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De: Maceobravo1 (Mensaje original) |
Enviado: 26/10/2004 14:10 |
vamos, emigrante, lealtad, la con ci con sa, maikol, porque no dicen algo de las medidas injustas del cojo andante, si las de bush, son injustas y malas, estas son iguales, porque solo buscan a dañar, al pueblo, al que kmenos se lo merece, pero no nos dejo esperar, lo veiamos venir, era necesario hasta de emergencia , que elr egimen, trate de buscar rapidamente, unos 90 o 100 millones de dolares dando vuelta, para poder pagar de emergencia, gastos, pero el cojo andante se le olvido, que el cubano se las lleva en ela ire, y el cambio fuera del gobierno seguirta, asi, mismo y no cambiaran el dolar por el pedazo de papel higienico, que es el peso cubano, pero esperare los comentarios, de los "humnistas". ciao maceo |
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De: matilda |
Enviado: 26/10/2004 22:36 |
Perfecto!! buenísimo!! grandioso!! quien pudiera hacer lo mismo no? En todo caso la coincidencia sería en aclarar que toda medida económica debe ser llevada a cabo por una política, o por decirlo de otro modo, las medidas económicas siempre necesitan de medidas políticas y quién se atreve eh?Fidel , claro. saludos Matilda |
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De: mfelix28 |
Enviado: 27/10/2004 07:52 |
Toma Maceo, más opiniones, a veces me "deshumanizo" un poco: Periodico economico español "Cinco Días"
Turismo y Ocio - Turismo Los hoteleros españoles minimizan el efecto de la supresión del dólar en Cuba | | A. N. / MADRID (27-10-2004) | Publicado en: Edición Impresa - Empresas | A partir del 8 de noviembre, el dólar estadounidense no será aceptado en los establecimientos en divisas, bares, ni en los hoteles de la isla. Será sustituido por el peso convertible, creado en 1990, de igual valor que el dólar y únicamente válido en Cuba. Esta medida anunciada en la madrugada del martes por el Gobierno cubano no afectará al negocio hotelero español, según las cadenas que operan en aquel país. Sol Meliá, que cuenta en la isla con 21 establecimientos en gestión, considera que la mayoría de sus clientes reservan sus estancias fuera de Cuba con lo que 'la medida de Fidel Castro no tendrá siquiera una incidencia mínima'. En Barceló, tampoco creen que la nueva medida vaya a afectar a su actividad. La cadena mallorquina, que explota dos hoteles en la isla, dice que no va alterar al flujo de turistas. 'Prácticamente no tenemos clientela norteamericana, y nuestras reservas se realizan en euros'. La divisa europea no será sometida a la nueva medida del Gobierno, y 'por esta razón, apenas tendrá incidencia', apuntan las mismas fuentes. • Ver versión con más información relacionada
| Aquí ya me deshumanizo del todo, perdoname, maceo, pero la noticia es de ( me da verguenza decirlo) ¡Prensa Latina! Bancos extranjeros comprenden prohibición circulación dólar en Cuba La Habana, 27 oct (PL) Los bancos extranjeros con representación en Cuba comprenden hoy la prohibición adoptada en la isla a la circulación de dólares estadounidenses desde el venidero día 8, dijeron autoridades locales del sector. Cubanos siguen vendiendo dólares por segundo día consecutivo El ministro presidente del Banco Central de Cuba (BCC), Francisco Soberón, expuso la víspera en el programa radiotelevisado Mesa Redonda Informativa que no se prevén respuestas adversas, a juzgar por la reacción de los directivos de los 17 entes financieros internacionales presentes aquí tras ser informados de la medida. Soberón explicó que la iniciativa aprobada mediante la resolución 80/2004 del BCC, y anunciada el lunes por el presidente Fidel Castro, constituirá un factor de crecimiento para el turismo, sector considerado la locomotora de la economía local. Ahora los veraneantes (40 por ciento de ellos europeos) no tendrán que preocuparse por cambiar a la divisa norteamericana, pues directamente podrán adquirir la moneda local cubana con euros, dólares canadienses, libras esterlinas o francos suizos. De acuerdo con el documento difundido, desde el próximo mes cesará el uso del dólar en transacciones comerciales en el territorio nacional y será sustituido por el peso convertible, que se cambia uno a uno con la moneda estadounidense. A partir del 8 de noviembre al cambio de dólares de Estados Unidos por peso convertible se le aplicará un gravamen del 10 por ciento, del que estarán libres el resto de las divisas. Para el ministro la medida, aplicada por el recrudecimiento de la guerra económica de Washington contra el pueblo de Cuba, garantizará una mayor soberanía financiera al país, por cuanto podrá controlar los flujos monetarios además de contar con mejores posibilidades de programar la emisión de billetes. El experto consideró como una muestra de la incapacidad para emitir criterios las reacciones del vocero alterno del Departamento de Estado norteamericano Adam Ereli, quien expresó que la iniciativa de La Habana ratifica el éxito de la política de bloqueo contra la isla recrudecida por el gobierno de George W. Bush. "Los muertos que vos matais gozan de buena salud", dijo Soberón y destacó que la Revolución Cubana es hoy más fuerte que nunca. Nos sentimos felices y seguros de lo que se ha hecho, pues le hemos dado un golpe contundente, que duele, añadió el banquero. Asimismo expuso que internamente la medida ha tenido una acogida favorable, pues hasta el mediodía de ayer las Casas de Cambio (Cadeca) reportaban transacciones 30 veces superiores a las de una jornada normal. Este simple dato referido a las compras netas de dólares (cambiados por pesos cubanos, a una relación de 26 por un dólar) refleja la confianza del pueblo en su moneda y la comprensión de la medida aplicada en respuesta a los obstáculos de Washington para impedir las operaciones financieras externas de la isla. Pero también, aseguró, se debe a la estabilidad del peso, que durante los tres últimos años se mantuvo a una tasa fija de cambio. Soberón indicó que también este martes se abrieron 10 veces más cuentas bancarias en dólares que en un día normal, lo cual permitirá a sus titulares extraer dinero en la divisa estadounidense o en pesos convertibles (en paridad) sin pagar el gravamen del 10 por ciento establecido por la resolución. fg/ro/ml |
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De: Gran Papiyo |
Enviado: 28/10/2004 02:23 |
