En declaración del 6 de julio de 2005, Reporteros Sin Fronteras (RSF) responde a las acusaciones lanzadas en su contra con respecto a su encarnizamiento obsesivo para con Cuba, sus vínculos ocultos con el gobierno de Estados Unidos y ciertas multinacionales, así como las relaciones que mantiene con organizaciones que realizan actividades dudosas entre las cuales algunas están en estrecha relación con el terrorismo internacional.1
Según RSF, "la libertad de prensa no existe" en Cuba pues "la información sigue siendo un monopolio de Estado".2 Así, los periodistas cubanos son, según la organización dirigida por el señor Ménard, sea incompetentes ineptos para entender la realidad de su país, sea lacayos dedicados a los peticiones del gobierno de La Habana e incapaces de demarcarse de la línea oficial. Por consiguiente, la producción intelectual de estos periodistas no es digna de interés y no merece ni un atomo de crédito, sólo indiferencia y desprecio. Este juicio ilustra un profundo desconocimiento de la prensa cubana, en muchos aspectos, más abierta y libre que los medios occidentales, propiedades de grandes grupos económicos y financieros.3
Por ejemplo, la prensa internacional, supuestamente libre, no se ha dignado a abordar la cuestión del terrorismo contra Cuba y el asunto de Luis Posada Carriles, el notorio criminal que goza de la protección de los Estados Unidos.4 De la misma manera, el escandaloso asunto de los cinco cubanos encarcelados en las prisiones estadounidenses por combatir el terrorismo ha sido suprimido completamente del espacio mediático dominante.5 La violencia terrorista contra Cuba se acepta tácitamente mediante una perniciosa censura.
RSF pretende justificar sus ataques contra Cuba por el hecho de que "21 periodistas siguen detenidos en condiciones sumamente difíciles".6 Ahí también, la organización francesa manipula la realidad al retomar la grosera campaña de propaganda que orquesta Washington, y que tiende a transformar agentes estipendiados por los Estados Unidos en "periodistas".
No obstante, el razonamiento que emite la organización parisina sufre varios fallos y no resiste al análisis.
En Cuba, 156 correspondientes extranjeros de 126 órganos de prensa procedentes de 37 países disponen de una acreditación que les permite realizar su trabajo.7 Estos profesionales gozan de todas las comodidades materiales y relacionales para desarrollar sus actividades en buenas condiciones. Partiendo de esta realidad, resulta curioso escuchar RSF y varios medios internacionales hablar de periodistas "independientes". Si Cuba necesita periodistas "independientes", ello equivale a calificar implícitamente no sólo a los profesionales cubanos de incompetentes, sino también a los 156 periodistas internacionales ya que son incapaces de efectuar su labor de manera correcta. Quizás esta es la razón por la cual periodistas cubanos "independientes" están obligados a intervenir con el fin de paliar las carencias profesionales de los reporteros internacionales, poco sagaces para captar la realidad cubana.
