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General: Un día sin cuentapropistas
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De: maribea05  (Mensaje original) Enviado: 09/08/2005 13:55
Un día sin cuentapropistas

Miguel Saludes

LA HABANA, Cuba - Agosto (www.cubanet.org) - No había pasado una semana desde el cierre de las cafeterías improvisadas frente al hospital Naval en La Habana del Este cuando las cosas comenzaron a cambiar en el panorama. Las vallas de anuncio en que habían sido convertidas las planchas que conformaban las paredes de esos kioscos para anunciar a los posibles clientes su nueva ubicación fueron removidas y sacadas del lugar. Mientras tanto, un grupo de hombres trabajaba colocando losas de granito en el suelo y montando unas nuevas estructuras. Las cafeterías iban a regresar, pero en esta ocasión de manos del Estado.

Pocos días después, las instalaciones abastecidas por la empresa de comercio y gastronomía municipal comenzaban a funcionar y la gente se contentó porque al menos tendrían algo para mitigar la sed y el hambre al salir del centro hospitalario o mientras esperaban las guaguas en la parada cercana.

Los primeros días la venta de productos sólo incluía bocaditos de jamón y refrescos de botella al precio de seis pesos en moneda nacional, lo cual provocó el comentario aireado de muchos atendiendo al significativo desembolso que tendrían que hacer para aplacar la necesidad de beber. Después llegaron los refrescos a granel, mucho más baratos pero también con más agua en el contenido y no siempre tan fríos como el que vendían los particulares.

Las desventajas se iban haciendo evidentes a medida que pasaban los días. Mientras los privados abrían sus puertas en horas tempranas de la mañana y no cerraban hasta bien avanzada la tarde, a veces en la noche -manteniendo en todo momento un surtido de productos- los kioscos estatales abren pasadas las ocho de la mañana y por lo general a las cinco de la tarde han terminado sus ventas. En no pocas ocasiones, cuando el reloj marca el mediodía la mayoría de ellos permanecen ociosos pues no tienen nada que vender. Los productos, algunos de los cuales se venden un poco más baratos, no se equiparan en calidad y variedad a los ofertados por los particulares.

La variedad de alimentos comercializados por estas unidades gastronómicas cuenta con la venta de porciones de pollo frito y pan con lascas de cerdo asado. También existen dos locales, que son los que mantienen una venta más estable y duradera, con precios en divisa o en el monto equivalente a ella. Un amigo se preguntaba si la dirección del vecino hospital que tanto esfuerzo realizó por la eliminación de la venta de alimentos de las áreas cercanas a la instalación médica, emprenderán las mismas gestiones para que se eliminen las sustitutas. Según manifestó esta persona los argumentos contrarios a la presencia de las cafeterías y venta de alimentos en los alrededores del hospital se basaban en que los pacientes ingresados buscaban la manera de comprar en estos sitios para compensar la dieta interna a que estaban sometidos, violando el régimen establecido por los médicos.

Pero al menos aquí las cafeterías particulares fueron sustituidas por estatales. En otros lugares de la ciudad no ha ocurrido lo mismo. Los puestos construidos de manera rústica en madera y metal que hasta ayer vendieron pizzas, dulces de variado tipo, refrescos y batidos, hoy permanecen clausurados sin ser sustituidos sus servicios por los estatales. Incluso en los casos en que la gestión estatal acompañaba a las unidades privadas han languidecido junto con ellas, desapareciendo al mismo tiempo.

Un artículo aparecido en el primer número de la nueva versión de la revista católica Espacios hacía un paralelo entre la situación de los cuentapropistas y los mexicanos que trabajan en Estados Unidos, basándose en el filme Un día sin mexicanos, donde se expone de manera humorística e hipotética lo que ocurriría en aquella nación si una mañana despertaran sin los servicios prestados por lo emigrantes que vienen desde el sur del Río Bravo.

En el caso del escrito aparecido en la revista cubana el ejemplo se aplica a la ausencia de los negocios privados en nuestra vida cotidiana. Precisamente esa experiencia ha sido vivida en décadas pasadas, pero muchos nacieron después o perdieron la memoria de lo ocurrido cuando pasó la nombrada Ofensiva Revolucionaria del 68.

Ahora, con estos nuevos ejemplos, podrán tener una ligera idea, una vez más, de lo que será el futuro próximo sin los particulares y lo que ocurre cuando el Estado asume todos los servicios de un país y no permite u obstaculiza la iniciativa privada.


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