Periodista desde hace 35 años, Luis Sexto Sánchez ha trabajado en diversos medios de prensa cubana, entre ellos la revista Bohemia, la agencia de noticias Prensa Latina y el periódico Juventud Rebelde. Enseña en el Instituto Internacional de Periodismo “José Martí” y en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Habana. Ha publicado libros de poemas y narrativa, además de textos técnicos sobre periodismo. Entre julio y agosto pasado dictó un Diplomado en Periodismo Literario en La Paz, organizado por la Federación de Trabajadores de la Prensa, la Universidad Mayor de San Andrés y el Instituto José Martí. Sexto tenía 14 años cuando triunfó la Revolución en 1959. Y el periodismo de aquel tiempo se dio cuenta de que el cambio en La Isla era imparable. Sexto, uno de los más importantes periodistas narrativos cubanos, estuvo en Bolivia impartiendo un curso de posgrado a reporteros bolivianos. En esta entrevista habla de Cuba y de ese periodismo que creció con la Revolución.
¿Sobre qué tipo de terreno camina hoy el periodismo en Cuba?
No es lo mismo hacer periodismo desde la oposición que hacer periodismo dentro del poder. El periodismo cubano se convirtió en una manifestación que apoya la Revolución y, por tanto, se reorganizó como un instrumento del poder revolucionario. Esas reglas empezaron a funcionar desde entonces. Los periodistas cubanos, de una forma o de otra, estamos identificados con el proceso de la Revolución. Podemos algunos creer que hacen falta cambios, transformaciones, mejorar las cosas, todo eso es verdad, pero siempre cualquier opinión o crítica siempre sobre la base de que la Revolución debe sobrevivir, no desaparecer. Dentro de ese ámbito se mueve el periodismo cubano.
¿Por qué fueron apresados y condenados aquellos periodistas en 2003?
En Cuba a falta de Embajada de Estados Unidos hay una oficina de intereses, desde 1979. Esa oficina conspira dentro de Cuba y crea una especie de oposición a base de dinero. Esos señores fueron contratados por esta oficina y no están presos por ser periodistas; no están presos por escribir. Están presos porque una ley cubana dice que si tú tratas con el enemigo eso es punible.
¿Vive Cuba acaso bajo una dictadura del pueblo?
La Revolución cubana ha sido radical, pero nunca cometió excesos. Los criminales de guerra, los asesinos, los torturadores de la dictadura de Fulgencio Batista (que sí fue una dictadura) respondieron ante los tribunales y algunos fueron fusilados por crímenes de lesa humanidad. La Revolución cubana no decapitó terratenientes; nacionalizó tierras y las puso en manos de campesinos y trabajadores agrícolas. No decapitó a propietarios de fábricas. Y gracias a Castro, que nunca permitió semejantes actos. Para defenderse, Cuba ha tenido que readecuar algunos derechos o algunas libertades. Eso es verdad. La nación tiene derecho de sobrevivir. Por ejemplo, nosotros tenemos cierto control migratorio, porque el proceso migratorio no puede ser, por ahora, igual que en Bolivia, por ejemplo.
¿Por qué?
Un proceso migratorio abierto puede ser una puerta del enemigo que te quiere destruir. La emigración no comenzó en 1959. Ya en 1957, el embajador estadounidense le dijo a la revista Bohemia que Estados Unidos otorgó 20 mil visas a trabajadores cubanos. Estados Unidos ha dado a los cubanos facilidades migratorias que no le ha dado a nadie en el mundo. Esas facilidades estimulan la emigración. La mayoría de los emigrantes se fue por problemas económicos, no políticos.
Pero llama la atención los balseros, ¿se escapan acaso?
Escapar no es el término exacto. Hay en Estados Unidos una ley de ajuste cubano, de 1966, que dice que si un cubano pisa suelo norteamericano, sea por la vía que fuese, tiene derecho a la residencia. ¿Qué quiere decir eso? Estimula la emigración ilegal, que es la que le conviene a ellos. ¿Qué sucedería si hubiera una ley de ajuste boliviano o mexicano? La respuesta es obvia.
¿Qué significa Fidel Castro para Cuba?
Fidel Castro resume todo el ideal de la nación. Castro recogió toda esa obra inconclusa de los libertadores del XIX, consuma una independencia que no había comenzado con la fuga de los españoles, en 1898, porque Estados Unidos intervino en la guerra y le dio una independencia ficticia en 1902. Una independencia con la Enmienda Platt, que disponía que Cuba no pudiera contraer deudas ni alianzas con ningún otro Estado del mundo, salvo con los Estados Unidos. ¿Qué tipo de independencia es ésa?
Si usted tuviera que señalar tres errores de la Revolución cubana, ¿cuáles serían?
No puedo negar que mi país afronta problemas. A mí me parece (y eso hay que ponerlo entre comillas) que “el gran error, el gran pecado de la Revolución cubana es haber querido dar más de lo que ha podido dar”. Eso es un pecado de idealismo: querer resolver los problemas, a veces, sin tener el medio, sin tener la economía desarrollada. Siempre las políticas sociales tienen que adecuarse a la economía de un país. No puede haber una política social por encima de la economía. Ese es un error, quizás entre comillas, pero daña. Otro pecado, a mi juicio, es haber concebido o haber permitido una desviación: que la igualdad emparejara a todos los hombres y se convirtiera la igualdad en igualitarismo. Vivimos en una sociedad donde la gente tiene que esforzarse muy poco para merecer las cosas. Todo el mundo por igual, sin establecer un distingo entre el bueno y el más bueno, entre el que más produce y el que menos produce. La economía no es un asunto de idealismo; es una fuerza material y demasiado contundente para que el idealismo la pueda dominar. Eso es un pecado. Quienes han guiado el proceso de la Revolución cubana se han podido equivocar en decidir una política social por encima de posibilidades materiales. Y han aplicado una economía enfocada desde posiciones idealistas, queriendo ir más rápido de lo que se podía, que es el tercer error. Las etapas de tránsito entre el capitalismo y el socialismo son muy largas. Quizás los cubanos hemos querido correr demasiado. Y de esto he escrito en Cuba.
¿Qué soluciones encuentra a este problema?
Debemos modificar ese enfoque de conceptuar la igualdad como igualitarismo. Fidel, últimamente, ha hablado con franqueza sobre este problema. Preservar la igualdad esencial entre todos los ciudadanos, el derecho de tener todos los derechos, pero ser también objeto de distinción a la hora de remunerar, de premiar, de elegir al más eficiente. Y no que la justicia ande junta y revuelta con ciertas inconsecuencias sociales.
¿Cómo es que aún Estados Unidos no invadió Cuba?
Intentó hacerlo varias veces, pero saben que no tendrían ni una onza de simpatía en Cuba y en el resto del mundo, y se toparían con toneladas de fuego y resistencia. A mi parecer, están apostando al desgaste. Desgastar a Cuba económicamente, que se vaya consumiendo… |