Una medida más para alejar el sueño anexionista de Maceo. Es lógica la indignación de quien defendiera la bandera del Imperio en los más recónditos lugares del planeta.Te entiendo Ramón, no te hagás mala sangre. Las cosas son así. Con Fidel nadie puede. Rambito, tomate un té de Tilo y andate a dormir. Mañana será otro día y ¿quién sabe qué nuevas medidas tiene preparadas el Comandante en Jefe para vos y tus amigos? SALUDOS REVOLUCIONARIOS Y HUMANISTAS (Gran Papiyo) |
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De: Maceobravo1 |
Enviado: 28/10/2004 04:47 |
manolillo, matilde y maikol, ñooo, tres m, espero que no se crean que no se lo que est ahciendo el cojo andannte, no solo evitar que le controlen las divisas y su economia, tambien, repito de recojer de emergencia, dolares, pero aparte, la investigacion de lavado de dolares por el baba, con el banco suizo, sigue y se que cuando se acabe la investigacion, todo el mundo, sabra la clase de mafioso, que es el señor este. manolillo, sabes tu mas que el hombre que preparo todo esto , que se llama pablo de cuba, dime si puedes buscar algo d el para que sepas, donde trabajaba, fuie el que preparo, la forma de hacer esta operacion, por si tu no lp sabias, de cuba salia, todas las semanas, un avion. con efectivos, titilos, pinturas, en otras palabras convertibles, se que lo van a dudar, pero bueno, no es nada nuevo. maceo |
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De: Maceobravo1 |
Enviado: 28/10/2004 07:11 |
papiya, sabes que eres perfecto, para el regimen, eres un proxeneta, te dedicas a reclutar lesbianas como la revolucionaria y su "jeba", para caerle a tras a las mujeres de tu foro, tipica operacion de seguridad de estado, yo te recominedo que te tomes un percodan, que en caulquier momento, "alguien" te suena la galleta que te mereces. maceo |
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De: mfelix28 |
Enviado: 28/10/2004 09:35 |
Mira maceillo, desde que puisieron colorado a tu jefe con las mentiras que contaba, ya no se os cree nada, ni los pocos que quedaban Saqueo de "Obras de arte" desde 1959, según vosotros Cuba debía tener , antes de Fidel, escondidos un montón de museos, porque no se veía nada. El "arte" que exportamos se llama salud y educación, pero eso no cotiza en las bolsas, los tuyos no lo comprarían. Respecto a tu petición sobre Pablo de Cuba, la cumplo, pero no te va a gustar, y eso que le texto está en Cuba Liberal ( del "ilustre" Montaner, ¡nada más y nada menos!), pero parece que el hombre aún no se ha enterado de vuestras últimas consignas. La cosa era fácil, maceín poner "Pablo de Cuba" en Google y buscas una web gusana y ya está. Pero hasta dentro de una semana no me vuelvas a pedir otra busqueda, la cuota de gusanería ya está cubierta. Solo habal de lieteratura, ¡ ya ves! que desagradecido es esta gente, le pasas un sueldazo de la CIA vía FAES de Aznar y no lo agradece. Buenom leetelo despacito: Está en: http://www.cubaliberal.org/encuba/040608-culturaypoder.htm Cultura y poder en Cuba Por: Rafael Rojas Introducción de: Carlos Alberto Montaner
Junio 8, 2004 Rafael Rojas —ensayista, historiador, pensador original, director de la Revista Encuentro— se ha convertido en la voz más escuchada de la intelligentsia cubana en México. ¿Por qué? Son varias las razones. La primera es el tono respetuoso, aunque firme, de su crítica a la dictadura de Castro. Mientras el gobierno de La Habana “revienta” las presentaciones a las que acude Rojas —como sucedió hace algún tiempo en la Feria de Guadalajara— o recurre al obsceno lenguaje de los insultos (“gusano”, “vendepatria”, “anexionista”), Rojas se mantiene dentro de los límites de la cordialidad cívica. No ataca ni denigra a las personas: sólo rebate sus falacias o sus débiles argumentos.
El segundo elemento a su favor es una biografía imposible de enlodar con la acusación falsa o real de batistiano, terrorista o agente de la CIA. Por el contrario: Rojas nació tras el triunfo revolucionario en el seno de una familia “integrada”. Su padre fue rector de la Universidad de la Habana. Tiene un hermano —que con la bajeza propia del castrismo suelen utilizar en su contra— que es un alto oficial del “aparato”. Rojas, en suma, no fue nunca una víctima directa de la revolución. Indirecta sí, como todos los cubanos, pero si se hubiera plegado al sistema hubiese escalado rápidamente hasta la cúpula de la nomenclatura en el terreno cultural. Es probable, incluso, si Rojas hubiese permanecido en Cuba, que hoy el capo de la cultura sería él, dado el profundo desprecio que Castro siente por Abel Prieto, a quien considera un “bitongo” y no un “guapo”, por usar las categorías acuñadas por el propio Prieto en un libro escasamente memorable, y dada la desconfianza invencible que le provoca Lisandro Otero. Rojas, además, comparte con muchos intelectuales mexicanos una visión crítica de la política norteamericana hacia Cuba, especialmente en el tema del embargo. Ese punto de vista, —que a mí me parece ingenuo— probablemente mayoritario fuera de Estados Unidos, lo blinda contra las acusaciones convencionales que suelen hacerles a los exiliados cubanos. Es decir, —y sé que simplifico— Rojas ataca y desacredita a la dictadura de Castro desde la izquierda, y eso le gana simpatías a su posición, aunque simultáneamente le genera cierta hostilidad en algunas zonas de la emigración cubana. En todo caso, es esa posición anticastrista lo que facilitó que la revista Encuentro haya logrado las firmas de decenas de escritores de izquierda como Saramago para censurar los fusilamientos y la represión desatada por el gobierno cubano en marzo de 2003 contra los periodistas y bibliotecarios independientes o contra los activistas políticos nucleados en torno a Oswaldo Payá y otros valiosos disidentes.
El ensayo que sigue, “Cultura y poder en Cuba”, fue su ponencia al Congreso de Madrid celebrado en la capital de España a fines de enero pasado. Recientemente, en su número de junio, la revista mexicana Nexos lo reprodujo y Radio Martí transmitió su contenido por onda corta hacia Cuba. La Unión Liberal Cubana ahora lo incluye en su página web con mucho entusiasmo. En estas páginas se hacen evidentes todas las virtudes de “Rafa” Rojas: la moderación, el juicio incisivo y la inteligente denuncia del tosco dogmatismo castrista. Es un pensador serio y sin odio. Esto último lo hace tremendamente efectivo.
