1. Vitaminas del grupo B,
como la tiamina o la vitamina B1,
que influye en los mecanismos de
transmisión nerviosa,
(presente en la levadura,
carne de cerdo, legumbres secas,
pan integral,
yema de huevo, harina de maíz,
cacahuetes y nueces);
la niacina; la piridoxina o vitamina B6
(presente en la levadura,
harina integral, huevos, hígado,
pescado, carne con nervio,
semillas de cacahuete,
de soja, patatas, espinacas y legumbres);
la vitamina B12
(presente en hígado, riñones, pescados, huevos y quesos fermentados);
y el ácido fólico (presente en los copos
de maíz, las espinacas y verduras
de hoja verde, hígado, plátanos, almendras, cacahuetes naranjas,
tomates, leche,
huevos, patatas y albaricoques).
2. Vitamina E,
presente en aceite de semillas
(maíz y girasol), espinacas,
lechuga, hojas verdes
en general y yema de huevo.
3. Vitamina C:
bajo tensión emocional
se segrega más adrenalina,
que consume gran cantidad
de vitamina C, presente
en las naranjas, limones,
mandarinas,
tomates, berzas, pimientos,
patatas, perejil, nabos,
espinacas, fresas y melones.
4. Determinadas sales minerales,
como el potasio (presente en los dátiles,
kiwis, plátanos, manzanas,
ciruelas, pomelos…);
el magnesio, denominado
por muchos expertos el mineral
antiestrés,
ya que ha demostrado ser un
tranquilizante natural
que relaja
los músculos esqueléticos
y actúa positivamente
sobre la transmisión nerviosa.
Previene la ansiedad,
las fobias, los tics y el insomnio
por lo que está recomendado
en tratamientos contra la depresión
y el estrés.
El magnesio está presente
en los albaricoques, dátiles,
frutos secos, higos, espinacas,
remolacha, cardos, perejil);
y el zinc (presente en apio,
espárragos, borrajas, higos,
patatas, berenjenas,
melocotones, ostras…).
5. Oligoelementos
como el litio (presente en cereales
integrales, alfalfa, legumbres,
patatas, nabos, tomates,
pimientos, fresas y frambuesas);
el silicio (presente en cereales
integrales, levadura de cerveza,
cola de caballo, maíz, calabaza
y sandí¬a);
el selenio (presente en la avena,
el arroz integral y los melocotones)
y el cromo (presente en la levadura
de cerveza, el hígado, champiñones,
nueces, huevos, carne,
cereales integrales).
6. Ácidos grasos esenciales.
Los ácidos grasos insaturados,
como el linoleico que predominan
en los frutos secos y aceite
de semillas,son necesarios para
el desarrollo del sistema nervioso.
Las frutas y verduras constituyen
una fuente óptima de vitaminas
y minerales que el cuerpo necesita
para reforzar el sistema inmunitario, susceptible de debilitarse
en un estado de estrés.
Además, las frutas proporcionan
potasio, un mineral que ayuda
a mantener la presión arterial estable.
Sin embargo,
la carencia de vitamina B1,
por ejemplo,
produce irritabilidad
nerviosa y depresión,
y la de B6, nerviosismo y fatiga,
así como el déficit de magnesio
produce nerviosismo y ansiedad.