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General: Historia de las Luchas...Puerto Rico III
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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 06/10/2005 05:06

Juan Antonio Corretjer Montes (1908 - 1985)

Juan Antonio Corretjer fue un ser humano extraordinario: siendo nacionalista, era bolivariano, siendo bolivariano, era socialista, siendo socialista era marxista, siendo marxista era un revolucionario, y siendo revolucionario, era poeta. Fue ideólogo y maestro, organizador unitario y de práctica consecuente, sin oportunismos, con principios irrefutables y profusos de amor hacia su pueblo y hacia la humanidad toda.

Su entendimiento de lo que era un nacionalismo revolucionario lo llevó a militar desde muy joven en las filas del Partido Nacionalista dirigido por Pedro Albizu Campos. Su obra poética hoy llega no sólo a los puertorriqueños, sino a toda la América Nuestra. Su obra política aún llena los corazones de todos quienes lo conocimos y compartíamos sus sueños. Después de lo que fuera la intensa represión a que fuera sometido el Partido Nacionalista durante las décadas de 1930 al 1950, y luego de compartir cárcel con quien es conocido en Puerto Rico como El Maestro, Pedro Albizu Campos, una vez El Maestro fuera encarcelado y torturado, Juan Antonio comienza a desarrollar los fundamentos para la creación de lo que fue la Liga Socialista Puertorriqueña.

La cultura política de Juan Antonio marcha a la par con su gigantesca cultura literaria y en todas las artes. Su sensibilidad humana la pudo proyectar a través de su sensibilidad poética y política, como genuino revolucionario. Su guía, su orientación, su vida, siempre fue canalizada por ideas fijas, inquebrantables en su alma, infranqueables en su concepción que siempre fue, aunque la más difícil de llevar a cabo, la más honesta, directa y valiente. Era incorruptible.

El 22 de mayo de 1935, tras Albizu haber enviado a Juan Antonio como delegado a Cuba para gestionar apoyo a la causa libertaria del nacionalismo y del pueblo puertorriqueño, y por razón de Corretjer haber sido arrestado y encarcelado en el Castillo del Príncipe, Albizu escribe al entonces Presidente de la República de Cuba, el señor Carlos Mendieta, solicitando la excarcelación del patriota puertorriqueño. Al dirigirse a Mendieta, que era en realidad un incondicional del dictador Fulgencio Batista, Albizu le recuerda los sacrificios de los puertorriqueños durante las diversas guerras llevadas a cabo por el hermano pueblo para lograr su independencia:

... El juramento que juntó para la eternidad a Martí y de Hostos, Maceo y Rius Rivera, Estrada Palma y Betances, está por cumplirse por los cubanos, quienes saben que Puerto Rico pagó con su esclavitud el precio de la independencia de Cuba. Más de dos mil puertorriqueños murieron en los campos de batalla de Cuba para fundar esa República. Sabemos que los cubanos quieren hacer válido aquel juramento ante su posteridad y nos hemos apresurado a enviar ante ellos a un hombre que representa las vinculaciones inviolables entre las dos naciones antillanas.

Sin lugar a dudas, la concepción de unidad caribeña y latinoamericana continuaba sin tregua como responsabilidad históricamente legada por nuestra tradición libertaria y revolucionaria. Albizu enviaba a Corretjer a Cuba para estrechar esos vínculos y procurar que unas promesas que consideraba indisolubles, fueran cumplidas por parte de quienes tenían la obligación de hacerlo. En ésos momentos, los que gobernaban a Cuba no representaban esos compromisos, pero sí quienes combatían a esos que ya habían vendido su alma al monstruo norteño. Pero Albizu sí estaba inmerso en el compromiso contraído y sellado con sangre por patriotas boricuas en la manigua cubana. Los cubanos más solidarios de entonces eran, sin lugar a dudas, socialistas, marxistas muy definidos y comprometidos.