Cultura y poder en Cuba Presentación de Rafael Rojas
Hace 45 años triunfó en Cuba una revolución social que transformó, a la vez, la cultura de la isla y las relaciones culturales del mundo occidental con esa pequeña nación latinoamericana. El cambio cultural fue impulsado por el abandono de los patrones liberales, republicanos y —aunque no democráticos— representativos que regían la vida económica y política de Cuba desde finales del siglo XIX y la adopción de un sistema socialista, basado en la propiedad estatal sobre los medios de producción, el poder de un partido y un líder únicos, la implementación de una ideología oficial comunista y nacionalista y el desarrollo de una ciudadanía con amplios derechos sociales y escasos derechos civiles y políticos. A partir de entonces, Cuba, un país caribeño que era percibido como una versión glamorosa de dependencia y subdesarrollo comenzó a reproducirse simbólicamente como modelo de igualdad y progreso en Occidente. La intelectualidad cubana jugó un papel decisivo en esta sustitución cultural de un estereotipo por otro, que le otorgó un vasto contenido histórico a sus discursos, al mismo tiempo que restringía la libertad de sus prácticas.
En la literatura y las artes, el triunfo revolucionario produjo la espontánea celebración de la mayoría de los creadores cubanos de todas las ideologías y generaciones. Entre 1959 y 1961, sin embargo, aquel consenso comenzó a quebrarse como resultado de la radicalización comunista y nacionalista de un proyecto inicialmente democrático y moderado. Una mitad de la gran intelectualidad republicana (Jorge Mañach, Gastón Baquero, Lydia Cabrera, Leví Marrero...) emigró a donde pudo; la otra (Fernando Ortiz, Ramiro Guerra, José Lezama Lima, Virgilio Piñera...) permaneció en la isla, pero ya sin el liderazgo cívico o estético que durante años había ejercido. El poder de la cultura quedó entonces repartido entre intelectuales y políticos comunistas como Carlos Rafael Rodríguez, Edith García Buchaca, Alejo Carpentier, Juan Marinello o Nicolás Guillén, nuevos líderes culturales como Haydée Santamaría, Armando Hart, Alfredo Guevara o Carlos Franqui y una formidable generación de escritores vanguardistas y cosmopolitas a la que pertenecían Guillermo Cabrera Infante, Heberto Padilla, Manuel Díaz Martínez, Pablo Armando Fernández, Antón Arrufat, César López, Edmundo Desnoes, Lisandro Otero, Ambrosio Fornet y Roberto Fernández Retamar.
Este poder institucional y políticamente distribuido de la cultura, que permitió una década de intensa creatividad y pluralismo en la literatura, la música, el cine y la plástica cubanas y que se amparó en la ambigua discrecionalidad de la máxima fidelista de “dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada”, facilitó la emergencia de instituciones tan renovadoras como el ICAIC o Casa de las Américas y de publicaciones tan vivas y polémicas como Lunes de Revolución, El Caimán Barbudo y Pensamiento Crítico. Aquella efervescencia, que propició la interacción de diversas corrientes marxistas y nacionalistas y que sintonizó el campo intelectual revolucionario con la izquierda occidental, hizo crisis entre 1968 y 1971. La plena alineación doctrinal e institucional con la Unión Soviética, que se plasmó en el apoyo a la invasión de Checoslovaquia, la crisis de la Zafra de los Diez Millones y el ingreso al CAME, tuvo sus costos en el campo cultural: la persecución de homosexuales, el exilio de importantes figuras de la primera etapa revolucionaria como Carlos Franqui y Guillermo Cabrera Infante, el encarcelamiento y juicio del poeta Heberto Padilla, la retirada del apoyo público de intelectuales occidentales como Jean Paul Sartre, Octavio Paz o Mario Vargas Llosa.
El crítico Ambrosio Fornet se refirió alguna vez a un “quinquenio gris” en la vida cultural cubana que se habría extendido del Congreso Nacional de Educación y Cultura en 1971 a la creación del Ministerio de Cultura en 1976. Desde el punto de vista institucional la frase es precisa, debido a que enmarca los cinco años en que la producción artística y literaria de la isla estuvo más directamente subordinada al aparato político del Partido Comunista por medio de burócratas con escasa obra intelectual como Luis Pavón Tamayo, José Llanusa o Armando Quesada. Pero desde el punto de vista ideológico y político resulta doblemente eufemística, —por lo de quinquenio y por lo de gris— ya que el control policíaco de la vida intelectual se ha mantenido hasta hoy y la promoción oficial del canon marxista-leninista de creación se extendió, por lo menos, hasta 1992, a pesar de que la versión cubana de dicho canon nunca haya sido tan rígida como la soviética del realismo socialista.
Es cierto que el surgimiento del Ministerio de Cultura en 1976, encabezado por Armando Hart, un político de ascendencia nacionalista revolucionaria, vino a reforzar un principio de compensación de la autoridad ideológica en el proceso cultural, que desde los años 60 sostenían instituciones como el ICAIC y Casa de las Américas y que dio un impulso decisivo a la institucionalización educativa y política de la sociabilidad literaria y artística. Pero la fórmula del “quinquenio gris” se ha convertido en un oxímoron que le permite a las élites intelectuales del poder localizar todo el expediente represivo del régimen en materia de política cultural dentro de aquel lapso de cinco años, como si después de 1976 no se hubieran censurado obras de arte, clausurado publicaciones, boicoteado intentos de sociabilidad independiente o encarcelado a poetas como María Elena Cruz Varela y Raúl Rivero.
Aunque en los años 70 no toda la literatura y el arte cubanos estuvieron arropados por la camisa de fuerza de una estética oficial dogmática —pienso en las novelas de José Soler Puig, Miguel Barnet y Manuel Pereira, en la poesía de Nancy Morejón, Luis Rogelio Nogueras y Guillermo Rodríguez Rivera, en la pintura de Pedro Pablo Oliva, Zaida del Río, Roberto Fabelo y Tomás Sánchez, en la dramaturgia de Vicente Revuelta y Teatro Estudio y de Sergio Corrieri y el Grupo Escambray, en la música de Irakere y Los Van Van, en las canciones de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Amaury Pérez y Pedro Luis Ferrer o en el cine de Tomás Gutiérrez Alea y Humberto Solás— los primeros indicios de una ruptura frontal con el patrón ideológico marxista-leninista no se produjeron hasta mediados de los 80. La frontalidad de dicha ruptura estuvo relacionada con el agotamiento simbólico de Cuba dentro del campo socialista: una localización geopolítica que, infructuosamente, había intentado desplazar, desde finales de los 60, el rol cubano como alternativa paradigmática de una izquierda heterodoxa en América Latina. La neovanguardia cubana de los 80, al sustituir estrategias “marxista-leninistas” con estrategias “postmodernas” de producción cultural, contribuyó a una relocalización de la cultura en su entorno cubano, latinoamericano y caribeño.
