.:: AL ENFRENTAR PROBLEMAS, ¿QUIÉN ERES? ::.
Por Jen Smidt
“Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama”. Salmos 22:24
Fui al doctor ayer y me dijo que necesito cirugía. Este no es un acontecimiento particularmente único en las vidas de muchas personas, sucede a diario, me ha sucedido a mí otras 15 veces en mis 4 décadas de vida. A pesar de la frecuencia de estas noticias, el golpe siempre se siente.
Odio recibir malas noticias. Gastamos gran parte de nuestras vidas tratando de evitar o protegernos contra esto, pero lidiar con el dolor y la decepción es algo que ocurre todos los días en la faz de este mundo caído e imperfecto.
¿En quién te conviertes al encarar la adversidad?
La mujer del peor escenario
Esta es la mujer que al escuchar noticias difíciles inmediatamente pierde los estribos, llenando los espacios con una gran cantidad de resultados, todos ellos igualmente horrendos. Hay una extraña ilusión de control y consuelo que van junto con un modo de vida catastrófico, siempre preparándose para lo inevitable. Un querido amigo mío lo describe como “caminar demasiado lejos por el camino del temor y darle la mano a todos los posibles escenarios que habitan ahí.”
La mujer del peor escenario no se prepara simplemente para lo que pueda venir, ella está pecando. Su corazón se revela en estos momentos difíciles y su desconfianza en Dios habla fuerte. Si esto te describe a ti (y sin duda conmigo lo ha sido en las últimas 24 horas), haríamos bien en descarrilar completamente el tren mental de la especulación y el desastre y simplemente declararnos a nosotros mismos la verdad. En verdad, podemos ver y sentir nuestros problemas actuales como algo demasiado grande, pero no son así para Dios…
“No puedo mantenerme en esta prueba pero Dios promete sostenerme en ella”.
La Señorita Minimizadora
A primera vista, la Señorita Minimizadora puede parecer invencible, capaz de pasar por encima de los problemas con un solo salto. O… simplemente está fingiendo. Quizás diga cosas como, “Todo estará bien, no hay mayor problema,” porque tiene una fe gigante. O puede que esté minimizando el trauma, porque el sentir realmente el dolor de la dificultad podría hacerla parecer débil, vulnerable, o simplemente demasiado difícil. Pedir ayuda, hacer suyo el daño o sentir la profundidad del dolor parece imposible, o al menos, problemático. La Señorita Minimizadora odia los problemas.
Esta mujer vive al otro extremo del espectro del resto de las mujeres, pero su lucha central del corazón es la misma. Ella quiere controlar su mundo tanto como su dramática contraparte. Ella desea desesperadamente tener una vida envuelta en un lindo paquete, pero Dios no nos promete una hermosa envoltura donde todo brilla. Su corazón confía en su habilidad para manejar circunstancias y dirigir emociones. Dios anhela el momento en que la Señorita Minimizadora rompa en llanto y clame a Él en la oscuridad.
En el dolor y las luchas de la vida, ¿a qué se aferra nuestro corazón? …¿Comodidad, control, o la cruz de Cristo?
La Hija dependiente
Hay una tercera mujer a quien me presentaron esta mañana después de que la Mujer del peor de los escenarios se calmo un poco. Es una hermosa mujer que encuentra su identidad en el nombre “Hija”. Ella es absoluta y completamente dependiente de su Padre, aún en medio de la prueba. Ella está atada a las promesas de su Padre cuando su mundo se cae.
Ella experimentará desilusión, pero eso no la devastará. Ella recibirá malas noticias con gracia y esperanza porque ella conoce a su Dios y halla alivio en Su presencia. Ella renunciará al control mientras descansa en esta verdad:
“El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.”. 2 Corintios. 5:14-15
Fuente: The Resurgence
Traducido por Ma.Fer Pérez