En su último mensaje a la sociedad norteamericana, y en un momento en que -según las encuestas- el pueblo estadounidense rechaza la ocupación de Irak y comienza a "olvidarse" del 11-S George W Bush y su asesor estratégico, Karl Rove, hicieron "aparecer" nuevamente a Bin Laden y Al Qaeda en el escenario siempre latente de la "amenaza terrorista".
"La única manera que nuestros enemigos pueden tener éxito es si olvidamos las lecciones del 11 de septiembre... si concedemos el futuro del Medio Oriente a hombres como (Osama) Bin Laden", aseguró Bush.
Olvidado de los demócratas y de la oposición, Bush le hablaba ese sector (por ahora) mayoritario de la sociedad norteamericana que desde el 11 de septiembre de 2001 padece -según los expertos- una psicosis de miedo incontrolable a un "ataque terrorista" parecido al que demolió las Torres Gemelas de Nueva York.
La estrategia oficial buscaba dar "seguridad" y "tranquilidad" a la población (mostrar que Bush está en "control"), y a la vez crear incertidumbre y temor (Al Qaeda puede aparecer en cualquier momento).
¿Que se traen esta vez entre manos Bush y los halcones se preguntaron los expertos?
El discurso de Bush vino como réplica a la andanada de críticas y denuncias que desde las usinas mediáticas del establishmet "anti-Bush" se lanzaron sobre la derrota que están sufriendo las tropas invasoras norteamericanas en Irak.
En este contexto -y por boca del jefe de la CIA- reapareció el fantasma siempre útil del "ultra-terrorista" Osama bin Laden, de quién Porter Goss dijo que se encontraba vivo y gozando de buena salud, y que la Agencia conoce su paradero.
En la misma orientación, la Casa Blanca aumentó drásticamente la estimación del número oficial de ataques perpetrados en el mundo por el "terrorismo", en intento, según dijo, por presentar una visión más clara del fenómeno global.
El Centro Nacional Contra el Terrorismo, establecido en diciembre para integrar y analizar la información de la inteligencia estadounidense sobre terrorismo, dijo que los ataques terroristas dejaron 6.060 muertos, 16.091 heridos, y 6.282 secuestros en todo el mundo el año pasado.
La región de Oriente Medio y el Golfo Pérsico, y la del sur de Asia, acumularon el 37 y el 33 por ciento del total de los incidentes, según la estimación oficial.
La quintuplicación en la cifra de ataques en 2004 -señala- resulta tras la introducción de una nueva definición de terrorismo que abarca tanto a los ataques internacionales como a los locales, e incluye a todo daño producido por ellos, ya sean personales o materiales.
En abril, La Casa Blanca informó de que los 651 actos de terrorismo internacional habían causado 1.907 muertes, 6.704 heridos, y 710 secuestros en 2004. Los datos se basaban en una definición más limitada que excluía los ataques internos e incluía sólo a los heridos graves y los daños por encima de los 10.000 dólares (8.420 euros).
El director interino del centro, John Brennan, dijo que la agencia decidió ampliar su definición de ataque terrorista después de llegar a la conclusión de que la anterior no reflejaba adecuadamente lo que ellos llaman un creciente y devastador problema mundial.
Los nuevos datos muestran que en 2004 sólo en Irak se contabilizaron 866 ataques - alrededor del 27 por ciento del total - con 2.708 muertos, 5.711 heridos, y 222 secuestrados.
Esta cifra se compara con los aproximadamente 200 ataques de los que se informó en abril (con la antigua definición) y los 22 sobre los que se informó en 2003.
Estas cifras no hacen sino reforzar el último mensaje de Bush: "Como la mayoría de los estadounidenses veo las imágenes de violencia. Cada imagen es horrenda y el sufrimiento es real", fueron sus palabras iniciales recreando las imágenes que el televidente promedio ve todos los días desde Irak.
"En medio de la violencia, sé que los estadounidenses se preguntan: ¿vale la pena el sacrificio? Vale la pena y es vital para la seguridad futura de nuestro país. Y esta noche les explicaré por qué", señaló con estudiada seguridad el hombre a quien sus propios generales le están advirtiendo que la "guerra" en Irak está perdida..
Otro escenario indicativo , esta vez interno, de que hay en marcha una preparación de un nuevo "clima terrorista" fue el encarcelamiento de musulmanes en aplicación de una ley estadounidense que permite el arresto y detención de "testigos materiales" de los que la policía supone que pueden tener informaciones importantes sobre terrorismo.
Según un informe de las organizaciones Human Rights Watch y American Civil Liberties Union (ACLU), la semana pasada, estos ciudadanos han sido acusados de crímenes relacionados con el terrorismo, y la mitad no han sido nunca llamados a testificar.
A fines de mayo pasado la Agencia Central de Inteligencia estadounidense lanzó una serie de maniobras secretas tituladas "Horizonte silencioso" para poner a prueba las defensas de sus expertos contra un ataque electrónico en la misma escala de los devastadores atentados terroristas del 11 de septiembre.
