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General: Historia de las luchas independentistas, Puerto Rico II
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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 06/10/2005 05:04

General Antonio Valero (1790 - 1863)

Nuestro Antonio Valero fue, además de uno de los libertadores de México y del Perú, uno de los fundadores de la República de Venezuela. Entre sus nombramientos se encuentran los siguientes: Comandante en Jefe de la 2da. División del ejército colombiano enviada al Perú para auxiliar a Bolívar; nombrado por Bolívar Jefe de Estado Mayor de las líneas sitiadoras del Callao; Jefe de Estado Mayor del ejército de Colombia; Comandante Militar de los Valles de Aragua; Gobernador Militar de Puerto Cabello; Comandante de Armas de la provincia de Caracas y Ministro de Guerra y Marina de Venezuela. Durante toda su existencia fue uno de los más fieles generales al servicio de la causa bolivariana. Sobre todo, además de haber sido un general con efectividad en el campo de batalla, también lo fue como inamovible puntal de apoyo al General Bolívar durante parte importante de su epopeya: en la grandeza de sus victorias, al igual que durante los momentos difíciles al final de su vida, que lo sometieron a las peores vicisitudes e ignominiosas agresiones tan bien descritas por Gabriel García Márquez en su magistral obra: El general en su laberinto.

Aun cuando hubo momentos en los cuales, por insidia y envidia, a nuestro general se le hicieron injustas acusaciones, la verdad se impuso y no titubeó en su fidelidad ideológica a Bolívar hasta el día de su muerte. Su dedicación, desempeño y acciones heroicas en la batalla le merecieron condecoraciones como la medalla del Libertador, la medalla a los sitiadores del Callao y la honrosa designación de un espacio en el Panteón Nacional de Caracas, donde reposan los restos del Libertador y de los héroes de la gran guerra unificadora de la Patria Grande y de Venezuela. Falleció en el exilio, en Bogotá, esperanzado en regresar a sus queridas tierras en el Estado de Aragua donde le esperaba ansiosa su familia. Sus restos nunca han podido ser localizados para ser trasladados al Panteón Nacional donde, para honor de los puertorriqueños, debe descansar.

Fue el primer héroe libertador puertorriqueño que, además de luchar junto a Bolívar, hizo todo lo que estuvo a su alcance para lograr la independencia de Puerto Rico. Valero se entrevista con Bolívar en 1823 para solicitarle la liberación de Puerto Rico, la cual estaba inherentemente ligada a la de Cuba, tanto así que es con un grupo de cubanos que Valero acude a Bolívar. Valero prepara su Plan para la independencia de Puerto Rico, el cual constaba de una parte política y otra militar. En su parte política establece que el estado de Borinquen se constituirá como dependiente de la República de Colombia. De Bolívar haber vivido algunos años más, no nos cabe duda alguna de que lo hubiera logrado. Esa semilla de profunda inspiración para todos los puertorriqueños ha continuado germinando durante todos los períodos de convulsión libertaria generados por nuestro pueblo patriota a través de su historia.

La continuidad del pensamiento libertario de Valero hacia Puerto Rico, que también contaba con la participación en suelo puertorriqueño de María de las Mercedes Barbudo, en cuya residencia se llevaban a cabo reuniones conspirativas a favor de la lucha libertaria y unitaria desatada por Bolívar, cobró vida unas décadas más tarde con los hermanos Andrés y Juan Vizcarrondo. Éstos levantaron nuevamente la bandera de la independencia durante las décadas de los años treinta y cuarenta del siglo XIX, dando seguimiento a esos pensamientos del Libertador y de nuestro pueblo en torno a la lucha por la independencia del pueblo puertorriqueño. Esa lucha libertaria tanto bolivariana como valeriana, ha sido pasada a todos los patriotas revolucionarios puertorriqueños generación tras generación hasta el presente, primero a los hermanos Vizcarrondo, luego a quien se convirtiera en el Padre de la Patria Puertorriqueña el Dr. Ramón Emeterio Betances, a Eugenio María de Hostos, y así históricamente continuada por José de Diego, Pedro Albizu Campos y Juan Antonio Corretjer. En la actualidad los puertorriqueños contamos con numerosos hijos e hijas que dan continuidad a esa tradición histórica de lucha impidiendo que el pensamiento betancino sea destruido por proyectos reformistas. En nuestra historia, aún desde los orígenes de nuestra lucha libertaria, la tendencia reformista ha constituido un impedimento destructivo de esa tradición e imperiosa necesidad de lucha enmarcada por esos valores ideológicos que constituyen la salvación de nuestra patria y la conquista de nuestra independencia, soberanía, y derechos como latinoamericanos.

