¿Ocultamos?
¿Nos disfrazamos?
¿Buscamos distraernos?
Daniel Goleman, reconocido escritor y conferencista estadounidense, realiza esta afirmación en su libro El punto Ciego: Lo único que puede librarnos del poder hipnótico del autoengaño es el valor para buscar y afirmar la verdad.
En esta publicación, Goleman explica cómo utilizamos nuestra atención en búsqueda de la seguridad y la comodidad, esquivando la información que nos pueda resultar amenazante, angustiosa e incierta.
El fenómeno lo veo a diario con múltiples manifestaciones. Veamos algunos ejemplos:
- Familias que construyen mentiras para sostener un relato donde se omiten los elementos perturbadores.
- Individuos que durante años mantuvieron fuera de su consciencia recuerdos traumáticos.
- Líderes autoritarios que definen como “ataque” cualquier comentario que intente aportar un matiz diferente en la lectura de la realidad.
- Descuidos en la salud de importante magnitud sin un registro del grave riesgo que se va multiplicando.
Así como un marco puede encuadrar una obra artística, la atención le pone un marco a nuestra experiencia. Nos volveríamos locos si no pudiéramos filtrar y seleccionar entre los infinitos estímulos que nos rodean. Como decía William James: Mi experiencia es aquello a lo que estoy dispuesto a prestarle atención.
Ahora bien, si esa selección siempre apunta a evitar aquello doloroso o embarazoso de mi vida, no tengo posibilidad de crecimiento. Y, como muy bien describe Goleman en cuanto a la evitación, apelamos a dos recursos, sea en lo personal o en lo grupal:
- Negar el hecho. Hacer de cuenta que no sucedió lo que sucedió.
- O le cambiamos el significado, buscando darle términos o explicaciones más amigables y menos amenazantes.
¿Volvemos a la frase inicial?
Lo único que puede librarnos del poder hipnótico del autoengaño es el valor para buscar y afirmar la verdad.
Aunque la verdad hoy pueda llegar a generar incomodidad, nos genere nuevos inconvenientes, y nos desarme toda nuestra estructura, vamos por ella. No nos hagamos los distraídos. Y, en el plano espiritual, nunca olvidemos que cuando Dios nos quiere confrontar con la Verdad, está operando allí con su Infinita Gracia.
GUSTAVO BEDROSSIAN