La indefensión de los pacientes
Son muy graves los problemas puntuales de salud que presenta la población cubana y de vez en vez, salen a relucir a través de epidemias. Más, su principal problema de salud radica en la pésima calidad de vida del nacional isleño.
En las propias estadísticas de la OMS, se calculan alrededor de 10 años perdidos a lo largo de la vida del cubano promedio, producto de las afecciones patológicas, es decir uno de cada siete años de vida los dedica a padecer de diferentes patologías que lastran su calidad de vida, lo que ha sido dado en llamar el indicador de Vida en Salud. Ese no es muy de encargo divulgarlo y eso que todos estos datos son referentes ¡a sus propias estadísticas!, Cada vez menos fiables.
De qué serviría vivir más años si una buena parte de ellos los vive padeciendo enfermedades que le acompañan hasta el fin de su existencia; si el principal vehículo de control de la natalidad es el aborto indiscriminado, si la salud mental del cubano es tal que ya desde principios de los noventa fue necesario crear en el ámbito de cada municipio una comisión interdisciplinaria de salud mental dados los índices de suicidios, trastornos de la conducta y otros tantos flagelos que han ido cayendo sobre la salud psíquica el cubano. Estas comisiones de formaron bajo el mayor secretismo y supeditadas al control cruzado del Partido Comunista, Salud Pública y la Seguridad del Estado.
Las banderitas de la salud y la educación siguen siendo casi en exclusiva, los “logros” en los que suele sustentarse el discurso oficial cubano. Ambos son moneda falsa, tan falsa como las supuestas buenas intenciones de los diseñadores de la tragedia nacional.
La educación malamente instruye mientras adoctrina, no cumple ni de lejos la máxima de preparar el alumno para la vida, perdón, quise decir para la vida libre. La salubridad se limita a mantener con vida a la gran masa de esclavos en que ha sido convertido un pueblo antaño altivo; los necesitan para gobernar sobre ellos, aunque como ya ocurrió en 1962 se esté dispuesto a propiciar su desaparición en masa con tal de no ceder en la pugna por el poder.
En más de una oportunidad se oyó decir a funcionarios de la OPS en La Habana, que el estado cubano les facilitaba el acceso a las bases de datos para la verificación de los datos primarios. ¡Pura falacia!, Salvo el director de la oficina OPS en La Habana, que por reglamento de la organización debe ser extranjero y algún otro asesor “temporero”, todos los técnicos y especialistas que trabajan en la institución son cubanos empleados por el MINSAP, pagados por el MINSAP y que responden totalmente al gobierno cubano y su política.
Sin embargo, la trampa está no sólo en el procesamiento de la información, sino en la enorme presión que se ejerce sobre la toma del dato primario. Es en la base donde abrumadoramente se autocensura la información, para tratar a toda costa que los resultados ofrecidos sean los esperados por los superiores y de paso evitarles implicaciones directas a estos.
De eso conocen bien los profesores cubanos, artífices de los cientos por cientos de promoción escolar; los directores de empresas y planes especializados etc. Con sólo observar la estatua de Ubre Blanca en Isla de Pinos se tendrá una imagen del disparate nacional popularmente bautizado como “globo”. Cierto es que no es un aporte cubano, ya de antaño los soviéticos se habían agenciado el “estilo” stajanovista de trabajo y fraudes científicos como los de Lysenko sentaron cátedra.
Una de las ventajas que ha mantenido durante decenios el estado cubano, es la inexistencia de fuentes verdaderamente independientes para la verificación de los datos que publicita.
Aunque esta es una práctica no sólo habitual sino de obligatorio cumplimiento en cualquier sistema social, los regímenes comunistas la mimetizan creando supuestas “organizaciones no gubernamentales”, con participación directa de sus “cuadros” políticos y administrativos. Sólo que en los últimos años la aparición de entidades verdaderamente independientes que han ido ganando prestigio en el exterior, comenzó a acorralar la fantasiosa visión que de sí mismo da el gobierno cubano, mostrando al mundo la realidad diaria del habitante de la Perla del Caribe.