De la misma forma, RSF no explica por qué los señores Elizardo Sánchez y Oswaldo Payá, los dos "disidentes" más activos, virulentos y mediatizados, también calificados de "periodistas independientes", nunca han tenido problemas serios con la justicia cubana, ni han pasado una noche detrás de las rejas. Basta simplemente comparar los escritos y declaraciones de estos dos individuos con los de los "21 periodistas" detenidos para darse cuenta que éstos, en comparación con los señores Sánchez y Payá, son opositores extremadamente moderados, por no decir niños de coro.8
Tampoco RSF aborda una cuestión que atañe el sentido común: ¿por qué las autoridades cubanas correrían el riesgo de desencadenar une reprobación mediática mundial y conflictos diplomáticos con la Unión Europea encarcelando a "periodistas", completamente desconocidos para los cubanos y para la prensa internacional antes de su arresto, si éstos no habían cometido nungún delito?9
Otra explicación, evidente pero cuidadosamente eludida por la organización parisiense, es más plausible: los "periodistas independientes" que evoca RSF no son periodistas, por una parte, ya que nunca han recibido una formación periodística. Por otra parte, no tienen nada de "independientes" ya que antes de su arresto, se reunían regularmente en la Sección de Intereses Noramericanos (SINA) de La Habana, entidad diplomática estadounidense, donde recibían las directivas y cobraban sus emolumentos. Es esta financiación percibida procedente de una potencia extrangera la que fue sancionada por la ley cubana, y no la producción intelectual "independiente". Los hechos se hallan probados y fueron ampliamente demostrados durante los juicios de marzo y abril de 2003.10
Las acusaciones emitidas por las autoridades cubanas son confirmadas por los testimonios de los 12 agentes de los servicios de intelengia infiltrados en el seno de los grupos de la "disidencia" y de "periodistas independientes". También quedan autentificadas por los innumerables documentos reunidos por estos mismos agentes.11 Pero, en caso de que algunos, como el señor Ménard, las autoridades norteamericanas y la extrema derecha cubana de Florida llevaran la malevolencia hasta afirmar que todo ello no es sino pura invención del "régimen castrista", los propios documentos oficiales del Departamento de Estado corroboran estas acusaciones. En efecto, según el informe del señor Colin Powell, Commission for Assistance to a Free Cuba, un presupuesto de alrededor de 50 millones de dólares se destina al "apoyo de la oposición democrática y al refuerzo de la sociedad civil emergente" en Cuba.12
Desde el triunfo de la Revolución en 1959, los Estados Unidos han elaborado una política destinada a la fabricación de una oposición en Cuba. Por ejemplo, durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional llevada a cado el 14 de enero de 1960, el subsecretario Livingston Merchant declaró: "Nuestro objetivo es ajustar todas nuestras acciones con vistas a acelerar el desarrollo de una oposición en Cuba [...]". Por su lado, el secretario adjunto para los Asuntos Interamericanos, Roy Rubottom, afirmó que "el programa aprobado [destinado a derrocar al gobierno cubano] nos ha autorizado a brindar nuestra ayuda a elementos que se oponían al gobierno de Castro en Cuba, para hacer creer que su caída era el resultado de sus propios errores".13
De la misma menra, el 19 de junio de 1963, Kennedy aprobó el "Plan integrado de acción encubierta" que pretendía "mantener todas las presiones posibles sobre Cuba, y crear y explotar situaciones en Cuba, calculadas para estimular a elementos disidentes del régimen".14 Esta política se encuentra actualmente vigente.
RSF pretende igualmente justificar su obsesión para con Cuba afirmando que "la prensa extranjera es también vigilada en Cuba", en guisa de ejemplo la expulsión de dos periodistas, uno polaco y uno italiano en posesión de visas turísticas.15 Éstos últimos habían violado la ley cubana al intentar cubrir el congreso de la "disidencia" cubana, sin visa de prensa. RSF legitima esa violación declarando que los periodistas nunca hubieran consiguido visas de prensa.16 Pero, aquí también, RSF no explica por qué decenas de corresponsales extranjeros y varios diplomáticos, entre los cuales el señor James Cason, jefe de la SINA, pudieron asistir al congreso sin ningún problema.17