La poesía, la plástica, el teatro, la música y la danza fueron, acaso, las cinco esferas de creación que protagonizaron la insurgencia estética de los 80. Poetas como Reina María Rodríguez, Osvaldo Sánchez, Marilyn Bobes y Emilio García Montiel, pintores como Flavio Garciandía, Arturo Cuenca, José Bedia y Juan Francisco Elso, dramaturgos como Roberto Blanco, Flora Lauten y Victor Varela, bailarines y coreógrafos como Rosario Suárez, Caridad Martínez y Marianela Boán, trovadores como Carlos Varela, Santiago Feliú y Frank Delgado reconstruyeron la plataforma estética e ideológica de la producción cultural y lo hicieron, al igual que en los 60, propiciando un diálogo entre los diferentes lenguajes artísticos. Esta permeabilidad estética le otorgó al movimiento cultural una intensa cohesión generacional que muy pronto comenzó a reflejarse en discursos teóricos y, más peligrosamente, en ciertos ejercicios de política cultural independiente que rebasaron las instituciones oficiales. En la segunda mitad de los 80, algunos intentos de autonomía de la sociabilidad intelectual como los proyectos Castillo de la Fuerza, Arte Calle, Hacer o Paideia y algunos ensayos de Gerardo Mosquera, Desiderio Navarro, Iván de la Nuez y Rolando Prats, dan fe de esta creciente politización de la neovanguardia cultural.
En el libro Déjame que te cuente (2002), una antología de la crítica de arte de los 80, compilada por Margarita González, Tania Parson y José Veigas y editada en la Habana por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, a pesar de la ausencia de un autor tan emblemático de aquella década como Iván de la Nuez, se reproducen algunos de los textos que proponían la transformación del discurso crítico y teórico en política intelectual independiente.
Uno de esos textos, La fuerza tiene su castillo, de los artistas y críticos Alexis Somoza, Félix Suazo y Alejandro Aguilera defendía claramente la posibilidad de que la distribución del arte producido en Cuba no sólo corriera a cargo de los aparatos ideológicos del Estado, sino de las que llamaban, siguiendo a Juan Acha, “fuerzas independientes”. Para lograr que la propuesta no fuera boicoteada por el gobierno, Somoza, Suazo y Aguilera presentaban el proyecto Castillo de la Fuerza como un pacto entre las “fuerzas independientes” y los organismos oficiales de cultura que monopolizaban la infraestructura de distribución artística: una “asistencia a la distribución del producto artístico, o sea, la alianza temporal con las instituciones poseedoras de los medios materiales y de la tecnología para la distribución de la obra de arte”. En esencia, aquella transacción fue un claro indicio de que una nueva sociabilidad intelectual intentaba abrirse paso por debajo de las instituciones estatales. No de otra manera se explica que importantes intelectuales de los 80, como los poetas María Elena Cruz Varela, Rolando Prats y Omar Pérez, muy pronto pasaran a la oposición política organizada.
Al igual que a fines de los 60, esta insurgencia cultural fue sofocada por el poder entre 1989 y 1992, justo cuando comenzaba a cuestionarse los límites estatales de la sociabilidad intelectual y cuando el liderazgo ideológico del Partido Comunista, concentrado en la persona de Carlos Aldana, imaginaba algún futuro viable para una Cuba postsoviética. El cierre, que inicialmente fue instrumentado como una reacción nacionalista contra el “postmodernismo” —el cual se identificaba en medios oficiales con otras corrientes monstruosas como el neoanexionismo o el neoliberalismo— propició, además de la politización opositora de intelectuales como Raúl Rivero, Manuel Díaz Martínez o Rafael Alcides, una diáspora de escritores y artistas cubanos hacia diversos países americanos y europeos —la tercera en importancia después del exilio de los 60 y la emigración por el puerto de Mariel en 1980— que muy pronto dio muestras de su irrefrenable creatividad lejos de la isla. Así como en los 80 la plástica fue el arte más dinámico del campo cultural, en los 90, la narrativa escrita en la isla y la diáspora (Jesús Díaz, Antonio Benítez Rojo, Carlos Victoria, Eliseo Alberto, Zoé Valdés, Daína Chaviano, Antón Arrufat, Abilio Estévez, Pedro Juan Gutiérrez, Rolando Sánchez Mejías, José Manuel Prieto, Leonardo Padura, Ena Lucía Portela…) alcanzó su mayor esplendor desde los tiempos de Carpentier, Lezama, Piñera, Cabrera Infante, Sarduy y Arenas. Esta desterritorialización de la narrativa fue captada por el acceso al mercado occidental de la cultura cubana, antes aferrada al Estado socialista como única institución pontificadora y difusora. En términos estéticos e intelectuales, dicha mercantilización produjo efectos disparejos sobre ciertas áreas de importante desarrollo cultural como la música, el cine y la plástica, pero contribuyó a homogeneizar discursivamente las creaciones de la isla y la diáspora, antes demasiado asimétricas e incomunicadas.
Si bien la selectiva inserción de la literatura cubana en el mercado editorial español ha provocado cierta reconstrucción de estereotipos insulares, en los que Cuba reaparece como fantasía erótica y política de la imaginación occidental, no todo el saldo de la mercantilización está signado por el exotismo, la codicia, la frivolidad o el paternalismo. Importantes grupos editoriales como Planeta, Alfaguara y Mondadori han rescatado, en los últimos diez años, lo mejor, lo regular y lo peor de la producción literaria contemporánea de la isla y la diáspora. Sin embargo, en términos políticos, un catálogo cubano como el de la editorial Tusquets, que reúne a clásicos republicanos como Lino Novás Calvo y Carlos Montenegro, autores emblemáticos del exilio como Severo Sarduy y Reinaldo Arenas, escritores residentes en la isla o en la diáspora como Leonardo Padura, Abilio Estévez, Mayra Montero o Arturo Arango y libros tan bien ubicados en la biblioteca de la oposición cubana como Persona non grata de Jorge Edwards, El furor y el delirio de Jorge Masetti y Cómo llegó la noche de Huber Matos, es una buena muestra de la capacidad del mercado editorial para burlar los controles de un estado totalitario y ofrecer al público hispanoamericano un fragmento plural de la república cubana de las letras.
