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LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
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General: La historia de los espejos
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: gambito2010  (Mensaje original) Enviado: 06/11/2005 21:42
Hola a tod@s:
 

La historia de los espejos

«Cuentan los viejos más viejos que la luna se nació aquí mismo, en la selva. Cuentan que hace muchos tiempos, los dioses se habían quedado dormidos, cansados de tanto jugar y de mucho hacer. Estaba el mundo un poco silencio. Callado se estaba. Pero un lloriqueo quedito empezó a sonarse allá en la montaña. Resulta que a los dioses se les había quedado olvidada una laguna en medio de la montaña. Cuando repartieron las cosas de la Tierra, les vino sobrando esta lagunita y, por no saber dónde ponerla, la dejaron por ahí botada, en medio de unos cerros tan grandes que nadie se entraba en ellos. Entonces la tal lagunita estaba llorándose porque estaba sola. Y así como estaba en su chilladera, a la Ceiba madre, la sostenedora del mundo, se le puso triste el corazón por su lloradera de la lagunita. Recogiéndose sus grandes naguas blancas se acercó la Ceiba hasta donde se estaba la lagunita.

ツォュ ツソQuテゥ te pasa, pues? ュle pregunta la Ceiba al agita que ya parecテュa un charquito nomテ。s, por culpa de su tanta chilladera.

ツォュ No quiero estar sola ュdijo la lagunita.

ツォュ Bueno, yo me quedarテゥ a tu lado ュdijo la Ceiba, la sostenedora del mundo.

ツォュ No quiero estar aquテュ ュdijo la lagunita.

ツォュ Bueno, yo te llevarテゥ conmigo ュdijo la Ceiba.

ツォュ No quiero estar abajo, pegada a la tierra. Quiero ser alta. Como tテコ ュdijo la lagunita.

ツォュ Bueno, te levantarテゥ hasta mi cabeza. Pero sテウlo por un rato, porque el viento es malhora y te puede tirar ュdijo la Ceiba.

«Como pudo, la Ceiba madre se arremangó sus naguas y se agachó para tomar en sus brazos la lagunita. Con cuidado, porque era la madre, la sostenedora del mundo, la Ceiba, colocó la lagunita sobre su copete. Despacio se incorporó la Ceiba madre, teniendo cuidado de no derramar ni una gota del agua de la lagunita, porque veía la Ceiba madre que muy flaquita se estaba la lagunita.

«Cuando ya estaba arriba la lagunita exclamó:

ツォュ Estテ。 bien alegre acテ。 arriba. ツ。Llテゥvame a conocer el mundo! ツ。Quiero verlo todo!

ツォュ El mundo es muy grande, niテアa, y allテ。 arriba te puedes caer ュdijo la Ceiba.

ツォュ ツ。No importa! ツ。Llテゥvame! ュinsistiテウ la lagunita y empezテウ a hacer como se lloraba.

«La Ceiba madre no quiso que se llorara tanto la lagunita, así que empezó a caminar, muy derechita, con ella sobre la cabeza. Desde entonces las mujeres aprendieron a caminar con el cántaro lleno de agua en la cabeza, sin que se les caiga ni una gota. Como la madre Ceiba caminan las mujeres de la selva cuando traen el agua del arroyo. Derecha la espalda, levantada la cabeza, y un paso como de nubes en verano. Así camina la mujer cuando lleva, en lo alto, el agua que alivia.

«Buena para la caminada era la Ceiba madre, porque en esos tiempos los árboles no se estaban quietos, sino que se andaban de un lado para otro, haciendo hijos y llenando de árboles el mundo. Pero el viento andaba por ahí, silbando de aburrido. Y entonces la vio a la Ceiba madre y quiso jugar a levantarle las naguas con un manotazo. Pero la Ceiba se enojó y le dijo:

ツォュ ツ。Estate silencio, viento! ツソQuテゥ no ves que llevo en la cabeza una lagunita lloradora y caprichuda?

«Hasta entonces el viento la miró a la lagunita, asomada allá arriba, en el rizado copete de la Ceiba. Bonita la miró el viento a la lagunita, y pensó de enamorarla. Y se fue el viento hasta arriba de la cabeza de la Ceiba y empezó a hablarle palabras bonitas en el oído de la lagunita. La lagunita, pues, lueguito que se puso a modo y le dijo al viento:

ツォュ Si me paseas por el mundo, ツ。entonces me voy contigo!

«El viento ni se lo pensó dos veces. Se hizo un caballo de nubes y en ancas se llevó a la lagunita, tan aprisa que la Ceiba madre ni cuenta se dio de cuándo le quitaron a la lagunita de la cabeza.