De igual forma, la entidad francesa de "defensa de la libertad de la prensa" pretende no reservar ningún trato especial a Cuba. Sin embargo, RSF no explica por qué la única página especial presente desde hace por lo menos dos años en su sitio trilingue, relativa a un país en particular, concierne a Cuba.18 La organización parisiense no indica tampoco por qué las únicas campañas mediáticas lanzadas a nivel nacional e internacional destinadas, entre otros, a disuadir a los turistas de que viajaran hacia la isla19, como lo estipula el informe del señor Powell20 estigmatizan únicamente el Archipiélago del Caribe, mientras que según sus propios criterios, más ideológicos que objetivos, la mayor cárcel para periodistas del mundo es China.21 El señor Ménard nunca ha pedido a la Unión Europea que emitiera sanciones contra China por violaciones de los derechos de los periodistas como lo ha hecho en el caso de Cuba.22 El secretario general de RSF tampoco explica por qué se reúne con organizaciones con carácter fascista de Florida, enemigas acérrimas de la Revolución cubana, implicadas en el terrorismo internacional.23
La "tercera clasificación mundial de la libertad de la prensa" de octubre de 2004 de RSF plantea de igual forma numerosas interrogaciones.24 ¿Por qué China, donde "26 periodistas" están encarcelados, dispone de una mejor clasificación que Cuba (162째contra 166째 rango)? ¿Por qué Irak (148), donde 44 periodistas fueron asesinados desde el inicio del conflicto hasta octubre de 2004, dispone de un mejor rango que Cuba, donde ni un solo periodista ha sido asesinado desde 1959? ¿Por qué Brasil (66), Haiti (125), México (96), Perú (124) donde varios periodistas fueron asesinados, disponen de una mejor clasificación que Cuba?25 ¿Por qué la situación de los profesionales de la prensa en Colombia donde, todavía según RSF, cinco periodistas perdieron la vida en 2004, donde unos sesenta fueron raptados, donde cerca de unos veinte tuvieron que quitar la región, sólo se califica de "difícil", mientras que la situación en Cuba se califica de "muy grave"?26 ¿Por qué el texto que acompaña la clasificación de 2003 está completamente enfocado en Cuba con el título "Cuba, penúltimo, antes de Corea del Norte"27, en vez de un título más adecuado como por ejemplo: "Corea del Norte, última" o "Finlandia, primera"? ¿Acaso RSF puede atreverse a negar reservar un trato especial a Cuba?
El señor Ménard niega recibir dinero de Washington pero admite percibir subvenciones del Center for a Free Cuba.28 Omite señalar, no obstante, que esta organización está financiada por Estados Unidos mediante la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) y la Fundación Nacional por la Democracia (NED).29 No enfatiza en el hecho de que es dirigida por el señor Franck Calzón, un miembro de la extrema derecha fascista cubana, antiguo agente de la CIA, antiguo dirigente de la organización terrorista Abdala, y antiguo director de la Fundación Nacional Cubano Americana que financió, entre otros, atentados terroristas contra la industria turística cubana que costaron la vida a un joven veraneante de origen italiano.30
El secretario general de RSF no precisa tampoco que el Center for a Free Cuba tiene como objetivo, según sus propios estatutos, derrocar al gobierno cubano.31 Del mismo modo, el señor Ménard confiesa recibir financiación de la Fundación Nacional por la Democracia (NED), ella misma financiada por el Departamento de Estado norteamericano, cuyo papel es promover la agenda de la Casa Blanca.32 Entonces, el señor Ménard está directamente financiado por la extrema derecha cubana e indirectamente financiado por Estados Unidos.
RSF clama en gran pompa que el hecho de recibir financiación de las fundaciones estadounidenses, ellas mismas creadas y subvencionadas por el gobierno de Washington, no le impide "denunciar las exacciones del ejército norteamericano contra periodistas en Irak. La organización también publicó un informe detallado sobre el disparo de un carro norteamericano contre el hotel Palestina que había costado la vida a dos periodistas en abril de 2003".33 Aquí, la organización del señor Ménard hace alusión al asesinato premeditado del camarógrafo español José Couso y de su colega ukraniano Taras Protsyuk perpetrado por soldados estadounidenses. Lo que omite decir RSF es que dicho informe, publicado el 15 de enero de 2004, exonera de toda responsabilidad a los militares estadounidenses responsables del crimen. La carta abierta que mandó la familia de José Couso a RSF es edificante:
La familia Couso, ante el informe publicado por Reporteros sin Fronteras "Dos asesinatos por una mentira", quiere manifestar lo siguiente:
Las conclusiones de este informe exculpan a los autores materiales y reconocidos del disparo al Hotel Palestina en base a la dudosa imparcialidad de los empotrados, y al propio testimonio de los autores y responsables del disparo, trasladando esa responsabilidad a personas no identificadas.
