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General: Una Definición Marxista: ¿Qué son Cuba y Fidel?
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De: Gran Papiyo (Mensaje original) |
Enviado: 28/06/2005 14:44 |
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De: Mambi |
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⢠Daily & Online ⢠Newspaper of the Left ⢠Tuesday, June 28, 2005 ⢠Una Definición Marxista: ¿Qué son Cuba y Fidel? por Gina Alvarez “Uno no puede negar categóricamente y por anticipado la posibilidad teórica de que, bajo la influencia de circunstancias completamente excepcionales (la guerra, la derrota, el crack financiero, la presión revolucionaria de las masas, etc.) los partidos pequeño burgueses, incluyendo los estalinistas, puedan ir más allá de lo que ellos mismos quisieran en el camino de la ruptura con la burguesía.” Leon Trotsky, El Programa de Transición, 1938 Las metas, la naturaleza de clase y los objetivos, así como los métodos del Movimiento 26 Julio de Fidel Castro eran inicialmente nacionalistas revolucionarios, antidictatoriales y anti-imperialistas. La mayor parte de la dirección, del programa político y de su membresía, así como de sus métodos de lucha (la guerra de guerrillas) representaban a la clase media radical y a las capas medias del campesinado, pero no a la clase obrera y no planteaban ningún tipo de objetivo socialista. Bajo la creciente presión de las fuerzas locales reaccionarias y del imperialismo norteamericano, y debido a la debilidad estructural de la burguesía nacional cubana, el movimiento político y el gobierno de Fidel Castro se vieron forzados a ir bastante más allá de sus planes originales y adoptaron algunas medidas revolucionarias aunque incompletas, limitadas y contradictorias de ruptura inicial con el capitalismo. Fidel Castro era un activista radical contra la dictadura de Fulgencio Batista. Fue originalmente miembro de un partido burgués de oposición, pero estaba inconforme con el cretinismo pacifista y el acomodamiento de su dirección al imperialismo y sus constantes acuerdos con la dictadura. En 1953 organizó a un grupo de jóvenes para lanzar un ataque contra el ejército en la base militar de La Moncada, cerca de Santiago, la segunda ciudad más grande de Cuba. La acción ocurrió el 26 de julio de ese año. El “Manifiesto de La Moncada” publicado por el grupo llamaba a la independencia nacional, la libertad y la dignidad proclamando su adhesión a las ideas de José Martí, el padre fundador de Cuba. El grupo de jóvenes que participó en el ataque creían que su acción sería el catalizador que unificaría a la oposición burguesa contra Batista y contra la dominación de la isla por Estados Unidos. Se veían a sí mismos como el instrumento que empujaría a esa oposición a la acción revolucionaria para derrocar al gobierno. El ataque fracasó, algunos de los miembros del grupo de Fidel murieron en la acción y varios de ellos, incluido Fidel mismo, fueron detenidos. La acción, sin embargo, catapultó a Fidel Castro a las filas de los combatientes antidictatoriales más reconocidos. Las fuerzas de Batista detuvieron también a otros miembros del burgués Partido Ortodoxo – la organización política de la que Castro era nominalmente miembro – y del Partido Comunista (conocido como Partido Popular Socialista) utilizando el ataque como una excusa para reprimir a toda la oposición. Todos los detenidos del PO y del PPS fueron liberados poco después. Durante el juicio que se le siguió, Castro hizo un discurso en su defensa – el cual pasó a ser conocido por la frase “la historia me absolverá” contenida en el cierre de sus argumentos – en el que expuso un programa que incluía una reforma agraria limitada, la independencia de los Estados Unidos y reformas educativas y de salud para los pobres, e indicó que el propósito del movimiento era el de crear una democracia, y un estado capitalista moderno e independiente. En mayo de 1955, Batista otorgó la amnistía a Fidel Castro y a otros miembros de su grupo y en junio del mismo año el Movimiento 26 Julio quedó fundado formalmente, pero éste nunca pudo desarrollarse completamente debido a que el gobierno mantenía a sus miembros bajo una vigilancia permanente. En 1955, Fidel decidió salir de Cuba hacia el exilio en México, la ruta tradicional tomada por los opositores cubanos desde los años 30s. Castro organizó un viaje por distintas ciudades de Estados Unidos donde recibió ayuda financiera y reclutó a algunos seguidores en las comunidades cubano americanas, en aquella época fuertemente anti-batistas. El lema principal de su movimiento era “democracia conquistada por la fuerza”, ya que según su caracterización de la situación, todas las demás vías estaban cerradas. Durante esa época mantuvo contacto cercano con el burgués Partido Ortodoxo, pues todavía creía que podía ser reformado. El mismo año, Fidel y el Che Guevara se conocieron por casualidad en la Ciudad de México a donde Guevara había llegado en un viaje en motocicleta que hacía por Iberoamérica luego de haberse graduado. Guevara, había sido apolítico en su mayor parte hasta unos cuantos meses antes de conocer a Castro. Durante su paso por Guatemala se relacionó primero socialmente y luego participó con activistas del gobierno populista de Jacobo Arbenz, quien fuera depuesto durante la permanencia del Che en ese país, lo que lo llevó a unirse brevemente a las barricadas en las calles de la Ciudad de Guatemala. Guevara fue detenido y expulsado de Guatemala por su participación en las acciones. En 1956, Fidel al mando de una pequeña fuerza de 82 combatientes, a bordo del pequeño yate “Granma” se dirigió a “invadir” Cuba, con la esperanza de que la acción provocaría una insurrección en la isla. Varias organizaciones nacionalistas de Cuba, que habían prometido una insurrección, sólo pudieron efectuar algunos ataques menores con bombas y disparos en varias ciudades. La “invasión” resultó un fracaso; el barco se hundió, la mayor parte de sus combatientes ó desaparecieron ó fueron muertos por el ejército y sólo sobrevivieron menos de una docena de ellos, incluyendo el Che, Raúl y Fidel Castro. Cuando lograron reagruparse y reclutar algunos campesinos para pelear su primera batalla el 17 de enero de 1957, la fuerza guerrillera tenía 32 miembros. Fue entonces que Fidel tuvo un golpe de suerte. Fue entrevistado en la selva cubana por el periodista norteamericano Herbert L. Mathews, del New York Times, lo cual los transformó instantáneamente – a él y a su grupo guerrillero – en celebridades mundiales. El New York Times, la revista Time y un número de periódicos reconocidos– inconformes por el predominio de la mafia norteamericana en los negocios en Cuba y por la descarada brutalidad de Fulgencio Batista – el régimen títere de EU – promovieron de manera inusitada las relaciones públicas del diminuto grupo. El énfasis del Movimiento 26 Julio en la democracia, las elecciones, la independencia cubana y la reforma agraria le dieron una tremenda ventaja sobre los principales partidos burgueses y sobre el PPS que continuaba acomodándose al régimen de Batista. Se vieron favorecidos además por el trabajo nacionalista y anti-imperialista de líder estudiantil Frank Pais quien fuera asesinado en julio de 1957, provocando su muerte una tremenda ola de repudio en todo el país. Algunos medios internacionales llegaron a comparar a los guerrilleros de barba con los “Padres Fundadores” de la Revolución Americana. En 1957 el ejército guerrillero adoptó de manera pragmática la “Primera Ley de la Reforma Agraria” – en las áreas que controlaban en la Sierra Maestra – con la que beneficiaron eventualmente a alrededor de 100,000 campesinos. Esta ley prohibía la posesión de tierras a extranjeros en las áreas bajo control rebelde, apoyaba la ocupación de tierras por los campesinos y limitaba la extensión de las propiedades a menos de 402 hectáreas, con la excepción de algunas propiedades dedicadas a la producción de caña de azúcar o arroz que podrían ser mucho más grandes. Aunque era progresiva, la ley facilitó la continuidad de una fuerte burguesía agraria dado que permitía un tamaño significativo para las propiedades. En las explotaciones típicas de Cuba, los cafetales, las plantaciones de arroz y de azúcar, los tamaños permitidos por la guerrilla eran incluso más grandes que las propiedades del mismo tipo de la oligarquía en países como El Salvador o Nicaragua. La ley, no obstante, le dió al ejército guerrillero una base substancial de apoyo entre los campesinos, particularmente entre los medianos y altos, así como entre los pequeños y los sin tierra porque les garantizaba empleo. Esta ley definió claramente cuales eran los objetivos nacionalistas burgueses del M-26 y de Fidel Castro, y mostraba los límites que Fidel tenía en mente para la transformación de Cuba: derrocar la dictadura, cubanizar la economía del país, mejorar la situación de los campesinos. El Movimiento 26 Julio amplió luego su base de apoyo con la formación de un movimiento de carácter esencialmente burgués y de clase media, el Movimiento de Resistencia Cívica –un frente nacionalista y anti-dictatorial moderado. En cierto momento, Fidel presionó por la formación de una alianza con el burgués Partido Auténtico Revolucionario Cubano, y el Partido del Pueblo Cubano (PPC), y hasta con el Club Rotario, organizaciones que firmaron el llamado “Pacto de Miami” en oposición a la dictadura. Esta nueva alianza rechazó el proceso electoral que intentaba digitar Fulgencio Batista basado en exclusiones y proscripciones con el objeto de legitimizarse en el poder, propuso un gobierno provisional dirigido por el líder burgués Felipe Pazos, y solicitó la intervención de la ONU y de la Organización de Estados Americanos para que ayudara en el proceso de democratización. Algunos de los partidos trataron de sacar ventaja y de maniobrar a Fidel Castro en la lucha por el liderazgo de este frente conduciéndolo a su eventual destrucción. Cuando se logró la victoria, Fidel, sin embargo, respetó los acuerdos de este agrupamiento en los primeros meses de su gobierno. Para 1958, cuando Batista y el Departamento de Estado norteamericano trataron de contener la creciente y masiva oposición al régimen de Cuba mediante discursos y promesas de “elecciones libres”, ya era demasiado tarde. La mayor parte del campesinado veía con simpatía a los guerrilleros aunque sin apoyarlos activamente. La agitación en las universidades cubanas a favor de