|
General: TODOS MATAMOS A ALLENDE.
Elegir otro panel de mensajes |
|
De: Galo760 (Mensaje original) |
Enviado: 11/09/2003 16:30 |
Todos matamos a Allende
ROBERTO AMPUERO
''Brindo por su excelencia, el presidente de la república, y por la lealtad de las fuerzas armadas a su gobierno'', palabras escuchadas a Augusto Pinochet ante Salvador Allende, en el Club Militar, agosto de 1973. La versión maniquea sobre la historia reciente de Chile funciona a las mil maravillas cuando se describen escenas como éstas o se revelan las operaciones encubiertas de Washington contra el gobierno de la Unidad Popular, la sedición de la derecha y posteriormente el papel represivo --brutal e incluso a ratos terrorista-- del régimen militar.
Sin embargo, esta visión, que condena con legitimidad la intervención estadounidense, la conspiración y la violación de derechos humanos, se nutre de una interpretación sesgada de lo ocurrido, que impide la renovación de la izquierda y oculta algo clave: la responsabilidad de la propia izquierda en el trágico fin de la UP y de Allende, un líder socialista, demócrata y masón, lo que a menudo se soslaya.
Allende no era Cristo. Por lo tanto, su sangre derramada no redime a la izquierda. Por el contrario, treinta años después de lo ocurrido, esa sangre --y la de las víctimas de la represión-- exige una autocrítica radical de sus dirigentes, de aquellos que durante la UP adoptaron posiciones ultraizquierdistas y posteriormente, en numerosos casos, lideraron el exilio y luego, ya en democracia, la política nacional. El sacrificio de un mandatario consecuente e idealista como Allende no libera de responsabilidad a esa izquierda --compuesta esencialmente por los partidos socialistas, MIR, MAPU e Izquierda Cristiana-- que reventó a partir de 1970 el sistema ''burgués'' chileno a pesar de que, con sus imperfecciones e inequidades, era más democrático, libertario y perfectible que el socialismo cubano, ruso o búlgaro que afiebraba las cabezas de nuestros líderes de entonces, o que la democracia ''protegida'' vigente en el Chile de hoy. La primera responsabilidad de la izquierda es haber arrojado por la borda nuestro sistema democrático para intentar remplazarlo por uno que, ante cualquier sujeto razonable, había fracasado en Europa, Asia y la Cuba fidelista, al menos como modelo para Chile.
Ya antes de asumir el gobierno en 1970, presa de una interpretación ideologizada de la realidad, la izquierda --con excepción del partido comunista, que abogó por un camino reformista-- había declarado caduco el orden chileno y se planteaba, por la vía armada y/o pacífica, la demolición leninista del estado burgués y la
creación de uno ''proletario''. Lo asombroso es que ni el hecho de contar con el poder ejecutivo ni con una porción del legislativo le abrió a esa izquierda los ojos para ver los espacios de transformación social que ofrecía el estado chileno de 1970. En lugar de avanzar en términos graduales con reformas económicas y sociales beneficiosas para los sectores populares y medios, como se lo proponía el programa de la UP, los partidos Socialista, MIR, MAPU e IC jugaron a rebasar a Allende por la izquierda, impulsando la expropiación masiva y arbitraria de fábricas y tierras, exigiendo el establecimiento de un sistema educativo único, una justicia ''popular'' y un ejército ''democrático'', exhibiendo milicias que más tarde probarían ser sólo simulacros destinados a intimidar a la derecha, demandando el desconocimiento de los compromisos financieros internacionales, enarbolando las banderas de Cuba, Viet Nam y el Che Guevara.
Obviamente que eso contribuyó --así como la conspiración opositora-- a deteriorar la economía, atemorizar a los sectores medios, provocar a la derecha y a los acreedores chilenos. En resumen, a crear una atmósfera irrespirable para el país y a privar al gobierno del respaldo masivo que requería para aprobar y consolidar democráticamente los cambios. La dirigencia izquierdista, en una suerte de conspiración contra Allende, acusando de ''mencheviques'' y ''traidores al pueblo'' a quienes se mantenían fieles a los cambios graduales de la UP, desconocieron la vigencia del sistema democrático, que constituía el marco en el cual Allende había concebido su revolución de ''empanadas y vino tinto'' y en el cual, en 1970, parlamentarios de distintas tendencias lo habían elegido mandatario pese a contar sólo con el 36.6 por ciento de los sufragios. No hay que olvidar que el 22 de agosto de 1973, en medio de un situación de desabastecimiento extremo, violencia política aguda y crisis económica galopante, la cámara de diputados declaró ilegal al gobierno de la UP.