Junto con el acceso al mercado, que otorga funciones gerenciales a la nueva burocracia cultural, el otro elemento característico de los 90 fue la apertura del canon nacional de la cultura cubana, propiciada, primero, por aquel desplazamiento ideológico del marxismo-leninismo al nacionalismo revolucionario que impulsó el movimiento de los 80, y luego admitida por la reforma constitucional de 1992. La política cultural, encabezada por el novelista Abel Prieto, se abocó a la recuperación de clásicos de la República, como Jorge Mañach, Gastón Baquero, Lydia Cabrera, Lino Novás Calvo, Enrique Labrador Ruiz, Carlos Montenegro y Eugenio Florit, antes rechazados como “intelectuales burgueses” del antiguo régimen, a la flexibilización del control político sobre la creación, como se plasma en películas como Fresa y Chocolate y Guantanamera, y a los primeros intentos de difusión, dentro de la isla, de la inmensa producción cultural de la diáspora. A fines de la década, esta apertura del canon, esta flexibilización política y este acceso al mercado se reflejaron en una de las zonas más vivas de la cultura cubana contemporánea, el ensayo, un género donde tensamente se han reencontrado intelectuales de varias generaciones y diversas latitudes como Fina García Marruz, Cintio Vitier, Ambrosio Fornet, Enrique Saínz, Jorge Luis Arcos, Arturo Arango, Rafael Hernández, Margarita Mateo, Antonio José Ponte, Victor Fowler, Rufo Caballero, Jesús Jambrina, Iván de la Nuez, Emilio Ichikawa, Madeline Cámara, Pedro Marqués de Armas, Ernesto Hernández Busto o Duanel Díaz, y que ha conformado el nuevo corpus crítico de valiosas publicaciones de la isla y la diáspora como Azoteas, La Gaceta de Cuba, Temas, Unión y Encuentro de la cultura cubana.
A partir del 2000, la vulgarización del discurso político del gobierno cubano ha provocado una profunda disociación entre la cultura y el poder, entre el arte y la ideología. Mientras los primeros —el arte y la cultura— se adentran en una práctica sofisticada y autónoma de representación y crítica de la realidad cubana, los segundos —el poder y la ideología— se aferran desesperadamente a la defensa y promoción, en la isla y en el mundo, de un símbolo cada día más debilitado e inverosímil.
Este desencuentro simbólico entre la creación y el régimen ha provocado una fractura de la política cultural de la isla en dos versiones claramente delineadas: una más o menos aperturista, encabezada por intelectuales funcionarios nacidos alrededor de 1950, y otra resistente al cambio, promovida por funcionarios a secas, sin una obra intelectual considerable y nacidos alrededor de 1960, a quienes el aparato ideológico del Partido Comunista ha encomendado la protección y supervivencia del mito revolucionario. En los próximos años las relaciones entre la cultura y el poder, en Cuba, se debatirán en un forcejeo entre ambas tendencias, que desgastará aún más los resortes simbólicos del régimen e incrementará la capacidad representativa de la producción artística y literaria.
La naturaleza crítica de la cultura cubana contemporánea, producida en la isla, es innegable. Ahí están para demostrarlo las novelas de Jorge Ángel Pérez y Pedro de Jesús, los cuentos de Ángel Santiesteban y Francis Sánchez, las películas de Juan Carlos Tabío, Orlando Rojas y Fernando Pérez, la dramaturgia de Atilio Caballero y la música de William Vivanco, los ensayos de Victor Fowler, Roberto Zurbano y Duanel Díaz Infante, los cuadros de Armando Mariño y Pedro Álvarez, las piezas de Aimée García, las instalaciones de Glenda León o las intervenciones del Grupo Enema, los poemas de Javier Marimón, Gerardo Fernández Fe y Pablo de Cuba Soria.
Las motivaciones estéticas de esta cultura ya no responden, en su producción, circulación o consumo, a las insistentes demandas de legitimación de un poder poco persuasivo, demasiado inmerso en su precaria subsistencia y claramente dispuesto a sostener su escaso crédito internacional a costa del cierre del espacio público interno. De ahí que esas demandas de legitimación, cada día más frenéticas y compulsivas, sólo puedan ser asumidas por aquellos aparatos ideológicos del Estado (televisión, prensa, editoriales políticas, mesas redondas, tribunas abiertas, marchas del pueblo combatiente…) ocupados por actores ciegamente leales o acríticamente subordinados. Es cierto que en situaciones límites, como la de la primavera del 2003, el poder logra implicar a personalidades oficiales de la cultura en fuertes manifestaciones de apoyo a la represión y el inmovilismo. Sin embargo, habría que admitir que cada día son más los escritores, músicos y artistas cubanos que se mantienen al margen de esas manipulaciones y que se concentran en la producción de una crítica intelectual, a veces demasiado indirecta o alegórica.
El repliegue mayoritario del campo intelectual hacia un territorio propiamente artístico y letrado, que se resiste al intervencionismo público de los pequeños círculos oficialistas y opositores, debe ser analizado con serenidad y sutileza. Una revista como Azoteas, editada por Antón Arrufat y Reina María Rodríguez, donde se publican ensayos literarios de la mayor sofisticación y se rescatan clásicos de la literatura cubana, hispanoamericana y universal, se inscribe plenamente en la gran tradición de la ciudad letrada. Este cultivo de la alta literatura bajo un régimen totalitario, como el cubano, y en una coyuntura sumamente represiva, como la que se abre con la represión de la primavera de 2003, tiene el doble significado de una conquista y una concesión: la conquista de la “torre de marfil”, del espacio autónomo de las “bellas letras”, y la concesión del silencio público sobre los grandes problemas políticos del país, o sea, la despolitización del discurso poético y crítico. Pero la neutralidad deliberada es, en este y otros casos de relativa sociabilidad intelectual dentro de la isla, un elemento de negociación de la autonomía, ya que respetando un pacto con el poder, los editores de Azoteas sustraen su pedazo del campo intelectual del aparato de legitimación del régimen y acumulan una mayor capacidad alegórica u oblicua de producción de mensajes políticos.