Andrés Salvador y Juan Eugenio Vizcarrondo (1804 – 1897)

Durante la segunda mitad de la década del 1830, las Cortes españolas privaron a los puertorriqueños de algunos beneficios reformistas logrados a través de históricas luchas que tenían su raíz en la guerra de emancipación al mando de Bolívar. Fueron cambios generados en la propia España que, además de batirse durante décadas debido a contradicciones internas, también confrontaba luchas libertarias generadas en sus colonias americanas. Al retirar dichas reformas e imponer nuevamente normas coloniales de mayor explotación y ausencia de libertades, los hermanos Andrés Salvador y Juan Vizcarrondo Ortiz de Zárate, militares de oficio, conjuntamente con Buenaventura Valentín Quiñones, contando con “el respaldo de numerosos oficiales y soldados del Regimiento de Granada”,3 y bajo la influencia ideológica de las luchas bolivarianas y valerianas aún en proceso de difusión en toda Nuestra América, se lanza lo que fuera denominado como La conspiración de los militares. Los más importantes científicos de nuestra historia, como lo fue nuestro gran historiador, Lidio Cruz Monclova, le confieren a dicho levantamiento absoluta finalidad separatista. Aunque dicho esfuerzo fracasó debido a una delación, la tendencia estaba diseminada a través de numerosas regiones de nuestro territorio.

Alertados sobre la traición, los hermanos Vizcarrondo lograron escapar, no así Buenaventura Quiñones al igual que un grupo de oficiales, sargentos y soldados que fueron apresados y algunos sometidos a la pena capital de garrote, otros fusilados y muchos encarcelados. Buenaventura Quiñones fue asesinado en su celda en el Castillo del Morro; sus carceleros trataron luego de hacer creer que se había suicidado, tal y como hicieron los colonialistas yanquis con nuestro mártir de actualidad, Ángel Rodríguez Cristóbal.

El enlace continuador histórico queda relevantemente expuesto cuando Ramón Emeterio Betances se refiere a Andrés Vizcarrondo como “el primero de los precursores” y en otra ocasión como “el venerable decano de los republicanos”. Ese vínculo entre generaciones revolucionarias y libertarias queda plenamente establecido cuando, en el 1865, las juntas separatistas existentes en casi todos los pueblos de la Isla, le confían a Andrés Vizcarrondo la organización de una expedición libertaria que habría de partir desde Venezuela. Dicha expedición no se llevó a cabo debido a lo que fuera la enorme represión desatada tras el malogrado intento libertario en Lares, el 23 de septiembre de 1868.

Dr. Ramón Emeterio Betances y Alacán (1827 - 1898)

Ramón Emeterio Betances fue un patriota revolucionario integral consumado. Su trayectoria patriótica puede ser trazada desde la década del 1840, hasta su fallecimiento en 1898. Nos dice el gran historiador puertorriqueño, el Dr. Félix Ojeda, cuya vida ha dedicado casi en su totalidad a hacerle justicia al Dr. Betances que: “El proyecto dirigido a enlazar en un curso común a las islas del Caribe, trazado por el Doctor Betances entre 1848 y 1898, tiene profundas raíces en la épica bolivariana”.6 Existen referencias que nos indican que durante las intensas luchas de la Revolución de febrero de 1848, Betances era estudiante de medicina en la Universidad de París. Las luchas que se habían generado no sólo en París, sino en diversas capitales de Europa como consecuencia de las inmensas contradicciones producidas por lo que fuera la “Revolución Industrial” motivaron la participación solidaria de Betances.