En verdad, la inmortalidad de Allende comienza con su suicidio en La Moneda, con un suicidio que no sólo acusa a Pinochet, a la derecha y a la intervención estadounidense, sino también a sus aliados, que lo dejaron a la deriva. Su sacrificio, huérfano de los líderes de la UP, representa dramáticamente la soledad y traición de que fue objeto Allende por parte de una dirigencia que coqueteaba con la vía armada, pero que a la hora de los tiros se esfumó en gran medida y que hoy, en su mayoría, es neoliberal y de centroizquierda. En rigor, Pinochet le dio en 1973 el tiro de gracia al orden democrático republicano chileno que sectores de la izquierda ya habían arrojado irresponsablemente por la borda en 1970.
La muerte de Allende está llena de símbolos. Su suicidio con el fusil que le regaló Fidel Castro también lo es. Pese a que Castro se presenta siempre como su amigo, en el fondo no compartía su fe en la vía electoral para lograr los cambios. No podía ser de otro modo: Allende ganó innumerables elecciones a lo largo de su vida; Castro no ganó nunca una en la Cuba prerrevolucionaria --ni siquiera en la universidad--, pero las ha ganado todas durante los 44 años de su régimen, imponiéndose oficialmente siempre con más del 99 por ciento de los votos.
Castro jugó un rol decisivo en el desgaste de Allende: primero con la organización y el financiamiento del movimiento MIR, que se planteaba el socialismo mediante la vía armada; después con el adiestramiento militar de jóvenes de izquierda, y más tarde con su visita oficial de 21 días a Chile, cuando el gobierno de la UP, que enfrentaba la tenaz oposición de la centroderecha, no pudo deshacerse de huésped tan inoportuno como injerencista. Durante tres semanas, y sin importarle el daño que le ocasionaba al gobierno, Castro --el mismo que bajó de la Sierra Maestra llevando escapularios al pecho y que tardó dos años en proclamar el carácter socialista de su revolución-- se paseó por Chile alabando en concentraciones las medidas radicales de su propio régimen, denostando la democracia parlamentaria, enseñando cómo se hace una revolución marxista, poniendo los pelos de punta a la derecha, los militares y Estados Unidos.
A su última presentación popular, en el Estadio Nacional, Allende simplemente no asistió, y Castro no pudo llenar el recinto. El cubano jugó acá a ganador: públicamente expresaba su apoyo al allendismo, pero al mismo tiempo manejaba con el Departamento América a muchachos adiestrados militarmente en Cuba, rebasando a Allende por la izquierda. Castro tuvo incluso la osadía de mantener en Chile a dos altos oficiales de tropas especiales con pasaporte diplomático, que coordinaban acciones de ultraizquierda. Fueron los hermanos De la Guardia, uno de ellos ejecutado y el otro condenado a cadena perpetua en los noventa por supuesto involucramiento en el narcotráfico. Pero el cubano también intentó apoderarse de la versión de su muerte: en la Plaza de la Revolución, ante un millón de cubanos, sostuvo el 28 de septiembre de 1973 que Allende había caído en La Moneda envuelto en una bandera chilena, disparando con el fusil que él le había regalado. De esa forma eludía su responsabilidad injerencista y convertía de paso a Allende en un ser que al final de su existencia renegaba de su filosofía pacífica y, abrazando su fusil, reconocía que la clave emancipadora para la región estaba en la vía armada. En verdad Castro no pudo mirar a los ojos el sacrificio de Allende por la sencilla razón de que la única vez que estuvo rodeado por el enemigo, después del asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, se rindió y entregó sin rasguño alguno al ejército batistiano. Pero Allende, desde su muerte, no se equivocó: la vía para construir una América Latina equitativa, digna y democrática pasa hoy más que nunca por su estrategia de sumar mayorías para aprobar y consolidar los profundos cambios que la región necesita.
Condenemos los crímenes de la dictadura y la impunidad que se quiere perpetuar a punta de compromisos, exijamos justicia plena y verdad, pero no idealicemos a la UP. Una cosa son los crímenes de la dictadura, la oposición cerrada de la derecha y la política norteamericana de 1973, pero cosa distinta es la responsabilidad de la propia izquierda en el fracaso de la UP. La
idealización ritual, el llanterío ininterrumpido de la izquierda en el exilio y el país, y la rasgadura de vestiduras de quienes hoy se proclaman admiradores de Allende aunque ayer lo hostigaron y abandonaron, sólo han servido para que la izquierda eluda responsabilidades, quede sin programa innovador y sin capacidad para explicar por qué, 30 años después del establecimiento del régimen más siniestro de nuestra historia, un líder de centroderecha, que en su juventud se identificó con el gobierno militar, sea hoy el político más popular de Chile y probablemente el próximo mandatario.
