| Cuando en 1510 comienza la conquista española en Cuba, el idioma castellano o hablando con propiedad, el español, ya como lengua oficial de España, se impone a nuestros aborígenes con métodos tan convincentes como el látigo y la muerte. A partir de ese momento empieza un flujo ininterrumpido de inmigrantes españoles de diferentes procedencias.
Notable resultó la entrada de andaluces y canarios en el siglo XVII, quienes sentaron las bases de algunos rasgos que caracterizan al español que se habla en Cuba y cuya influencia aún se hace sentir en nuestra cultura.
De canarios, andaluces y otras etnias fue nutriéndose nuestro español. De los dos primeros adquirimos el seseo, que es la forma peculiar que tenemos de pronunciar de igual manera la S, la C, y la Z; el yeísmo, que no establece diferencias entre los sonidos de la Y (y) la LL; los cambios de la R por L en algunas regiones del país, así como la aspiración de la S.
También se introdujeron palabras procedentes de Andalucía, como cherna y jurel y de las Islas Canarias, como gofio y fañoso. Del árabe, son numerosas las voces asimilados, por ejemplo mazorca y joroba y entre los gitanismos jarana y sandunga. Es por esto que el gran Fernando Ortiz dijo de nuestra cultura que “es un verdadero ajiaco”.
Aunque la extinción de los aborígenes americanos después de la conquista tronchó el desarrollo cultural de muchos de nuestros pueblos, es innegable que nuestras lenguas autóctonas matizaron el español de numerosos vocablos, con los cuales se designan muchos objetos de nuestra realidad. Entre las voces que empleamos a diario en nuestro quehacer y que provienen de las lenguas autóctonas de Cuba y del resto de América, se encuentran: majá, cocuyo, tiburón, guayaba, huracán, Camagüey, Baracoa y Cuba. También del área del Caribe, Yucatán y la Florida nos apropiamos de las voces: arepa, butaca, tomate, tamal, maraca, caucho y papa entre otras.
La introducción de mano de obra esclava procedente de Africa, como resultado de la extinción de los aborígenes cubanos y del desarrollo de la industria azucarera y cafetalera, dió lugar a un complejo proceso donde la diversidad lingüística de los nuevos inmigrantes generó la necesidad de comunicación entre ellos, que se vieron obligados hablar entre sí en una especie de jerga de base española conocida con el nombre de jerga "bozal".
Numerosos vocablos africanos pasaron también por esta vía a nuestro idioma: asere, malanga, ocambo, quimbombó, ñame, y tonga. De igual forma una serie de refranes y expresiones populares que aún perviven como “Chivo que rompe tambó, con su pellejo paga......”
Con la supresión de la trata de esclavos y la ley de la represión del tráfico clandestino de 1840, las autoridades coloniales fueron a la búsqueda de mano de obra barata, utilizándose entonces masivamente inmigrantes chinos a partir de 1847; las falsas promesas de prosperidad económica a estas personas dio origen a la expresión “Te engañaron como a un chino”.
Es innegable la influencia que la presencia china ha tenidos en el decir. Voces y expresiones populares la recogen como: “Tener un chino detrás” (referido a la mala suerte), “Quedarse en China” (cuando no se entendió de lo que se trata) o “Eso no lo cura ni el médico chino” (para referirse a algo que no tiene solución).
Otras dos lenguas de significativa influencia en la evolución del español que se habla en Cuba, han sido el inglés y el francés. Esta última como reflejo de la afrancesada España borbónica de los Siglos XVIII y XIX. Del francés se asimiló: chofer, avión, bulevar.
A partir de la primera intervención norteamericana en Cuba de 1899, el inglés desplazó al francés como lengua extranjera más importante. Por suerte para nosotros ya existía una comunidad lingüística y cultural definida, que pese a su diversidad racial estaba unida por una sola y única lengua: el español.
Otros ejemplos son, del alemán: cabaret, kindergarten... del ruso: sputnik.... Como puede entenderse este no es un proceso acabado para ningún idioma. A cada sociedad corresponde cuidar su lengua para salvarla de influencias que puedan deformarla o desvirtuarla, pues cada país tiene el compromiso de preservarla y enriquecerla para las generaciones futuras.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS (Gran Papiyo)
|