La mayoría de los cristianos saben lo que dice la Biblia sobre el gran amor de Dios por sus hijos, pero muchos nunca han aprendido a apropiarse de ese amor, incluso después de años de caminar fielmente con Jesús. Hay siervos dedicados de Dios que nunca han disfrutado de la gloriosa experiencia y los beneficios de conocer el amor del Padre, y nada entristece más el corazón de Dios.
Dios se describió a sí mismo a Moisés de esta manera: “¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado” (Éxodo 34:6-7).
Dios quería que Moisés supiera que él era misericordioso, bondadoso, paciente y perdonador. Se nos ha enseñado mucho sobre estos atributos; de hecho, de principio a fin, la Biblia habla del amoroso y tierno corazón del Padre hacia nosotros. Pero cuando estamos atrapados en medio de pruebas y tribulaciones, a menudo olvidamos lo que Dios ha dicho sobre sí mismo.
La Escritura dice del Señor una y otra vez:
- Él está dispuesto a perdonar en todo momento. “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan” (Salmo 86:5).
- Él es paciente con nosotros, lleno de ternura y misericordia. “Sus misericordias sobre todas sus obras” (Salmos 145:9). “Muchas son tus misericordias, oh Jehová” (Salmos 119:156). “El Señor es muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5:11)
- Él es lento para la ira y la cólera. “Clemente y misericordioso es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia” (Salmos 103:8). “Convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia” (Joel 2:13).
El Señor quiere que nos acerquemos a él plenamente convencidos de que nos ama. Y quiere que sepamos que él es todo lo que él dice ser. Por esta razón, Satanás intentará hacernos creer una mentira sobre nuestro Padre. Si has sido adoptado en la familia de Dios a través de Cristo, debes saber lo especial que eres para él. Eres el destinatario del amor especial del Padre hacia sus hijos.
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable… ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia” (1 Pedro 2:9-10).
David Wilkerson