Se adivina el otoño
en las tristes miradas de los árboles,
en el alma dormida de las flores,
en la sombra sonora de la tarde,
en los niños ausentes,
en el silencio de los pájaros,
en la soledad de las calles,
en los abrazos rotos
por el filo distante de la ausencia,
en ti, que me preguntas
por esa luz callada del paisaje
... y en el amor, que hoy vuelve
a llenar de caricias nuestra noche.