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No me di cuenta, amor, de cómo tu voz se volvió mi prisión, un eco suave, sensual y tentador, que despierta mi piel con cada vibración. Comenzó como un susurro al pasar, como una brisa que acaricia el alma, pero pronto fue tormenta, fue mar, una fuerza que en mi pecho no se calma. Tu voz, mi cielo y mi condena, tan dulce, tan ardiente, tan llena, me embriaga, me desarma, me envenena, y en su magia encuentro mi cadena. Cada palabra es un poema que quiero besar, cada risa un canto que me invita a soñar, hoy vivo atrapado en su tempestad, y solo deseo amarte hasta la eternidad. No hay rincón de mí que no quieras tocar, con ese tono que al silencio desafía, eres un delirio que no puedo evitar, la melodía que alimenta mi fantasía. No me di cuenta cuánto me empezaste a cautivar, pero ahora sé que no quiero escapar,tu voz, mi amor, es mi verdad, y hoy, solo sé que te quiero amar. CÉSAR PINTO MUÑOZ
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