A medida que nos acercamos a finales de 2020 podemos decir, con certeza, que han sido doce
meses difíciles. Justo cuando la carrera política por la presidencia de los
Estados Unidos se estaba calentando para las elecciones de noviembre, COVID-19
fue presentado al mundo. En pocas semanas se extendió desde China a todo el
mundo.
Justo la semana pasada, mi hijo fue diagnosticado
con COVID-19. En el transcurso de una semana, 4 de los 6 miembros de nuestra
familia lo contrajeron, incluyendo a mi esposa y a mí.
Los niños se recuperaron rápidamente, pero, a Kari
y a mí, nos ha llevado un tiempo recuperarnos. Incluso esta mañana, mi cuerpo
sigue experimentando fatiga y todavía no he recuperado mis sentidos del olfato
y el gusto. El caso de mi esposa, fue mucho peor que el de cualquiera de
nosotros y, ayer mismo, le subió la fiebre y pudo salir de la cama por primera
vez en varios días.
A lo largo de todo este año, hemos visto al
COVID-19 impactar a nuestro país (EE.UU.) de muchas formas diferentes. Ha
habido un exceso de alcance del gobierno y abuso de poder, la pérdida de
empleos, el deterioro de la salud mental, y un gran temor y pánico al ver morir
a amigos, compañeros de trabajo, familiares y vecinos.
Mientras vemos al mundo responder al COVID-19 por
miedo, ¿cómo debería responder la Iglesia de Jesucristo?
Recuerde Que
Vivimos En Un Mundo Donde La Gente Muere
Hay mucho debate sobre el cómo y
el por qué del COVID-19, pero, tengamos la certeza de
una cosa, sea lo que sea y como sea que nos haya llegado, es una verdadera
enfermedad que mata a la gente.
Sin embargo, debemos mirar la vida, a través de un lente
bíblico adecuado. Según Rom. 5:12, cuando Adán y Eva pecaron, la
muerte entró en el mundo. Vivimos en un mundo que está enfermo y está lleno de
varios tipos de enfermedades que llevan a la muerte.
Según la Organización Mundial de la
Salud, las diez principales causas de muerte son las
siguientes:
1. Enfermedad del corazón
2. Derrame mental
3. Enfermedad pulmonar obstructiva
crónica
4. Infecciones respiratorias
inferiores
5. Condiciones neonatales
6. Cánceres de tráquea,
bronquios, pulmón
7. Enfermedad de Alzheimer y
otras demencias
8. Enfermedades diarreicas
9. Diabetes Mellitus
10. Enfermedades
de los riñones
El hecho es que, todos vamos a morir.
Hay muchas enfermedades diferentes que pueden
causar la muerte, incluyendo la gripe común, que es bastante mortal. En el
invierno de 2017-2018, unas 80.000 personas murieron de gripe. Ahora, con
COVID-19 y la politización de la pandemia por los políticos, el miedo se ha
apoderado de muchos.
Según 2ª Timoteo 1:7, (“Porque no nos
ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”) el cristiano no debe entregarse a un “espíritu de miedo.” Pablo estaba
amonestando a su joven discípulo que, a menudo, era tímido y temeroso de
liderar a través de las dificultades.
En nuestro caso, debemos reconocer lo mismo
respecto a la vida cristiana. Dios no nos ha llamado a ser atrapados por el miedo
y a desarrollar una visión desequilibrada de la vida, como resultado del
COVID-19.
Recuerde Que
Servimos A Un Dios Soberano
Mientras el mundo entero observaba la primera
vacuna administrada ayer en América, muchas personas tienen la esperanza de que,
esta vacuna, ponga fin a esta temporada de oscuridad.
Independientemente de sus posturas sobre las
vacunas, nosotros, como cristianos, ponemos nuestra confianza en nuestro
Dios soberano que gobierna sobre la vida, la muerte, la enfermedad, las
vacunas, y todo lo que se ve y no se ve al acecho en nuestro mundo.
-
Dios ha fijado el día en que moriremos (Hebreos
9:27 “Y de la manera que está
establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el
juicio").
·
Dios ha
determinado la duración de nuestros días (Job 14:1-6 “El hombre nacido de mujer, corto de días, y
hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra
y no permanece.
¿Sobre éste
abres tus ojos, y me traes a juicio contigo? ¿Quién hará limpio a lo inmundo?
Nadie.
Ciertamente
sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; le
pusiste límites de los cuales no pasará.
Si tú lo
abandonares, él dejará de ser; entre tanto deseará, como el jornalero, su
día”.)
·
Dios desea que
contemos nuestros días (Salmo 90:12 “Enséñanos
de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”).
Debemos evitar que nos trague el miedo. ¿Por qué el
libro de Job tiene tantas referencias al miedo?