Esa oposición compuesta por revolucionarios e intelectuales de enorme valía, entre ellos Antonio Guiteras, Juan Marinello, Blas Roca, Pablo de la Torriente Brau, Emilio Roig de Leuchsenring, Nicolás Guillén y decenas de revolucionarios cubanos que también amaban a Puerto Rico, era la que apoyaba a Corretjer cumpliendo el compromiso reclamado por Pedro Albizu Campos. Allí también se fue consolidando en nuestro Corretjer un pensamiento altamente progresista que lo condujo hacia la definición de un nacionalismo revolucionario en oposición al nacionalismo chauvinista y reaccionario que caracteriza a las burguesías nacionales. El nacionalismo revolucionario albizuista de Corretjer es el nacionalismo de todos los patriotas puertorriqueños de la actualidad. Es el nacionalismo de la puertorriqueñidad.

Corretjer mantuvo durante toda su vida el compromiso fundamental de dos aspectos de una misma lucha: la independencia nacional para la nación puertorriqueña, y la instauración de un sistema social fundamentado en la justicia, en la igualdad, y en los medios de producción en manos de quienes producen, o sea, un sistema político y social ideológicamente y estructuralmente socialista.

Pero Corretjer, sobre todo, fue un ser humano de profunda cultura y conocimientos de la teoría marxista y revolucionaria. Tal y como su práctica ha demostrado, sus conocimientos de la historia de nuestra nación, del Caribe y de Nuestra América, fueron en todos sus aspectos, muy profundos. Por tal razón supo conjugar de manera dialéctica todos los elementos de la realidad nacional y reconocer el marco internacional en el cual nuestra lucha se desarrolla. Con su profunda sensibilidad supo valorar la trascendencia histórica de Simón Bolívar, de sus valores ideológicos y sus objetivos políticos de unidad latinoamericana y caribeña. Quizás nada lo demuestre con tanto refinamiento intelectual como la siguiente poesía:

El tiempo no acaba
“Un tiempo que nunca acaba.
150 años se harán miles de siglos.
Y el corcel iluminará con sus chispas piafantes
sobre la piedra inmemorial
el mañana sin fin, nutrirá el sol que no se pone.
Brota la libertad en donde pisa.
Mil Orinocos se multiplicarán por mil,
por millones y millones. Romperán todas
las fluviales computadoras. Las aguas
quedarán lisas y claras pulidas por
el galope incesante.
Como una suave rampa de espuma y terciopelo
será para su paso de potro audaz el bárbaro
Raudal de Santa Bárbara.
Todo quedará nuevo, reluciente.
Jamás habrá noche porque sus ojos miran.
América y el mundo brillarán
porque reflejan aquel fulgor
que eternamente habla
con delirante luz
en Chimborazo romántico.
Ayacucho se llamará Chipote.
Junín se llamará Stalingrado.
Vietnam se llamará Bolívar.
Bajo el jinete de esmeralda
el caballo con alas volará de siglo en siglo,
de Ayacucho en Ayacucho,
de Chipote en Chipote,
de Junín en Junín,
de Vietnam en Bolívar,
de Bolívar en Bolívar.
Y nuevas libertades brotarán como yerbas
dondequiera que el caballo llanero ponga
sus mágicos cascos sembradores.
Porque el tiempo del pueblo nunca acaba.
El pueblo nunca acaba.
El bravo pueblo nunca acaba.
Porque el tiempo Ayacucho nunca acaba.
Si terminara todo acabaría.
No tendríamos sentido de proporción.
Seríamos muy desgraciados.
Ignoraríamos que la libertad crece y crece.
Porque hay un tiempo infinito.
El tiempo triunfador.
Tiempo Bolívar que no acaba.”

El legado de Juan Antonio Corretjer, su armonización revolucionaria entre nación, patria, pueblo, justicia social, socialismo, es tan grande como lo es su poesía. Su corazón era pueblo, humanidad. Entre el Juan Antonio revolucionario y el Juan Antonio poeta no existe contradicción o prioridad; ambos marcharon paralelamente hacia la conquista del ideal simbiótico que para él lo fue: patria libre y soberana, patria justa y socialista. Se complementaban.

