II Cumbre de Petrocaribe

Auténtico impulso integrador

Las islas del Caribe se convierten en las primeras beneficiarias de la Alternativa Bolivariana para las Américas

Por: MAGGIE MARÍN
inter@bohemia.co.cu

Los expertos calculan que la economía mundial decrece un seis por ciento cada vez que el barril de petróleo aumenta en diez dólares, y por supuesto, quienes asumen los peores embates son los países pobres y no petroleros, en especial los más pequeños. El precio del crudo se mantuvo casi inamovible durante décadas –unos 30 dólares el barril–, pero la voracidad de las transnacionales, y el egoísmo y agresividad de la gran potencia del Norte y de otras menores, se tradujeron en una alta volatilidad de los precios, que hoy puntean los 70 billetes verdes.

Asistieron a la cita diez jefes de Estado o de Gobierno, un viceprimer ministro y cancilleres, en representación de los 14 países firmantes, más Barbados, Trinidad y Tobago y CARICOM

Si a lo anterior sumamos otros factores de la actualidad, como la guerra en Iraq y las amenazas de conflagraciones en otros países asimismo productores de oro negro, incrementos en la demanda, y el hecho de que mientras los grandes yacimientos en explotación están casi agotados y no se hallan otros similares, el futuro de las naciones pequeñas y pobres es el de ser cada vez más pobres y dependientes de los vaivenes de la economía, así como de los chantajes, presiones y la agresividad de Gringolandia, de sus consorcios, y de los organismos multilaterales que domina.

He aquí, grosso modo, el escenario en que tuvieron lugar los discursos, intervenciones, debates y firma de acuerdos de la II Cumbre de PETROCARIBE recién finalizada en Montego Bay, Jamaica. Visto lo anterior y la tradicional foto de los concurrentes, podría pensarse que fue de una de esas tantas citas cimeras que incitaron en Hugo Chávez una sentencia que ha hecho historia: “Vamos de Cumbre en Cumbre, mientras los pueblos van de abismo en abismo”. Pero a diferencia de aquellas, esta Cumbre estuvo preñada de espíritu solidario y de vocación integradora como ninguna otra.

No solo porque no hubo espacio para la retórica vana, sino porque no son abismos, sino un futuro promisorio lo que se abre ante los pueblos de Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, República Dominicana, St. Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela, cuyos gobiernos acaban de concretar con sus rúbricas las ventajas inherentes al Acuerdo Energético PETROCARIBE, mecanismo este de integración constituido el pasado 29 de junio en Puerto la Cruz, Venezuela, y de cuyo éxito se ha mostrado seguro el Comandante en Jefe Fidel Castro.

Un sueño bolivariano

Luego solo dos meses y días bastaron para que este 6 de septiembre, bajo la inspiración de Simón Bolívar, se pasara a la acción. Fue justamente el Libertador quien hace 190 años, en su histórica Carta de Jamaica, expresara su deseo de que América se convirtiese en la más grande nación del mundo, y sentenciara: “Esta unión no nos vendrá por prodigios divinos sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos”.

Chávez aseguró que los venezolanos quieren “compartir la riqueza que nos dio la naturaleza con los pueblos de América Latina y el Caribe”

Y uno de esos esfuerzos que señalara Bolívar –que ya dio sus primeros frutos en Cuba– es sin dudas el ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas que vienen impulsando su creador, el presidente venezolano, y su principal promotor, el Comandante en Jefe, y en cuyo marco se inscribe esta cita. Ello explica que ambos líderes fueran recibidos en la isla caribeña con profundos sentimientos de gratitud, directamente expresados por su primer ministro y anfitrión, Percival Patterson, en el discurso inaugural.

