Duda y asombro

Por Graciela Ramírez *

No salimos del asombro. Creíamos que usted, señora Mireya Moscoso, al menos por el hecho de ser mujer, tendría la sensibilidad mínima para escuchar no solo la voz de la justicia de su país si no la de los sindicatos, estudiantes, intelectuales y trabajadores panameños que le solicitaron por todas las vías posibles que se hiciera justicia sobre los asesinos a quien hoy denomina "viejecitos indefensos".

Los panameños que pudieron haber muerto gracias al magnicidio que preparaba Luis Posada Carriles contra el Presidente cubano Fidel Castro no la indultarán jamás.

Tampoco podrán olvidarla las madres e hijos de los cubanos asesinados. Miles de personas que le solicitaron humilde y respetuosamente que se hiciera justicia y no se dejara impune a los responsables de la muerte de sus familiares.

Es triste que pase a la historia no por los logros sociales que debería haber conquistado para su pueblo o por intentar elevar a Panamá al lugar que estará más temprano que tarde, cuando ejerza el poder un verdadero panameño.

Es penoso que sea mujer, latinoamericana y caribeña.
Es penoso que sea recordada en nuestra América Latina por no haberle importado la vida o la muerte de su propio pueblo.
Tampoco la de un digno mandatario.
La vida de sus propios jóvenes Señora Moscoso, la vida de sus profesores universitarios, de los centenares de trabajadores que aquel día esperaban con alegría escuchar las palabras de aliento y esperanza que Fidel lleva siempre en su corazón a nuestros pueblos.

El Paraninfo de la Universidad estaba repleto de gente, panameñas y panameños de todas las edades y condiciones sociales ignoraban por completo que la muerte los acechaba, solo iban a escuchar el mensaje del mandatario cubano.
No imaginaron jamás que Luis Posada Carriles y sus sicarios preparaban un atentado mortal que podría haber acabado con sus vidas en solo unos segundos. 

Será recordada por este deshonor que además pone en peligro a toda la comunidad internacional.

¿Es consciente usted que con este indulto se convierte en cómplice por acción y omisión de los nuevos crímenes que este sanguinario asesino cometa ? 

Seguramente su amigo Posada Carriles le regaló alguno de los cuadros que decía pintar y que tanto ha confesado que le gustan. En realidad no deberíamos sorprendernos, desde hace más de un año usted mantenía un estrecho contacto con él. Al menos así lo reflejó la prensa cuando visitó una "exposición" del criminal Posada en el 2003.

Tal vez su amigo entre visita y visita no le comentó cómo preparaba sus atentados y cómo disfrutaba personalmente de ellos. ¿O sí?
¿Usted sabe lo que dijo este criminal cuando le preguntaron qué opinaba sobre las personas que habían muerto en el atentado contra un avión de Cubana en pleno vuelo ?, pues el individuo que acaba de indultar respondió: "estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado".

Setenta y tres personas Señora. Moscoso. Era el equipo nacional de esgrima que llegaba victorioso a su Patria lleno de medallas de oro, estudiantes pobres de diversos países que retornaban a cursar sus carreras universitarias y toda la tripulación de Cubana de Aviación.

Cuando la periodista le preguntó al criminal Posada Carriles si podía dormir bien a pesar de estos hechos, él respondió: "duermo como un bebé". Así que tampoco imagino cuál será el tema de sus pinturas, no sé qué sensibilidad artística pudiera tener una calaña como esa.

Ese es su indultado Mireya Moscoso.
Ese es su amigo, el mismo que se disfraza y utiliza varios pasaportes para desplazarse por nuestros países mientras contrata mercenarios a sueldo y prepara atentados.

Si no me cree, lea el libro " Pusimos la bomba y qué..." o consulte los archivos desclasificados del Departamento de Estado.

La última desverguenza de su gobierno -porque su indulto, a todas luces, es un acto desvergonzado de absoluta impunidad- es afirmar que las justas protestas del gobierno cubano son un acto de injerencia en los asuntos internos de Panamá.

Exigir justicia contra criminales internacionales como Luis Posada Carriles, que ponen en peligro la vida y la seguridad de nuestros pueblos no es un acto injerencista, es un acto de verdadera defensa de la justicia, la dignidad y el respeto que se le debe a un país soberano. Es un acto que honrra a quien lo ejerce y dignifica a sus habitantes.

Conoce las palabras honrra y dignidad ? El pueblo cubano, sus dirigentes y Cinco de sus mejores hijos que guardan injusta prisión en EEUU por tratar de evitar los crímenes de asesinos como Luis Posada Carriles, podrían darle una hermosa lección.

Solo una profunda duda me queda: ¿por qué ha hecho usted esto? mejor dicho, ¿por cuánto?

* Corresponsal de Resumen Latinoamericano en La Habana