Juan Antonio desarrolló una intensa lucha ideológica para hacerles frente a las tendencias reformistas aplicadas por algunos sectores independentistas, al igual que a aquellos que participaban en el proceso electoral colonial el cual él consideraba les hacía el juego a los enemigos de nuestro pueblo. Reclamó como un derecho legítimo de los revolucionarios el recurrir a la lucha armada como medio para lograr nuestra independencia.

Fue bolivariano activo. Nada mejor que, además de su obra poética, sus concepciones políticas y sobre todo, sus análisis e interpretaciones históricas. Si algo refleja esta tendencia bolivariana que fue expuesta en decenas de documentos y poesías, son las palabras que, refiriéndose a Albizu Campos escribiera en el año 1963:

Cuatro puntos fundamentales dan base a la orientación antillanista del líder de la independencia de Puerto Rico Pedro Albizu Campos: (1) independencia de Puerto Rico; (2) Confederación Antillana; (3) Unión Latinoamericana; (4) Hegemonía espiritual de las naciones latinoamericanas. Es su trabajo sobre el segundo el que tratamos en esta nota.
En vísperas de su viaje por las Antillas en 1927, Albizu Campos dice a Luis Antonio Miranda: —“El archipiélago antillano ocupa una posición privilegiada en la geografía mundial. Se hace imprescindible arrojar de sus territorios a Estados Unidos y consolidarlos bajo una confederación con suficiente poder naval para resistir cualquier revancha. Porque no me cabe duda de la decisión que habría de tener cualquier guerra (en el Caribe). Esto no terminará hasta reducir a la impotencia al imperialismo norteamericano.

Estas palabras las escribe Juan Antonio poco antes del fallecimiento de nuestro Albizu. Las mismas denotan, además del pensamiento bolivariano de Albizu, la profunda convicción propia que como legado histórico reforzó con su práctica revolucionaria y supo pasar a las generaciones revolucionarias quienes, como Los Macheteros, recogemos el estandarte de todas esas ideas revolucionarias y las ejecutamos consecuentemente en aras de nuestra libertad, de la justicia social y de la igualdad.

A Juan Antonio, aún siendo Secretario General de la Liga Socialista Puertorriqueña, organización que siempre estuvo hermanada al Ejército Popular Boricua - MACHETEROS, le fue otorgado el rango de Comandante Honorario de Los Macheteros. Nos hemos sentido muy honrados por la aceptación públicamente expresada por Juan Antonio al momento de recibir nuestro nombramiento.

Ejército Popular Boricua – MACHETEROS (década de 1970 – al presente)

Desde el momento en que el Coronel Hugo Chávez Frías fue elegido a la presidencia del gobierno de Venezuela en el año 1998, y comenzara lo que ha sido su clara política de integración latinoamericana y caribeña, nuevos espacios y esperanzas se han abierto para todas nuestras naciones y pueblos al igual que para los que, en Puerto Rico, aún luchamos por una patria libre y una hermandad caribeña y latinoamericana fiel al pensamiento de nuestros más destacados próceres revolucionarios. El sueño betancino, martiano y de tantos otros próceres caribeños, sin embargo, tiene que ser precedido por lo que es una precisa e imprescindible conquista para poder marchar en esa dirección: la independencia de la nación puertorriqueña y el ejercicio de total soberanía del pueblo boricua sobre su destino.

El Ejército Popular Boricua – MACHETEROS, durante décadas, ha luchado por la independencia de nuestra patria dando fiel seguimiento a esa tradición de lucha que, como ya hemos expresado, es el legado y continuidad histórica de todos los grandes revolucionarios boricuas que durante siglos nos han precedido. El colonialismo yanqui, la total ausencia de soberanía, y la existencia de una burguesía compradora y lumpen que está en dependencia de la metrópoli colonial, constituyen los elementos básicos que los puertorriqueños tenemos que derrotar.