la oposición era, sin embargo, abrumadora. En julio de 1958, debido a la presión popular, Estados Unidos se vió obligado a retirar las fuerzas navales adicionales que había enviado a la base de Guantánamo. Las condiciones en Cuba ya no eran las de antaño en que los EEUU podrían intervenir militarmente y hasta ocuparlo a su antojo. El 9 de abril los rebeldes llamaron por primera vez a una huelga general, pero sin preparar la huelga en cooperación con sectores de la clase obrera. El M-26 se limitó a publicar un comunicado desde las montañas. Como resultado la huelga fue un completo fracaso pero debido a las condiciones, y a la reacción de la dictadura, ayudó al objetivo de desestabilizar aún más al gobierno. Aunque el régimen tenía la ventaja en términos de fuerza bruta, y llevó a cabo actos de represión, hizo un mal cálculo de sus fuerzas y lanzó prematuramente una “ofensiva por la victoria” en contra de los guerrilleros que acabó en un desastre militar para Batista. En enero de 1959 el régimen y su ejército se desplomaron y se llevó a cabo una exitosa huelga general. La acción de la clase obrera se dirigió especialmente a detener los intentos de una capa del cuerpo de oficiales de organizar un golpe de estado para desplazar a Batista del poder y apaciguar al movimiento de masas. El 4 de enero de 1959, la mayor parte del país estaba en manos de los rebeldes. El 8 de enero los guerrilleros dirigidos por Fidel Castro entraron a La Habana. El primer gobierno de la revolución fue un gobierno burgués dirigido por el Dr. Manuel Urrutia Lleó, un político tradicionalista, que tuvo como ministro al millonario José Miro Cardona, ambos adversarios conservadores de Batista. También formaban parte del gobierno otros derechistas como el Dr. Roberto Agramonte y Manuel Rayo. Fidel fue designado como jefe del ejército creado a partir de las fuerzas guerrilleras después del desbaratamiento del ejército de Batista que se basaba en la complicidad de los oficiales en la corrupción, la prostitución y tráfico de drogas. El nuevo gobierno era representante de una burguesía nacional tan débil y dependiente estructuralmente del imperialismo norteamericano que fue incapaz de llevar a cabo algún cambio substancial en el país. Nunca pasó de representar el bosquejo de una burguesía aunque trató de obstaculizar cualquier medida radical democrática. La resistencia furiosa al proceso revolucionario por parte de sectores de la burguesía norteamericana y de los elementos cubanos más reaccionarios, produjo la primera crisis de gobierno en febrero cuando Urrutia se opuso a las reformas minimalistas avanzadas por Fidel Castro y el M-26. Castro obligó a renunciar al presidente, quien fue reemplazado por el Dr. Dorticós Torrado y disolvió el Congreso Cubano por su creciente oposición y estableció los “Tribunales Revolucionarios” para ejecutar a los dirigentes de la oleada contrarrevolucionaria montada por Estados Unidos y por reaccionarios cubanos. Castro fue nombrado Primer Ministro y comenzó a ejercer plenos poderes con el apoyo del Ejército. Este arreglo se convirtió, en lo fundamental, en la estructura de poder que permanece hasta hoy día. El poder nunca pasó a manos de la clase obrera y del campesinado sino que permaneció en manos del ejército y sus grupos del frente político. Amenazado por una creciente oposición tanto local como exterior, Fidel Castro mandó ejecutar a centenares de opositores y expropió sus negocios y viviendas. Las refinerías de azúcar, la industria textil, los casinos y los clubes nocturnos fueron tomados o confiscados. Cuando el gobierno de EU los amenazó, el gobierno centrado en la guerrilla se apropió de los bienes norteamericanos. La Confederación de Trabajadores de Cuba fue virtualmente disuelta y sólo fue reconstituída mucho después. Si bien durante este período los trabajadores y los campesinos participaron en las acciones y manifestaciones y estuvieron generalmente a favor de las medidas tomadas por el gobierno, nunca lo hicieron como parte de sus propias organizaciones independientes. Al mismo tiempo, con el fin de ganarse el apoyo de esta misma masa de trabajadores y campesinos – que aunque sin organizaciones propias ponían mucha presión a favor de la adopción de reformas – Fidel anunció una nueva reforma agraria y para los trabajadores promulgó una “Ley de la Reforma Urbana,” eliminando los contratos de renta. Se anunciaron y comenzaron a llevarse a cabo los planes de los programas masivos nacionales de salud y de educación. Bajo las extremas amenazas de ataque por el imperialismo y los reaccionarios, Fidel Castro y el M-26, se vieron forzados a ir mucho más allá de sus planes iniciales de un estado cubano burgués moderno e independiente, confirmando la vigencia de la teoría de que en los países semicoloniales, las tareas democráticas de la independencia nacional y la justicia social no se pueden lograr sin romper con el orden capitalista y el imperialismo. Lo que era por su naturaleza una revolución democrática y anti-imperialista se vió obligada a efectuar algunas tareas democráticas y revolucionarias, pero debido a que no era una revolución socialista, esas tareas quedaron incompletas y no fueron extendidas con otras iniciativas igualmente críticas. De hecho, estas reformas que incluyen las campañas de alfabetización, vivienda, servicios de salud y educación gratuitas son las mismas conquistas de la revolución que se mantienen todavía en su mayor parte hasta hoy día. Debido a que la clase obrera se vió limitada a jugar un papel secundario y de mero apoyo y no un papel dirigente – hasta la actualidad el poder real permance en manos de Fidel y del ejército; la revolución careció y carece aún de elementos de democracia obrera y de gobierno obrero, que son características indispensable de toda revolución socialista. La presión Inexorable de EU Casi desde la victoria en La Habana el imperialismo norteamericano procedió a atacar la revolución con todos los medios a su disposición incluyendo: el bloqueo y sanciones económicas, las cuales han durado ya más de 40 años; los intentos de asesinato contra la dirección de la revolución; la invasión militar de 1961 (Bahía de Cochinos); y la creación de una sede permanente para la actividad contrarrevolucionaria en Miami basada en la comunidad exiliada cubana, etc. Si bien los EU vieron perder sus intereses en Cuba durante la revolución, estas pérdidas están muy lejos de ser críticas para los intereses económicos de la clase gobernante norteamericana. Todas las administraciones demócratas y republicanas, sin embargo, colocaron a la cabeza de su agenda sobre Cuba la recuperación del orgullo imperial perdido por el derrocamiento de Batista y agravado por su derrota en la invasión de la Bahía de Cochinos y por el alineamiento de Cuba con el bloque soviético. Los EU no están dispuestos a aceptar, ni siquiera hoy día, su independencia y la pérdida del control de un país al que por más de un siglo consideraron como su patio trasero, su playa privada, burdel, y nido de drogas. La Declaración de Cuba como Socialista y su Alineamiento con el Bloque de la Unión Soviética El 16 abril de 1961, frente a la inminente invasión militar de los EU, Fidel Castro hizo un discurso proclamando el carácter socialista de la revolución cubana – dos años después de la toma del poder y diez años después de las luchas iniciales contra Batista, y tan sólo unos cuantos meses después de que las EIR (Escuelas de Instrucción Revolucionaria) comenzaran a formar en el marxismo a los cuadros del M-26. En junio de 1961 el M-26, el PSP (comunistas) y el nacionalista Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR-13) hicieron el acuerdo de disolverse para crear un partido común. Pero ambos el PPS y el DR-13 fueron purgados. En años posteriores, y cuando las condiciones lo permitieron, Fidel y su núcleo dirigente procedieron a nuevas purgas de viejos dirigentes del PSP y del DR-13. El PPS, a pesar de ser un partido comunista, era de orientación estalinista y, como tal, mantuvo en el pasado muchas conexiones con la dictadura de Batista, algunos de sus dirigentes fueron considerados como enemigos de la revolución y mantenían posiciones hostiles a las de Fidel Castro. Por otro lado, debido a que cientos de miles de profesionales educados de clase media dejaron el país, el PPS fue la única organización con cuadros profesionales en sus filas. El DR-13 no era una agrupación socialista ni comunista, sino nacionalista que, como tal, competía con el M-26. Castro y el M-26 convencieron a algunos de sus dirigentes de cambiar de posición y de volverse contra los que se resistieran, a cambio recibieron la promesa de compartir el poder. El nuevo partido se llamó primero Partido de la Revolución Socialista Cubana (PURSC) y luego, en 1965, cambió su nombre al de Partido Comunista Cubano. La revolución cubana, al verse arrinconada por el imperialismo norteamericano, decidió pasarse al lado de la Unión Soviética y adoptar su fisionomía política general con la esperanza de que esto salvaría al régimen político y ayudaría a disuadir a EEUU de lanzar nuevos ataques militares. Esto último sólo se logró años después, en 1962, cuando los EU y la Unión Soviética acordaron firmar un tratado en el que el Imperio prometió que no volvería a intervenir otra vez militarmente en Cuba, a cambio del retiro de los misiles nucleares soviéticos instalados en la isla por los soviéticos con el objetivo de negociar con EEUU un posterior retiro a cambio de que la Casa Blanca hiciera lo mismo con los cohetes que apuntaban a la Unión Soviética desde Turquía. Durante algunos años, la dirección cubana tomó con entusiasmo su nueva identidad como estado socialista y caracterizó correctamente que la mejor defensa de las conquistas de su revolución sería la extensión de la revolución a otros países en Iberoamérica. Durante este período el poder político en Cuba llegó a ser compartido entre el Ejército y el Partido Comunista Cubano. A este período pertenecen las iniciativas cubanas de crear el ICAP (Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos), su promoción del Bloque de Países No Alineado y su llamado a la Conferencia Tricontinental en 1966 en cuyo transcurso fue creada la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) y otras organizaciones para enfrentar al imperialismo. Pero la relación de Cuba con la Unión Soviética sin iniciativas teóricas y políticas aunadas a algunas iniciativas internacionales que terminaron en