Los márgenes de la crítica en la cultura cubana se amplían o se estrechan por medio de un misterioso mecanismo de regulación tácita, muchas veces asociado a demandas coyunturales de la política gubernamental y casi siempre aplicado de manera casuística a las diversas esferas de la cultura. Entre todas las artes cubanas, las que gozan de una mayor libertad son las de menor capacidad de una producción semántica perdurable, como la música, la danza y el teatro. El cine, por ser un espectáculo menos efímero y a la vez masivo, posee límites más angostos de crítica que los del teatro, pero mayores posibilidades de crítica literal que la propia literatura. Sin embargo, en esta última, a pesar de esos controles sutiles, casi intangibles, la producción cubana contemporánea se atreve a avanzar hasta el borde de lo tolerado, hasta la formulación misma de la interdicción y el silencio como problemas.
En este sentido, llama la atención el hecho de que dos de los grandes temas de la nueva poesía cubana sean, precisamente, la voz y la libertad. En Distintos modos de cavar un túnel (2002) se leen estos versos de Juan Carlos Flores: “que te vuelvas afásico, me dicen, que te vuelvas afásico, en países como este lo mejor que uno hace es alquilar un quitamanchas portátil”. O estos otros: “la cigarra canta y cantar es el único sentido de su canto… yo, no soy una cigarra. Ni siquiera tengo voz”. Otro poeta, Pablo de Cuba Soria, nacido en 1980, termina su cuaderno De Zaratustra y otros equívocos (2003) con este poema, titulado “Donde dijeron libertad”.
Donde dijeron libertad hubo una puerta, extraña sierpe en el marco del espejo, coherencia del hombre que se niega a sí mismo una y otra vez hasta que llega el sustituto a imagen y semejanza
toda palabra es un puente voluta fugada de los dioses
donde hubo una puerta los hombres callaron
nada pudieron decir nada he podido luego del límite sólo el lenguaje la brevedad y la noche
Los límites de esta crítica están, por demás, claramente trazados en el orden semántico de la ideología cubana: el sistema político, el liderazgo único de Fidel Castro y el Partido Comunista, en dos palabras, el centro del poder. Pero el hecho de que la interdicción oficial esté ubicada en el centro simbólico y no en la periferia institucional del régimen ofrece algunos márgenes de impugnación política a la cultura cubana. Cada vez es más frecuente un tipo de crítica a ciertos atributos de ese poder, como el dogmatismo, la burocracia, la corrupción o la inequidad, que se ampara en una o dos frases de adhesión al sistema, de lealtad a Fidel Castro o, simplemente, de reconocimiento del legado social de la Revolución.
Esta cultura, precisamente por producirse dentro de los límites de una transacción moral entre la libertad y el miedo, se cuida racionalmente de marcar una distancia retórica y narrativa frente a los discursos más legitimantes del poder. En los últimos años esa distancia se ha vuelto cada vez más insalvable, cada vez menos recuperable, debido a que la cultura comienza a desarrollarse de manera autorreferencial, es decir, con arreglo a un trasfondo simbólico y conceptual propio, que se expresa en narrativas resistentes a los usos y costumbres del Estado. De manera que la paradoja de la cultura y el poder, en la Cuba contemporánea, podría resumirse así: mientras el poder se vuelve más represivo e ideologizado, la cultura se vuelve más autónoma y crítica. La relación entre ambos es, pues, una no relación, un desencuentro que acelera la decadencia política del régimen y el desarrollo de una producción cultural democrática.
Una objeción recurrente a esta tesis es que dicha disociación entre cultura y poder resulta funcional para el segundo, ya que al eludir toda confrontación, la primera se vuelve pasiva y cómplice. Si bien es evidente que los políticos oficiales de la cultura cubana, en nombre de las viejas “reglas del arte” decimonónico, han descubierto las ventajas de promover un modelo de intelectual aséptico, “no comprometido” y alejado de los asuntos públicos, lo cierto es que el desencuentro entre ambas entidades resta densidad simbólica al discurso legitimante y, a la vez, agrega valor estético y filosófico a la creación cultural.
Es cierto que una producción cultural, como la cubana, en condiciones de despolitización semántica o de acomodo a los límites discursivos que marca la interdicción del poder, es incapaz de impulsar una sociabilidad independiente y antiautoritaria como la que se vivió en los años 60 y 80. Pero esta disociación, que genera el deslinde entre el campo intelectual y los aparatos ideológicos de Estado, entre la comunidad artística y literaria y la red institucional de propaganda y adoctrinamiento, es, en todo caso, preferible a la instrumentación política de la cultura que se experimentó en el momento soviético de los 70 o en el momento nacionalista de los 90.
La politización de la cultura cubana, en las décadas del 60 y el 80, fue obra de la irrupción en el espacio público de nuevos discursos y prácticas del campo intelectual que postulaban una identificación crítica con el proyecto revolucionario. En los años 70 y 90 fue el poder quien tomó la iniciativa, afianzando un estricto código de lealtad al régimen dentro de la comunidad artística y literaria. Ya a mediados de esta nueva década, la del 2000, el circuito de la adhesión acrítica al sistema, enfrascado en otro oxímoron, —el de la batalla de ideas—, se traza fuera del campo intelectual, mientras que la instrumentación política de la cultura no va más allá de cierto exhibicionismo de apertura, de cierta gestualidad demostrativa, dirigida, sobre todo, a la comunidad internacional, y que insiste en afirmar un clima contradictorio de permisividad y pluralismo, de cohesión y neutralidad.
Este nuevo pacto entre cultura y poder, en Cuba, tiene, como decíamos, la desventaja de promover estrategias despolitizadas de producción cultural, pero, entre otras ventajas, tiene la de incorporar al discurso del poder, aunque sea de un modo mimético o propagandístico, valores de cualquier cultura democrática como la libertad de expresión y asociación, el rechazo a la censura y la dilatación plural del espacio público.
Para la diáspora cubana, que es uno de los destinatarios de la nueva política cultural de la isla, es indispensable comprender esta disociación entre cultura y poder en Cuba. Un mejor entendimiento de las relaciones y los pactos entre el campo intelectual y el régimen político de la isla no sólo contribuiría a superar en el exilio ciertos estereotipos que representan a la cultura cubana actual como una subjetividad enferma, moralmente corrupta e ideológicamente inerte, sino a valorar, sin purismos éticos o políticos, su capacidad de agencia y su lógica de negociación.
Desde esa mejor comprensión pueden articularse políticas intelectuales autónomas que ayuden a establecer sociabilidades remotas, vínculos electivos, entre la isla y la diáspora, que atraviesen las fronteras imaginarias de la nación y el exilio y que funden una nueva comunidad cultural sobre bases de tolerancia, reconciliación y libertad. La reintegración del campo intelectual cubano, que acompañará el cambio de régimen y la transición a la democracia, ya comenzó. La diáspora debe intervenir en ese proceso de reconstrucción cultural con humildad, sensatez y prudencia, pero sin renunciar a su autonomía, a su identidad, a su tradición de memoria y pluralismo, ni a su legado de crítica y destierro. Imprimir este artículo. En "Archivo," "Configurar página", establezca los m árgenes izquierdo y derecho en 0.15 pulgadas.
