Renunciamiento
Si de nuestro dolor somos los dueños, nadie podrá impedir que yo destruya mi corazón, para la dicha tuya, y sacrifique los más caros sueños.
Si de lo nuestro es el dolor la esencia, tanto más propio cuanto más profundo, para que tú no sufras ni un segundo yo he de sufrir por toda mi existencia.
Si el dolor que me hiere es sólo mío puedo darlo a mi antojo y albedrío, porque tú logres ser feliz, Amada.
Que el verdadero amor es darlo todo por el amor en sí... y dar de modo tan simple, cual si no se diera nada.
de Juan Burghi
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