El canto de los gallos le sorprende sin poder conciliar el sueño. Ricardo Muñoz Aguilar, el último administrador del Complejo Agroindustrial (CAI) Camilo Cienfuegos, en La Habana, trata de borrar la nostalgia por la actividad que llenara 38 años de su vida. Pero no es tan fácil olvidar aquellos tiempos.
"Yo llevaba las zafras en la sangre gracias a mi padre. Desde niño no oía hablar de otra cosa en la casa y eso influyó en que decidiera hacerme técnico para conocer palmo a palmo el central. Aquí existía una refinería excelente, se entregaba electricidad a la red nacional, bagazo para la fábrica de tableros, mieles para la ronera... Aunque había problemas de eficiencia, y eso era determinante para el cierre definitivo de un grupo de empresas azucareras en el país, nunca pensé que dejaría de escuchar el pitazo de la molienda."
Como Ricardo, quien ahora dirige talleres dedicados a otras actividades agrícolas, cada mañana un grupo de cincuentenarios del CAI Eduardo García Lavandero, en el municipio Artemisa, se encuentra con el pasado. En la cola del estanquillo de periódicos del batey, conversan sobre cuánto hicieron por su ingenio. Nada, ni siquiera las desoladas torres sin humo, les merma el orgullo de seguir sintiéndose azucareros.
Precisamente en este lugar de La Habana, el Comandante en Jefe Fidel Castro habló de transformaciones en la industria más antigua de Cuba, afectada por carencias de caña, ineficiencia productiva, altos precios del petróleo adquirido, la caída de la cotización del azúcar en el mercado mundial que ha alcanzado precios irrisorios de hasta 5,75 centavos la libra, lo que se agrava por la sequía de los últimos tiempos con bajos rendimientos agrícolas.
A pesar de que en 2002 fue tomada la decisión de cerrar 70 centrales, sus obreros no quedaron abandonados a su suerte: unos pasaron a lugares donde se continuaba moliendo, otros fueron a las aulas, y el resto, a empresas agropecuarias.
En la etapa inicial de la Tarea Álvaro Reynoso, a las nacientes empresas se les destinó un millón 396 mil 500 hectáreas, el 62 por ciento de las tierras antes cañeras. Otra segunda fase, desde mayo del actual año hasta 2007, prevé la incorporación de más áreas.
Estos espacios se han ido liberando de la gramínea gradualmente: en algunos lugares el desmonte del cultivo ha sido ágil por estar listas las condiciones para el cambio; pero en otros, la caña debe mantenerse por algún tiempo para evitar la proliferación del marabú y de otras malezas.
El Ministerio del Azúcar afiló también su estrategia de buscar altos rendimientos cañeros y producciones azucareras más eficientes. Hoy se dedican al tradicional cultivo 600 mil hectáreas de los mejores terrenos. Deben contar con condiciones para la mecanización agrícola, fuentes de agua, facilidades para el riego y el empleo de la electricidad. A la vez, están en el dominio de complejos agroindustriales eficaces.
Conflictos donde no hay zafras
El habanero se acerca riendo porque le dicen que tiene su nombre bien puesto. Afortunado García Pérez dirigió durante años un lote cañero en la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Crucero Aurora, en Santa Cruz del Norte, pero en la actualidad es jefe de un huerto. Al mudar de trabajo le ha ido de lo mejor. "Soy huertero de toda la vida, siempre mantuve mi siembrita de vegetales y esto para mí es pan comido."
|
El fomento de viveros con posturas maderables y de frutales, permite contar con una buena base para la reforestación (Foto: GILBERTO RABASSA) |
Aunque para algunos resulte poco traumático pasar a otra labor, la mayoría de las personas que durante años vivieron de producir azúcar califica la metamorfosis de difícil. Y mucho más, si les falta experiencia. Segundo Guerra Cordero, jefe de granja en el Complejo Eduardo García Lavandero, analiza que empezar a producir viandas, hortalizas y granos fue para él como cambiar de palo pa’rumba, y sin saber bailar.
"La caña es una plantación más perenne, como promedio lleva cinco cortes en siete años y no se necesita estar tanto tiempo arriba de ella, da siempre su respiro; pero en los cultivos varios el movimiento es constante: preparar la tierra, sembrar, atender lo logrado, cosechar y volver a empezar en unos días rotando con otra cosa. Hay que sudar más la camisa."
Transformar la mentalidad de estos hombres y mujeres para que se adapten plenamente el cambio, llevará unas cuantas hojas de almanaque. En no pocos casos la estrenada actividad lleva consigo una cuota de desgarramiento humano, porque se suele dejar atrás la tradición laboral de la familia, los compañeros de trabajo de muchos años, el gusto por lo que se hacía...
Matías Valdés Izaguirre era puntista de su central. "Me puse muy triste cuando comenzó el desarme –dice aún conmovido-. Imagínese, fueron muchos años de mi vida siendo una persona clave, con quien siempre tuvieron que contar."
Algunos especialistas señalan que el mayor conflicto ha sido cambiar el modelo productivo. Porque se ha pasado de una agricultura altamente mecanizada, con aseguramiento de fertilizantes y pesticidas -como es la cañera-, a otra con pocos recursos a su alcance, obligada a hacerse ecológica y sustentable.
Para colmo, la sequía, huracanes, altas temperaturas que acarrean consigo plagas y enfermedades en los cultivos, actúan en su contra.
Camino de desafíos
Las mayores extensiones de las tierras no cañeras del MINAZ han sido destinadas a uso forestal, la ganadería y los cultivos varios.
Al corresponderles la tajada más grande (el 43,6 por ciento de las áreas) los comprometidos con la siembra de árboles escudriñan el cielo para sacar el máximo de provecho al asomo de nubes.
