Recorro, senderos y esteros buscando una estrella que ilumine nuestras vidas, una luna que atestigüe nuestro amor, una pompa que transporte tus labios a mi almohada;
Camino sobre el mar, buscando la sabia de tu boca y la timidez de tu mirada, me dejo llevar por el aire que se dispersa entre tus rizos, y acaricio tu torso hasta llegar al centro de tu cuerpo, y me pierdo en noches eternas buscando tu alma hechicera;
Siento el ruego del muro de tu cuarto que delira en sueños, junto con tu conciencia mi nombre, esos sueños perdidos entre ráfagas de besos y miradas profundas como el inmenso océano donde viven, los paradisiacos recuerdos de nuestro amor.
(Nadir Calandria)
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