Un hogar no es solo una casa con detalles materiales agradables a la vista. Para que un recinto se convierta en ese lugar amable y caluroso que llamamos hogar, hacen falta no solo detalles materiales, sino de amor y comportamiento.
La buena educación y la cortesía son dos requerimientos básicos para hacer del sitio donde vivimos, un sitio acogedor y no un mero cobijo, por muy lujoso que sea. Muchas personas, después de una dura jornada de estudio o trabajo, sienten que al llegar a su casa prolongarán la tensión y el estrés que vivieron durante el día. Ello sucede porque su casa no es un hogar donde encuentran la serenidad y el amor que brindan las personas con que viven.
Son muchos los pequeños detalles que se deben cuidar para que el sitio donde vivimos se convierta en hogar. He aquí algunos de ellos.
Detalles de comportamiento:
Las palabras amables y actitudes serenas
Las atenciones, la sonrisa y los agasajos entre los miembros de la familia.
La admiración y aprecio por las cosas de nuestros hijos, padres o hermanos.
Costumbres como saludarse y despedirse con un beso, orar en familia, celebrar fechas importantes.
El rechazo a la crítica destructiva.
Saber calcular los gastos, de modo que se viva cómodamente sin derroches y supliendo las necesidades básicas.
El orden:
Disponer de un sitio para cada cosa y dejar cada cosa en su sitio.
Evitar que la televisión y el computador se apoderen del ambiente y más bien crear momentos de esparcimiento entre toda la familia.
Detalles materiales:
Mantener la casa limpia, ya que la suciedad resta la armonía (camas siempre tendidas).
Decorar el lugar con matas y flores. Ello da al hogar calidez y colorido.
No dejar que el lugar se deteriore.
Periódicamente hacer mantenimiento de pintura, tapetes, pisos, etc.
Prestar atención a la decoración.
El buen gusto no es sinónimo de lo costoso. Es importante que nuestro hogar sea agradable a la vista.
Cocinar de vez en cuando comida que se salga de la rutina.
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