Ya se sabe que la última ola represiva ha sido el zarpazo a los líderes de entidades que supieron resistir las campañas de descrédito, penetraciones y manipulación del régimen. Es por ello importante acudir también en el análisis de la realidad cubana a fuentes externas de evaluación de los datos; práctica que parece haber sido desterrada de muchos organismos internacionales con relación a Cuba, ante todo por la imposibilidad de acceder a esas fuentes de la misma forma que se puede acceder, por ejemplo, en un estado democrático.
Las invitaciones a la isla, las medallas concedidas, el “embrujo” de compartir mesa y palique con el dictador cubano y el sabroso turismo de visitas oficiales, pesan más que arriesgarse a la contrastación real de la realidad que se les vende.
Por considerarla de interés para el lector y tomada de fuentes independientes, reproducimos a continuación el fragmento oficial de un informe de investigación presentado en 1993 por el ICIODI, Instituto Cubano de Investigación y Orientación de la Demanda Interna, dependiente de la Academia de Ciencias. En este caso sólo transcribimos un fragmento del mismo, aquél referente al estado de salud de la población (5):
“...IV. Relación entre las condiciones de vida y la salud; condiciones de vida y situación de salud, 1993
Este trabajo se elaboró reorganizando las estadísticas de salud según los requerimientos de la muestra de la investigación sobre condiciones de vida y necesidades antes referenciada, intentando relacionar las variaciones en las condiciones de vida con las variaciones en la situación de salud desde el punto de vista epidemiológico. Los resultados podrían ser indicativos de lo que se estaba arriesgando de mantener la política de período especial planteada. Para identificar la situación de salud, se determinaron los indicadores teniendo en cuenta:
a. Preferiblemente pudieran presentar comportamientos diferentes en el contexto nacional.
b. Presumiblemente pudieran presentar variaciones en relación con las condiciones de vida.
c. Se tratase de problemas con cierta relevancia cuantitativa.
El análisis de composición de los datos de condiciones de vida y situación de salud aportó la información siguiente: <
Municipios de Ciudad de La Habana
- En la estructura de la mortalidad por causas predominan: las enfermedades crónicas, en especial los accidentes, la mortalidad por tumores con localizaciones prevenibles por programas de salud (pulmón). Existen las mayores tasas de ancianos fallecidos por caída accidental. Hay sobremortalidad masculina.
- Baja natalidad y fecundidad. Las curvas de fecundidad son de cúspide tardía: no se garantiza el remplazo poblacional. Se utiliza el aborto como medio de control de la natalidad.
- En la estructura de morbilidad por enfermedades trasmisibles se advierte un predominio de las trasmisibles por vía sexual y vía digestiva --hay tasas de intoxicación alimentaria elevadas, que se asocian a deficientes condiciones higiénicas.
Zonas de Nueva Asimilación Industrial (ZNAI)
- En la estructura de mortalidad por causas predominan las enfermedades crónicas y las evitables por mejoramiento de las condiciones de vida. un lugar importante lo ocupan los accidentes asociados a las características físicas de la zona y la actividad económica que se desarrolla. Hay sobremortalidad masculina.
- Se presenta la tasa más alta de enfermedad perinatal, señalando la importancia de los servicios de salud para este grupo de riesgo.
- Las curvas de fecundidad son de cúspide temprana y el aborto se utiliza como control de la natalidad.
- La morbilidad presenta predominio de las enfermedades trasmisibles por vía sexual y vía respiratoria. En las trasmisibles por vía digestiva predomina la intoxicación alimentaria.
- Se hallaron altas tasas de leptospirosis.