desastre como los intentos del Che Guevara de reproducir la estrategia guerrillera cubana en otros países acabaron produciendo repercusiones negativas entre los burócratas cubanos. Poco después del asesinato del Che Guevara en Bolivia en 1967 los cubanos detuvieron casi toda iniciativa internacional por expandir la revolución cubana, y aceptaron jugar el papel secundario de cara de izquierda de la Unión Soviética en asuntos internacionales, aunque con ciertos zig zags. Gradualmente, el poder volvió completamente a las manos del Ejército, cuya elite de primeros comandantes y un número selecto de miembros del PCC constituyen ahora el verdadero poder en la isla, bajo la forma del Consejo del Estado. Durante los 70s, Castro profundizó su retroceso: aconsejó la “vía pacífica al socialismo” en Chile que terminó en el baño de sangre pinochetista; después de la victoria de la revolución nicaragüense, Castro aconsejó al FSLN a no seguir el camino cubano de expropiar el capitalismo y cortar todo contacto directo con los otros procesos revolucionarios en Centroamérica. La lógica de Fidel recientemente ha retrocedido aún más, y está ahora más cercana a la que tenía en los inicios de su actividad política, como lo ejemplifica el discurso que pronunció en Argentina en mayo de este año en el que indicó que “para redistribuir la riqueza no es necesario llevar a cabo una revolución socialista.” La relación con la Unión Soviética ayudó a Cuba a vender su producción de azúcar e importar, a precios convenientes, maquinaria y refacciones para las industrias existentes y para comenzar algunas otras empresas menores. Junto con el apoyo de la Unión Soviética vinieron sin embargo las condiciones políticas de servirle a los intereses diplomáticos de la burocracia soviética y las restricciones económicas que afectaron la capacidad de diversificación productiva de la isla. Estos elementos de la relación de Cuba con la Unión Soviética la volvieron demasiado dependiente de Moscú. Cuando la Unión Soviética se desplomó en 1991, Cuba se hundió en una profunda crisis económica, que pasó a conocerse como el “período especial.” Esta crisis económica que, a pesar de que hoy día no es tan extremadamente grave, continúa sintiéndose en la isla, tuvo un impacto tremendo en el conjunto del aparato burocrático de Cuba volviéndolo aún más conservador tanto en términos políticos como económicos. En días recientes Fidel ha repetido centenares de veces que los logros en materia de educación y de asistencia médica representan la victoria de la Revolución, como si ellos bastaran para justificar el carácter “socialista” de la sociedad cubana. Desde 1962, Fidel y el régimen Cubano insisten en que Cuba es socialista, como si una sociedad sin clases pudiese edificarse en un solo país, cercado por el imperialismo y en estado de subdesarrollo económico. La negativa a reconocerse como lo que es, una sociedad en transición entre lo que era y lo que debería ser, corresponde en gran medida a la necesidad de crear un microclima ideológico en que toda oposición, particularmente de izquierda, pueda ser considerada como un ataque al “socialismo” inexistente. Conclusiones: La revolución cubana de 1959 fue dirigida por un movimiento radical de clase media con métodos de la guerra de guerrillas. No fue dirigida por una clase obrera organizada desde abajo utilizando los métodos de la huelga general, de las barricadas y la insurrección. Como lo ejemplifican sus manifiestos, programa y práctica durante la lucha revolucionaria y durante su primer año en el poder, el movimiento revolucionario tuvo un programa nacionalista, reformista y anti-imperialista, y no uno socialista. Fue la resistencia violenta de los reaccionarios e imperialistas la que los empujó a llevar ese programa más allá de los deseos de la dirección de la revolución. El programa de la revolución era un programa nacionalista burgués y reformista que se vió empujado a romper con el imperialismo y a la expropiación del capitalismo sólo por el ataque inexorable y violento del imperialismo norteamericano y la reacción. Se cumplieron algunas tareas democráticas y revolucionarias significativas como la reforma agraria, la nacionalización de industrias y la eliminación casi total del analfabetismo. La asistencia médica y la educación para todos llegaron a ser las características más sobresalientes de la sociedad cubana. La revolución derrocó al odiado gobierno de un régimen político dictatorial – el Ejército, los tribunales y el Congreso– y los reemplazó por un gobierno burgués provisional basado en el poder del ejército guerrillero; éste se vió reemplazado después por un poder completo del Ejército, ya institucionalizado, no como una milicia popular sino como un ejército regular como el existente en los países capitalistas. La abrumadora derrota de la contrarrevolución en el período de 1959 a 1965 produjo un éxodo masivo de la clase media alta y de la burguesía cubana que se transplantó a Miami en donde establecieron su base de oposición a la revolución tramando constantemente la contrarrevolución. Casi el 30% de la población de Cuba abandonó el país en los años que siguieron a la victoria de la revolución en 1959. Entre los que salieron se encontraban muchos artistas, la mayoría de los intelectuales, profesionales y técnicos del país. Esta combinación de circunstancias completamente excepcionales, aunada a la necesidad de ampliar la economía nacionalizada –bajo el mando del ejército guerrillero– proletarizaron prácticamente a la sociedad cubana, dando lugar a la creación de la base social más importante para la defensa de la revolución: una nueva clase obrera mejor educada, más sana y más joven. Estas victorias de la revolución mostraron claramente y de muchas maneras la superioridad de una economía planificada y centralizada –a diferencia de la anarquía y la naturaleza ávida de ganancias del capitalismo– a pesar de que hayan quedado truncadas y de estar plagadas de ineficiencias y de que haya surgido una capa privilegiada de burócratas. Esta base social de la nueva Cuba es el factor decisivo que nos ayuda a caracterizarlo como un estado obrero, reforzado por la nacionalización y la transformación en propiedad pública de la mayoría de las industrias y el comercio y del desplazamiento físico de la burguesía que abandonó en masa el país. La revolución no impulsó ni creó órganos de doble poder, ni durante los levantamientos ni después de la toma del poder. Todas las instituciones que se crearon para representar formalmente a la clase obrera y al campesinado – como los Comités a la Defensa de la Revolución (CDR), las Asambleas Populares, los sindicatos obreros y campesinos, etc. – fueron creadas desde arriba y nacían completamente controladas por las fuerzas armadas, el régimen, partido político y el gobierno y no se basan en la democracia obrera. Este híbrido de sistema que surgió fue transformado aún más tras la incorporación de Cuba al bloque de países dominado por la Unión Soviética, cuando adoptó muchas de las instituciones burocráticas, los métodos, las formas de gobierno y la retórica así como la política internacional de la burocracia de Moscú. La combinación de todos estos factores dieron como resultado la creación de un estado obrero deformado e incompleto con un gobierno bonapartista – basado en el poder de las fuerzas armadas – y un régimen político híbrido donde instituciones que se asemejan a las de la democracia burguesa (Asamblea) se mezclan con comités locales y regionales que no gozan de ningún poder– que actúan más como órganos consultivos – y los sindicatos, integrados, subordinados y carentes de toda independencia respecto del estado. Incluso el poder del partido gobernante es limitado y está subordinado al poder superestatal del Consejo de Estado, mismo que no es electo directamente por la población, sino que se compone de miembros designados por la élite gobernante, semi-independiente incluso de los principales comités regionales y de base del Partido Comunista Cubano. Estas superestructuras burocráticas y el carácter bonapartista del estado, del régimen y del gobierno son lo que nos ayuda a definir a Cuba como un estado obrero deformado. Las limitadas pero importantes conquistas de la revolución cubana: la independencia de los EU; la propiedad pública de muchos de los elementos de la economía; la asistencia médica y educación universal y gratuita y la vivienda como un derecho, no un privilegio, así como la eliminación del sistema de renta de viviendas – entre otros – son las conquistas que necesitan ser defendidas contra el imperialismo y los reaccionarios, pero al mismo tiempo los marxistas pugnamos por una revolución política – no social – para que la clase obrera y los oprimidos de Cuba ejerzan el poder directamente a través de sus propias instituciones y garanticen que se detenga el retroceso de la revolución, que ahora está siendo implementado por el gobierno de Castro con la reintroducción del capitalismo y de la diferenciación de clases. Esta tarea se vuelve más urgente cada día. Debido a las características deformadas del actual régimen, Fidel Castro es el único líder indiscutible entre los cubanos. Ni siquiera los enemigos de la revolución se atreven a desafiar esto. A su avanzada edad, Fidel ha designado como su heredero a su hermano Raúl, a quien muchos cubanos le tienen antipatía por haber sido el encargado de la represión en distintas épocas y el encargado de llevar a cabo las purgas en el partido y en las organizaciones “de masas.” La Revolución no tiene heredero y no cuenta con una clase obrera independiente que pueda tomar la decisión de revolucionar el sistema político y encender la energía de la clase obrera y los oprimidos cubanos y latinoamericanos. Sin ese elemento, y sin un partido revolucionario de un nuevo tipo, todas las conquistas de la revolución están en riesgo de perderse una vez que se vaya Fidel. Eso será una tragedia para las masas latinoamericanas y por supuesto para el pueblo cubano. Eso hace que la revolución política sea una tarea urgente. Tomado de http://www.sf-frontlines.com/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=421 |
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De: mfelix28 |
Enviado: 28/06/2005 19:24 |
