¡Bendice, Alma mía, a Dios!
«Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga mi ser todo su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila » Salmo 103:1-5
Leer y meditar en esta porción de Las Escrituras, es como al sediento encontrar un oasis en el desierto. ¡Qué refrescante porción! En verdad como que calma la sed de nuestras preocupaciones; es lo que fortalece nuestra fe. Nos hace recordar toda la bondad de Dios para nuestras vidas, es traer a la memoria cómo su mano poderosa nos ha sostenido, a pesar de nuestro descuido a una búsqueda mayor de su presencia en nuestra vida.
Pues bien, vamos a sacar de estos textos cinco ideas que nos servirán para agradecerle a Dios por todo lo que él hace cada día en nosotros. Eh aquí las cinco realidades:
El que perdona todas tus iniquidades.
¿Recuerda la cantidad de pecados perdonados? No podemos recordarlo, pero eso nos debe de llevar a ser fieles a Dios por habernos perdonados y seguir haciéndolo, «Porque para siempre es su misericordia.»
El que sana todas tus dolencias.
Estas dolencias son espirituales, pero también físicas; ah, este cuerpo que nos humilla con tantas enfermedades llevando a cuestas. Así como él sanó nuestras heridas en la cruz, así lo pude hacer hoy con las físicas. «Porque para siempre es su misericordia.»
El que rescata del hoyo tu vida.
¿Cuántas veces hemos caído delante de Dios? y él en su bondad extendió su mano y nos sanó, nos restauró y no permitió que nos quedásemos en el fango. «Porque para siempre es su misericordia.»
El que te corona de favores y misericordias.
Ah, Qué expresiones tan sublimes, y pensar que Dios nos distingue sin merecerlo, es que para él somos olor grato, como dice el Apóstol Pablo escribiéndoles a los hermanos en Corinto. ¿Puede usted contar las bendiciones que Dios le ha dado, sin merecerlo? «Porque para siempre es su misericordia.» Y por último:
El que sacia de bien…
Dios es el único que puede dar las fuerzas renovadas cada día de nuestra vida. «Porque para siempre es su misericordia.»