Zonas rurales llanas
- La estructura de mortalidad por causas ocupa un lugar intermedio respecto a las otras zonas estudiadas, predominan las enfermedades crónicas, y resaltan las infecciosas y parasitarias, en el grupo de 1 a 4 años. En los adultos, el suicidio.
- Con relación a los tumores, los más frecuentes fueron el de útero y próstata, que están sujetos a programas de prevención. También hay sobremortalidad masculina.
- La cúspide de fecundidad es temprana. Se evidencia emigración femenina y utilización del aborto como control de la natalidad.
- La estructura de morbilidad se caracteriza por enfermedades trasmisibles por vía respiratoria, y en los menores de 1 año, las trasmisibles por vía digestiva.
- Se hallaron altas tasas de hepatitis y leptospirosis.
Zonas rurales montañosas
- La estructura de la mortalidad se presenta, en general, con predominio de las enfermedades crónicas y, en particular, las evitables por mejoras de las condiciones de vida. Un lugar importante lo ocupa el suicidio. Las enfermedades infecciosas y parasitarias son una causa de muerte importante para el grupo de edad de 1 a 4 años. En relación con los tumores, los de localización prevenible, como útero y próstata, muestran las tasas más altas.
- La fecundidad presenta curvas de cúspide temprana. Se evidencia la emigración femenina en edades fértiles y se utiliza el aborto como control de la natalidad.
- La estructura de la morbilidad presenta predominio en las enfermedades trasmisibles: hepatitis, leptospirosis y fiebre tifoidea. En los ancianos de 65 años y más, las enfermedades trasmisibles por vía digestiva.
En el informe final se reitera entre las conclusiones que: el desarrollo de las capacidades y potencialidades de los individuos (en Cuba), no guarda relación con las posibilidades de realización en la vida material cotidiana, mediatizando el sentimiento de bienestar y el proceso de adaptación psicosocial de una parte de la población. Y se repetía que era necesario: enfatizar en acciones dirigidas al mejoramiento de las condiciones de la vida material cotidiana.
A la fecha de presentación de este informe la epidemia de neuritis óptica y periférica estaba en plena efervescencia Estaban aumentando las muertes por infecciones debidas a las condiciones higiénicas ambientales. La anemia funcional ya era reconocida en voz alta, y había serias preocupaciones con las secuelas que traería la ingestión de los nuevos alimentos inventados para que parecieran lo que no eran: no estaba bajo control el uso de determinadas sustancias químicas que se utilizaban como aglutinantes y conservantes...”
Si una cosa sabe el gobierno cubano y su Ministerio de Salud es que la opinión pública posee mala memoria, sólo recuerda el último bombardeo informativo.
Los afectados por la poli neuropatía epidémica ya no son recordados por nadie; miles de ciudadanos afectados permanentemente, con limitaciones extraordinarias de su calidad de vida, incluida en muchos casos la ceguera total. Casi nadie conoce, fuera de determinados círculos de la Isla, que el estudio internacional sobre la epidemia concluyó determinando la alta probabilidad de una combinación fatal entre carencias proteicas e intoxicaciones alimentarias como causa cierta del origen de la epidemia.
Esta fue el resultado del brusco corte de los abastecimientos, sobre todo en las provincias occidentales del país, unido a los experimentos sobre mezclas y combinaciones de pastas y otros bodrios alimenticios; así como de la falta de control sanitario en la transportación de agentes químicos; en fin una combinación consistente en la supresión brusca del consumo de proteínas y factores tóxicos vinculados al consumo de sustitutos proteicos en los alimentos tradicionales.
Como quedó demostrado mediante el envenenamiento colectivo a través del consumo de pan, en el poblado de Calabazar. Episodio ocurrido en 1993 a escasos dos kilómetros del aeropuerto internacional de La Habana, que se saldó con cientos de afectados y el silencio oficial de sus causas, así como con el reparto gratuito de alimentos “cortesía del Consejo de Estado”, según se informó a los vecinos.
