I.- ¿ES LA BIBLIA
SUFICIENTE?
Durante el siglo XVI en Europa,
los reformadores protestantes lucharon por el corazón del cristianismo. Una de
las cuestiones clave por las que lucharon fue la de la autoridad. ¿Quién tiene
el derecho de decirles a los cristianos lo que tienen que hacer? La Iglesia
Católica Romana afirmaba que la propia Iglesia, de acuerdo con las Escrituras y
la tradición, tenía la suprema autoridad espiritual sobre todas las personas.
Pero los Reformadores insistían en
la sola Escritura – “sólo la Escritura” – como nuestra principal, suprema y
última autoridad.[1] Esto era nada menos que una batalla sobre la autoridad y
la suficiencia de la Palabra de Dios.
Al tratar el tema de la
suficiencia, es útil mirar 2ª Timoteo 3:16, un texto clave para entender la
doctrina de la Escritura. Pablo no sólo declara, “Toda la Escritura es inspirada por Dios”, sino que añade cuatro
modificadores, a saber, que la Escritura es “útil para enseñar, para redargüir (reprender), para corregir, para instruir
en justicia”. Veamos esto.
1.- Primero, dice que las Escrituras
son provechosas para la enseñanza.
Esta es una enseñanza instructiva de cómo cada cristiano debe pensar, creer y
vivir.
¿Cómo sabemos lo que Dios desea
que creamos sobre el mundo, la humanidad, Jesucristo, el evangelio, el
gobierno, la iglesia, el matrimonio, la familia, el trabajo, el habla, el ocio,
etc.? La Biblia instruye a
cada creyente en todos los asuntos de la vida y la fe.
2.- A continuación, la Escritura es
útil para la reprensión.
Tiene que ver con la reprensión que está diseñada para provocar el
arrepentimiento y un cambio de pensamiento o acción. A menudo, operamos con
creencias erróneas o equivocadas sobre nuestras vidas. A veces estas creencias
son moldeadas por nuestros corazones pecadores; otras veces son producidas por
pura ignorancia. Cualquiera que sea la causa, la Biblia busca atacar nuestras
suposiciones erróneas, exponiéndolas como lo que son. Para usar una metáfora
bíblica, la Biblia hace brillar una luz en lugares oscuros para exponer las
cosas que están escondidas (Ef. 5:13 “Mas todas
las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas;
porque la luz es lo que manifiesta todo”).
3.- La Escritura también es provechosa
para la corrección, que
es la otra cara de la reprensión, una exhortación positiva, no sólo para
alejarse de la maldad sino para hacer lo que es correcto según la norma de
Dios.
Una cosa es disciplinar a un niño
rebelde por hacer algo malo, pero nada cambiará sin corregirlo para hacer lo
correcto. La Biblia hace ambas cosas.
4.- Por último, la Escritura es útil
para la formación en la justicia. Esta es la aplicación de la
verdad bíblica, la obediencia de la fe (Rom. 1:5 “y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la
fe en todas las naciones por amor de su nombre”).
Jesús dijo a sus seguidores en la
Gran Comisión de Mateo 28:19-20 que debían enseñar a los discípulos a obedecer
todo lo que Él había ordenado. Gran parte de la Biblia (especialmente el Nuevo
Testamento) es instructiva.
Ya sea a través de la instrucción
directa o, a través del examen de la vida de las personas, somos entrenados por
Dios a través de sus palabras para conformarnos a su justo estándar.
¿Cuál es el propósito práctico
final? Pablo continúa en 2ª Timoteo 3:17, “a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.”
La meta de leer, estudiar y
aplicar la Escritura, es que el creyente sea edificado, equipado y madurado
para toda buena obra que Dios ha preparado para que haga (Ef. 2:10 “Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas”).
En otras palabras, la Escritura es
suficiente para ministrar a cada aspecto de su vida. La Palabra de Dios puede
cambiarte. ¿Pero cómo?
II.- CÓMO LA BIBLIA TE CAMBIA
En Mateo 4, cuando Satanás tentó a
Jesús en el desierto, Jesús le respondió diciendo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios” (v. 4).
¿Qué quiso decir? Jesús estaba
señalando la Palabra que transforma el alma y la satisface (más sobre eso más
tarde). Todos los placeres del mundo pueden proporcionar sólo una comodidad
parcial y temporal, pero la Palabra de Dios regenera, ilumina, congracia y
motiva.
Veamos brevemente algunas formas
en que las Escrituras pueden cambiarle y satisfacerle.
1.- Cambia Tu Espíritu (Regeneración)
La Biblia afirma exclusivamente
que es el medio por el cual las personas se salvan a través del mensaje del
evangelio.
Leemos: “Así que la fe es por el oír, y el oir, por la palabra de Dios” (Rom.
10:17). Entendemos que no nos salvamos haciendo obras, sino escuchando y
creyendo el evangelio por la fe (Gal. 3:2 “Esto solo
quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o
por el oír con fe?).
Pero, ¿qué es el evangelio? El
evangelio es la buena noticia de la muerte, sepultura y resurrección de
Jesucristo. La buena noticia es que, debido a la obra de sacrificio de Jesús,
podemos ser perdonados de nuestros pecados, reconciliados con Dios, y llevados
al reino de los cielos.
Efesios 1:13 nos
afirma que, ” habiendo oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis
[somos] sellados con el Espíritu Santo de la promesa”” El Espíritu regenera
nuestras almas; “nacemos de nuevo” (Juan
3:3-8), se nos da una nueva vida en Jesucristo.
