¿Creíste que no llegue a la cita?
¿Creíste que me retuvo un nuevo romance?
O tal vez creíste que me quedé con ella, con mi mujer haciendo el amor.
¡Te equivocas, sí llegué!
Te ví mas hermosa que nunca,
tus tacones de aguja,
tu vestido rojo, tu pelo suelto y tu mirada,
¡Mirada de mujer enamorada!
Fue entonces que comprendí
cuánto me amabas,
quise ir abrazarte,
sin embargo me detuve
no tenía ningún derecho a hacerte sufrir
me quedé detrás de un árbol,
mirándote, una lágrima mojó mi mejilla.
Al mismo tiempo una gota de lluvia al suelo caía,
nuevamente quise ir a tu lado,
abrígarte con mis brazos,
para que no te mojaras y decirte,
¡Decirte que te amo!
Pero me detuve,
no quiero hacerte daño,
para que prolongar esta agonía,
estoy comprometido y dejarla,
¡No puedo!
Yo seguía llorando, la lluvia crecía,
se prendieron los faroles del parque,
llegó la noche, sin que tú lo supieras
llegó nuestra despedida.
La luz del farol me dejó ver tus lágrimas,
sí amor,
¡Ví tus lágrimas!
Mis lágrimas la lluvia las confundía.
Te ví partir llorando,
no te detuve
ya te hice suficiente daño,
es por eso que me alejo,
es por eso que a nuestra cita
nunca llegué, la banca quedó vacía.
Después...
Con el corazón roto me marché,
esa noche la luna no salió,
nuestro bello amor termino,
el parque solo y triste quedó.
Llegué a casa,
ella con una sonrisa me recibió,
- ¡Cariño estás empapado!
Me miró a los ojos y me preguntó
- ¿Estás bien, creo que estás llorando?
_ Estoy bien, es solo la lluvia en mi cara.
La abrace, le dí un beso en la mejilla,
cerrando los ojos le dí otro beso
ahora en la boca, imaginé que eras tú,
recordándote con tu vestido rojo,
tus tacones de aguja y tus lágrimas,
le dije,
-¡Te amo, te amo mucho amor!
Ella no vió mis lágrimas.
Juan Presa P.
(El poeta de la rosa azul y de la luna) México
|