En las Escrituras, Dios nos revela su naturaleza a través de sus nombres. En Génesis se revela a sí mismo como Elohim, el Creador trascendente digno de recibir adoración. En Isaías, se revela a sí mismo como Emanuel, Dios con nosotros, demostrando su gran amor por nosotros al inclinarse y encontrarse con nosotros.
Cuando Dios le pidió a Moisés que sacara a su pueblo de la esclavitud, le dio una nueva revelación de uno de sus nombres para equiparlo y fortalecerlo. “Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY” (Éxodo 3:13-14).
No importa a lo que te enfrentes, no importa lo que estés enfrentando en tu vida en este momento, Dios es el Yo Soy. Él no es el ‘Yo Fui Antes’ o tal vez el ‘Algún dia lo seré’. No, él es tu Señor, tu Dios, tu Yo Soy, ahora. Las Escrituras siempre se refieren a Dios en el presente porque tenemos ayeres y mañana, pero Dios no tiene ayer ni mañana. Dios es siempre el Dios ahora, el Padre siempre presente.
El Salmo 86:11 dice: “Enséñame tus caminos, oh Señor, y caminaré en la verdad y uniré mi corazón para honrar tu nombre”. ¡Qué oración ésta, que dice: “Señor, lleva mi corazón a un lugar en el que nunca viva en vano. Quiero que mi vida santifique tu nombre. Quiero que mi testimonio, mis palabras santifiquen tu nombre. Quiero que la verdad, el gozo, mi veracidad y mi carácter santifiquen tu nombre. Que tu nombre sea santificado en mi vida”!
Jesús el Mesías es nuestra esperanza, nuestra paz, nuestro gozo inefable y lleno de gloria. Él es nuestra roca y nuestro profeta, nuestro sumo sacerdote y nuestro redentor, el Hijo del Hombre, el Hijo del Dios Altísimo. Recibe la paz de Dios hoy; ¡sé libre de la ansiedad, libre del temor y adora el poderoso nombre de Jesús!
Claude Houde