El Gobierno argentino analiza la posibilidad de interceder ante el de Cuba para que la prestigiosa médica Hilda Molina sea autorizada a salir temporalmente de la isla con el fin de conocer a sus dos nietos, que viven en Argentina. La neurocirujana, de 60 años, ha manifestado que su único objetivo es poder visitar a su hijo Roberto Quiñones, también médico y nacionalizado argentino en 1996, y a sus nietos Roberto Carlos y Juan Pablo, de ocho y dos años respectivamente.
No obstante, el régimen de Fidel Castro se niega a otorgarle el permiso para salir del país desde 1994, cuando renunció como directora del Centro Médico Internacional de Restauración Neurológica (Ciren), que ella misma fundó en 1989.
"No estuve de acuerdo con la diferencia que hicieron entre los pacientes cubanos y los extranjeros. No quería participar de eso y dije lo que pensaba sinceramente, sin ninguna connotación política", ha afirmado la doctora.
Disidente por dimitir
A raíz de esa decisión, automáticamente Molina pasó a ser considerada una disidente y, según ha comentado, desde entonces vive junto a su madre inválida de 84 años del dinero que le envía su hijo Roberto desde Argentina.
"Cuando fui a pedir que me autoricen a viajar me dijeron que no podía hacerlo porque era una científica muy importante y mi cerebro era patrimonio del país", ha relatado.
En su opinión, "todo esto ocurrió" porque no quiso "seguir compartiendo la política gubernamental" de Cuba, ya que mientras dirigía el Ciren "era una de las personas más conocidas de la medicina cubana, viajaba mucho al exterior y daba conferencias".
La representante especial para Derechos Humanos de la Cancillería argentina, Alicia Oliveira, ha recibido recientemente al hijo de la mujer y le ha prometido "hacer todo lo posible" para lograr la reunificación familiar.
La semana pasada Alicia Oliveira elevó un informe al canciller argentino, Rafael Bielsa, en el que recomienda hacer las gestiones correspondientes ante las autoridades cubanas para que Molina obtenga el permiso que reclama.