No llamas a un amigo porque no quieres molestar.
No realizas determinada pregunta porque piensas que puedes molestar.
No pides ayuda porque temes molestar.
No te acercas a alguien en una reunión porque supones que vas a molestar.
¿Te pusiste a considerar la cantidad de veces que se te dispara este tipo de creencias?
¿Cómo llegaste a desarrollar este patrón de pensamiento?
Quizá fue porque te enseñaron a “no molestar” a papá porque llegaba cansado del trabajo.
Quizá colaboró el hecho de recibir algún desprecio entre tus compañeros del colegio. El alejamiento de parte de ellos te invitó a considerarte como una “molestia”.
Alguna que otra vez percibiste que estabas aburriendo a los demás y te sentiste un “molesto”.
¿Será cierto lo que supones?
No sé si siempre será cierto.
Pudiste haber resultado molesto para el otro, es cierto.
Hay padres que viven fastidiados y molestos. Si fuiste hijo de un padre así, pudiste haberlo molestado. En realidad, había muchas pero muchas cosas que le molestaban. Quizá estuviera molesto con él mismo. Por lo tanto, no eras tú “un molesto”. Sentirse molestado era un problema de tu padre.
Pudiste haber aburrido a alguien. ¡Bienvenido al club! Existen personas que se aburren contigo. Quizá tú también te aburras con alguien. No puedes resultarle interesante a toda la gente. Cuando aprendes esta lección, aprendes a acortar conversaciones forzadas y te propones conocer a otras personas con las que fluya una mutua edificación.
También puedes estar pasando por una etapa donde te las ingenias para resultar molesto. Les cuentas a los demás con lujos de detalles tus “achaques” y todo lo que te dicen los médicos. Repites hasta el hartazgo tus dramas. Aquí sí no te tengas dudas: ¡estás molestando! Aún así no significa que tengas que seguir siendo una molestia. Simplemente cambia de actitud. Piensa que tus amigos no siempre tendrán el deseo de escuchar todos tus problemas.
¿Qué pretendo expresar en esta breve reflexión, entonces?
- Que le hayas resultado molesto a alguien, no significa que seas una molestia para la humanidad
- No tienes por qué esforzarte por caerle bien a todos. Alguien se aburrirá contigo. Y tú te aburrirás con alguien
- ¿Por qué no cambiar la perspectiva y considerar que puedes ser bien recibido en lugar de pensar que producirás rechazo?
- Tu sentido de misión hacia los demás sería saludable que esté por encima de tu imagen personal. Hay demasiada necesidad a tu alrededor como para inhibir nuestra vida social considerando que podremos molestar a alguien.
Dios te creó y Él no crea seres molestos e insignificantes. Que nadie te convenza que eres una molestia. Valora lo que eres independientemente de la simpatía o antipatía de turno. Saca a relucir todo ese encanto y atractivo que ya hay en ti. Bueno, te dejo porque no quiero seguir molestándote…
Gustavo Bedrossian