«Buen rato que se anduvo paseando la lagunita con el viento. Que muy bonita que era, le decía el viento a la lagunita. Que qué chula la condenada, que cuál sed no se aliviaría con el agua que se tenía la lagunita, que cómo no hundirse en ella, y muchas cosas le decía el viento para convencerla a la lagunita de hacerse un amor en un rincón de la madrugada. Y bien que se lo creyó todo lo que le decía el viento. Y cada que pasaban por encima de un charco de agua o de un lago, la lagunita aprovechaba para mirarse reflejada y se arreglaba el húmedo pelo y se entornaba los ojos líquidos y gestos de coquetería se hacía con sus olitas en su cara redonda.

«Pero puro andar de un lado pa' otro quería la lagunita y nada de hacerse un amor en un rincón de la madrugada y el viento como que se fastidió y se la llevó bien alto y ahí nomás pegó un relincho y reparó y aventó a la lagunita y cayendo se fue la lagunita y como muy alto estaba pues mucho se tardaba en caer y seguro se hubiera dado un buen golpe si no es porque unas estrellas la miraron que se caía y como pudieron fueron y la prendieron con sus puntas. Siete estrellas la agarraron por los lados y, como sábana, se la levantaron de nuevo hasta el cielo. Pálida quedó la lagunita por el miedo que le dio que se caía. Y como ya no quiso bajar a la tierra, le pidió a las estrellas que la dejaran quedar con ellas.

ツォュ Bueno ュle dijeron las estrellasュ, pero tendrテ。s que ir con nosotros para donde vamos.

ツォュ Sテュ ュles respondiテウ la lagunitaュ, yo me camino con ustedes.

«Pero la lagunita se ponía triste de andar siempre el mismo camino y se daba otra vez a la chilladera. Así, con su lloradera, se despertaron los dioses y se fueron a ver qué pasaba o de dónde venía esa chilladera y vieron a la lagunita, jalada por siete estrellas, cruzando la noche. Cuando supieron la historia, los dioses se enojaron porque ellos no habían hecho las lagunas para andar en el cielo, sino para estar en la tierra. Fueron a donde estaba la lagunita y le dijeron:

ツォュ Ya no serテ。s laguna. Las lagunas no viven en el cielo. Pero como ya no te podemos bajar, entonces te vas a quedar aquテュ. Ahora te vas a llamar ツォlunaツサ y tu castigo, por coqueta y presumida, serテ。 reflejar siempre el pozo donde se guarda la luz en la Tierra.

«Porque resulta que los dioses habían guardado la luz adentro de la Tierra y habían hecho un agujero grande y redondo para que ahí se llegaran a beber las estrellas cuando la luz y el ánimo se les apagaran. Entonces la luna no tiene luz, sólo es un espejo que, cuando aparece como luna llena, refleja de frente el gran agujero de luz donde se beben las estrellas. Espejo de luz, eso es la luna. Por eso, cuando la luna se pasea frente a una laguna, el espejo se mira en el espejo. Y como quiera nunca está contenta ni enojada la luna, es la malcontenta...

«A la Ceiba madre también la castigaron los dioses por andar de consentidora. Le prohibieron caminar para que no anduviera de un lado a otro y le dieron a cargar el mundo, además le pusieron más doble la piel para que no sintiera lástima de las lloraderas que escuchaba. Desde entonces, con la piel como de piedra, la Ceiba madre está de pie y sin moverse. Si se camina un poquito siquiera, el mundo se cae.

«Así pasó» dice el viejo Antonio. «Desde entonces la luna refleja la luz que se guarda dentro de la Tierra. Por eso cuando encuentra una laguna, la luna se detiene para arreglarse el pelo y la cara. Por eso también las mujeres, siempre que ven un espejo, se paran a mirarse. Eso fue regalo de los dioses; a cada mujer le dieron un pedacito de luna, para que pudiera arreglarse el pelo y la cara, y para que no le dieran ganas de andar de paseadora y de subirse al cielo.»

El viejo Antonio terminó, pero el viento no, y las olas siguen amenazando la barquita. Pero yo no digo nada. Y no es que esté reflexionando en las palabras del viejo Antonio, sino que estoy seguro de que, si abro la boca, voy a echar hasta el hígado sobre el agitado espejo en el que la luna ensaya su coquetería...

I. Dentro de la noche del rencor y el desconcierto

En México, en veces, la luna se pinta de un rojizo resplandor. Ni rubor ni sangre, son el coraje y el rencor los que le iluminan el rostro nacarado. De regreso de su largo viaje por la noche mexicana la luna termina su reiterado camino de espejos y se vuelve a su cansado andar. Tiene ya arrebolado el mirar... por el rencor... y el desconcierto....

¿Por qué? ¿Qué ha visto? Titubeando, sofocada y con un delgado hilo de voz que semeja una espiral del viento de mayo, la luna cuenta la historia de su viaje pasado. Cuenta que caminó la noche mexicana y que, dando tumbos por entre el gigantesco laberinto de espejos que es nuestra historia contemporánea, se llegó hasta el...