Los objetivos de la aplicación de las políticas coloniales con relación a la economía nacional puertorriqueña, la educación, y de control sobre todos los medios de comunicación, les ha permitido, además de apoderarse criminalmente de todo lo que nuestro pueblo es capaz de producir, aplicar políticas destructivas de todo sentido de puertorriqueñidad, y de manera muy particular, afectar la psiquis de los puertorriqueños creando inseguridad tanto individual como colectiva en nuestra población. Si alguna nación del mundo pudiera servir como comprobación de las teorías de Frantz Fanon, ése lo es nuestro pueblo. Decía Fanon:

El colono hace la historia y sabe que la hace. Y como se refiere constantemente a la historia de la metrópoli, indica claramente que está aquí como prolongación de esa metrópoli. La historia que escribe no es, pues, la historia del país al que despoja, sino la historia de su nación en tanto que ésta piratea, viola y hambrea. La inmovilidad a que está condenado el colonizado no puede ser impugnada sino cuando el colonizado decide poner término a la historia de la colonización, a la historia del pillaje, para hacer existir la historia de la nación, la historia de la descolonización.

Las explicaciones de Fanon están orientadas a demostrar lo que es la violencia del colonizado como fuerza liberadora; violencia que, en ocasiones, ha sido llevada a cabo sin contemplaciones ni remordimientos por los pueblos colonizados que así se han expresado, tanto en África como en América. El imperialismo colonialista norteamericano, por su aplicación de políticas genocidas y destructivas de la personalidad de pueblo de los puertorriqueños, al día de hoy ha logrado crear a un puertorriqueño con una profunda dosis de violencia reprimida cuya explosión, al darse, sería completamente incontenible.

Nuestro pueblo no es diferente a ningún otro pueblo del mundo. La reacción de otros pueblos, si fueran sometidos a condiciones similares a las nuestras, habrían de ser las mismas que los puertorriqueños demostramos. Sin embargo, las condiciones aplicadas por los colonialistas yanquis en Puerto Rico han sido muy diferentes a lo que ha sido la experiencia de explotación en la casi totalidad de naciones coloniales que han existido. En nuestro país, el objetivo ha sido, por un lado, lograr la desaparición de la resistencia mediante la aplicación de políticas orientadas hacia el genocidio cultural, que es sinónimo de la destrucción de la personalidad del pueblo puertorriqueño como tal, y por el otro, crear un estado total de dependencia económica y psicológica para, dadas las circunstancias, poder sobrevivir.

El comienzo de dicha política genocida fue en el momento en el cual los colonialistas yanquis demostraron su enorme poderío militar, aplicando una política puramente terrorista orientada hacia la intimidación más brutal de nuestra población. Esa fue una invasión ejecutada en contra de un pueblo que ya tenía arraigada las tendencias coloniales en su conciencia, gracias a casi 400 años de colonialismo español y, por ende, todos los padecimientos inherentes a los pueblos sometidos a la barbarie del colonialismo, particularmente cuando su población indígena fuera totalmente eliminada.

Todas las políticas yanquis impuestas por la fuerza sobre nuestro pueblo llevaban esa línea de orientación genocida. Es por eso que, además de destruir toda la economía boricua tendiente a lograr una autosuficiencia para la supervivencia y, en su lugar, institucionalizar una economía totalmente dependiente y en manos de los capitalistas yanquis, hicieron todo lo posible por destruir nuestras raíces culturales imponiendo una educación orientada hacia la eliminación del idioma español y su suplantación por el inglés. Eliminaron e imposibilitaron la enseñanza de nuestra verdadera historia, que contenía sólidos ejemplos de orientación libertaria, y la sustituyeron con la historia de Estados Unidos al igual que la introducción forzada y metódica de las costumbres y los estilos de vida pertenecientes al pueblo de Estados Unidos. Aplicaron una política de emigración forzada, ya desde principios del siglo XX, política que condujo a miles de boricuas no sólo hacia el territorio de la metrópoli para hacer los trabajos más duros y menos remunerados, sino también a lugares tan distantes como Hawai e Islas Filipinas. Eliminaron todos los mecanismos de gobierno que, con la autonomía lograda por los puertorriqueños poco antes de su invasión, colocaba en manos puertorriqueñas importantes renglones de la administración militar del país, para imponer una copia colonial de los mecanismos de gobierno yanquis, bajo la fachada de democracia.

