Al que después se convirtió en un periodista disidente, emplantillado en la nómina de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, con la misión de mentir contra su pueblo, yo lo conocí; por entonces Néstor Baguer era un periodista respetado y hasta admirado. En una ocasión, en la Facultad de Periodismo, un colega profesor lo señaló, diciéndome al oído: - Ese es Baguer el que escribe en Juventud Rebelde la sección En defensa del idioma. Pasó el tiempo y no supe más de él ni de su sección, privándonos de aquellas interesantes notas sobre el buen leer y escribir en nuestra lengua. Más tarde supe que Baguer era un prominente y bien pagado organizador del grupúsculo de los llamados Periodistas independientes.

Su ficha de "vende patria" la utilicé en mis temas de ideología cuando en cursos políticos trataba las campañas de infamias y mentiras de los enemigos, sus informaciones tendenciosas y maniobras desestabilizadoras, dentro del programa del Carril Dos.

A Baguer lo utilice como botón de muestra cuando explicaba el caso de un periodista digno que se convertía en un profesional abyecto que subastaba su inteligencia en el mercado de los anexionistas, y asumía el papel de un vulgar mercenario al servicio de la potencia extranjera que no ceja en destruirnos.

En la comparecencia televisiva del canciller Felipe Pérez Roque, denunciando la conjura desestabilizadora del Jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA), Sr. Cason, quedé sorprendido al ver y escuchar a Néstor Baguer, revelar su identidad de agente encubierto con el nombre de Octavio, y desnudar las maniobras y patrañas de los seudosperiodistas asalariados de la contrarrevolución. Entonces quedé más convencido que somos invencibles en esta larga y difícil Batalla de las Ideas.

Néstor ha prestado un valioso servicio a la causa del periodismo militante y a la patria, trabajando en las entrañas del enemigo, y lo ha hecho con absoluta fidelidad a los principios. Martí, paradigma del periodismo ético y revolucionario, aconsejó en una ocasión parecida que "Era imprescindible resistir, por los caminos oscuros del enemigo, su obra de desavenencia y destrucción."

Octavio en el trabajo con el enemigo regresa ante sus compañeros como el Néstor que no dejó de ser: ahora con el blasón de un combatiente que ha cumplido una difícil y riesgosa misión para bien de su pueblo.

Volviendo a Martí, el Maestro consideró que el periodista tiene bastante de soldado, y al definir los objetivos del periódico Patria sentenció: "...la prensa es otra cuando se tiene en frente el enemigo. Entonces en voz baja, se pasa la señal. Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la voz de ataque." El agente Octavio ( léase Néstor Baguer) se preparó para ese ataque y ha salido victorioso como un soldado intachable en la defensa de la Revolución y sus conquistas.

Que Dios lo tenga en la Gloria al compañero.

                                SALUDOS REVOLUCIONARIOS

                                                (Gran Papiyo)