jefes de los fariseos eran
ilustraciones vividas de este principio. Ellos aparentaban servir a Dios, pero
su verdadero dios era mammon. Algunos
de ellos deben haber estado caminando por allí y escuchando a escondidas
mientras Jesús contaba esta parábola a sus discípulos. Lucas nos confirma esto:
<< Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él >> (Lucas 16:14).
Jesús
entonces presento otra parábola para su beneficio. Es una historia acerca de
Lázaro y un hombre muy rico en la otra vida. Es la mas sombría e inquietante de
todas las parábolas de Jesús, y será nuestro tema en el siguiente capítulo.