El terror, constantemente ejecutado mediante políticas represivas cuyos propósitos han sido los de impedir y eliminar toda tendencia libertaria de nuestra nación y de verdadera justicia social, ha sido una constante desde el mismo momento en que invadieron nuestro suelo, hasta el presente. El hecho de implantar en la conciencia y subconciencia de los puertorriqueños la idea de que sin los yanquis todos nos moriríamos de hambre es terrorismo psicológico cuya ejecución fue premeditadamente planificada; terrorismo es el infundir miedo a ser reprimido y encarcelado por el mero hecho de ser poseedor de una bandera puertorriqueña en tu hogar; terrorismo es el desarraigar a los puertorriqueños de lo que es su esencia como seres humanos, de su historia, de la hermandad de quienes como tú comparten tu entorno geográfico e historia común; terrorismo es el obligar a los niños a estudiar en un idioma extraño, y a su vez humillar a quienes rechazaban esa criminal tendencia.

Terrorismo es obligar a una juventud puertorriqueña a pelear en guerras contra pueblos inocentes que ningún daño han hecho a los puertorriqueños; terrorismo es controlar y decidir sobre quién entra o no a Puerto Rico, la imposición de una Corte Federal que se impone sobre la local, decidir quién puede o no establecer una estación radial o televisiva, o prensa y, a su vez definir su contenido; terrorismo es convertir a nuestro pueblo en conejillo de Indias para experimentar con medicamentos cuyos efectos son desconocidos, lanzar sobre nuestras montañas agentes químicos, como el agente naranja, para luego utilizarlos contra otros pueblos indefensos; terrorismo es convertir a nuestra isla de Vieques en un centro de entrenamiento para la Marina de Guerra yanqui y utilizarla como polígono de tiro al blanco sin tomar en consideración a nuestra población allí residente.

La lista sobre acciones terroristas cometidas contra nuestro pueblo es interminable. Todas han tenido un efecto extremadamente nocivo sobre la calidad de vida de los puertorriqueños, y muy particularmente, con relación a los daños psicológicos. Es por eso que la cifra de puertorriqueños que sufre de algún tipo de desorden mental o enfermedad se encuentra entre los niveles más elevados del mundo.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: tango Enviado: 06/10/2005 22:05
Matilda,
Has ido a Puerto Rico,  has hablado con la gente de la calle. No veo comites de la revolucio en las cuadras en San Juan, ni brigadas de rapida respuesta en las reuniones anuales del  Grito de Lares ni en los comites de estos partidos.  
 
Mi opinion, es que los puertoriquenos deberian buscar su independencia y lo mas gracioso es que lo pueden hacer cuando quieran. Solo tienen que votar en el peblicito por su total soberania. El partido Independentista, nunca alcanza el 5% de los votos. O mejor, eres de la opnio que el 92% esta errado y que el 2% deberia colocar un regimen a la fuerza del la manera de castro. Recorda, que Castro tomo el poder a tiros, no democraticamente y eleimino la opocision atraves de fusilamientos, carcel y exilio.
 
Sobre corretjer, te puedo decir que vivio en New York muchos anos, era parte del a generacion del 30. Lucho contra batista y fue preso en Cuba en los anos 40.
 
En Puerto Rico, fundo libremente partidos como la liga socialista y el MPI.
 
En cuba, porque los opositores no pueden hacer lo mismo que este Sr hacia en PR, crear partidos nitidamente anti gobeirno.
Tango


 
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