Por el occidente de la Isla los huracanes han mejorado en estos tres años las marcas de los pluviómetros, y debido a eso los pinareños lograron una mayor supervivencia de las posturas plantadas. Pero la sequía ha afectado con saña a casi todo el país: sin agua, los nacientes árboles mueren o apenas se desarrollan, de ahí que el avance de la actividad silvícola y de frutales resulte el más lento de todos.
|
La interrelación con institutos como el INIVIT, INIFAT, Liliana Dimitrova, de Suelos y de Sanidad Vegetal, entre otros, posibilita buenos resultados en los cultivos varios (Foto: RAFAEL TORRES) |
Aún así, los trabajadores forestales rehúsan andar de brazos cruzados y en cada territorio preparan los viveros para estar listos cuando la humedad llegue a ser óptima.
La experiencia de las fincas forestales, donde vive el finquero con su familia y el salario se vincula a los resultados productivos, pudiera ser tabla de salvación para determinadas zonas, pues con este sistema el hombre toca más de cerca los problemas del naciente bosque y busca salidas inmediatas.
La escasez de lluvia la han padecido también áreas pecuarias (el 27,7 por ciento), sobre todo en las provincias orientales. Pero otra carencia les daña de manera muy acentuada: la falta de alambre de púa para cercar vaquerías, naves de desarrollo y otros proyectos como la cría de búfalos de pantano.
En carne propia sufren este déficit los vicepresidentes agropecuarios del MINAZ Eduardo Alonso, en La Habana, y Vicente Évora, en Pinar del Río. El pinareño añora que el material de las cercas llegue del exterior para poder acuartonar mejor sus reses. Estas, de enero a julio, han producido 197 mil litros de leche más que en igual período de 2004.
Otra dificultad sale al ruedo ganadero, y no es fácil ponerle las banderillas. El ingeniero agrónomo habanero Eduardo Puig observa que la escasez de técnicos pecuarios golpea duro en su zona: "Algunos veterinarios, con una jeringuilla en el bolsillo, se llenan de dinero haciendo trabajos particulares. Por eso es difícil llevarlos a la producción estatal".
La misma demanda de brazos ocurre en varias provincias con los cultivos varios (el 15,6 por ciento de las tierras). Así se aprecia en el municipio Santa Cruz del Norte, donde la inestabilidad de la fuerza laboral ya era un dolor de cabeza cuando molía el central Camilo Cienfuegos, porque la gente se trasladaba para el turismo, el petróleo, la ronera, la termoeléctrica, la fábrica de refrescos, en busca de mejoras salariales u otro tipo de estímulo.
Con el fin de revertir esta realidad, y partiendo de la experiencia de empresas líderes, uno de los principios básicos en la Tarea Álvaro Reynoso es lograr que los hombres vinculen sus salarios a los resultados finales de la producción.
Aprender la utilización del control biológico en los cultivos varios es el mayor reto para algunos. En este empeño las unidades productoras (UBPC, CCS, CPA) de los CAI desactivados no están solas, según atestiguan especialistas como la licenciada Mayda Carrillo, jefa de un Centro Reproductor de Entomófagos y Entomopatógenos (CREE). "Gracias a esta práctica, se desarrolla una conciencia más ecológica en la agricultura", añade, entre aletear de insectos y el reptar de gusanitos milagrosos.
Vientos a favor
La capacitación de los recién estrenados agropecuarios es medular para el importante cambio productivo.
|
Los medios biológicos para el control de plagas juegan ahora un rol importantísimo (Foto: GILBERTO RABASSA) |
Lo sabe muy bien Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto de Investigaciones en Viandas Tropicales (INIVIT), quien apela a un dicho popular para aconsejar el desenvolvimiento propio de quienes van aprendiendo: "No hay que regalar pesca’o, sino enseñar a hacer anzuelos", insiste.
"Los cañeros se dejan ayudar -explica-. Estamos asesorando a pie de surco la producción de viandas del CAI Camilo Cienfuegos, de La Habana; damos conferencias en Granma, Camagüey y otras provincias." El INIVIT, además, ha ayudado con sus fincas de semillas aportando a los productores materiales de propagación de calidad. Para los cultivos varios hay una fuerte interrelación con otros centros especializados como el Instituto de Investigaciones Fundamentales de la Agricultura Tropical (INIFAT), el hortícola Liliana Dimitrova, los de investigaciones de suelos, de veterinaria, de sanidad vegetal, el Grupo Nacional de Agricultura Urbana... Las universidades radicadas en cada provincia igualmente han dado su aporte.
Villa Clara, territorio que en 2004 obtuvo el primer lugar nacional en cultivos varios con una producción de diez millones de quintales, ve fructificar esta colaboración científica.
La empresa agropecuaria Benito Juárez, que ahora posee tierras de cuatro centrales desactivados, hizo junto a la Universidad Central de Villa Clara un estudio para el uso del suelo según sus categorías. En consecuencia, pudo destinar las mejores áreas a cultivos varios y frutales, y para la ganadería dejó los espacios cercanos a micropresas.
"Nuestro plan está bien pensado para sembrar yuca en el lugar que se dé, y no tener ganado donde resulte improductivo", garantiza Nelio Fidel Bacallao, el director de la empresa.
Santiago Rojas era obrero de una UBPC. Guataqueaba, manejaba tractores, cortaba caña. Actualmente es finquero del vivero forestal de la empresa agropecuaria Benito Juárez, sitio que recorre cada amanecer para comprobar cómo prosperan las posturas de guayaba enana, aguacate, eucalipto, algarrobo, teca y caoba.