La traición es una de las experiencias más dolorosas que podemos vivir. No importa si se trata de la pareja, los amigos o de algún miembro de la familia. Y es que la pérdida de confianza que se produce cuando hay una traición hace muy difícil la reconciliación con esa persona.
De acuerdo con una investigación de la Universidad de Oregón, «las personas que sufren una traición experimentan una serie de síntomas que dañan su salud física y emocional. Estos síntomas son; depresión, ansiedad, enojo, estrés post-traumático y disociación»
Al igual que muchas personas, Jesús también sufrió la traición
La traición que Jesús sufrió fue por parte de uno de sus allegados, Judas, uno de los discípulos que había sido elegido por Él mismo, con el que inicio su ministerio y compartió tantas cosas durante tres años. ¿Te imaginas lo que significó eso para el Maestro?
Mientras él aún hablaba, se presentó una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba al frente de ellos; y se acercó hasta Jesús para besarle. Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
Lucas 22:47-48 (RVR1960).
¿Cómo enfrentó Jesús la traición que sufrió?
Superar una traición no es fácil, porque llega a afectar las diferentes áreas de nuestra vida. Esta situación delicada y dolorosa puede llegar a hundirnos durante un tiempo, pero también puede dejarnos una enseñanza valiosa para la vida.
En Juan 13:1-5, vemos cómo Jesús enfrentó la traición que sufrió, la Biblia dice: «…como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin»
Lo que hizo Jesús para enfrentar la deslealtad de su discípulo fue perdonar y amar. Jesús no condenó a Judas ni intentó vengarse de él, sino que lo amó hasta el final.
Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.
2 Timoteo 2:13 (RVR1960).
Lo que debemos hacer para enfrentar una traición.
Puede que parezca contradictorio, pero para ser libre de todo sentimiento malo que dañe tu estado de salud, la clave está en perdonar a la persona que te traicionó.
Perdonar a la persona que te lastimó no significa que tengas que volver a aceptarla en tu vida o que estés de acuerdo con su comportamiento, sino que es un acto de madurez, en el que se acepta la situación y la persona se libera de todo sentimiento malo.
Si te cuesta perdonar, habla con Dios, Él puede encargarse del dolor, el enojo, la confusión y de todas las preguntas que tengas. Cuéntale a Dios exactamente cómo te sientes, derrama tu corazón ante Él y libérate de los sentimientos que tienes.
No hay nadie mejor que Dios para entendernos, compadecerse de nosotros y ayudarnos. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no comprenda nuestro dolor, Él enfrentó todas y cada una de las situaciones que enfrentamos nosotros.
|