«No
consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo
siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o
achicarlo un poco —comenta el prolífico escritor uruguayo Eduardo Galeano—.
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los
colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos
y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros
nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar
todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente
a los desechables! Sí, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar.
¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables!...
»Es
que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente
heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de
loza....
»[En
cambio, ahora] todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos
más y más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los
últimos cuarenta años que en toda la historia de la humanidad.
»...
No es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el “guarde y guarde que
alguna vez puede servir para algo”, pasarse al “compre y bote que ya se viene
el modelo nuevo”. Hay que cambiar el auto cada tres años como máximo, porque
si no, eres un arruinado.... [aunque el que tengas] esté en buen estado. ¡Y
hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!...
»Ahora
mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez
por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y
hasta la dirección real.
»Y
a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma
casa y el mismo nombre.... Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo
que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir....
»Me
muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que
preservábamos.... ¡No lo voy a hacer! Me muero por decir que hoy no sólo los
electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la
amistad son descartables....
»...
No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a
fallar en sus funciones, [o] que los cónyuges se cambian por modelos más
nuevos....
»Esto
sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si
mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la
“bruja” como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna
función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y
corro el riesgo de que la “bruja” me gane de mano y sea yo el entregado.»1
Lo
cierto es que, en este simpático artículo, Galeano da a entender que en su
vida no ha hecho más que llevar a la práctica los refranes que dicen: «Por lo
que hoy tiras, mañana suspiras»; así que: «Ten y retén, y vivirás bien».2 Y a nosotros no
nos queda más que decir: «Gracias, don Eduardo, por abogar por los votos
nupciales de permanecer con el cónyuge hasta que la muerte los separe, tal
como dispuso Dios cuando estableció el matrimonio.3 Y gracias por
expresar algo que confirma por qué el objetivo de Un Mensaje a la Conciencia
es despertar la conciencia del pueblo hispano a fin de rescatar los valores
morales y espirituales de nuestra sociedad.
|