Al final de todo queda lo siguiente: un presidente que se inmoló en La Moneda y se negó a seguir a los presidentes depuestos de América Latina en su fuga a paraísos fiscales para disfrutar de la fortuna robada al estado; miles de compatriotas torturados, asesinados o desaparecidos; un exilio masivo; una dirigencia izquierdista que, como ave fénix, se reinstala en el poder, unos como políticos renovados, otros como funcionarios gubernamentales o asesores internacionales, algunos como fervorosos lobbystas de los mismos intereses que hace treinta años intentaron expropiar sin éxito; y una historia trágica y contradictoria que ha servido también para que muchos podamos vivir de sus lecciones, reflexión y relato. Pero también queda un país que busca realizar sus sueños a través de una paciente y a veces exasperantemente lenta profundización de la democracia.
Sí, a Allende lo matamos todos, pero por fortuna perdura su ejemplo de honestidad, consecuencia e idealismo social. Sin Salvador Allende, Chile sería hoy menos digno. email this | print this
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 6 de 6
Siguiente
Último
|
|
De: mfelix28 |
Enviado: 12/09/2003 17:09 |
Tropelaje: Mira una brve biografía de Ampuero, escrita por uno que le conoce: ¡Sabes? Estuvi en Cuba, becado, y luego escribió un ¿libro?, resulta que en Cuba es conocido, desde que le acogió cuando se tuvo aue exiliar allí por culpa de Pinochet: El libro es una distorsión de mi vida y de mi país" | Fernando Flores Ibarra entregó a La Tercera una declaración con fuertes críticas personales a Roberto Ampuero, a quien define como "un proxeneta de lujo", entre otros epítetos. Aquí, algunos extractos de ese texto. -"Nuestros Años Verde Olivo es un tergiversado y muy taimado relato del período que Ampuero vivió en Cuba. Esto me consta porque soy el personaje Ulises Cienfuegos (uno de los pocos nombres que fue cambiado). En dicho libelo, el autor -cual consumado alcahuete- pone en evidencia que carece del más elemental sentido del pudor, amén de decencia y decoro, regodeándose en revelar nombres y hechos que sólo conciernen a quienes un día abrieron las puertas de su casa para darle acogida como yerno, esposo o amigo. Al parecer, Ampuero ignora la existencia del derecho a la privacidad. Y este libro no es más que eso: una historia chismosa y distorsionada de una parte de mi vida, de mi familia y mi país". -"Ampuero sería hoy un don nadie si no hubiese tenido la suerte de vivir en Cuba. Gracias a la Revolución cubana y a sus suegros tuvo casa, comida y ropa limpia. Con el sustento resuelto, se dedicó a sacar provecho de la nueva beca obtenida. Y una vez concluida la meta de ser profesional, con el título de licenciado bien seguro bajo el brazo, salió de Cuba, dejando atrás dos hijos, uno de ellos de su matrimonio fracasado, de quienes poco o nada se ocuparía en adelante". -"Su salida de La Habana no fue en nada traumática o plagada de amenazas. Salió como todo viajero común y corriente, con su pasaporte, rumbo a Alemania Federal. Allí, en contra de lo que su libro relata, se mantuvo en amistoso contacto con la Embajada de Cuba. No podía ser de otro modo: aún le era útil conservar un aura progresista, pues no hay que olvidar que en esos años -principios de los ochenta- el socialismo europeo aún no daba señales de descalabro y para un redomado oportunista es imprescindible estar bien con Dios y con el Diablo". -"Que quede constancia: desde 1995, Ampuero se ha dedicado a usar diversas tribunas públicas para difamar a mi país y a mí mismo sin el menor decoro. Como el respeto es para quienes lo practican, ya es tiempo de romper el silencio". | |
|
|
|
De: Francotirador |
Enviado: 15/09/2003 20:44 |
Salvador Allende, comunista ateo. Odiador de las Leyes de Dios. Un minuto de silencio para recordar a Salvador Allende. Este buenazo, comunista ateo, se le ha visto en el cielo tomado de la mano con el CHÉ GUEVARA, el Ché dirige exitosamente desde el cielo la guerrilla de COLOMBIA. El salvado Salvador Allende, le ha declarado su amor al Ché Guevara. Pronto contraerán nupcias en el cielo y los santos ángeles, arcángeles, querubines, serafines, violines, afines y tallarines aprobarán dicho enlace. Salvador Allende ha manifestado que desea ser él quien funga como señorita por lo que ha solicitado una operación quirúrgica trans-sexual para convertirlo en la tal damita. Los dos están vestidos de largas ropas blancas de lino fino, símbolo de que le fueron perdonados sus pecados cuando habitaban la tierra. El santo padre, el Papa Juan Pablo II le había perdonado los pecados también al CHE GUEVARA y a Salvador Allende, ambos comunistas ateos odiadores de Cristo. Usted también, no espere más, sea educado por Fidel y su pandilla de maestros salvadores, llene su solicitud haciendo click en: |
|
|
|
De: Galo760 |
Enviado: 21/09/2003 03:48 |
La revolución frustrada de Allende.