La realización del informe ha sido firmada por un periodista, Jean Paul Mari, con conocidas relaciones con el coronel Philiph de Camp, militar que reconoció su implicación en el ataque y muertes de los periodistas del Hotel Palestina, y que, además, su informe se apoya en los testimonios de tres periodistas empotrados en las fuerzas norteamericanas, todos ellos estadounidenses, habiendo formado parte alguno de ellos - Chris Tomlinson- de los servicios de inteligencia del ejército de los Estados Unidos durante más de siete años. Ninguno de los periodistas españoles que se encontraban en el Hotel ha sido consultado para la elaboración de este documento.
El informe contiene numerosos errores, contradicciones e irregularidades en lo referente a importantes datos como son la situación de las habitaciones del hotel, el lugar de impacto del disparo, la ubicación de los testigos etc.
Nos parece, además, de una absoluta falta de delicadeza la biografía tan "humana" que se hace de los asesinos de José Couso Permuy y Taras Protsyuk, culminando el agravio con el agradecimiento a éstos militares norteamericanos por la colaboración en el informe.
Reporteros Sin Fronteras -Sección Española- solicitó adherirse a la querella presentada por la familia el día 27 de Mayo de 2003 contra los responsables de la muerte de José Couso. Ante la publicación de este informe que, según su versión, les excluye de responsabilidad en el asesinato de los periodistas del hotel Palestina, es absolutamente incoherente y contradictorio la continuidad de su organización en el ejercicio de la acción popular en las diligencias abiertas en la Audiencia Nacional.
Por este motivo le expresamos el deseo de la familia de que retiren su solicitud de personación en las diligencias abiertas en la Audiencia Nacional para ejercer la acción popular.34
Al contrario de lo que afirma, RSF nunca ha denunciado realmente las exacciones cometidas por las tropas militares en Irak. Incluso ha apoyado ímplicitamente la invasion ilegal y asesina afirmando que "el derrocamiento de la dictadura de Sadam Husein puso término a treinta años de propaganda oficial y ha abierto una era de libertad nueva, llena de esperanzas y de incertidumbres, para los periodistas iraquíes". La organización francesa añade que "para los medios iraquíes, decenios de privación total de libertad de prensa, llegaron a su fin con el bombardeo del ministerio de Información, el 9 de abril en Bagdad".35 Estas palabras no provienen de los comunicados del Pentágono o de las declaraciones del ministro de Defensa estadounidense, el señor Donald Rumsveld, sino claramente del informe sobre Irak de RSF en 2004.
Pero para el señor Ménard, los que se salen del marco ideológico establecido por los medios, que se atreven a abordar cuestiones fundamentales y poner en tela de juicio el pensamiento único en lo que se refiere a Cuba no son más que "afanosos castristas" cuya "mala fe" no equivale sino a la "desinformación" que propagan. Estos "cruzados de la revolución castrista", así los califica la organización parisiense, no merecen atención alguna e incluso representan una amenaza para la misión de RSF. Aquí, las invectivas y los insultos hacia las personas que cometen el imperdonable pecado de dejar al descubierto las verdaderas actividades de la asociación "de defensa de la libertad de la prensa" remplazan la demostración argumentativa.36
Según la ideología dominante, la norma consiste en avalar, mediante un silencio criminal, las despiadadas agresiones estadounidenses contra la población cubana. Para RSF, toda persona que se atreve a señalar con el dedo lo insoportable, es decir casi medio siglo de terrorismo, de sanciones económicas, de guerra política y diplomática, de subversión incesante y de propaganda de los que Cuba es víctima, no es sino un fanático castrista totalmente desconectado de la realidad.
Después de los odiosos atentados de Londres del 7 de julio de 2005, cometidos contra civiles inocentes, el mundo entero respetó, con razón, dos minutos de silencio, en homenaje a la memoria de las víctimas británicas. Los 3 478 cubanos asesinados por actos tan atroces, organizados por Estados Unidos desde hace más de 45 años, desgraciadamente no tuvieron este privilegio.