CEBICHE LIBRE.
Los amantes del mar saben que para llegar a destino uno debe mover todo el tiempo sus velas. A veces a la derecha, a veces al centro, a veces a la izquierda. Lo que importa es alcanzar la meta aprovechando toda la fuerza del viento.
Lo mismo nos sucede en muchos aspectos de la vida. A veces nos quedamos atrapados en algún hecho triste, en una perdida o por supuesto en una ideología, suponiendo que la vida quedo detenida allí, cuando sucedió ese hecho que tanto nos marco, cuando se fue aquella persona que tanto amamos, cuando abrazamos esa ideología política con tanta pasión y romanticismo.
Pero la realidad es otra. Hoy lo es mas que nunca. El mundo cambia todos los días, la vida avanza inexorablemente sin vuelta atrás, siempre hacia adelante y es allí donde podemos elegir dos caminos. Uno es vivir atrapados en nuestras querencias, nuestras heridas, nuestras ideologías. El otro abrazar los vientos de la libertad y dejar que sean nuestras velas las que tomen rumbo hacia delante, disfrutando de un viaje que a cada momento se nos presenta distinto, lleno de retos, aventuras, sueños e incluso problemas por resolver que nos obligan a reiventarnos cada día sin que esto signifique una traición a aquello que tanto amamos o a aquello en que tanto creímos. Hoy porque la vida cambia, no tiene nada de malo rectificar y enrumbar las ideas del ayer a los vientos de hoy. Lo malo seria lo contrario. Que a pesar de saber que aquello que ayer era bueno y hoy ya no lo es, empujemos al resto hacia los acantilados de nuestras obsecuencias arropados en una supuesta y en realidad injustificada coherencia.
Atrás quedaron esos tiempos en los que la retórica era mas seductora que las acciones. Atrás quedaron esas ideologías llenas de arrogancia moral, que un día se impusieron sobre la sensatez y la libertad.
Hoy nuestros jóvenes tienen mas ideales que nunca, claro que si. Son conscientes, solidarios, soñadores, libres. No han dejado de ser idealistas. Son idealistas. Lo siguen siendo. Pero con una gran diferencia. Son pragmáticos.
No se dejan atrapar por el pasado, por las ideas rígidas, por los escalafones sin argumentos, por el verbo florido de un discurso de balcón ensayado. No.
Nuestros jóvenes de hoy, se dejan enamorar, claro que si. Pero por un repertorio cargado de ideas, de conceptos, de acciones, de resultados. Creen en si mismos, en su país, en la libertad, en el futuro Y quieren creer en sus líderes pero siempre y cuando estos estén a su altura. Por que la verdad es esa. Son nuestros jóvenes y su espíritu libre, valiente y creador en todos los terrenos, los que hoy alcanzan las alturas del Peru.
Orgullosos de nuestro pasado, atentos al presente, desafiando el futuro. El Peru y sus jóvenes, siempre hacia adelante.
Un cebichito para este domingo. Un cebichito de jovenes en libertad. Un cebichito que rinde homenaje al del ayer cocido por varias horas, expresandose como el de hoy, en solo segundos.
En un bol, pulpo cocido y cortado en laminas se encuentra con rodajas de calamar casi crudas, langostinos crudos y translucidos, dados de cabrilla valiente y yuyos sátiros.
De pronto una lluvia de sal cae sobre ellos.
Cinco minutos después empieza la lluvia de limones. Uno por uno van dejando caer solo sus primeras gotas.
llueve mucho ají limo picado y una buena cucharada de rocoto licuado. Una movidita, una probadita de sal y listo.