“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita” (Salmos112:1-2).
Dentro de estos versículos, el Señor nos muestra la seguridad de aquellos que son piadosos. Hay una razón para caminar con Dios, una razón para leer la Biblia y orar. Dios dice que bendecirá a tus hijos, incluso si ya no están bajo tu techo. Comienza a caminar con Dios, anda tu lugar secreto de oración y haz lo que dice la Escritura; y pronto te dars cuenta de que Dios no está limitado como nosotros lo estamos.
“Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo. No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová” (112:6-7). Para aquellos que buscan al Señor, ser libres del temor será una herencia.
Aquellos que están bien con Dios no temerán lo que aparezca en las noticias mañana o suceda en el mundo que los rodea. Cuando María Magdalena y María, la madre de Jacobo, fueron a la tumba después de que Jesús fuera crucificado, acababa de ocurrir un terremoto y un ángel del Señor retiró la piedra de la entrada de la tumba. Cuando esto sucedió, la Biblia nos dice que “de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos” (Mateo 28:4).
¡Nota lo que pasó después! Las dos Marías oyeron la voz del ángel que les decía: “No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús” (28:5). Creo que lo mismo sucederá en nuestros días cuando las personas tiemblen de miedo al presenciar grandes calamidades en la tierra. Aquellos que hayan elegido seguir a Dios podrán oír y creer cuando el Señor les diga: “No temas porque yo sé que buscas a Jesús”.
Creo que cada creyente llega a un punto de decisión en el que determina ir hasta el final con Dios, una decisión que afecta el resto de su vida. Si hay pecado en tu vida, ¡deshazte de él rápidamente! En lugar de ello, toma la decisión hoy de decir: “No justificaré el mal en mi vida. Por la gracia de Dios, voy a confiar en que él me dará el poder de terminar este viaje en victoria”.
Carter Conlon