Alberto Recarte El treinta aniversario del golpe del general Pinochet contra el gobierno de Allende ha dado pie a la multiplicación de las condenas de esa acción tratando, al mismo tiempo, de identificar al gobierno derribado con la democracia y el respeto a los derechos humanos. El proceso de tergiversación de la verdad es un calco del que Pío Moa ha puesto, definitivamente, en claro en relación con los orígenes de la guerra civil en España. Una de las escasas excepciones a ese torrente de artículos y declaraciones –además de los artículos de César Vidal en Libertad Digital– lamentando la desaparición del “democrático” Allende, es el artículo de James P. Whelan, publicado en el Wall Street Journal el pasado día 16 de septiembre y titulado “Lo que realmente sucedió en Chile hace treinta años”.
Entre otras muchas consideraciones Jamen P. Whelan subraya las siguientes:
1º. A principios del 1973 campaban por sus respetos en Chile entre 10.000 y 15.000 revolucionarios, provenientes de todo el mundo. Y Whelan no menciona el papel de Fidel Castro que, en un viaje de cerca de un mes, acompañado, por cierto, por Pinochet, como delegado especial de Allende, preparó el terreno para un golpe estalinista.
2º. En 1972, dos años después de la elección de Allende, el congreso del Partido Socialista del mismo Allende declaró, oficialmente, “este estado burgués no sirve para la construcción del socialismo (...) es necesario destruirlo y conquistar todo el poder”.
3º. El Tribunal Supremo de Chile, el 20 de mayo de 1973, declaró que “Chile se encuentra en un estado inminente de desaparición de la legalidad”; una manifestación que respondía a la falta de respeto y obediencia a las resoluciones judiciales por parte del gobierno de Allende.
4º. El 22 de agosto, la Cámara de Diputados, a la que faltaron dos votos para procesar a Allende, declaró “es un hecho que este gobierno había decidido, desde el principio, conquistar el poder absoluto (...) para implantar un estado totalitario”.
5º. En 1973, Patricio Aylwin, posteriormente presidente democrático de Chile, declaraba que, de no haber sido por el golpe de Pinochet, habría habido cientos de miles de muertos como consecuencia del terror de las brigadas rojas.
6º. Volodia Teitelboim, principal ideólogo del partido comunista chileno afirmaba, unos meses antes del golpe, que si la guerra llegara “probablemente significaría la pérdida de numerosas vidas humanas, probablemente entre 500.000 y un millón”. James P. Whelan recuerda que en el golpe de Pinochet murieron doscientas personas y, en todo el proceso, hasta el abandono del poder por parte del dictador, cerca de 3.000.
A los lectores de Pío Moa, que ha profundizado en hechos en gran parte ya conocidos sobre los antecedentes de la guerra civil en España, nos vuelve a sorprender cómo la izquierda violenta utiliza los regímenes democráticos para intentar implantar un sistema totalitario. No cabe duda de que los revolucionarios chilenos imitaron las actuaciones del partido socialista, socialista radical y comunista españoles entre 1934 y 1936.
Además de estos hechos, resaltados por Whelan, el influjo de la revolución cubana también se dejó sentir en la preparación de la destrucción del sistema parlamentario por parte del gobierno de Allende, empezando por acabar con la primera garantía de la libertad, la propiedad privada:
1º. Se nacionalizaron la mayoría de las empresas importantes, intentado hacerlo primero con los bancos, para, ante su resistencia, controlar el crédito y ahogar a los que se consideraba enemigos de la revolución.