No se abrió una investigación pública ni se divulgaron sus resultados. Muchos recuerdan a varios chivatos de CDR gritando en las calles “-paredón”, en medio de la movilización popular y espontánea para trasladar a los afectados a las instituciones hospitalarias. Era más fácil pedir sangre dando por supuesto un acto terrorista inexistente, que pedir cuentas sobre las causas de una intoxicación alimentaria. ¡Así funciona el país!
El Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, que se dedicó con particular entusiasmo a promocionar en sus publicaciones nada más y nada menos que la sustitución del hilo de sutura quirúrgico por hilo de henequén, experimentado en 1991 en la provincia de Pinar del Río, precisamente el lugar geográfico del país donde comenzó la epidemia; nada dijo de esta, salvo la versión oficial de Castro que le atribuía su origen al consumo de tabaco y alcohol, o los infructuosos intentos de hallarle un origen vírico; para luego terminar incluyendo al dictador como co-autor del libro -financiado por la OPS- (6) y que ofrecía los resultados de la comisión médica internacional que trabajó en la Isla para la determinación del verdadero origen del problema.
Nadie menciona ya, la atroz política de exclusión a los pacientes VIH + o SIDA, dictada en su momento por la dictadura y sus Ministerios del Interior y Salubridad, que llevó a cientos de personas a confinamientos sanatoriales, estigmatización pública y persecución policial, en una política totalmente errada en la práctica internacional del control de enfermedades de transmisión sexual y sanguínea(7).
Para nada se abordan en las revistas científicas cubanas los aspectos legales de protección al paciente; encontrándose estos, totalmente a merced de los errores médicos, yatrogenias e incluso de verdaderos crímenes por negligencias, toda vez que no existen en Cuba los medios jurídicos para aislar la acción médica de sus consecuencias legales.
Los pacientes fallecidos son sometidos a necropsias en los propios departamentos de Anatomía Patológica de las instituciones donde fueron atendidos, sin mediación de representantes legales de la familia ni criterio médico independiente que evalúe la verdadera causa de la defunción, salvo que se estime homicidio o asesinato, en cuyo caso pasan al Instituto de Medicina Legal.
Sin contar la práctica establecida de constituir a todas las entidades hospitalarias del país como docentes, sin previa autorización de los pacientes; que tienen la obligación inconsulta de admitir prácticas sobre su persona a personal médico y paramédico en formación.
Estudiantes que por demás son utilizados comúnmente como fuerza de trabajo en las entidades de salud. Si alguien lo duda, visite una sala hospitalaria cualquiera en horario nocturno y pruebe a contabilizar cuántos estudiantes de enfermería atienden las salas y qué proporción representan del total de personal calificado disponible, es muy fácil hacerlo, el color de sus uniformes los identifica.
Si a indicadores de calidad en la atención nos referimos, entonces estamos hablando de un sistema descontrolado. Un estudio realizado durante todo el año 1997 en dos salas de atención hospitalaria de la capital y cuyo único objetivo era validar un sistema fiable de encuestas para la medición de la calidad de los servicios, terminó por concluir una evaluación media de entre 35-52 puntos sobre 100 posibles en indicadores tales como: cumplimiento de las indicaciones médicas, higiene del entorno hospitalario, yatrogenias y satisfacción del paciente, entre otros (8).
Estos no son aspectos que gusten de publicar, contradicen su propio discurso y serían, por qué no, indicadores que ponen en duda la interpretación del dato que nos venden como “maravilloso”. Los profesionales de la salud y los científicos también se autocensuran, la búsqueda de la verdad pasa por arriesgar el puesto, quizás la libertad y es más prudente seguir la corriente.
Por otra parte, en los medios científicos cubanos pasa como en el resto del país, rige la Omertá, si alguien no está familiarizado con el término, no lo busque en la literatura científica, se encuentra en todos los diccionarios; el autor que mejor la ha descrito es Mario Puzo y su obra tiene como título El Padrino.