MALA SORPRESA PARA DÍAZ-BALART Jean Guy Allard
2004-07-08
• "¡Descarao!" La palabra fuerte, el Congresista norteamericano de origen cubano Lincoln Díaz-Balart la recibió como una galleta. Bajó la cabeza y se apuró en refugiarse en su carro, al lado de su chófer, con la cobardía del capo alejado de sus matones. Subió rápido la ventanilla y el lujoso carro desapareció a toda velocidad.
Para entender bien a este personaje quien confiesa ser uno de los primeros responsables de las medidas anti-familia decretadas contra Cuba por la administración norteamericana, hay que saber algo de la historia de su padre, Rafael Díaz-Balart. Porque del palo este, Lincoln Díaz-Balart es sumamente digno de ser la astilla.
En los años que preceden el Triunfo de la Revolución cubana, Rafael Díaz-Balart es uno de los dirigentes más activos del aparato de represión del dictador Fulgencio Batista y Zaldivar, siendo, además de Congresista, el brazo derecho del Ministro de Gobernación Ramón Hermida. Esto después de un largo recorrido como principal animador de una organización más bien propagandística con el cual el tirano intentaba, sin éxito, acercarse a la juventud.
Sus privilegios dentro de la maquinaria dictatorial eran de hecho tan grandes que recibió la luz verde para alejarse de Cuba diez días antes del derrocamiento de la dictadura y de la victoria de las tropas revolucionarias.
El 20 de diciembre de 1958, Rafael Díaz-Balart salía corriendo a Europa, bajo el pretexto de un "viaje de negocios" y fue del Viejo Continente que observó el destronamiento y la huída de su Jefe.
Díaz-Balart esperará ahí quince días más antes de volar hacía el país donde sí sabe que tendrá una acogida merecida. El 15 de enero de 1959 es recibido en Nueva York donde esos mismos "socios" norteamericanos que lo atendían en La Habana le resolverán los trámites migratorios.
Ahí, en la Metrópoli de los Estados Unidos, en los días siguientes de este mismo mes de enero, cuando apenas la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro se instala en el poder y toma sus primeras decisiones, Rafael Díaz-Balart, rodeado de una repugnante brocheta de esbirros en fuga, funda —con la bendición de sus amos norteamericanos— La Rosa Blanca (que también se designa bajo su nombre en inglés The White Rose— el primer grupo terrorista de la historia de la contrarrevolución.
El primer grupo de de todos los grupos mercenarios que se van a crear a partir de este momento. Ya este 15 de enero un grupo de congresistas norteamericanos ha pedido la intervención de Estados Unidos en Cuba además de la aplicación de sanciones económicas.
De corte fascista, la organización de Díaz-Balart reúne a unos individuos que poseen ciertas de las historias de represión policíaca más feas de la dictadura batistiana... Al huir de la Isla fueron, de inmediato, sin perderse un día, a sumarse a él, reconociéndole de hecho como su líder.
Dos nombres resumen bien con qué tipo de calaña se rodeó entonces el padre de Lincoln Díaz-Balart.
El primero es Pilar García, nada menos que el Jefe de la Policía Nacional de la dictadura de Fulgencio Batista. El título lo explica todo. El solo nombre de "Pilar" en la Isla, en aquellos años, ponía mucha gente a temblar, tantos eran sus crímenes y, más que todo, su crueldad sádica de esbirro sin vergüenza ninguna.
Pilar García participaba personalmente en la tortura de presos donde los verdugos de su tropa iban hasta arrancarles los dientes, aplicarles hurgones puestos al rojo en los genitales y sumergirles la cabeza en inodoros llenos de excrementos.
La dictadura de Batista, hay que recordárselo bien, hizo más de 20 000 muertos entre sus opositores, sin que la administración Eisenhower-Nixon que la respaldaba tuviese la idea de criticar sus excesos. Bien al contrario.