2º. Se ocuparon las empresas que determinaban previamente los sindicatos y los partidos socialista y comunista. Ante la total pasividad de las fuerzas del orden público, que seguían instrucciones del gobierno de no intervenir.
3º. Un similar proceso de ocupación, sin apoyo legal ni indemnización, se produjo en todo el sector agrario.
4º. Se multiplicó la emisión de billetes para destruir la moneda, un objetivo aprendido del castrismo, que siempre tuvo claro que el primer paso hacia el poder absoluto era la destrucción del ahorro privado. La inflación en el momento del golpe de Pinochet superaba el 1.000%, un fenómeno desconocido en toda la historia de Chile. El déficit público, por su parte, alcanzaba el 50% del PIB.
No hay duda de que, sin el golpe de Pinochet, los chilenos habrían tenido que soportar no una guerra civil, sino un genocidio, siguiendo las pautas del aplicado en la URSS y copiado, en plena guerra civil, bajo la presidencia de Azaña, por los distintos gobiernos revolucionarios de la República, en particular los de Largo Caballero y Negrín, como explica César Vidal en su libro “Checas de Madrid”.
Justificar el golpe militar no significa aprobar los asesinatos que se produjeron, tanto en Chile como en España, aunque en el caso de Chile las evidencias son que, en muchos casos, los crímenes fueron cometidos por militares y policías sádicos, dotados del poder absoluto que proporciona una dictadura, antes que por decisiones del propio gobierno.
Tampoco hay que olvidar que Franco murió en la cama, momento en que se inició una difícil transición, mientras que Pinochet se sometió a un referéndum y que, al perderlo, aceptó entregar el poder y que se aprobara una nueva Constitución democrática, en un proceso rápido y sin víctimas, mediante el cual Chile es hoy, en Latinoamérica, la excepción a la corrupción y a la violencia institucional de individuos como Chávez y Kirchner. Y ojalá que no tengamos que decir –en los próximos años– lo mismo del presidente brasileño.
|
|
|
|
De: mfelix28 |
Enviado: 22/09/2003 00:13 |
Tropelaje: Claro, la culpa fue del propio Allende, por "rojo". Ahora resulta que iba a darse un "autogolpe", que causaría centenares de miles de víctimas, pero menos mal que el fiel Pinochet, lo evitó y causó "solo" 3200 (¿..?). Las inyecciones de dinero de la CIA canalizadas por los democrátas cristianos probablemente fueron beneficiosas para la economía ques estaba al borde de la quiebra, así como la subvención a los huelguistas, ¡ pobre!. Los crímenes fueron de otros, no de Pinochet, que no dominaba el país, no como Kirchner y Chavez, tremendos violadores de las instituciones. Vamos con los personajes que citas: -James P. Whelan: Hay varios llamados así, profesores universatatrios USA, sin relación con el Wall Street, en Internet pones ambos juntos y el resultado es nada. -Pío Moa: Aquí se han lucido, resulta que es español, Breve biografía: Ex- Militante del GRAPO, grupo terrorista de filiación desconocida, aunque dice ser de extrema-izquierda, desaparece largo tiempo y luego vuelve a adjudicársele algo ( secuestros, atentados, etc, que ETA no reinvindica). De repente se "convierte" y escribe en la extrema-derecha "LIbertad Digital" ha escrito un libro sobre la Guerra Civil española, en la que resultaba casi que Franco era el demócrata y la República la que habia dado el golpe militar. Como le gusta el tema parece que ahora hace lo mismo con Chile. -Patricio Aylwin: Palabras suyas al dar el golpe de estado Pinochet: la irrupción militar tenía como propósitos "el restablecimiento de la normalidad institucional y la paz y la unidad entre los chilenos". Este demócrtata de toda la vida gobernó con estas autolimitaciones: el sometimiento a los militares de determinadas cuestiones de trascendencia para el Estado en el seno del Consejo de Seguridad Nacional; el nombramiento por dicho órgano -en la práctica, por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, esto es, el propio Pinochet- de cuatro miembros del Senado correspondientes a antiguos comandantes en jefe de los cuatro cuerpos del Ejército (los cinco senadores restantes correspondían a dos ex miembros de la Corte Suprema, un ex contralor general, un ex rector de universidad y un ex ministro de Estado, y Pinochet los dejó nombrados antes de asumir Aylwin); y la privación al presidente de la prerrogativa de nombrar a aquellos oficiales supremos de la milicia. -Alberto Recrate: Presidente del periodico digital "Libertad Digital" ( con demanadas por calumnias) donde escribe Pio Moa, Cesar Vidal ( otro de los citados) y ¡oh casualidad! vicepresidente de la Fundación Hispano Cubana, sucursal de la Fundación Nacional Cubano Americana de Miami. Mira sobre lo de Chile, ya se desclasificaron los papeles de la CIA, son muy claritos, así que esa campaña de lo bueno que fue Pinochet y sus salvapatrias ya caducó. Me parece que algunos juegan al Gran Hermano de 1984 de Orwell e intentan cambiar la historia. ¡Más diginidad y un respeto a las victimas! o acabaremos viendo como se intenta procesarles por provocar a Pinochet a dar el golpe. |
|
|
|
De: Galo760 |
Enviado: 30/09/2003 21:14 |
Fernando Torres Silva.