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De: mfelix28 |
Enviado: 28/10/2004 11:59 |
Maceo, ¿ En tu casa tienes una farmacia? Te lo digo, porque en España hay un mal común a los ancianos, y es que los viejitos ( a los que las medicinas les salen GRATIS) a veces tienen en su casa media farmacia y se lo van recomendando a los amigos. Porque como cogen o creen coger muchas enfermedades tienen medicinas para todos. Ten cuidado Maceo, que eso es un mal síntoma. Pero se cura, mira, te vienes acá, te sacas una tarjeta sanitaria de residente temporal ( te la dan en el momento) y vas al médico gerontologo que te toque y le cuentas el caso, te puede curar y además ibas a conocer lo que es la medicina publica gratuita,socialista, pero no se contagia, no te preocupes. Dicen los médicos que esa costumbre senil es mala, la OMS tambien lo dice y el Ministerio tambien, porque se gasta una pasta a lo tonto y algún anciano crédulo se puede poner malo si le hace caso al viejito recetador.
Salud |
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De: delacoru챰a |
Enviado: 28/10/2004 14:23 |
ñooooooooooooo, manolillo, oye la cuota de maetros se lleno con este que me mandaste, acuerdate, que nosotros los vijeols en medicare, no podemos leer, ya, tu entiendes. , oye, que mal agradecido eres, te trate de ser de servicio, mandandote, la pletal, para tu mal de poca circulacion, para que se levantes de ;la silla y no me quisiste acceptar ese gesto, manolillo, tengo un walgreen, aqui en un armario, blanco, mira, viagra, parapalin, triple mix, tres o cuatro mas, si necestas, let me know, oye, se te olvido, claro, eres emigrante, que los hijos y nietos de españoles, tienen la ciudadania, española, solo tengo que ir a la embajada aca, presentqar pruebas de mi abuelo, te acuerdfas, es asturiano y ya, oye, no te quise contestar lo del chupito, porque creo que insultaria a mis raices asturianas, quizas, para otros sea algo, sensual o sexual, pero, para un asturiano, no, me gusta mucho el de almendra y el de melocoton, ya te he dicho, mi hija, es azafata de continental, viaja a madrid una vez por mes y me trae encarguitos, yo como chorizo , asturianos, fabes astuirianas, queso cabnrales de la cuevas de mi familia, lo unico que no puedo traer es sidra cruda, esa me la tomo, cuandop voy alla, el paternina, me lo ocmpra o mi prima o ella y me lo mandan por correo,. igual que el miulenario de terry, el preferido mio, oye, entre tu y yo, bajito, que nadie nos oiga, ya ter la llevaste, ya sabes lo que te digo, un ejemplo, coger, , espero que ya te hays dado cuenta de algo, los otros dias estuviste bien cerca, te acuerdas, touche, jajajajajaj, bajito y oye subusu, que papiya no se entere, yo se que tu eres hombres a pesar de ser emigrante. maceo |
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De: Lealtad_siempre |
Enviado: 28/10/2004 16:47 |
Bueno que alguien me expliqué que paso aquí??????, al mejor estilo de espías y espionajes, resultó la48 ser maceín, con razón, estaba buscando cinco pies al gato cuando solamente tiene cuatro, se le fue.... producto de la edad será????, que malo son los espías cuando se vuelven escleróticos. Saludos Revolucionarios Lealtad |
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De: Maceobravo1 |
Enviado: 28/10/2004 19:11 |
jajajajajajajajajajajajajajajajajajajjajajajajajajajajajajaja |
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De: mfelix28 |
Enviado: 28/10/2004 21:35 |
Hola 48: Macein, escogiste un nombre de guagua, será porque todo el mundo se sube y baja de ella por unos centimos. Mira, a veces tu ignorancia es grande, pero tranquilo, aquí estoy yo: "queso cabnrales de la cuevas de mi familia" Mira, tu familia proviene de un pueblo de Avilés, Piedeloro, que está a varios centenares de kilometros de Cabrales, de Arenas de Cabrales, allí hay como unas 30 cuevas, no más, hay familias de la zona( no son más de 50) que disfrutan todas de la misma cueva. El cvabarales se consume casi todo en Asturias, incluso en Asturias se vene queso similar al Cabrales, pero no es Cabrales, no se hacen en una superfabrica, sino en 30 cuevitas, no se exportan y no hay familias de fuera con "cuevas", no se venden. Y Además, tu familia avilesina ¿Va todos los días a ver al queso? a cambiarle de sitio etc Seguro que de estar leyendose se estarían muriendo de risa o de tener ( lejos) a un familiar tan ignorante y mentiroso. Así que la familia Diaz de Piedeloro, no tiene cuevas allá, no son pisos que se venden, ¿sabes? ya existen desde la Edad Media. Cuando mientas hazlo sobre las boinas verdes o algo que esté siempre clasificado, lo que es de dominio público, abstente, haces el ridiculo. Sobre la medicina acá te voy a contar un caso "ricachón": Recientemente el gobierno tuvo que poner una excepción a la gratuidad de la sanidad, a los yanquis, resulta que individuos de esa tribu, con afecciones cardíacas, se venía acá, comían con sal, corrían demasiado y les daba los síntomas de infarto,todo ello intencionadamente, los médicos de acá, ignorantes de la gentuza con quien trataban le instalaban un bypass o les operaban, ahorrándoles lo que sin duda en su libre país les hubiera arruinado. Pero lo hicieron tantos que , la inspección sanitaria se extrañó del alto numero de turistas yanquis que se operaban, gratis, en España, investigó y se entero que TODOS tenían un historial médico cardíaco que recomendaba ese tratamiento. Aquí les alía gratis lo que allá no bajaba del millón de dolares. Se acabó, ahora les pasará los mismo que si estuvieran en su amado país, a pagar, a no ser que se vea claramente que es fortuito. Mecenas. ayuda a los tuyos primero. No andes comprando a la gente, no creas que todos son igual que tú.
