Mi corazón ya está herido, cansado de la lucha, cada latido una daga, cada suspiro una cruz.
He dado todo, entregado mi alma,
pero la vida me sigue marcando, con su cruel danza.
Mis venas parecen vacías, llenas de dolor, cada paso que doy, una caída al abismo sin amor.
He amado con la fuerza de mil tormentas, pero las heridas crecen, me devoran por dentro.
Mi corazón no puede aguantar una herida más, el peso de los recuerdos me arrastra sin piedad.
He buscado consuelo, he pedido un respiro, pero solo el eco responde, con susurros de olvido.
¿Hasta cuándo resistiré esta cruel condena?
¿Hasta cuándo mi alma podrá soportar esta pena?
Ya no sé si el dolor me consume o me fortalece, si cada lágrima que cae es una herida que se cicatrice.
Mi corazón no puede aguantar una herida más, es una lucha sin tregua, un clamor sin paz.
Pero aunque el dolor sea mi sombra, mi pena mi voz,
sé que aún en las sombras, la esperanza es mi luz de encontrar
Un amor que me ame y no me haga una herida.
César Pinto Muñoz
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