Fiscal militar en los tiempos de Pinochet: Conexión con La Habana
Patricia Arancibia Clavel. Historiadora, directora del Cidoc. El Mercurio, Chile, 28 de Septiembre de 2003.
Fernando Torres Silva, abogado, ex fiscal militar, conoció de causas como el ingreso de armas por Carrizal Bajo y el atentado al Presidente Pinochet (1986), en los que le tocó procesar a extremistas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).
- ¿Como fiscal Ud. descubrió el motivo de la internación de armas en 1986 de Carrizal Bajo? ¿Era para matar al general Pinochet?
- Nooo. Mucho más que eso. Era para derrocar el régimen militar.
- ¿Alcanzaban las armas?
- Ni las armas ni los hombres, pero las armas podrían haber provocado una suerte de enfrentamiento. Si esas armas se hubieran logrado internar en el país, estamos hablando de M16, que es un armamento de guerra, de cuatro kilos de un explosivo que en Chile era poco conocido, que es el T4, le llamaban "la bomba atómica de bolsillo". Un trozo del porte de una pelota de tenis vuela un edificio. Cinco o seis millones de municiones RPG - que son elementos de guerra- , los cohetes Law que fueron usados en el atentado contra el general Pinochet... Era armamento abandonado por los norteamericanos en Vietnam, llevados a Cuba y traído por pesqueros cubanos a las costas chilenas.
- Era armamento para haber armado a 10 mil hombres. Estimo que eso no hubiera sido suficiente para derrocar al régimen militar, pero sí lo suficiente para haber provocado una serie de atentados. Ya entramos al terreno de las elucubraciones, pero los muertos habrían sido por lado y lado y por varios miles.
- ¿Qué descubrió en esa investigación?
- A los autores materiales. Los intelectuales debemos entender que estaban en Cuba, los que convencieron a Fidel Castro para embarcar esa enorme cantidad de armamento, más de 80 toneladas en barcos pesqueros que fueron buscados en alta mar por goletas chilenas y traídas a Carrizal Bajo.
Intento de magnicidio
- Y sobre el atentado a Pinochet, ¿tenía asumido el general que podía sufrir ese tipo de actos?
- Toda figura pública tiene que asumir un grado de riesgo que es inherente a la función que desempeña. En el caso de mi general Pinochet lo tenía muy claro.
- Él pensó que ahí moría y como tal su intento fue bajarse del vehículo, lo que habría sido fatal. Con lo que no contaron, quienes intentaron matarlo, primero fue con la resistencia de los vehículos. Porque quienes participaron en el atentado y a los cuales interrogué por cientos de horas, me decían ya en un tono de confianza: "Si hasta nos reíamos. Esto era como las películas. Uno les disparaba y parecía que las balas no salían".
- Les disparaban a los neumáticos, salían las balas para todos lados. ¿Qué pasa con estos vehículos o qué pasa con las balas?
- Ese cohete law que le da en el auto a mi general Pinochet en este vidrio triangular que traían los Mercedes en esa época y que no explota, es increíble.
- Está la imagen de la Virgen, según señala el mismo general Pinochet...
- Se triza el vidrio y lo milagroso es que no explotó. Ahora, los técnicos dicen: esto no es milagro, sino que se disparó muy de cerca y no alcanzó a armarse el mecanismo interno.
- ¿Pinochet le dio instrucciones de cómo seguir el juicio...?
- No. La justicia es justicia. Y, como tal, fueron procesados los que se encontraron y los que no se encontraron, fueron identificados todos.
