Luis Ortega

Todos los días, Marta Beatriz Roque halla por radio en Miami y se dirige a los pobres cubanos.  La antigua Secretaria privada de Blas Roca es ahora la figura más importante en el aparato de oposición, dentro de Cuba, financiado por el gobierno de Washington. Así son las vueltas que da la vida. Blas Roca era un hombre serio con unos principios muy sólidos. Estoy seguro de que habría preferido la muerte antes que enfren­tarse a la revolución cubana y ponerse al servicio de la embajada americana. Aquellos comunistas eran hombres de principios y no era fácil comprarlos. Era imposible. Yo nunca fui comunista, ni lo soy ahora, pero quiero dejar muy clara la noción de que las gentes mas serlas que operaban en el lodazal político de Cuba eran los comunistas. Por eso es tan sorprendente que Marta Beatriz Roque, la antigua Secretaria y Vladimiro Roca, el hijo, estén al servicio de loa Estados Unidos a cambio de unos dólares.

Todos los días, Marta Beatriz habla al pueblo de Miami a través de la única emisora que se dedica a estas cosas antiguas. Es probable que algún día, en el futuro, la tengamos en Miami compitiendo con los viejos que lucran con el micrófono.

El tema, como dije en un comentario anterior, es la gran concentración del 20 de mayo de este ano. Repito que es curioso que hayan escogido el 20 de mayo que es una fecha destacada en el proceso de americanización de la isla.

Podían haber escogido el 24 de febrero, fecha revolucionaria, o el 10 de octubre, que son fechas netamente cubanas.  Fechas de rebeldía cubana. El 20 de mayo es la fecha de la abdicación del honor cubano, cuando todo se vino al suelo y se instaló en la presidencia a un agente americano, el viejo Don Tomás, ciudadano americano y partidario de la  anexión.  La fecha del 20 de mayo de 1902 la escogió el Gobernador Militar de Cuba.  Ahora, el que escoge otra vez la fechares el agente americano en Cuba, que vive despistado.  Tal vez algún día, si  logran sus propósitos, este americano será el nuevo gobernador de un país en ruinas. Será difícil, pero no imposible.

La pregunta que tenemos que  hacernos es si el gobierno de Cuba permitirá que se reúnan los cuatro gatos que forman la oposición al servicio de los Estados Unidos. Estoy casi seguro que los organizadores del mitin del 20 de mayo están convencidos de que el gobierno  no permitirá el encuentro.    De lo que se trata es de una provocación al gobierno para que éste diga que no lo permite. Entonces saldrán corriendo denunciaran al gobierno porque no les permite una reunión pacifica, etc. El propósito es agitar hasta el 20 de mayo.

Ahí mismo es donde yo discrepo del gobierno. No deben dejarse manipular de una forma tan escandalosa por cuatro gatos en Miami y en Cuba. Deben per­mitir el mitin, última hora. Deben abrir un espacio para que estas gentes digan lo que quieran decir. Cuarenta y cinco años después es obvio que la revolución debe cambiar su estrategia y abrir canales de expresión a gentes que representan intereses extranjeros. Si prohíben la reunión del 20 de mayo, estarán complaciendo a sus  organizadores... Eso es lo que quieren. SÍ se ven de pronto con que tienen que hacer mitin de verdad se verán  en un aprieto. La lógico indica que no hay espacio político en Cuba para una actividad , anexionista...

Toda la actividad contra el gobierno , dentro de la isla, esta financiada por los Estados unidos, es decir, por Washington, que en rigor no representa al pueblo americano sino a los intereses políticos. Hay una só­lida diferencia entre pueblo y gobierno, sobre todo en estos tiempos donde más de 65 millones de americanos votaron el 2 de noviembre contra el actual gobierno. Si impiden que los grupos pro-americanos se expresen, públicamente, para que se vea su verdadera identidad, el gobierno de Cuba estaría contribu­ir yendo a difundir la especie de que se trata de opositores legítimos. No lo son no lo han sido nunca. Toda la :oposición, dentro y fuera, de Cuba esta a sueldo de los intereses de Washington...   El pueblo americano es ajeno a esa intriga. Ese pueblo no entiende cómo es posible mantener una guerra de exterminio durante 46 años contra un pueblo indefenso que no representa ningún peligro para la seguridad  de los  Estados Unidos.