De igual manera, las mermas catastróficas en las cosechas agrícolas que tuvieron lugar a principios de esa década en toda Europa, crearon condiciones infrahumanas para todos los trabajadores generándose luchas muy intensas. Esas luchas contaban con la participación teórico-práctica de Carlos Marx y Federico Engels y se generaban comunas de completo contenido social. Betances, como estudiante, fue partícipe de esas luchas. La influencia formativa generada en Betances a través de esas luchas sociales y revolucionarias orientadas por consignas socialistas y comunistas, fue muy intensa y permanente en su vida. Varios años después de haberse proclamado la segunda República Francesa el 24 de febrero de 1848, Betances exclamaba:

…Yo soy también un viejo soldado de la República Francesa. En 1848 cumplí con mi deber. Cuando se trata de la libertad todos los pueblos son solidarios…

Betances regresó a nuestra patria en el año 1856 y de inmediato se dedicó a actividades conspirativas, humanitarias y abolicionistas, razón por la cual fue expulsado de su querida isla hacia tierras hermanas de la República Dominicana, donde puso sus conocimientos profesionales al servicio de ese hermano pueblo desde el año 1858. Es entonces cuando el pueblo dominicano, habiendo perdido su soberanía a manos de los colonialistas españoles, recomienza la lucha con lo que en la historia de la República Dominicana es conocido como La Guerra de la Restauración. Betances apoya de lleno esos patrióticos esfuerzos y por tal razón es expulsado nuevamente, adoptando a Venezuela como residencia durante cinco meses para regresar nuevamente a la República Dominicana al este pueblo triunfar nuevamente sobre las fuerzas colonialistas de España.

Al regresar a nuestra patria, funda la Logia Masónica Yagüez estableciendo una sólida base revolucionaria orientada hacia la organización nacional de lo que el 23 de septiembre de 1868 fuera conocido como El Grito de Lares, fecha que marca la consolidación de nuestra nación, consagrando al Dr. Ramón Emeterio Betances ante el mundo como El Padre de la Patria Puertorriqueña. En Lares se percibe un gran ejemplo de integración latinoamericana con la participación de los hermanos Rojas Luzardo, venezolanos por nacimiento, puertorriqueños por adopción. Manuel Rojas fue el comandante en jefe de las fuerzas revolucionarias, quien junto a su hermano Miguel eran miembros de la Junta Revolucionaria Centro Bravo Número 2. También se destacan mujeres puertorriqueñas como Mariana Bracetti, mejor conocida como Brazo de Oro, quien ayuda con energía y talento en los planes revolucionarios y es conocida como la bordadora de la bandera revolucionaria de Lares.

Betances fue un extraordinario revolucionario. Quizás nada lo exprese mejor que sus propias palabras:

La Revolución Francesa de febrero de 1848 es la Revolución Cubana de febrero de 1895 descendiendo de la misma madre, y si ellas no son enteramente hermanas, son por lo menos primas hermanas.

Nuestro pueblo no logró triunfar militarmente en la insurrección del 23 de septiembre de 1868. No obstante, Betances continuó la lucha muy intensa promoviendo apoyo material y económico a favor del pueblo cubano, al igual que su continuación en la conspiración revolucionaria para promover nuestra lucha por la independencia de la Patria, creando en la Isla una organización a la vez clandestina y de apoyo a la lucha cubana. Al igual que José Martí fue el más emotivo promotor de la Federación de las Antillas, y de la vinculación de nuestro pueblo a Nuestra América. El destacado y querido Dr. José Ferrer Canales, conocedor como pocos de la vida de Betances, Martí, Hostos, y de nuestros patriotas más queridos de los pasados siglos, ha escrito un maravilloso trabajo dedicado a Betances y a José Martí estableciendo un paralelismo en lo que fue el pensamiento y práctica de ambos a fines del siglo XIX. En el mismo cita a José Martí cuando éste expresa:

Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber... de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza sobre nuestras tierras de América. Añade don José Ferrer Canales: “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América”, es un leitmotiv martiano. Las tres islas antillanas, mayores, son, para él, “tres tajos de un mismo corazón sangriento”, y Cuba y Puerto Rico, “islas complementarias..., dos tierras que son una sola dicha y un solo corazón”. Juntas, las islas de este archipiélago, sabemos, se salvarán.

Ese antillanismo lo vive, lo encarna noble y apasionadamente también Betances, quien fundará, como otros, en París, la Unión Latinoamericana, y quien publicará artículos con el seudónimo El Antillano.

Más adelante cita a Betances cuando éste expresa que los americanos se encuentran en República Dominicana:

Ya están los americanos en Samaná… No puede figurarse el dolor que me causa este hecho tan fatal para la realización del gran proyecto de Confederación, que haría de todas nuestras islas una gran nación...



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