- Aparte del personal de la fiscalía, ¿con quién contó y con qué instituciones para descubrir a los culpables?
- Trabajé fundamentalmente con Investigaciones. Con la CNI en búsqueda de información macro, porque me hice cargo de ese proceso a los 20 días de haber ocurrido, y no había ni una huella ni una sospecha. Entonces hubo que hacer un esquema de búsqueda de información macro y para eso la CNI tenía los medios y la gente necesaria, pero ya en la cosa de terreno, trabajé con gente de Investigaciones de Chile.
El FPMR
- ¿Cómo surge el Frente Patriótico Manuel Rodríguez?
- El Partido Comunista, ya por los años 83-84, se da cuenta de que el gobierno militar tiene para rato. Se ha aprobado la Constitución del año 80, lo que da un período de ocho años más, con posibilidad de un plebiscito el 88. Plebiscito que los comunistas dicen, nunca en un país se ha perdido. O sea, concluyen, el general Pinochet sigue ocho años más después del 88. ¿Posibilidad? La lucha armada. Y eso es así. Hay numerosísima literatura al respecto y empiezan a organizar a través de muchos exiliados, de mucha gente que está en Cuba...
- ¿Hay responsables claros, con nombres y apellidos?
- Sí, hay bastantes responsables con nombres y apellidos...
- ¿Están presos?
- Ninguno preso, desde luego.
- ¿Pero quiénes son los autores intelectuales y por qué no están presos?
- No están presos porque la creación del Frente Manuel Rodríguez no parte en Chile. Aquí se da la materialización, que comienza desde rayados de calle, lanzamientos de cadenas a las torres de alta tensión. El año 84-85 comienza a crearse, como nunca en Chile, un movimiento de carácter subversivo, con un fuerte apoyo poblacional.
- De los movimientos subversivos de los últimos 50 años, el Manuel Rodríguez es lejos el que más apoyo popular tuvo. Y eso lo pude observar, por ejemplo, en el caso de la muerte de un carabinero en San Bernardo. Esto ocurre por ahí por mayo del 86 y huye herido uno de los hombres del Manuel Rodríguez, que termina siendo atendido en una clínica que tenía la Vicaría de la Solidaridad.
- El seguimiento que como fiscal me tocó hacer en ese caso me demostró una cosa para mí sorprendente: cómo este hombre fue ocultado por una red de protección en ocho casas distintas.
- Pero volviendo al origen, los autores intelectuales son los señores que estaban en Cuba en ese entonces, el Partido Comunista fundamentalmente...
- ¿Estamos hablando de Volodia Teitelboim, Gladys Marín, Luis Corvalán?
- Sí, de todos ellos, con nombre y apellido.
- ¿Los procesó usted?
- No, porque en derecho hay que probar y obviamente no había prueba para eso...
- ¿Y cómo entonces lo sostiene?
- Lo podemos sostener porque éste es un reportaje de carácter histórico, yo me estoy tomando exactamente de lo que se ha escrito, de lo que se ha dicho, porque estos movimientos no nacen como las callampas después de la lluvia y se organizan así en el aire. Eso no existe. El Frente Manuel Rodríguez tenía una organización excelente y con un sistema de apoyo, como se lo explicaba, que lo pude observar en ese caso en especial. Este hombre que fue herido fue llevado a ocho casas distintas, que fueron todas desde luego debidamente investigadas y procesados aquellos que le dieron protección, porque se sabía que era un hombre que estaba herido en un atentado en que había muerto un carabinero. Y, en definitiva, es entregado al Ministerio del Interior en una conversación que un señor obispo tiene con el titular de la época, Ricardo García.
- Es decir, si le entiendo bien, hay una conjunción entre la Vicaría de la Solidaridad y los grupos subversivos, ¿específicamente el Manuel Rodríguez?
- Ud. quiere hacerme decir lo que yo no he dicho. Lo que dije es que el hombre recurrió a la Vicaría.
- Entonces le pregunto: ¿Hubo apoyo de la Vicaría a ese hombre?
- Hubo apoyo, pero no institucionalicemos. Hay elementos de la Vicaría, gente de izquierda, infiltrada en un esquema de Iglesia, que sí apoyaron al Frente Manuel Rodríguez. De eso no cabe la menor duda. Eso está demostrado y ahí está el proceso.
- ¿Ud. tuvo contactos con obispos y sacerdotes de la Vicaría? ¿Pudo conversar con ellos y explicarles lo que estaba descubriendo?
- Si, por supuesto...