El segundo nombre asociado a Díaz-Balart padre y a su organización terrorista, es Merob Sosa. El "coronel" Merob Sosa, como lo designó entonces con orgullo Díaz-Balart, al presentarse ante una comisión del Congreso norteamericano, el 3 de mayo de 1960, donde se consagró a atacar con un vocabulario intachablemente macartista a la Revolución cubana.
Hasta hoy, para los campesinos de la Sierra Maestra, el nombre de Merob Sosa es sinónimo de matanzas de cientos de ellos. ¡Cientos! Masacrados por haber dado apoyo a la guerrilla.
Durante un largo período, La Rosa Blanca estuvo detrás de un sinnúmero de actos de terrorismo contra Cuba entre los cuales los espectaculares incendios de las tiendas La Época y El Encanto. Además de sembrar el terror, los agentes de Díaz-Balart fueron intensamente utilizados como informantes por los servicios de inteligencia norteamericana.
Rafael Díaz-Balart, ex-esbirro de la dictadura batistiana y jefe terrorista, sigue viviendo en la Florida como muchos otros ex responsables del aparato represivo batistiano. Tranquilo. Sin que nadie jamás le haya hecho una pregunta sobre su pasado repugnante.
DE TAL PALO... TAL EXTREMISTA
Así que cuando, en su campaña electoral de 1989, Lincoln Díaz-Balart, su hijo, incluye en su programa electoral la liberación del terrorista internacional Orlando Bosch, el político, apoyado por la terrorista Fundación Nacional Cubano-Americana, se ve consecuente con su herencia de infamia.
Y esa campaña para liberar a Bosch, el pediatra asesino, Lincoln Díaz-Balart la liderará al lado del abogado Raúl García Cantero... el nieto querido de Batista. Este Cantero que se educó en las mejores universidades de Estados Unidos con la fortuna robada del abuelo y se encuentra hoy, gracias al socio Lincoln y al hermanísimo Jeb Bush, juez de la Corte Suprema del Estado de la Florida.
La identificación del Congresista, hijo de terrorista, con el batistato y sus terroristas son tan numerosas como documentadas.
Sobra recordar que el 27 de agosto de 1994, el hijo del Fundador de La Rosa Blanca recomendaba abiertamente a la Casa Blanca permitir a los terroristas de Miami lanzar ataques contra Cuba desde el territorio de los Estados Unidos.
El 14 de mayo de 1995, se jactaba públicamente de la "inolvidable oportunidad" en la cual había conocido "de cerca" a Batista, el cual admiraba "mucho".
Lincoln Díaz-Balart siempre "se pegó" a la tropa más extremista de Miami, empezando por este grupo de asesinos que conformaba el comité- paramilitar de la Fundación Nacional Cubano-Americana, estos mismos individuos que forman parte hoy del Cuban Liberty Council, autor intelectual de las medidas anti-familia.
Una tropa encabezada por Horacio García, el "banquero" del terrorista internacional Luis Posada Carriles, el mafioso Luís Zúñiga Rey y Ninoska Pérez Castellón, esposa del hijo delincuente del famoso esbirro Roberto Martín Pérez, jefe de la temible Brigada Radiomotorizada.
El 12 de septiembre de 1998, cuando Héctor Pesquera, el Jefe del FBI de la Florida del Sur, puertorriqueño vende-patria, policía corrupto y colaborador asiduo de la mafia cubanoamericana, arresta a solicitud de la FNCA a un grupo de cubanos que han infiltrado los grupos terroristas anti-cubanos de Miami… ¿a quién anuncia en prioridad la noticia?
A Lincoln Díaz-Balart, a quien informa de los pormenores de la operación y del show mediático que se va a crear.
Al hijo del torturador, Pesquera se jacta que sus presos están encerrados en celdas de castigo, humillados y chantajeados. Los malos tratos seguirán durante diez y siete meses mientras se desarrolla su juicio trucado.
El 22 de noviembre del 2000, un grupo de manifestantes reclutados por los funcionarios del partido Republicano interrumpen a fuerza de ruido, gritos y de amenazas el recuento de los votos en Miami-Dade, acabando con las posibilidades de triunfar del Demócrata Al Gore.