Este es el verdadero caballo de batalla trotkista: como si una sociedad sin clases pudiese edificarse en un solo país, cercado por el imperialismo y en estado de subdesarrollo económico Fue le punto de infléxión entre Stalin y Trotsky . Stalin era partidario de afianzarla primero en la URSS y luego en el rreto de los países, pero el proletariado de estos países debía, en primer lugar asegurar el socialismo en la URSS, anteponiendo las necesidades sovieticas a las nacionales. Incluso un poco más adelnate reconoce que hubo politica internacionalista: Poco después del asesinato del Che Guevara en Bolivia en 1967 los cubanos detuvieron casi toda iniciativa internacional por expandir la revolución cubana, y aceptaron jugar el papel secundario de cara de izquierda de la Unión Soviética en asuntos internacionales, aunque con ciertos zig zags. Hasta aquí, mas o menos entendía a Gina Alvarez, pero aquí ya me pierdo, le tengo dos objecciones: -No creo que haya habido otra Revolución más internacionalista que la nuestra, aunque ahora a los fusiles y balas les han sustituido lápices y estetoscopios. -El hecho de estar cercado ( y ser esa la posible causa de un subdesarrollo parcial) que implica ¿ que hay que tirar la toalla? Si Trotsky levantara la cabeza le diría unas cuantas cosas a Gina. Bajo las extremas amenazas de ataque por el imperialismo y los reaccionarios, Fidel Castro y el M-26, se vieron forzados a ir mucho más allá de sus planes iniciales de un estado cubano burgués moderno e independiente Esta es una tesis que ya vi abriendose camino entre los anticastristas ( no en los gusanos, estos ni idea de que es una tesis si no se la dan ya escrita y comentada) "Fidel iba a construir un estado burgués pero los yanquis no le dejaron, del yanqui es la culpa que Cuba sea hoy comunista" ¡Hombre! "Si non e vero e ben trovatto" que dirían los italianos, pero eso originaría, revisar todos los dogmas de fe del anticastrismo, a saber: Raul y el Ché eran comunistas declarados desde niños, Fidel tambien pero lo disimulaba. Sirve, y muy bien, para justificar las posturas de los entonces abiertamente "fidelistas" y hoy furibundos anticastristas: "Aquello no iba para comunista, los yanquis obligaron a Fidel luego, y entonces lo dejamos" Consejo de Estado, mismo que no es electo directamente por la población, sino que se compone de miembros designados por la élite gobernante, semi-independiente incluso de los principales comités regionales y de base del Partido Comunista Cubano Si no estoy equivocado o cambiaron las cosas ayer, las "inoperantes" Asambleas del Poder Popular son las que nombra al Consejo de Estado. garanticen que se detenga el retroceso de la revolución, que ahora está siendo implementado por el gobierno de Castro con la reintroducción del capitalismo y de la diferenciación de clases ¡Caballeros! compararme a un dueño de un paladar con un Rockefeller es pasarse un poco, pero por otra parte tienen razón en esto, si no se cuida la cosa, enseguida te brotan clases privilegiadas, pero no solo por eso, las puede haber o las hay por: -recibir remesas del exterior -ser propietario de un negocio legal -cobrar divisas ( camareros , taxistas etc) ¿Y qué, se les fusila a todos? Trostkos, hay que ser un pelo más consecuentes, sin ser como los chinos que una vez al mes fusilan a media docena de nuevos ricos, seguro que en Cuba hay medidas judiciales pertinentes que eviten el mal uso de esas nuevas "riquezas" no cuenta con una clase obrera independiente ... ¿porqué? porque no cuentan con ellos que son .... un partido revolucionario de un nuevo tipo Bueno, esto va a ser un dolor de cabeza para el anticastrismo, ¡disidencia por la izquierda de Fidel! No me imagino a un trotsko discutiendo con uno de la Fundación sobre una Cuba sin castro, me da la sensa'ción que ambos preferirían seguir "contra Castro" pero con Castro en el poder que ver al otro en La Habana. Hay un estudio sobre Los orígenes del trotskismo cubano: ¿Porqué estará ahora de modo el trotskismo en el anticastrismo? saludos |
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De: Mambi |
Enviado: 05/07/2005 07:59 |
"¿Porqué estará ahora de modo el trotskismo en el anticastrismo?" Conoces a Celia Hart, hija de Armando Hard y Haydee Santamaria? Esta sra esta encabezando un movimiento trokista en Cuba y por las relaciones que ella tiene con la cupula de poder eso da mucho que pensar. El trokismo es la expresion mas radical y extremista de la izquierda y puede ser atractiva como punto de ataque al estalinismo cubano pero si toma el poder va a ser peor que los talibanes en Afganistan y las consecuencias para el pais van a ser desastrozas. language=JavaScript>
EL MILITANTE - Versíon para imprimir | | | | “El Socialismo en un solo país” y la Revolución cubana | Aportación desde Cuba | Autor : Celia Hart Fecha : ( 10-Mayo-2004 ) Categoria : Cuba |
âPatria es Humanidadâ José Martí Existe un velo de misterio sobre los resortes que hicieron sobrevivir a la revolución Cubana (RC) después de la claudicación del llamado Socialismo Europeo. Para el observador externo pudiese parecer que la revolución socialista emprendida en Cuba hace 45 años no tiene puntos de contacto con los trágicos acontecimientos que conllevaron a la caída del Muro en el pasado siglo y que la revolución cubana es socialista por otros mecanismos , que el calor y el brillo del Caribe le confieren otras reglas para su inexplicable vitalidad a pesar del bloqueo económico norteamericano y la destrucción abrupta de las relaciones con Europa del este. Que tal vez su liderazgo haya garantizado su supervivencia. Que la RC puede defender hoy su âderechoâ a considerarse victoriosa desde la perspectiva latinoamericana y sus tradiciones históricas, y desde las consideraciones éticas más exigentes. Para nada. La RC se mantiene entre muchas cosas por serle fiel hasta ahora a los principios del marxismo leninismo más consecuente. Si el fin del âsocialismoâ de Europa significa la lección negativa más importante para entender la batalla contra el estalinismo y la imposición del socialismo en un solo país, la RC contando incluso con sus errores es la lección positiva de la misma moneda. Entender la supervivencia de la RC en tanto su carácter socialista es importante para el movimiento comunista internacional , el cual tiene delante de sí una hermosa batalla que librar. Ahora que se han venido abajo toda las pseudoteorías estalinistas como coexistencia pacífica, realismo socialista, socialismo en un solo país.etc Todavía les queda un recurso a los sofismas estalinistas: Aliarse paradójicamente con los reformistas y declarar parafraseando a Fukijama el fin de los partidos políticos y el fin de los modelos Es curioso. Ellos hicieron pedazos a los partidos inmovilizándolos para la acción y ahora le quitan derecho a los auténticos partidos, condenandolos a ser retórica del pasado No es que los partidos no sirvan, la práctica âsocialistaâ de Europa hizo inservible a los partidos. Los partidos serán siempre un motor movilizador de las luchas por la redención humana. Aunque le cambien el nombre por prurito intelectual siempre que exista un grupo de personas con deseos de cambiar el mundo y utilicen los resortes políticos e ideológicos para hacerlo.. seguirán viviendo los partidos Algo así como los versos de Bécquer, el romántico español del siglo XIX â Podrá no haber poetas/ pero siempre habrá poesía.â No van a quitarle al hombre su voluntad de asociarse. Lo que sí será el fin de los partidos estalinistas. Que se diga con su nombre y sus apellidos. Con los modelos pasa lo mismo. Los modelos son una herramienta útil para simplificar el estudio de la naturaleza y la sociedad. Lo que sucede , al igual que con los partidos estalinistas, el modelo del socialismo en un solo pasí. no pudo pasar la prueba de la historia. Ahí está la RC defendiendo las causas del mundo desde la perspectiva socialista a pesar de su pobreza...; ahí están siete países de Europa cayendo en la OTAN servilmente Si no fuera trágico sería maravilloso ver como el imperialismo y el reformismo fruto del estalinismo se dan la mano en contra de un pequeño país que hoy lleva en sus espaldas no sólo la lucha por un mundo mejor, sino que defiende con su propia existencia las bases de la teoría socialista. Estará dividido mi trabajo en dos partes. Primero porqué considero oportuno retomar a Trosky, segundo porqué considero que la revolución cubana rechazó desde sus propios orígenes el modelo del Socialismo en un solo país, y sobrevivió entonces a caer en principio en el estalinismo, I. Porqué Trosky Los postulados de Trosky en tanto su aplicación práctica en los movimientos sociales, se quedaron confinados en los grupos reducidos de troskistas y no logró activarse a plenitud ni siquiera en la ya lejana década del 60, en la cual la figura emblemática del Che y su instinto revolucionario lo conminó a âsólo demorar el tiempo justo para engrasar el fusilâ No creo que exista una aplicación práctica más convincente de la revolución permanente (RP) que la que el gran revolucionario y mito de la juventud del siglo XX realizara al abandonar sus cargos dentro de la triunfante revolución de Fidel. Antes que eso había estado en Ãfrica. Es más que evidente que para el Che la verdadera revolución y el verdadero socialismo no se circunscribía a las fronteras de mi país ni mi continente. La bandera de esta leyenda cargada de romanticismo y pureza fue interpretada desde todos las vertientes. Se fomentó en el latino americanismo y el antiimperialismo. Y de hecho lo es, pero como un capítulo del internacionalismo y de la RP en contra del régimen burgués. Sería como decir que Lenin y Trosky fueron âeuropeístasâ por fomentar la revolución en Europa. El capitalismo se convirtió en imperialismo. América Latina ha pasado a ser un escenario claro de las luchas sociales. Lo haya mencionado el Che o no. A estas alturas debemos guiarnos un poco más por la literatura de los hechos. Pero aún así vale recordar lo que le dijo el Che a Fidel en su carta de despedida: Combatir al imperialismo DONDE quiera que éste se encuentre. El Che Guevara inició la era de la revolución permanente en América Latina. (Según mi parecer). Los cimientos de ésta podemos encontrarlos en José Martí y Simón Bolívar Para los cuales la patria era toda América, José Martí fue mucho más lejos. Lo dejamos para después. El estallido del muro de Berlín nos agarró fuera de base como decimos en Cuba haciendo alusión al béisbol. La militancia verdaderamente leninista no se escuchó con demasiada fuerza, al menos en esta región del mundo. Ese muerto no era nuestro, no debimos derramar una sola lágrima a no ser lágrimas de alegría. . Todo lo vaticinado