- ¿Y cuál fue la posición de monseñor Valech, por ejemplo?
- Monseñor Valech es un hombre muy inteligente que, desde luego, primero puso muy en duda porque dado el nivel de obispo, él declaraba por oficio. Entonces por ahí leí que se aburrió de contestarme oficios porque éstos eran largos y las respuestas solían ser también largas. Y un día me dijo que quería ir a declarar. Fue a declarar y conversando con él le mostré algunos antecedentes que acreditaban que la Vicaría había sido infiltrada por elementos de izquierda y que se guardaban hasta explosivos dentro de ella, no siendo vicario monseñor Valech, sino que el antecesor de él, don Santiago Tapia, que falleció por esos meses.
- Monseñor Valech hizo lo que tenía que hacer. La Vicaría, y yo lo leí en una de las revistas que salían en ese entonces - Apsi o Análisis- , porque soy lector de todo lo que se publica, salía "El Rodriguista", que si bien es cierto yo no estaba suscripto, me llegaba puntualmente cada 15 días. En los distintos allanamientos aparecían los rodriguistas y en uno de ellos decía: "La Vicaría dejó de ser un lugar al cual podemos recurrir". Era suficiente.
- A buen entendedor, pocas palabras...
- Eso lo dice usted...
CELULARES CAPTADOS
"Piñeragate"
- ¿Le tocó, como fiscal, tener antecedentes del caso espionaje o caso Piñera?
- El caso espionaje lo califica como caso Piñera. Y eso no es así. Estamos hablando de la interceptación telefónica entre el senador Sebastián Piñera de la época y un señor que era de la Coca Cola.
- En esta conversación intentan dejar mal parada, porque en definitiva quien queda mal parado es el que habla, a la actual senadora Evelyn Matthei.
- Producto de la investigación se determina que el responsable de esta interceptación telefónica es un capitán de Ejército, que ocupa medios de la institución. El hombre es procesado y dado de baja. A mí me tocó investigar.
- ¿Y cuál es su conclusión?
- Lo que dice el capitán. Los celulares son captados y no hay interceptación telefónica, que era el delito, sino que son captados como cualquier onda que está en el espectro electromagnético. El delito del capitán fue haber ocupado elementos de telecomunicaciones del Ejército para pescar esta onda electromagnética, grabar y después entregarle el casete a la señora Matthei.
EL VIAJE DE PINOCHET
"Conjura internacional"
- Se ha afirmado que usted le habría dicho al general Pinochet que podía viajar a Londres con toda confianza y allá fue detenido...
- En absoluto...
- ¿Y él le pidió consejo?
- Consejo, no. Conversábamos. Su viaje lo prepara en septiembre de 1998. El había entregado el mando del Ejército en marzo de ese año. Y antes de viajar él me llama y me dice "voy a tomar la semana distrital, la última de septiembre, y pedí unos días de permiso en octubre".
- Como militar era disciplinado en su cargo de senador. "Nos vemos a la vuelta", me dijo. Eso es todo lo que supe de su viaje. En marzo del año 98, siendo él todavía comandante en jefe y yo desempeñando el cargo de auditor general, en una entrevista que me hizo "El Mercurio", hablamos sobre qué se esperaba de la salida de mi general Pinochet. Por aquella época ya se vislumbraba una acusación constitucional.
- El periodista tituló, tomando una frase que dije: "La conjura internacional contra el general Pinochet". Veía el proceso español como algo complicado y eso que no era Garzón sino que García Castellón quien lo llevaba. Veía en los procesos chilenos, fundamentalmente en el juez Juan Guzmán y en las querellas que empezó a presentar Gladys Marín también una situación compleja. Llegó a tener más de 200. En el caso Prats, veía que iban a tratar de involucrarlo.
- Esos eran los elementos básicos que para mí consistía en una conjura internacional.
- Es decir usted en ningún caso le hubiera recomendado viajar.
- ¡Jamás! Tanto es así que por los años 94-95, mi general quiso ir a una junta de comandantes en jefe en Estados Unidos. Fui opositor a ello, conjuntamente con el general Jorge Ballerino. En definitiva él no viajó, pero era comandante en jefe, teníamos un acceso más directo a su persona.
- En esa época (98), él estaba en el Senado y decidió ir a Londres. Y me enteré que estaba allá cuando en un flash noticioso aparece que había fallecido en una clínica. Después se dio la información que había sido operado.
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 6 de 6
Siguiente
Último
|
|
|
|
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados | |
|
|