El ejercicio de tres días, debería revelar la capacidad de reacción del gobierno y de la industria ante eventuales perturbaciones graves de Internet.
Los informantes hablaron con la condición de no ser identificados debido al carácter delicado de los ejercicios, que se desarrollan en Charlottesville, Virginia, a unas dos horas al suroeste de Washington.
Los simulacros se situaron a cinco años en el futuro, y supuestamente fueron realizados por una alianza ficticia de organizaciones antinorteamericanas, incluyendo piratas cibernéticos opuestos a la globalización. Los daños más graves serían infligidos en las últimas horas del simulacro, según los informantes.
El simulacro de un ataque en gran escala contra la seguridad nacional fue realizado por el Centro de Información sobre Operaciones de la CIA, que evalúa las amenazas contra los sistemas computarizados de EE.UU. por parte organizaciones terroristas y piratas informáticos.
El director del FBI, Robert Mueller, advirtió hace poco que los terroristas han contratado a científicos especializados en computadoras, pero dijo que la mayoría de los piratas cibernéticos "carecen de recursos o de motivación suficientes para atacar las infraestructuras fundamentales de información de Estados Unidos".
Para los expertos, la Casa blanca y sus estructuras de Inteligencia y Seguridad, en las últimas semanas, vienen incrementando sus acciones rutinarias orientadas a mantener vigentes los mecanismos de defensa ante eventuales amenazas o ataques terroristas.
Los especialistas no descartan otra "escalada de alertas antiterroristas" como la que se implementó en enero de 2004, a días del atentado del 11-M en España, y que abarcó un gigantesco operativo de seguridad tanto en EE.UU. como en Europa.
The Washington Post informó el lunes que la CIA y su equivalente francesa, la Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE), crearon en París un centro secreto para cooperar "estrechamente en la lucha contra el terrorismo", el cual no tiene por función recoger información sino planear operaciones encubiertas contra terroristas.
Esta estructura, denominada "Alianza Base", fue creada en 2002 para "analizar los movimientos transnacionales de supuestos terroristas y lanzar operaciones de captura o espionaje", y está dirigido por un general francés, indica el informe del Post.
Según el diario, el centro cuenta con agentes de Alemania, Gran Bretaña, Canadá y Australia trabajando en casos específicos.
Tal cooperación permitió entre otras cosas detener en Francia a un alemán convertido al Islam, Christian Ganczarski, considerado uno "de los miembros europeos vivos más importantes de Al Qaeda".
La organización conjunta plantea además un programa informático sobre desaparición de personas o de cadáveres no identificados, así como de una red de alerta "ataques terroristas" , de usurpaciones de identidad y un sistema de identificación de vehículos.
Desde este centro se presume que la CIA estaría planificando una acción coordinada de "descubrimiento" de redes terroristas que estarían planeando atentados combinados en Europa y EE.UU.
En otras palabras, se estaría en las vísperas de otro gigantesco "operativo de seguridad" como el implementado en enero de 2004, cuando el gobierno de Blair denunció la existencia de "datos creíbles y específicos" sobre un intento de secuestro de aviones para provocar un nuevo 11-S.
Como esta sucediendo en estos días Londres y Washington -en fina sintonía como siempre- venían especulando con una supuesta intercepción electrónica de mensajes de Al Qaeda "amenazando" con un ataque con misiles a EE.UU. y a ciudades europeas.
Toda la operación culminó con "alertas antiterroristas", anulación de vuelos, anulación de vuelos, los estrictos controles a los pasajeros, tanto a la salida como a su llegada a los aeropuertos de Londres y de Washington, agregado a la presencia de agentes armados en algunos aviones.
El Gobierno británico dio sus propias explicaciones del "alerta" diciendo : "fuentes de inteligencia han advertido de planes terroristas "específicos y creíbles" para secuestrarlo y estrellarlo contra un objetivo en Washington", señaló el ministro británico de Transportes, Alistair Darling.
La CIA, el MI6 (servicio de inteligencia del Reino Unido), el Home Office británico y el Departamento de Seguridad Interior estadounidense coordinaron estrechamente sus actividades y actuaron en forma sincronizada para dar sustento a las amenazas de ataques.
Al final de los operativos y la "psicosis del miedo" , y sin que nada sucediera, Bush, que a fines de diciembre de 2003 perdía por 7 puntos con Kerry en las encuestas de la campaña residencial, pasó a superarlo por 10 puntos en los sondeos.
Un sondeo de USA Today/CNN/Gallup, la semana pasada, reveló que un 64% de los estadounidenses cree improbable otro atentado terrorista contra su país en el corto plazo, cuando en octubre de 2001, un mes después de los ataques del 11 de setiembre, 85% pensaba que nuevos atentados eran inminentes.
La reactualización de las "alertas terroristas" tanto en EE.UU. como en Europa, particularmente en Gran Bretaña, estarían orientadas a revertir esa tendencia decreciente de credibilidad en los ataques terroristas.
Para su supervivencia política, Washington tiene que demostrar-a cualquier costo- que el "peligro terrorista" sigue existiendo....