A la operación de intimidación, participa febrilmente Lincoln Díaz-Balart quien ha ordenado a Miguel Saavedra, el jefe de Vigilia Mambisa que venga con su tropa de delincuentes a provocar el motín. Saavedra se consagra desde años a tales operaciones, a menudo en coordinación con el congresista republicano: en el caso de Elián, fue de los más ruidosos elementos que impidieron durante días la liberación del niño secuestrado.
FRENTE A LAS CÁMARAS, PROPONE UN MAGNICIDIO
El último 22 de marzo, hablando frente a las cámaras del canal 41, el Congresista republicano Lincoln Díaz-Balart, ex Fiscal de la Florida, se quita la máscara como pocas veces antes. Afirma en una entrevista con Oscar Haza que Estados Unidos debe asesinar al Presidente de Cuba, Fidel Castro.
Asegura textualmente que "en Cuba se impone el magnicidio de Castro" y, cuando Haza le pregunta si es normal que un miembro del Congreso propugnará abiertamente el asesinato de un jefe de Estado extranjero, el hijo de Rafael Díaz-Balart reafirmó: "Yo sí creo que debe hacerse".
Ningún representante del FBI se acercó luego al congresista para pedirle justificar esa propuesta terrorista.
Confiando en la impunidad que se confiere en Miami a los partidarios del terror, el heredero del Jefe de La Rosa Blanca ratificó su afirmación asesina en una entrevista concedida al programa "La Noche" de RCN con la periodista Adriana Vargas, el 13 de abril pasado.
Cuando se decretan las medidas anti-familia de Bush, muchos de los "duros" del Cuban Liberty Council, asustados por la reacción popular de rechazo, se abstuvieron de reconocer su responsabilidad en la decisión criminal de la Casa Blanca.
Pero Lincoln Díaz-Balart no tuvo vergüenza ninguna en defender las medidas más absurdas de la historia del enfrentamiento Cuba-USA. Absurdas y terroristas, pues es a todo un pueblo, a la gente humilde, dedicada a su familia, que, esta vez, el hijo de verdugo batistiano intenta hacer temblar.
SORPRESA EN EL AEROPUERTO
Hace unos días, cientos de personas que esperaban viajar a Cuba se quedaban varadas en el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) cuando sus vuelos fueron cancelados por la OFAC, la Komandantur de la represión anti-cubana del Departamento de Estado.
‘‘¡Queremos viajar! ¡Queremos ir a Cuba!'' gritaban los pasajeros furiosos cuando, casualmente, Díaz-Balart llegó por un vuelo procedente de Washington.
En la Mesa Redonda de la televisión cubana, el periodista Reinaldo Taladrid relató la descripción que le hizo del insólito enfrentamiento un testigo presencial.
Reconociendo al político mafioso responsable en gran parte de esa aberrante situación, un viajero le gritó: "¡Te estás enriqueciendo a costilla nuestra!"
Alertados, otros siguieron al hijo de su papá terrorista para lanzarle unas cuantas exclamaciones más coloradas que se abstuvieron de reportar el Miami Herald y su versión en español.
"¡Lincoln HP!", "¡Basura!" Y un sonoro "¡Descarao!"
Sin la protección de Vigila Mambisa, desestabilizado, Díaz-Balart probó una tímida réplica: "¡Castristas!" cuando se acercó a unos centímetros un corpulento interlocutor quien le dijo un "¿Qué te pasa?" bien clarito.
Perdiendo su arrogancia de rufián, Díaz-Balart no tuvo otro remedio que desaparecerse rápidamente en su carro mientras seguían los insultos y que se acercaban otros viajeros furiosos.
Al subir su ventanilla, pudo oír una voz fuerte con un mensaje bien claro.
"¡Batistiano, tú y tu padre!" lanzó un hombre que, aparentemente, le tenía la genealogía bien fichada.
Por primera vez en su vida, Lincoln Díaz-Balart tuvo que enfrentar el furor espontáneo de sus víctimas. De las víctimas de este terrorismo que él y sus socios mafiosos han impuesto descaradamente desde ya décadas en la Florida del Sur. •