Si hay algo verdaderamente difícil, es saber cuándo marcharte de la vida de una persona.
Siempre hay un instante en que es necesario marcharte, aunque no sepas dónde ir, aunque tus pies estén desnudos y tus manos vacías.
Amor y sufrimiento nunca deberían ir juntas en una relación afectiva.
Cuando marcharte es la única opción-¿Piensas que dentro de 10 años serías feliz si las cosas fueran igual que ahora?
El ciego no es el amor, sino las falsas ilusiones que nosotros mismos construimos.
Sufrir por amor no es un acto heroico o romántico, es una forma de autodestruirnos.
Amar no es darlo todo a cambio de nada, es saberse merecedor de un reconocimiento y un respeto.
Dejarse amar y amar es un arte, es la destreza de cultivar un cariño real.