por Trotsky en la Revolución traicionada se adelantó considerablemente.. Ojala que las Torres de New York no se hubiesen caído por las acciones de unos fanáticos incoherentes y hubiese sido el émulo del muro de Berlín. Y que en lugar de aviones de línea el pensamiento revolucionario de América incluido Estados Unidos hubiese derribado las ideas del imperialismo y el colonialismo. Creo que aun estamos a tiempo. Desde la aparente victoria de Stalin, a la cual llegó usando los más tenebrosos trucos de Geobels de eso de repetir una mentira hasta la saciedad, usando el asesinato y el terror como armas, las fuerzas revolucionarias han tenido dos enemigos : el imperialismo y el stalinismo. El acomodo a la victoria, el hecho real de tener que construir una república socialista, puede llegar a caer en el vicio del estalinismoâ¦Sin tener que conocer a Stalin. Sobre todo para aquellos que consideran la revolución como un empleo Con las ideas revolucionaria al igual que con el amor no se puede lucrar ...sería prostiti¡ución. .Raro caen en estalinismo los que llevan la revolución en sus huesos y su corazón. Fidel Castro presidente de Cuba hace más de 40 años, rara vez se quita el uniforme de guerrillero, jamás ha pactado con el enemigo y tiene en su palabra el timbre del internacionalismo. Chávez en medio de su crisis política no deja de gritar por la Unidad de América Latina y el Caribe. Son dos líderes auténticamente internacionalistas. Entonces Porqué Trosky. En primer lugar porque es políticamente necesario. Sí señor. La experiencia del viejo luchador es vital para ahorrarle tiempo y esfuerzos a los nuevos movimientos. Nadie predica que haya que volverse fanático a Trosky. Pero sí debe estudiarse con el mismo cuidado que se lee a Gramcci o Maraittegui. Hay un velo de olvido con él y todavía no entiendo la razón. Este olvido puede llevarnos a tener que descubrir lo que Trotsky hizo hace poco menos que un siglo. Está demás que se diga que nadie puede copiar ciegamente.. Es el espíritu, la esencia lo que no debemos tirar por la borda. En el horrible dispositivo de Mercader no cupo afortunadamente toda la enseñanza que éste hombre nos quiso dejar. Todavía no duermo bien pensando en que Mercader viajó a mi Patria luego de triunfada la Revolución Cubana. Lo que si me parece absurdo que mis compañeros latinoamericanos y cubanos le reconozcan la utilidad a la teología de la liberación y no al pensamiento de Trosky. Nunca dicen los motivos sólo dulces palmaditas en la espalda y un apagado “deja eso querida, ya pasó” . Los que me conminan a dejar asuntos âantiguosâ son los mismos que tratan de restituir (con mucho tino y acierto) a pensadores aún más viejos y yo diría que no más necesarios. Bolívar, José Martí y hasta a Cristo Lo único que yo puedo reclamar que si la religión tomó nuevos caminos y la Teología de la liberación tiene su fuente original en el surgimiento del cristianismo; y entonces esta teología es útil y revolucionaria, con el mismo derecho volvamos a los orígenes del socialismo. Es hora de nuestro renacimiento. En ese origen, estará Trosky sentado y expectante a la izquierda de Lenin. Nos urge. El veto sobre esta figura en los movimientos revolucionarios sólo puede estar sustentado por ignorancia o por tendencias estalinistas. El estalinismo repito es un mal peligroso que se adueña de los organismos revolucionarios triunfantes como la escara. La cual se apropia de organismos inmóviles. No tenemos derecho a perder un par de siglos más por pueriles dogmas. Los necesitamos a todos aquellos que le dijeron alguna verdad a la humanidad Entre ellos está Trosky. No ha pasado mucho tiempo desde el Manifiesto Comunista., mucho menos de los acontecimientos de la traición de Stalin a la causa del proletariado. Se hacen eventos y encuentros desde todos los ángulos. En ellos no se menciona a Lenin. Ábrase pues la puerta para esta discusión franca entre todos los revolucionarios que creen que el marxismo es todavía una de las bases de la salvación del mundo. No caigamos en las redes del estalinismo que se tejió con mentiras, traiciones e incultura. Qué nos ampare la voluntad de levantar al mundo. Fidel Castro ha repetido más de una vez que no le cambiaremos el nombre ni al Teatro Kart Marx ni a la Escuela Vladimir Ilich Lenin. Ando convencida que muchos compatriotas no leen entre líneas. En los instantes más difíciles de mi revolución, cuando los herederos legítimos de Stalin decidieron acabar de un plumazo con Cuba , cuando el imperialismo compraba valijas para regresar y mi pueblo estaba padeciendo la más atroz pobreza diseñada a cuatro manos por las consecuencias del imperialismo..y las del stalinismo, fuera de cualquier pronóstico Fidel con una voz preñada de consecuencia y valor gritó …Socialismo o Muerte, Ese día se salvó la revolución cubana. No veo nada más parecido a las palabras últimas del manifiesto de Marx y Engels. II La Revolución Cubana paradigma de revolución socialista La revolución socialista cubana surgida en la década del 60 es la única revolución socialista que vive en occidente. No sólo sobrevivió al colapso del socialismo europeo, sino que es joven, mantiene latente una lucha sin cuartel contra el imperialismo norteamericano y ha sido la guía espiritual para muchas generaciones y pueblos. Entonces: Cuba, un país pobre y bloqueado ( pretextos que utilizó Stalin para utilizar ese modelo en la URSS): ¿Lleva 45 años con el socialismo en un solo país? Si es así: ¿Es válida esta teoría? Si no lo es ¿Por qué no se ha caído entonces la revolución cubana? La respuesta la hallaremos en las propias definiciones. Pasa inadvertido: Para referirnos a Cuba decimos siempre revolución cubana y no Cuba Socialista... La URSS jamás permitió que la llamaran revolución soviética, excepto al principio cuando era la bolchevique, la más hermosa revolución del mundo. En ese hecho semántico radica le verdeara esencia de la autenticidad de mi revolución y de su derecho a seguir andando, la URSS con todo sus cohetes, su petróleo y su desarrollo económico dejó de ser revolución y entonces se dictó sentencia de muerte. Piedras angulares para una revolución socialista son su proyección internacionalista y la lucha social ( de clases) sin cuartel. Continuara... | | |
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De: Mambi |
Enviado: 05/07/2005 15:59 |
parte II II i El internacionalismo en la formación de la nación cubana. . Mas para entender el vinculo que existe entre la revolución socialista de Cuba y el internacionalismo llegamos a una feliz paradoja: La vocación universal y la justicia social han sido piedras angulares para la conformación de la nación cubana. A diferencia de un número significativo de países, Cuba se fundamentó como país en el crisol de los emigrantes españoles y negros africanos, los cuales, según me señaló una vez la periodista Martha Rojas, al arribar a esta tierra perdían su identidad ( gallegos, vizcaínos, etc.) para llamarse españoles o tal vez âgallegosâ. Los ânegrosâ que traían en los barcos se llamaron así negros dejando atrás la procedencia de las tribus y la zona geográfica a que pertenecían. El emblemático escritor cubano Alejo Carpentier premio Cervantes de literatura sentenció más o menos “ los cubanos nacimos en los barcos”. De esta forma la nación cubana, enmascarado tal vez por un amor a la Patria tiene raíces en otros dos continentes con la sazón que le ofrecen las tierras americanas. En nuestro origen, para empezar y en muy poco tiempo se mezclaron tres continentes De esa unión sale el sustrato de nuestra identidad matizado por un antiimperialismo excepcional: Desde los inicios de la gesta independentista Antonio Maceo, líder militar de las guerras de liberación contra España, expresó misteriosamente, que como único le verían combatiendo junto al ejercito español sería si Estados Unidos tratase de tomar Cuba. Intuía quién era a la larga el verdadero enemigo, sin recurrir a estudiar tratados sociopolíticos. Máximo Gómez jefe militar supremo de la segunda guerra de liberación en 1895 no fue un cubano, sino un dominicano. Fue respetado y aceptado sin que tuviese que mostrar pasaporte una sola vez. Pero el carácter internacionalista de Cuba no ha tenido un sentido mayor de proyección mundial que en la figura de José Martí. Los hombres revolucionarios del mundo le debemos todavía a este hombre el cuidadoso estudio de su obra si de verdad queremos entender el paso todavía controversial del siglo XIX al XX. No fue precisamente Lenin o Trotsky quienes sentenciaran en 1895: “Ya estoy todos lo días en dar mi vida por mi país y por mi deber, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que extiendan por Las Antillas los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América”. Fue José Martí. Su deber trascendía la independencia de la isla Días antes de decir esto confiesa: “Pero ahora puedo servir a este único corazón de nuestras repúblicas. Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América del Norte, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo(...)” Dirigiéndose a un amigo dominicano que le reclamaba que hablase de Santo Domingo dice: “De Santo Domingo ¿ por qué le he de hablar? ¿Es cosa distinta de Cuba? ¿ Usted no es cubano? ¿ Y yo qué soy, y quién me fija suelo?” José Martí hizo del ideal internacionalista el fin último por la independencia de Cuba. Tuvo oportunidad de conocer de cerca de los Estados Unidos y en su lenguaje poético y elevado describió al naciente imperialismo mejor que cualquier otra criatura ( según mi modo de ver). Por eso la segunda etapa de la lucha, pasando por la revolución del 30 donde además de luchar contra el tirano Machado los jóvenes consideraron la república española otro frente más, se fundamentó en los ideales internacionalistas. Cuando el gobierno de turno no permitió que atracase un buque perteneciente a la joven republica soviética, Julio Antonio Mella, del cual diría Fidel que fue el cubano que más hizo en menos tiempo y fundador del primer partido comunista, tomó un bote y en representación del pueblo de Cuba llegó a la embarcación y se hermanó con todos sus tripulantes. A este joven por cierto lo expulsaron del partido que él había fundado. Cuando aquello todavía se podía hablar de la Internacional.. Que le restituyó su militancia. Murió en México asesinado. Al morir no murmuró ningún lema patriotero, marchó a la inmortalidad diciendo âMuero por la Revoluciónâ La revolución de Fidel Castro también marchó por el camino del mundo. En carta escrita a Celia Sánchez en 1958, confiesa Fidel: “Cuando esta guerra se acabe empezará para mi otra guerra más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos ( los yankees) Me doy cuenta que va a hacer mi destino verdadero” Al cabo de 45 años podemos ver perplejos que cumplió su palabra. Y por supuesto faltaría la imagen del Che, símbolo clásico del verdadero internacionalismo. El Che abandonó familia, responsabilidades, honores todo por luchar en otras tierras, que “ reclamaban el concurso de sus modestos esfuerzos.” Conozco a un amigo muy cercano al Che que le estaba comentando sobre lo increíble que era que las tropas mambisas aceptaran a Máximo Gómez, dominicano, como jefe del Estado Mayor General. Cuenta este compañero que el Che lo miró con media sonrisa. Sólo entonces se dio cuenta que hablaba con un argentino. El Che no corrió igual suerte en Bolivia. No creo por otra parte que haya habido un ejemplo mejor de la aplicación rigurosa de la revolución permanente . Son apenas algunos ejemplos. Justicia social: la otra piedra angular de la nación cubana Nuestra guerra de independencia se retrasó con relación a las otras naciones americanas. Eso permitió sin embargo que sus líderes maduraran en las experiencias de las revoluciones europeas y esgrimieran postulados muy avanzados y muy radicales para lo que se supone fue una mera guerra por la independencia de Cuba. A diferencia de lo que sucedió con la declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776 que suprimió el postulado de abolición de la esclavitud, la cual le costaría a ese país otra guerra en el siglo siguiente, la insurrección por la libertad de Cuba se proclamó conjuntamente a la abolición de la esclavitud. Eran dos brazos del mismo cuerpo, no se concebía una sin la otra. De hecho el hacendado Carlos Manuel de Céspedes libera a sus esclavos y los invita como iguales a luchar por la libertad. Cuando después de 10 años de contienda los españoles logran que se firme el llamado pacto del Zanjón, Antonio Maceo le reclama al oficial español que debía convencerlo para sumarse a la rendición que en ese pacto no se sostenía la abolición de la esclavitud y que por eso, entre otras cosas, seguiría en la contienda. Al terminar el encuentro Martínez Campos le dice â Entonces no nos entendemosâ a lo que Maceo responde: âNo, no nos entendemosâ. En 1892 se funda el Partido Revolucionario Cubano por José Martí. Insisto que los aportes a la política y a la filosofía universal que nos dejó es una asignatura pendiente para los que tratamos de entender el decursar de la historia. Las bases de este Partido trascienden en su primera línea la mera independencia de la isla. Su proyección , su organicidad interna, confieren a este Partido la categoría de un partido de nuevo tipo. Su cantera fundamental fue la clase obrera! ( tabacaleros en el exilio). Se funda antes del propio Partido de Lenin. Las diferencias concretas de Europa y América le hará ver al lector superficial puntos incompatibles. Para el lector acucioso y paciente emergerán misteriosamente verdades absolutas y comunes. De este Partido revolucionario nacería cerca de treinta años después el Partido Comunista de Cuba. Carlos Baliño fue fundador de ambos, sabiendo que eran lo mismo. Huelga hablar de la vocación de justicia social por parte de la revolución que continúa Fidel Castro. Sólo como otro detalle a analizar con más profundidad está el manifiesto de la Historia me Absolverá. Documento que recoge el acto de defensa de Fidel después del asalto al Cuartel Moncada. Todavía no entiendo como el imperialismo no leyó allí un documento auténticamente comunista. Se enfatizan los problemas sociales y se hace un perfil clasista del pueblo cubano que deja sin aliento al socialista más ortodoxo en cualquier lugar del planeta. Ese documento fue escrito hace 50 años y mantiene la frescura y el orden lógico más exigente. Seis años después contra cualquier vaticinio, uniendo en su espíritu justicia social e internacionalismo triunfa una revolución profundamente socialista en las mismas narices del imperialismo, como alguien señalara. Apuntes finales En la carta de despedida del Che a Fidel el primero señalaba que el más sagrado de los deberes era luchar contra el imperialismo dondequiera que esté. El imperialismo está muy cerca de nosotros. Por eso Cuba con existir hace el mayor aporte a la causa del socialismo universal. Sépase que para nada creo que la revolución cubana es inmortal de per se, creo inclusive que hemos cometido serios errores. Por cierto que en 1986 Fidel declara âRectificación de errores y tendencias negativasâ a la burocracia, y otros males, impulsándole a la sociedad nuevos bríos. Esto fue antes de la jerga barata de Gorvachov sobre perestroika y glasnot. Hay que ver donde fueron a parar estos tipejos. Sería gracioso analizar de quién fueron herederos. Como nos enseña la dialéctica a través de la unidad y lucha de contrarios la contrarrevolución es una entidad que crece a la sombra y está ahí esperando el primer tropiezo. Dudo que algún país contenga un exilio tan hostil como el nuestro. Nuestra única salida es ser cada vez más radicales, más consecuentes con nuestra savia que ha sido el internacionalismo y la justicia social. Cualquier intento de congruencia con el imperialismo ( véase que alejo de esto al noble pueblo norteamericano con el que debemos relacionarnos más y más) será un retroceso para nuestro camino. Porque la revolución no tiene fin, ya sabemos lo que nos señaló un viejo y olvidado camarada nuestro, la revolución es permanente. En este escenario del mundo emerge una situación revolucionaria sin precedentes. La revolución bolivariana de Venezuela es eso: una revolución. Chávez no deja de hablar de la unidad latinoamericana. La revolución de Chávez se salva mientras no pacte con el enemigo y mientras logre radicalizarse más y más. Trotsky soñó también con esta unidad estando en México. Lástima que Stalin no le permitió vivir. No importa. Su aliento ( aunque todavía habrá hondos prejuicios) está en las revoluciones que nacerán tarde o temprano. Lograremos que salga de su silencio y que le vean sin ser considerado terrorista. Curioso; los imperialistas y los estalinistas coincidían en llamarle terrorista. Punto a nuestro favor. La ventaja que puede tener Cuba es que en sus tuétanos lleva dos de los bastiones importantes para alejarse del socialismo en un solo país. Fidel no es un accidente biológico, Fidel es, al igual que Martí, producto de todos los elementos que nos conforman como nación. La revolución cubana puede ser eterna, mientras siga siendo revolución; proyectándose y viviendo por el mundo y por los desposeídos. Fenecerá sin piedad para su historia el día que decida detenerse y trate de convertirse en república terminada. Proletarios de todos los países unios! La publicación en El Militante del artículo de Celia Hart, "El socialismo en un solo país" y la Revolución Cubana, ha sido objeto de una saludable polémica en diferentes foros. A continuación encontrarás dos textos aparecidos en Rebelión al respecto, uno favorable y otro crítico, y la respuesta de Celia Hart a este último. Carta abierta a Celia Hart, de César Augusto Sención Sobre “El Socialismo en un solo país y la Revolución Cubana - Aportación desde Cuba” de Celia Hart, de Israel Shamir Nota para el compañero Israel Shamir, por Celia Hart |
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De: Mambi |
Enviado: 05/07/2005 15:59 |
CubaNuestra Polémica |
| Respuesta libertaria a la "neotrotskysta" Celia Hart
Hemos leído con detenimiento, curiosidad e interés tu carta A propósito de mi entrevista en La Jornada del día 5 de Abril, publicada el pasado día 11 simultáneamente en las páginas web españolas Rebelión y La Haine. Se podrían discutir muchísimas cosas de esa carta tuya, Celia, realmente muchísimas cosas EXPLORANDO EL âBARRANCOâ: UNA RESPUESTA LIBERTARIA A CELIA HART | Canek Sánchez Guevara | Nieto del Che y Colaborador de Cuba Nuestra Hemos leído con detenimiento, curiosidad e interés tu carta A propósito de mi entrevista en La Jornada del día 5 de Abril, publicada el pasado día 11 simultáneamente en las páginas web españolas Rebelión y La Haine. Se podrían discutir muchísimas cosas de esa carta tuya, Celia, realmente muchísimas cosas. Pero -te somos francos-, poco nos importa que esperes la definitiva asunción profética de Cristo, de Buda y de Mahoma ni que sientas a tu lado a Lincoln y a Whitman; nos tiene sin cuidado que te sientas “princesa de la Raza” o que tu breve opinión sobre Juan Pablo II insinúe una disconformidad con su trayectoria que Fidel no puso de manifiesto en estos días: si por nosotros fuera, puedes seguir tranquilamente con tus experimentaciones poéticas que no habremos de censurarte ni nos preocuparemos demasiado por seguir de cerca tu producción lírica. También -continuamos siéndote sinceros-, puedes modificar tus dichos todas las veces que te plazca; ya sea porque has recibido un rezongo ya porque tu conciencia y/o tu meticulosidad intelectual te han llevado a corregir un disparo que tú misma entiendes corre el riesgo de ser mal interpretado: tienes toda la libertad que se te ocurra para hacerlo y serán tus lectores los que habrán de asignarle de ahora en adelante a tus palabras la credibilidad y la confianza que se merezcan y que tú seas capaz de conquistar. Además -volvemos a serte honestos-, tocas en tu nota temas de vital importancia como la “inercia” del Partido Comunista o la existencia de “ciertos resortes de restauración capitalista” en Cuba; cosas más que sabidas y poco novedosas sobre las cuales lo realmente interesante es que seas precisamente tú quien las reconozca: pero tampoco es eso lo que queremos discutir exacta y directamente en este momento. De lo que se trata ahora, en principio y sólo en principio, es de que nos ubiquemos en el mapa ideológico y político; de que adoptemos una posición relativa respecto a tales y cuales situaciones, a tales y cuales trayectorias, a tales y cuales personas. Es en ese orden de cosas que nos gustaría polemizar mínima y brevemente contigo. Pero precisemos un poco más el asunto. Tú dices estar buscando y quizás construyendo una opción de izquierda, una alternativa de izquierda para Cuba. Te contamos, entonces, que tu preocupación es la nuestra y la de una enorme cantidad de gente; en cuya primera fila -y no por vanguardistas sino por coherentes- están los anarquistas que mencionas