EMERGIÓ.
Una humilde matica, sí; dos hojitas verdes abriéndose paso para alzar a los vientos el gorro frigio de las libertades del hombre.
Brindo con un traguito de ron a la salud de esas personas valientes y esforzadas que han plantado la matica allá en Boyeros. Incluso si están equivocadas, la suya es una equivocación que requiere mucho coraje, gallardía y amor a la libertad.
Yo creo que hoy, sea como sea, es un día importante para todos los cubanos y todos los amigos de Cuba y de la libertad. Sencillamente porque algunos, equivocados o no, se han atrevido. Porque ese es el principio del fin de las dictaduras, el momento en el que los hasta ahora vasallos más o menos rebeldes de la tiranía, dan un paso adelante, se deciden a autoproclamarse ciudadanos y se atreven a hablar como tales, para que todo el mundo los oiga, y a ejercer sus derechos a plena luz del día.