Me alegra que en USA ya se permita la entrada de embutidos españoles y de conservas, no lo sabía, hasta ayer no se podía. ja ja ja |
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De: matilda |
Enviado: 28/10/2004 21:35 |
LA 48??? CÓMO NO ERA QUE VIVIA EN CUBA? SI MAL NO RECUERDO ME ENVIÓ DE PASEO...MMMM Y TANTA CONTRADICCIÓN SE TRANSUNTA EN LAS IDEAS?? ASI NO HAY DEBATE QUE SUENE BIEN. YO POR MI PARTE DOY FE QUE SOY YO SALUDOS MATILDA |
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De: Maceobravo1 |
Enviado: 29/10/2004 12:00 |
manolo, no se si tu a vecews te haces o lo eres, que mi familia radique en aviles, no quiere decir , que todos viven en aviles, estan regados, por todas l;as parte, tengo ami prima ada, que vbive en uk, tengo primos y los hijos de misprimos, estan, en cabrales, de ahi sale el queso, no es que sea de cabras, como algunos estupidos se creen, por que el manchego, lo es, pero cabraoles ademas de su producccion en cuevas, no se refrigera, yo nunca lo hago, aqui, ni con ekl cabrales ni con el machego , este tienne tres formas suave, medio suave y duro, yo tengo de los tres, solo aqui se vende , el duro, claro que no espermitido traerlos , pero si estan enlatados, como los chorizos y si se esconden, se puede traer de todo, lo mas dificil es el queso, por su peculiar olor, preguntale a tus familiares de aqui, si no lo han hecho, seguro que cuando te han visitado, ya que tu no sales de galicia, ellos trajewron de todo, ademas aqui, gracias a la gran cantidad de astutrianos y gallegos, aqui se como de todo, traido de alla, te digo voy a un almacen y compro las fabes mejores, que yo he comido, los vinos igual, aqui hay casas que representan lo mejor de espana,. francia, italia, chile y argentina, para mi gusto el mejor es el chjileno con su merlot, pero desgusto mucho, los españoles, y cuando deseo, alguno, frances, sin darme patada, puedes venir ami casa, ye invito, o a la de mi hijo mayor, y si no cuntas, mas de 200 botellas de vino, en vioneras, acostadas y en unas neveras espoeciales, para los chablis y rose, para tu temperatura, indicada, no es alarde, nunca le anime a ninguno de mis hijos en mis gustosd y para mi sorpresa, son iguales, hasta, en lo mayores, lo que tomo, en bebida fuerte y por supuesto, los vinos y cerveza, aqui, te puedo decir, que he tomado y tengo, la pilsner ,checa, la kmejor cerveza deol mundo que tambien mi hija trae de europa, aqui, no la dejan entrar, tren holandesas, alemanas, mayormenete y de espana, la san miguel, mira a mi me gusta mucho la mau y la estrella de galicias. matilde, si, estaba, jajajajajajaj, la48. no caray maceo |
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De: mfelix28 |
Enviado: 29/10/2004 12:00 |
Maceo: Si vive gente tuya en Arenas de Cabrales, vale, aunque vive muy poca gente allá. Nunca vi "cabrales" enlatado, y si lo llevas normalito, te echan a la hija del avión, porque huele fatal, el roquefort, al que se parece, es un suave perfume al lado de él. Viví ocho años en La Mancha, así que conozco el queso manchego, ese , ya ves, es el más normal de toda España, p. ej. si pides un bocadillo de queso,y no especificas, estés en Galicia o en Cataluña, lo normal es que te pongan manchego. El Cabrales solo lo como en Asturias, machacado con sidra y untado en pan es un manjar, fuera no, porque como estan escaso lo más probable es que me den queso danes o así y me lo cobren como el cabrales. ¿Sabes que es bueno para prevenir catarros? Al estar en cuevas cría el moho que justo es el que cura catarros. Es normal que lleves los productos del cerdo escondidos, debido a una peste porcina de hace la tira de tiempo se prohibió en USA y se olvidaron ya de levantar esa prohibición. no se si Antonio Banderas, el marido de la Melanie Griffith, que es andaluz y tiene negocios en su Andalucia con cerdos y aceites logrará algo, estaba haciendo una camapaña. Maceo, en Galicia solo estoy desde el 96, antes estuve en Castilla-La Mancha ( en Cuenca) ocho años, antes cuatro en Canarias ,y estancias menores en León, Valencia, Baleares, etc y el resto en Asturias, por supuesto que conozco Cabrales, tengo una "garrota" hecha allá, para trepar por los montes. A Astruias voy casi todos los meses, además de en Gijón, ( mi madre, que ahora está en Argentina) tengo familia en el centro, ( donde robaron la dinamita unos de Avilés para el atentado de Madrid) y es una aldea, con todo lo de comer hecho allí. No soy un sibarita, Maceo, tiene que haber mucha diferencia en algo para que lo note, por eso en vinos, gustar, gustar, me gusta el gallego albariño, ( tien fama el ribeiro, pero no tiene comparación) y del tinto el manchego hecho con uva Cabernet, del resto ni me entero. En chorizos, etc. hay una gran diferencia entre los de Asturias y el resto de España, son más picantes y más secos, pero de fabas no entiendo, me parecen todas iguales. Lo que me dices de la cerveza San Miguel ya lo había oido, es curioso que en Españ no sea de las más famosas y fuera sí, en Filipinas es la que más se consume. No soy muy cervecero, por el invierno nada, pero me gusta la Mahou que dice, tiene una cerveza negra muy buena y barata ( 0,50 cents. la botellita) Este mes llegó a Santiago, al Corte Inglés cerveza cubana "Palma Cristal", te vas a reir Maceo, pero no es broma, a mi casi se me saltaron las lágrimas de la risa que medió: Cuando empieza una marca nueva, el Corte Inglés ( y todos) ofrecen degustaciones, cuando fuí la semana pasada estaba la de Palma Cristal ( por cierto más barata que la argentina Quilmes, pero más cara que la mejicana Coronitas) y para que la probases, te daban un vasito de cerveza con "gusanitos" ( maiz frito). Así que me tomé cerveza cubana para bajar los gusanitos. Buen apetito |
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De: Gran Papiyo |
Enviado: 01/11/2004 17:40 |
Matilda: No te preocupes. De Maceo podemos esperar cualquier cosa. Es un charlatán de feria que fantasea a través de su PC. Quien sabe cuantos Nick diferentes tiene desperdigados este sujeto en este Foro y en otros tantos ???? Pero existe mucha gente decente y honesta que con un sólo Nick se ocupa de exponer sus ideas y defender su causa. No estás sola. Somos varios los que no estamos casados con la mentira. SALUDOS REVOLUCIONARIOS (Gran Papiyo) |
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