en tu nota. Pero, definitivamente, lo que no podemos compartir es tu afirmación de que “a la izquierda de Fidel está el barranco”. Esa frase, exclusivamente esa frase, es la que, a cuenta de futuras polémicas, nos gustaría discutir ahora. Lo primero que queremos señalarte es el problema lógico que genera ese dicho; un dicho que frustra momentáneamente, de no mediar rectificaciones de tu parte, las expectativas que has venido generando con algunas de tus apariciones. Lógicamente, entonces, de tu afirmación sólo pueden seguirse dos cosas: o bien la opción de izquierda que estás buscando se encuentra a la derecha de Fidel o bien esa alternativa es Fidel mismo y la plena continuidad del monólogo autosuficiente que ha seguido a lo largo de todo su recorrido. Te darás cuenta que si tu alternativa de izquierda está a la derecha de Fidel -cosa que dudamos, porque no pareces tonta- este debate carece enteramente de sentido y más valdría que lo interrumpiéramos en este preciso instante. Pero también te percatarás que si esa opción de que hablas no es más que el propio Fidel eternizado, incluso en ausencia física, no se entiende muy bien a qué viene tanto escándalo de tu parte cuando sólo se trata, como insustancial aderezo, de leer a Trotsky, a Lukács, a Rosa Luxemburgo y a Gramsci. Pero, además -ya no desde el punto de vista lógico sino desde el ángulo político- tendrías que explicitar cuál sería la izquierda que está a la derecha de Fidel. ¿Es esa izquierda a la derecha la responsable de la “inercia” del Partido y de los “resortes de restauración capitalista? ¿Por qué tales cosas fueron posibles?: ¿se trata de “descuidos” de Fidel? ¿acaso el Comandante en Jefe, Primer Secretario del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros fue desbordado y sus orientaciones han sido desoídas? ¿o será que Fidel también da cabal cumplimiento a la bíblica proeza trinitaria y, al igual que Jesús -que es uno con Dios Padre-, puede sentarse a la diestra de sí mismo? Pero estas preguntas no pretenden más que ilustrar los líos que provoca la desprolijidad de tus exposiciones y lo cierto es que todavía no hemos entrado en el tema de fondo: es decir; todavía no hemos caído en el “barranco” que tú afirmas es lo único que hay a la izquierda de Fidel. Las palabras perdidas Hemos intentado abordar el tema con cuidado y respeto; incluso, a los solos efectos de este intercambio, dejando de lado momentáneamente las decepciones y reservas acumuladas a lo largo de décadas. También procuramos ser amplios y exhaustivos; al menos dentro de nuestras limitadas posibilidades. Se nos ocurrió, entonces, tomar una batería de conceptos habitualmente asociados con el pensamiento de izquierda, asociarlos a su vez con Cuba -con Fidel, por lo tanto- e indagar qué elaboraciones o realizaciones estaban disponibles como punto de partida de un debate al respecto. Para ello recurrimos a la herramienta más poderosa de que disponemos en este momento: la búsqueda avanzada de Google; acotando la misma a la frase exacta, en idioma español, en cualquier formato de archivo y para todo dominio posible. De tal modo, cualquiera podría verificar la exactitud de nuestros hallazgos y tú misma estarías en condiciones de hacerlo; pues no tenemos duda alguna de que puedes acceder a Internet sin mayores inconvenientes. Veamos, pues, los resultados de nuestra pequeña investigación y tal vez habrás de coincidir con nosotros en que son sorprendentes. Comenzamos diciéndote que frente a las frases “consejos obreros cubanos” y “consejos obreros en Cuba” Google nos responde que la búsqueda “no produjo ningún documento”; lo cual seguramente obedece a una razón simplísima y es que generalmente no se reflexiona sobre aquello que no existe o que ni siquiera ha sido fantaseado. Lo mismo ocurre con la expresión “autogestión cubana” aunque ahora sí nos topamos con un material -sólo uno- sobre “autogestión en Cuba”; material que puedes encontrar en http://es.geocities.com/anticivilizacion/antonfdr_GANDHI.htm y que únicamente nos informa que la idea no goza en la isla de mayor predicamento. Siguiendo idéntico procedimiento, llegamos a la triste conclusión de que, cuando de Cuba se trata, ni se habla ni se escribe sobre “autonomía obrera” o “autonomía sindical”; lo cual no hace más que confirmar que la dirigencia de las organizaciones correspondientes no tiene demasiado interés en el asunto y que la orientación predominante consiste en que las mismas se mantengan en la esfera de la dependencia estatal. Siendo así, no tiene nada de raro que algo tan “extremista” como la interrupción colectiva y voluntaria del trabajo concite apenas discursos de muy baja intensidad: la búsqueda para “huelgas en Cuba” sólo arroja como resultado 5 documentos de carácter histórico y cuando se trata de “huelgas cubanas” nos topamos nada más que con un solitario y exótico reclamo en la dirección http://www.bibliotecagnostica.com/Poscla22.htm. Aun así, no cejamos en nuestro empeño; pero, para nuestro asombro, en los casos de “conciencia de clase en Cuba” y “conciencia de clase cubana”, Google vuelve a responder a nuestra indagatoria que ésta “no produjo ningún documento”. Las cosas mejoran un poco cuando se trata de las “cooperativas cubanas” o de las “cooperativas en Cuba” y allí sí finalmente podemos encontrarnos con una módica treintena de documentos, no necesariamente de procedencia oficial ni imperativamente encomiásticos y entre los cuales habrá que destacar algunas perlas de interés como aquel en el que Jesús Cruz Reyes se ofende profundamente ante la pregunta de si dichas organizaciones son independientes o no. Frente a un resultado que, en comparación con los anteriores, era tan promisorio, proseguimos nuestra briosa cabalgata, pero sólo para enterarnos enseguida que nada se dice sobre los “movimientos sociales cubanos” ni sobre la “autonomía universitaria cubana”; aunque, seamos justos, sí hay que dar cuenta ahora de 4 documentos que contienen la expresión “autonomía universitaria en Cuba” -para reportarnos su ausencia, naturalmente- y otros 5, mayoritariamente referidos al pasado, que consideran oportuno recurrir por una razón o por otra a la frase “movimientos sociales en Cuba”. Fue así, luego de tantos y sucesivos fracasos, que resolvimos orientar nuestras indagaciones alrededor de un concepto que ciertamente nos resulta muy poco simpático: Estado obrero. ¿Y sabes en cuántos documentos aparece inscrita la expresión “Estado obrero cubano”?: solamente en 30, la abrumadora mayoría de matriz trotskista y no todos precisamente elogiosos. Entre ellos, sólo uno era de procedencia oficial cubana -en www.lajiribilla.cu/2002/n57_junio/1413_57.html- y se trataba en realidad de una colaboración de John Hillson remitida desde la ciudad de Los Ángeles. Pensamos entonces que esas ausencias podían deberse a la fuerte identificación de la expresión precisamente con la tradición trotskista; razonamos que tu rescate del fundador del Ejército Rojo se enfrentaría con dificultades obvias e intentamos ver si afloraba algún tipo de reflexión más copiosa en torno a una expresión similar y optativa: Estado proletario. Pero héte aquí que ni siquiera así fuimos coronados por el éxito: la frase “Estado proletario en Cuba” contaba apenas con una presencia huérfana de toda vecindad. El artículo en cuestión pertenece a Luis Ramírez Caraballo y Antonio R. Barreiros Vázquez; se llama Lugar y papel de las FAR como componente especialmente significativo del Estado proletario en Cuba y puedes encontrarlo en la Revista Cubana de Ciencias Sociales (Año 4, Nº 12 de setiembre - diciembre de 1986). Quizás, Celia, compartas con nosotros nuestra desilusión y tú también abomines de que, cuando en Cuba se habla del Estado proletario, en realidad no se trata fundamentalmente del proletariado sino de las fuerzas armadas. ¿Tendrá esto algo que ver con la militarización de la sociedad cubana? El "barranco" es la ausencia de libertad, igualdad y solidaridad En fin: hemos usado una batería de indicadores que distan de ser perfectos y a los que sólo asignamos un carácter aproximativo; pero, aun así, tenemos la firme impresión de que los mismos permiten sostener una hipótesis bastante confiable. Esto es; las reflexiones sobre la construcción de una opción de izquierda en Cuba tienen frente suyo un campo casi virginal e intocado. Y te pedimos por favor -suponiendo de tu parte una réplica de estas consideraciones- que seas un poco imaginativa y no nos recomiendes realizar una búsqueda similar conteniendo las expresiones “salud en Cuba”, “educación en Cuba”, “deporte en Cuba”, etc.; porque lo que te estamos proponiendo no necesariamente se contradice con dichas cosas sino que las dota de un contenido distinto, las resignifica y las enriquece infinitamente. Como habrás visto, por lo tanto, hay un conjunto de nociones -que embrionariamente representan sus correspondientes realizaciones sociales revolucionarias- habitualmente pertenecientes a un imaginario de izquierda y que en Cuba se usan muy poco o muy mal. Y nosotros estamos absolutamente convencidos de tres cosas que están íntimamente vinculadas con nuestro tema, tal como éste ha sido precisado desde un principio: en primer lugar, que Fidel no ha demostrado tener sobre sus hombros la cabeza más adecuada para elaborar pensamiento y definir acciones al respecto -ha tenido medio siglo para hacerlo y ¡nada!