Seca se queda el alma inerte,
tras otoños cayendo hojas de amores marchitos.
Encerrando los sentimientos en pozos sin fondo,
donde caricias y besos quedan en astío.
Entre gritos se quedan encerrados los lamentos,
sin un eco que trasporte los sentires en el viento,
pues tan solo en tormenta se transforma el pensamiento,
de esa mente que ahora busca consuelo a su desaliento.
Ha de pasar el invierno apaciguando inquietudes,
colmando ese corazón que en lágrimas vierte su sangre,
dejando que el desamor tan solo conserve los posos,
para poder desterrarlos a un rincón en el olvido.
Sombras que inundan el alma doliente por los pesares,
batallas para lograr que no aniden los rencores,
esperanzas puestas en una pronta primavera,
donde los rayos del sol deshagan el frio hielo...
dando paso a un nuevo amor que resurja entre las flores.
Autora ANA M REDONDO