El mensaje del evangelio en las
Escrituras, lleva consigo el poder de dar nueva vida espiritual a los que creen
(Rom. 1:16). Para una persona que aún no ha sido salvada, la lectura de la
Biblia, puede llevarla de la muerte a la vida a través del evangelio de
Jesucristo.
2.- Cambia Tu Mente
(Conocimiento)
Según Proverbios 2:6, “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca
viene el conocimiento y la inteligencia”. La Biblia es clara en cuanto a
que, el verdadero conocimiento, viene de Dios.
El apóstol Pablo oró para que los
creyentes en Colosas “seáis llenos del
conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,” (Col.
1:9).
En resumen, el Señor desea que lo
conozcamos, y el estudio de la Biblia es la principal forma de llegar a
conocerlo. (Fil.3:10 “a fin de
conocerle”.)
Además, la Palabra de Dios no sólo
proporciona conocimiento y sabiduría, sino que también tiene el poder de
renovar y cambiar tu mente (Rom. 12:1-2).
Al estudiar la Biblia, aprendemos
a pensar los pensamientos de Dios después de Él. En otras palabras, aprendemos
a pensar en categorías bíblicas.
Incluso el creyente más infantil
puede leer la Biblia y recibir sabiduría y entendimiento del Señor (Sal.
119:130). Y mientras que nuestras mentes pecaminosas, se fijarán finalmente en
cosas triviales y malvadas, una mente bíblicamente informada y llena del
Espíritu se fijará en la vida y la paz (Rom. 8:6 “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu
es vida y paz”).
¿Quieres una mente cambiada, una
mente que se renueve con las cosas de Dios? Lea su Biblia.
3.- Cambia Tus Emociones (Afectos)
La Palabra de Dios no sólo puede
regenerar tu alma y alterar tu forma de pensar, sino que también puede cambiar
tu forma de sentir.
Somos criaturas emocionales, y
aunque no queremos contemplar nuestras emociones, una relación creciente con
Dios ciertamente afectará la forma en que nos sentimos. Una de las expresiones
más comunes de emoción, ligada al conocimiento de Dios, es el gozo. David exclamó: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es
ella mi meditación” (Salmo 119:97).
Jeremías declaró: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí;
y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se
invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.” (Jer. 15:16).
Después de aprender las Escrituras
de Jesús en el camino de Emaús, los dos discípulos se dijeron el uno al otro:
“¿No ardía nuestro corazón dentro de
nosotros mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”
(Lucas 24:32).
Por supuesto, aprender la Biblia
también puede producir sentimientos de tristeza, especialmente por el pecado. Leemos en Hebreos
4:12 que “Porque la palabra de Dios es
viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta
partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón”.
Cuando esto sucede y el pecado es
expuesto, la Palabra produce una pena piadosa. Por ejemplo, cuando la multitud
incrédula escuchó el evangelio en el sermón de Pedro, Hechos 2:37 dice que “compungidos de corazón,” estaban tristes
y anhelaban el perdón.
Estudiar la Biblia no debería
producir menos en nosotros. Pero los cambios no deberían detenerse en nuestras
emociones.
4.- Cambia Tu Voluntad (Voluntad)
Una vez que hemos recibido nueva
vida en Jesucristo, hemos tenido nuestras mentes iluminadas a las cosas de
Dios, y hemos sido afectados emocionalmente, estamos obligados a actuar.
La Biblia exhorta a los Cristianos
a la acción piadosa. El Señor desea que nos conformemos a la imagen de Cristo (Rom.
8:29). Debemos ser santificados.
De hecho, Jesús oró al Padre para que “los
santifique en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
¿Qué significa ser santificado?
Significa que somos limpiados espiritualmente, presentados a Cristo como
santos, apartados e irreprensibles ante Él (Ef. 5:26-27).
En otras palabras, nuestras vidas
deben ser cambiadas por lo que sabemos de Dios. De hecho, Pablo nos dice que
tener nuestras mentes renovadas por la Palabra de Dios, produce un estilo de
vida de adoración (Rom. 12:1-2).
Pensamos, hablamos y actuamos de
maneras que dan fruto espiritual, y por lo tanto, agradan a Dios (Col. 1:10).
No sólo debemos conocer las respuestas
correctas sobre Dios; Él desea que le obedezcamos con nuestras vidas. Jesús
dijo: “Si me amáis, guardaréis mis
mandamientos” (Juan 14:15). Conocer la Biblia debería llevarnos, en última
instancia a una mayor obediencia al Señor en todas las cosas.
En resumen, la Biblia es poderosa
y capaz de cambiar tu vida de adentro hacia afuera. Dios no da ningún otro
medio para llevar a cabo tal tarea.
El Espíritu de Dios, que está
trabajando en los corazones de los cristianos, usa la Palabra de Dios para
transformarlos en personas como Cristo. Y así, descuidar la disciplina de la
lectura y el estudio de la Biblia, es eliminar la fuente misma de alimento
espiritual que necesitas para vivir una vida cristiana. Pero si eres como yo y
has experimentado la frustración de no saber cómo o por dónde empezar, oro para que este
libro te anime e instruya.
Ahora, si te das cuenta de que no
eres cristiano, ¡me alegro mucho de que hayas tomado este libro! Es mi mayor
esperanza que veas tu necesidad del Salvador, que te alejes de tus pecados y
que confíes en Jesucristo hoy. ¡Nada
en el mundo es más importante que eso!
Pero si eres cristiano,
y aun así estás luchando por leer y entender tu Biblia, este libro fue escrito
para ti.
Es un libro sobre cómo no sólo
leer, sino que realmente el deleitarse con las Escrituras.
Mi esperanza es que aprendas a
comerte tu Biblia.
Nathan Pickowicz