(IAR-Noticias)  04-Oct-05                               Prensa Latina 

Desde el 3 de febrero de 1962, fecha en que se implantó formalmente el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, ningún sector de la economía nacional escapa a sus efectos. 

Tal como se expresa en el informe sobre la resolución 59/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidas acerca de la necesidad de poner fin a esa hostil política de la Casa Blanca, el desarrollo de la vida y economía de los cubanos está limitado por el bloqueo.

Para la aviación civil las afectaciones del asedio del norte se elevaron, desde el 2004 hasta el 30 de abril del presente, a 178 millones 061 mil 459 dólares, mientras el total de los daños desde 1960 son de dos mil millones 400 mil dólares.

A ello se suman los montos dejados de percibir por concepto de no prestación de servicios aeroportuarios y otros, a partir de la prohibición de viajes impuesta a ciudadanos norteamericanos.

Las negativas adicionales de traslados de estadounidenses a la isla, en vigor desde el 30 de junio de 2004, han provocado que el 87 por ciento de las aeronaves que debieron operar en los aeropuertos cubanos no lo hicieran, lo que representó daños por más de tres millones.

En la industria ligera los 12 millones que totalizaron los perjuicios por incremento de precios y sobre gastos de fletes, hubieran duplicado la entrega a la población de jabón de tocador, de lavar y crema dental como parte de la canasta básica familiar.

Similares pérdidas significa el bloqueo para la actividad siderúrgica cubana, encargada de la producción, importación y exportación de acero y conductores eléctricos.

Ella pierde anualmente unos 12 millones de dólares, con los cuales se podrían fabricar más de 45 mil toneladas de barras corrugadas.

Pero las afectaciones a esa rama se multiplican, pues se extienden a 180 mil viviendas rurales o más de 30 mil de prefabricado dejadas de construir, para beneficiar a 120 mil personas, además de reparar miles de inmuebles en la capital del país.

De los 163 millones de dólares invertidos el pasado año por las compañías petroleras extranjeras que operan en la isla, el 25 por ciento correspondió a sobregastos por el riesgo Cuba y por no poder adquirir en el mercado estadounidense piezas y materiales.

De igual forma se obstaculiza la producción de gasolina, cuya venta tiene vedado su mercado natural, Estados Unidos, lo que además impide poner en marcha la refinería de la central provincia de Cienfuegos.

En relación con el níquel, de no existir el bloqueo ese país podría comprarle a La Habana más de 30 mil toneladas de ese mineral, que a los precios actuales representaría unos 500 millones de dólares.

Por otro lado, si la producción cubana tuviera acceso al 25 por ciento de las importaciones de cobalto que realiza Estados Unidos anualmente, se ingresarían 66 millones de dólares a la economía nacional para los programas sociales, educacionales y de salud que se desarrollan.

Sobre estos aspectos se iniciaron jornadas de reflexión popular, con el fin de que la población tenga la más amplia información de sus efectos y de los denominados propósitos del denominado plan de transición para Cuba, aprobado por la administración Bush.

Así, un intenso programa de dialógo con la población en todo el país se desarrollará en toda la nación, previo al ocho de noviembre, momento en que el tema del bloqueo será discutido por decimocuarta vez en la Asamblea General de las Naciones Unidas.