Considere cómo comienza el libro: Job es despojado
de todo lo que tenía valor en su vida, incluyendo sus propios hijos. Lo único
que le quedó fue su propia vida. Sin embargo, eligió temer a Dios en vez de a
la muerte y a las inciertas circunstancias de esta vida.
Nunca sabemos lo que un día nos puede traer, pero
no debemos vivir en modo de retiro en este mundo de oscuridad. Debemos seguir
adelante como luces en un mundo oscuro, personas que eligen la fe en lugar del
miedo y aquellos cuya confianza es su temor a Dios (Job 4:6 “¿No es tu temor a Dios tu confianza”).
La fe en Dios no significa que ignoremos la
sabiduría. Cuando ponemos nuestra fe y confianza en el Señor, lo hacemos con la
confianza de que Él gobierna sobre la salida y la puesta del sol.
Podemos lavarnos las manos, ejercitar la sabiduría
y vivir la vida con la confianza de que nuestro Señor, reina.
Recuerde
Servir Y Adorar A Dios
Estamos viendo el impacto masivo que el COVID-19 ha
tenido en nuestro mundo. El gobierno ha intervenido y ha cerrado negocios,
escuelas, e incluso ha intentado cerrar iglesias locales como resultado del
COVID-19.
Hemos visto desarrollarse nuevas directrices que
dividen lo esencial de
lo no esencial. A medida
que nuestro mundo continúa resolviendo cuándo es seguro ir al teatro o sentarse
en las gradas para un partido de fútbol, los cristianos deben permanecer firmes
en cuanto a la naturaleza esencial de la iglesia local.
Hay un giro liberal en las noticias, que busca
etiquetar consistentemente a la iglesia como insegura. Algunos cristianos
han vuelto al trabajo y a otras funciones normales de la vida, pero se niegan a
reunirse para ir a la iglesia.
He tenido tres vecinos que contrajeron COVID-19,
uno de los cuales ha muerto y otro está actualmente en estado crítico luchando
por su vida. Uno de los vecinos tiene 90 años y sobrevivió. Su yerno es otro de
nuestros vecinos y, aunque es mucho más joven, murió. Tengo otro vecino llamado
Lewis que es mi vecino inmediato y está actualmente en condición crítica como
resultado del COVID-19. Sin embargo, ninguno de mis vecinos contrajo COVID-19
de la iglesia.
Durante este año calendario, he viajado mucho.
Mucho más de lo que pensaba. He predicado en Los Ángeles en la Master’s
University, en una conferencia en Recife, Brasil, en una conferencia en
Florida, y mi familia también se tomó unas vacaciones donde viajamos fuera del
estado. En todas esas circunstancias, era mucho más probable contraer COVID-19
que asistir a la iglesia.
A medida que la gente se aleja de la iglesia y
la trata como no esencial, puede tener un impacto dramático en su condición
espiritual. Mientras que las amistades se verán obstaculizadas, la vida normal
de la iglesia local y la forma en que funcionamos, como un pueblo unido tanto
para el servicio como para la adoración, se ve obstaculizada.
Considere lo que sucede cuando los cristianos se
retiran de su iglesia local:
1. Los dones espirituales no se ejercen.
2. No se reciben los medios ordinarios de gracia
(es decir, la Cena del Señor).
3. Se obstaculizan las amistades.
4. La adoración se ve afectada.
5. El pecado siempre está agazapado en la puerta.
6. Abrir la puerta para la depresión y el miedo.
Según un artículo del USA Today que cita un estudio de salud mental, "Los bloqueos del
Coronavirus estaban destinados a proteger nuestra salud física. Las nuevas
investigaciones muestran que pueden ser bastante perjudiciales para nuestra
salud mental".
Según la reciente encuesta Gallup, mientras el estado de la salud mental de los americanos está en el
punto más bajo en dos décadas, los asistentes frecuentes a la iglesia han
demostrado ser más estables que otros.
¿Por qué citar tales estudios de investigación?
Simplemente confirma lo que nosotros, como cristianos, ya sabemos. La
iglesia no es un aditivo opcional en nuestras vidas. Necesitamos la iglesia y
necesitamos adorar a Dios como un pueblo unido.
Mientras avanzamos en esta temporada de oscuridad,
quiero instar a mis compañeros cristianos a mantenerse enfocados en el Señor y
permitirle ser su fuerza.
Mi mente se remonta constantemente al ejemplo de Martín Lutero que se negó a correr por
su vida cuando la Peste Negra reapareció en Europa.
En cambio, se quedó y abrió su casa como un
hospital para sus amigos, estudiantes y miembros de la iglesia. Escribía estas palabras
que cantamos hasta el día de hoy:
Y si demonios mil están
Prontos a devorarnos
No temeremos, porque Dios
Sabrá cómo ampararnos.
¡Que muestre su vigor
Satán, y su furor!
Dañarnos no podrá,
Pues condenado es ya
Por la Palabra Santa.
Amado cristiano: ¡sé fuerte en el Señor!
JOSH BUICE