Te busco en el primer suspiro del día,
cuando el sol tímido dibuja la línea del horizonte,
y la brisa fresca arrastra el eco de tu risa.
Como un susurro que atraviesa la eternidad.
Te busco en el canto de las aves,
en el murmullo incesante de las hojas al viento,
en el reflejo brillante del rocío
que parece guardar secretos de tu piel.
Cada amanecer es una promesa,
una plegaria que mi corazón lanza al infinito,
esperando que, en algún rincón del cielo,
la luz me devuelva el fulgor de tu mirada.
Te busco en el aroma del café recién hecho,
en el calor que invade mi alma al imaginarte,
en cada rayo dorado que se filtra entre las nubes
como caricias que el universo me envía de ti.
Te busco en los colores del alba,
en los rojos intensos y los azules suaves,
pues sé que en ellos dejaste tu esencia,
cuando te convertiste en un destello eterno.
Amanecer tras amanecer, no me rindo,
porque buscarte es el propósito de mi existir.
Aunque seas un susurro, una sombra, un sueño,
te encuentro, siempre, en el latir de mi alma.
Y cuando el día abraza su plenitud,
te siento más cerca, como un milagro palpable.
No importa si solo eres un eco lejano, te busco…
porque en cada amanecer, tú eres mi razón.
Cesar Pinto Muñoz