Se refirió Patterson a la preocupación de los Estados pequeños y no petroleros por el impacto de los precios en el aseguramiento de sus necesidades energéticas y de progreso, por lo que solo a partir de ahora, gracias a estos acuerdos, podrán fortalecerse diversas áreas del desarrollo económico y social, tanto de las naciones firmantes como de toda la región. Otra área vital beneficiada, dijo, es la de la salud, ya que gracias a la iniciativa de Cuba recibirán atención médica los enfermos aquejados de patologías oftalmológicas. Vale recordar que ya tres mil caribeños han sido operados en la mayor de las Antillas y que mil 39 jóvenes de la región estudian Medicina en nuestro país, en el presente curso.

Asimismo, Patterson elogió al Presidente cubano, “cuya historia de generosidad humanitaria nunca ha disminuido a pesar de los grandes desafíos a que se han enfrentado su gobierno y su pueblo” durante casi cinco décadas. “Querido hermano, no hay palabras para expresar la gratitud, es un honor recibirlo aquí en Jamaica”, le expresó poco antes, en español y claramente emocionado.

Fue pues en un ambiente cálido y fraternal que el líder cubano explicó las medidas contra catástrofes que adopta Cuba, como experiencia para una región tan vulnerable a eventos climatológicos adversos. También se refirió Fidel a la seguridad energética que brindan los acuerdos, y que tras la cita jamaicana, la integración latinoamericana y caribeña toma un nuevo impulso.

Ciertamente, para las naciones beneficiarias, obtener seguridad energética con las bondades del Acuerdo de Jamaica es basamento de un futuro desarrollo social y económico, porque el gobierno de Venezuela –poseedora de la segunda reserva de petróleo del planeta– ha tomado muy en cuenta las diversidades, asimetrías y particularidades entre proveedor y receptores antes de ofrecerle condiciones de excepción. Ha sopesado, como indicó Hugo Chávez, que se trata de pequeños Estados monocultores, insulares y vulnerables, amén de no contar con infraestructura petrolera, por lo que están a merced de especuladores navales que compraban el petróleo en Venezuela para venderlo luego en las islas mucho más caro.

El Presidente cubano recalcó que en la cita de Montego Bay la integración latinoamericana y caribeña ha tomado un nuevo impulso

Acuerdos sin condicionamientos políticos, vale acentuarlo, que trascienden lo puramente económico y comercial para poner el acento en el desarrollo económico y social de estos países, tradicionalmente acogotados por la preeminencia y decisiones de los países ricos y de los grandes bloques expoliadores.

Estos son los principales beneficios del Acuerdo de Cooperación Energética: precios preferenciales del crudo, de cuya factura se cobra solo un 60 por ciento, postergando el 40 por ciento restante a dos años y al uno por ciento de interés, con 25 años de gracia y la posibilidad de saldarlo con productos o servicios; el flete de las naves se pagará al costo, con facilidades en cuanto a su posible abono “en especie”; el ahorro logrado por las naciones incrementará un fondo social que ya cuenta con 50 millones de billetes verdes donados por la Venezuela bolivariana.

Se trata, sin dudas, de un mecanismo inspirado en un espíritu solidario, cuyo máximo objetivo es el empleo soberano de los recursos, sin intervenciones externas y fuera de las incertidumbres que emanan de las políticas de la gran potencia, país que consume el 25 por ciento de la producción mundial de hidrocarburos.

“Es un momento supremo”, dijo Chávez al clausurar el cónclave. “Creo que nos tocó la posibilidad de romper un camino de dominaciones, de servilismo, de darle vida a ese sueño, no solo de Bolívar, sino de muchos.” Elogió a Fidel, su pueblo, sus médicos y enfermeros por la Misión Milagro –“un esfuerzo colosal, gigantesco”–y recalcó que PETROCARIBE –iniciativa que se suma a PETROSUR y PETROANDINA con vistas a la futura creación de PETROAMÉRICA– es “columna vertebral de la integración y su objetivo es transformar las sociedades latinoamericanas y caribeñas para hacerlas más justas, cultas, participativas y solidarias”.

(16 de septiembre de 2005)