-; en segundo término, que este campo de nociones y realizaciones se ubica no a su derecha sino a su izquierda; y, por último, que nada de esto representa a ese “barranco” tan temido y que a ti te preocupa tanto invocar. Sobre ello hemos de ponerte sólo tres ejemplos especialmente significativos y de factible concreción inmediata. En primer lugar, una alternativa de izquierda en Cuba debería plantearse una urgente desmilitarización en el más amplio sentido del término. No se trataría solamente del redimensionamiento de las fuerzas armadas, del ahorro consiguiente y de la correspondiente transferencia de recursos hacia otros sectores de la economía infinitamente más necesitados. Se trataría también de que las fuerzas armadas perdieran sus privilegios históricos y de que los más diversos problemas de la sociedad cubana ya no sean vistos como si se tratara de acertijos en torno a la “defensa nacional”. Se trataría, sobre todo, de pensar el socialismo como lo que realmente debería ser -es decir, una nueva relación de convivencia entre seres libres, iguales y solidarios-; y de no mediatizar en los hechos esa reflexión, sobre-imprimiéndole siempre una articulación muy poco socialista entre los “comandantes” y sus subordinados. Estas cosas son inmediatamente posibles, Celia, y no hay ninguna razón que las contradiga. Seguramente tú nos dirás que la revolución no sobreviviría sin “sus” fuerzas armadas pero eso no es más que una falacia a la que el “Comandante en Jefe” y su séquito te han acostumbrado. Porque las fuerzas armadas cubanas se vertebran respondiendo a una hipótesis de conflicto -en teoría, una invasión de los Estados Unidos- que está mal planteado o que no se habrá de producir. En el primer caso, las fuerzas armadas cubanas no tendrían nada para hacer -y coincido contigo en que eso es una desgracia para la humanidad toda- frente a las acciones de bombardeo aéreo y desgaste que los Estados Unidos tienen como su actual patrón de actuación bélica en la fase inicial. Además, tal como ha quedado sobradamente demostrado en Irak, la resistencia de guerrillas es inconmensurablemente más efectiva que un ejército regular que sencillamente no puede estar a la altura de la tarea. Pero, en el segundo caso, hay elementos de sobra para suponer que dicho conflicto no tiene actualmente ni habrá de tener mañana ese formato: ni Cuba permite invocar las mismas “razones” que se dieron en Afganistán o en Irak -y tampoco las que despuntaron luego con Irán y Corea del Norte- ni constituye un desafío estratégico relevante ni ha merecido mayor dedicación militar real. Haz números, Celia, y lo verás: la financiación otorgada por los Estados Unidos al “trabajo sucio” en Cuba en los últimos cinco años es menor al costo que ha insumido una noche de bombardeo intenso sobre Bagdad; aunque la megalomanía del “Comandante en Jefe” haya de resentirse un poquitín con un cálculo de este tipo. Entonces, la desmilitarización es posible ahora y nada tiene que ver con el “barranco”. En segundo término, una alternativa de izquierda en Cuba debería proponerse en lo inmediato emprender el camino de la autogestión. ¿Tú no crees que la construcción socialista debería identificarse fuertemente -como condición sine qua non, diríamos nosotros- con la gestión directa de los trabajadores sobre la marcha de la economía? Lamentablemente, en Cuba, durante todos estos largos años, la autogestión ha sido asimilada sin más a la experiencia yugoslava y se la ha asociado implícitamente con la inminencia o la amenaza de las situaciones de mercado y con el “caos” correspondiente. Así, todas las esperanzas fueron depositadas en el mito de la planificación centralizada como paradigma de la construcción socialista; una planificación centralizada que se ha confundido en los hechos con la sabiduría de los técnicos o con la omnipresencia de los militares cuando no con las inefables ocurrencias del “Comandante en Jefe” que siempre se antepusieron a las elaboraciones de los organismos colectivos. Pero, además, basta con analizar los resultados: ¿tú dirías, Celia, que el recorrido que va desde aquel impulso de implantar el comunismo en la Isla de la Juventud hasta la actual presencia de cientos de empresas transnacionales es un camino de construcción socialista? No, Celia, la planificación centralizada no sólo no ha producido socialismo sino que bien se la puede calificar como una sucesión de disparates; antes y después de aquella zafra fallida de los diez millones de toneladas de azúcar. La autogestión, mientras tanto, tiene abiertos todos los créditos y ése es el camino que han emprendido decenas de movimientos sociales en América Latina como estrategia de resistencia y como forma de resolver prácticamente -lo han logrado así sea a medias, incluso en contextos claramente neoliberales- sus necesidades inmediatas en materia de alimentación, salud, vivienda, etc. Una vez más: la autogestión también es posible ahora y nada tiene que ver con ese “barranco” que tú supones estaría a la izquierda de Fidel. Por último, una alternativa de izquierda en Cuba debe retomar con fuerza y determinación el problema de las libertades más elementales. Basta con “desmilitarizar” las cabezas y dejar de sospechar que detrás de cada cubano común y corriente hay un potencial “agente del imperialismo” e inmediatamente el tema adquiere una luminosidad cegadora. Porque, dinos: ¿en qué se vería afectado un proyecto de construcción socialista por el hecho de que 12 millones de cubanos tuvieran -entre otras mil prerrogativas a imaginar- la posibilidad de expresarse, desplazarse u organizarse de las formas que mejores les parezcan? Reproducimos una de tus frases: “Todos los jóvenes que tienen cuestionamientos políticos actualmente, los que valen la pena de ser escuchados, serán siempre de izquierda, anarquistas o trotskistas etc. Pero TODOS son revolucionarios”. Pues bien, deja de jugar a las escondidas y sincérate contigo misma y con tus lectores: ¿sabes o no sabes que esos revolucionarios no pueden darse la organización política que querrían tener porque ese derecho el Partido Comunista se lo ha reservado para sí? ¿sabes o no sabes que a esos revolucionarios no les es dado tener una biblioteca abierta al público, montar un programa de radio, celebrar reuniones sin solicitar permiso, tener un periódico propio o defender libremente sus orientaciones en movimientos sindicales, juveniles, vecinales, de género, ambientales, etc.? Esas cosas requieren de un marco de libertad hoy inexistente y reclaman no la intervención del Estado sino una asunción autonómica; exigen ni más ni menos que la posibilidad socialmente garantizada de que todo colectivo -cualquier colectivo, sea cual sea la naturaleza que se defina, siempre y cuando no atente contra la libertad ajena- fije sus propias reglas. Tú gozas de una posición privilegiada, Celia, y no puede haberte pasado inadvertido que una cosa es la obsesión por la vigilancia, el control, la represión, etc. y otra cosa bien diferente es la libertad. ¿De qué lado crees tú que están el socialismo y la izquierda? Nos consta que a ti te preocupan los motivos por los cuales el bloque soviético se hizo trizas: entonces; ¿no crees que el fatal desprecio por la libertad de que se hizo gala debe tener al menos algo que ver con la debacle? Esa experiencia es un venero de enseñanzas y ellas dicen en forma incontrastable, en este comienzo del siglo XXI, que el socialismo ya no puede ser concebido como el resultado espontáneo de una vaporosa legalidad histórica ni como una sofisticada operación de ingeniería social ni como el genial designio de una voluntad mesiánica. El socialismo del siglo XXI sólo puede construirse a partir de la conciencia colectiva y ésta no puede florecer sino desde una libertad raigal. Y, otra vez, Celia, esto no tiene nada que ver con el “barranco”. Por una opción de izquierda para todos los cubanos Desmilitarización, autogestión, libertades básicas: tres elementos mínimos y tres caminos a recorrer para construir una alternativa de izquierda en Cuba y para comprometer en ella no a su actual élite dirigente sino al pueblo cubano todo. Estas propuestas no expresan el “programa máximo” de los anarquistas y quizás hasta quepa calificarlas de “reformistas” en el contexto cubano actual. Sin embargo, son una buena base para la articulación de una política realmente de izquierda en Cuba. Tú sabrás mejor que nosotros qué grado de participación y compromiso habrán de tener los comunistas cubanos -especialmente, los más jóvenes- con esta política y qué peso pueden tener en el Partido quienes suscriban orientaciones de este tipo. Sin embargo, no hay duda que la misma desborda su organicidad y da cabida, entre otras, a las corrientes que tú misma has reconocido como revolucionarias. De la misma manera, tampoco hay duda que esa política de izquierda se da de bruces con una constelación de intereses, privilegios y expectativas que están ubicados claramente a la derecha de la misma, adentro y afuera del Partido Comunista: una situación y un proceso que, si mal no recordamos, hasta hace unos años eran considerados como parte de la lucha de clases. Sea como sea, Celia, hay que continuar afinando el análisis y templando la voluntad. Si hemos sido irónicos contigo en muchos pasajes de esta carta ello fue así porque entendemos que todavía no has ingresado de lleno en el problema ni estás a punto de notificarte públicamente de sus raíces reales. Tus intenciones parecen sinceras y quizás hasta compartibles, pero aún hablas a media lengua, te distraes en metáforas que no conducen a ninguna parte y no has tenido el coraje de poner sobre la mesa la trama de conflictos concretos que subyacen este proceso de construcción de una alternativa de izquierda en Cuba. Al pan, pan, y al vino, vino, Celia: ése es el comienzo real de cualquier alternativa que quiera plantarse firme ante las eventuales adversidades y partir no de las intrigas palaciegas sino de la conciencia colectiva del pueblo cubano. Tú has evitado escrupulosamente hablar de una lucha fraccional pero coincidirás con nosotros que precisamente eso es lo que todo el mundo lee detrás de tus palabras. Y sabes que esa lucha hay que librarla a cualquier precio porque lo que está en juego es nada menos que el futuro de nuestra entrañable gente cubana. Esa lucha, Celia, sólo puede librarse con ideas claras, con ideas precisas, con ideas-fuerza, y no con ditirambos rutinarios y al garete sobre la inmarcesible figura de Fidel; sólo puede librarse con gente organizada desde sus convicciones más profundas y no con vagos avisos a los navegantes o difusas insinuaciones sobre las idas y venidas de una élite. Tú tienes que pagar un peaje ideológico y soportas directamente las presiones del aparato: eso es comprensible y hace que tu posición no carezca de dificultades y asechanzas. Pero al menos puedes hablar, Celia; una posibilidad con la que no contamos todos los cubanos. Los cubanos de a pie tenemos sobre ti muchas desventajas y una sola pero enorme ventaja: nosotros ya sabemos que el Cid Campeador no volverá a montar sobre los lomos de Babieca y sabemos también que a la izquierda de Fidel no hay ningún barranco, ningún abismo, ningún precipicio. Lo que se abre no a la derecha de Fidel pero sí a su izquierda es, Celia, ni más ni menos que el ancho cauce de la libertad. Movimiento Libertario Cubano
Sobre el mismo tema ver en Cuba Nuestra: Nota sobre el artículo de La Jornada: "Reivindican la figura de Trotsky; buscan los jóvenes una alternativa de izquierda"
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