Sucomandante insurgente marcos

Gambito
Hasta la victoria siempre
No hay dolor en la muerte, esperanza hay en la vida



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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: gambito2010 Enviado: 06/11/2005 22:20

Espejo primero: El Poder como espejo y como imagen

CAPÍTULO 1

Que muestra la absurda coherencia del espejo puesto frente al espejo, de la doble duplicidad de la imagen del Poder, y la gran verdad que, dicen, debemos creer: el Poder es y es necesario, suficiente y eterno.

Primera Duplicidad:

En el Poder el espejo refleja una doble imagen: lo que se dice y lo que se hace. No oculta nada este espejo. Los recursos se le agotaron, ya no es el mismo de antes. Tiene la superficie enmohecida y manchada. Ya no «invierte» la realidad. Por el contrario, muestra la contradicción. Pero al hacerla evidente, la controla y la pone a su servicio. Ahora, simplemente, trata de que esa imagen contradictoria sea vista como «natural», como «evidente», como «incuestionable».

Si la primera mitad del año de 1994 fue de sorpresas y hechos inéditos, el mismo periodo de 1995 es de ratificación de que el rumbo del neoliberalismo es que no tiene rumbo. La contradicción y la improvisación constituyen la columna verbal de la nueva política nacional y se convierten en programa de gobierno.

Donde decía «Bienestar para tu familia» se muestra carestía, desempleo, caída de los índices económicos.

Donde decía «paz con negociación política» se muestra toda la parafernalia militar de tanques, aviones, helicópteros, miles de tropas.

Donde decía «reforma política definitiva» se muestra el aval a las imposiciones de gobernadores, «democracias» que se mantienen con el respaldo de un ejército que cada vez más adquiere características de ejército de ocupación... en su propio suelo.

Donde decía «defensa de la soberanía nacional» se muestran las etiquetas con los precios de venta de las riquezas del país.

Donde decía «hablar siempre con la verdad» se muestra un manejo de los medios de comunicación, primordialmente los electrónicos, donde la mentira es tan burda que sorprende y provoca risa en lugar de indignación.

Donde decía «él sabe cómo hacerlo» se modifican los signos de puntuación y se recita: «¿él sabe cómo hacerlo?»

Habla el espejo del Poder: «Yo o el fascismo», y aumenta la represión, la persecución, el terrorismo de Estado. «Yo o la anarquía», y la política y la economía, tomadas de la mano, dan bandazos sin rumbo ni orden. «Yo o el caos», y los funcionarios se dicen y desdicen en hechos y palabras. «Yo o la incertidumbre», y la única certeza es que el futuro es una incógnita que aterra.

Segunda Duplicidad:

La imagen que ofrece el espejo del Poder es doble.

Por un lado es una imagen hacia dentro, una imagen que el Poder se da a sí mismo. La soberbia atestigua, frente a sí misma, su esplendor. Su imagen le devuelven estas palabras:

«Somos los mismos, los de siempre. Somos menos, eso sí, pero más ricos. La incertidumbre del futuro la suplimos importando dosis suficientes de pasado. El ayer se puede convertir en hoy, basta una modesta inversión en dólares y una adecuada campaña publicitaria.»

Para el Poder, el presente es un espejo que mira hacia atrás y se reconforta. Hacia adelante prefiere no mirar, el precipicio produce vértigo.

Pero el Poder es, también, una imagen hacia afuera, una imagen que el Poder ofrece al consumo externo, es decir, internacional. ¿Y la imagen que se ofrece al pueblo de México? Después de todo, es el gobierno de México ¿no? Bien, no hay de qué preocuparse, esa imagen le llegará al país... ¡Por medios de comunicación extranjeros! Los informes sobre la situación económica, sobre los planes gubernamentales, sobre la política interna, sobre los magnicidios pendientes, todo le llegará al pueblo de México a través de agencias noticiosas del exterior. El mexicano común y corriente, para saber de la marcha de la economía, no deberá fijarse en su salario, en su poder adquisitivo, en su estabilidad laboral o financiera, o en su nivel de vida. En lugar de eso deberá atenerse a las declaraciones de funcionarios... ¡de otros países o de organismos internacionales!

El Poder, o mejor aún, el neoliberalismo hecho Poder en México, ha renunciado ya a luchar por legitimarse frente a sus gobernados. Ahora el espejo juega un nuevo truco. No se trata de «invertir» la imagen de ilegitimidad y «convertirla» en legítima. Ahora hay que «sobreponer» otra imagen a la de la «ilegitimidad», una imagen que borre o pase a segundo plano a la original, una imagen que se titula Legalidad. Incapaz de ganar su legitimidad, incapaz de luchar por lograrla, el Poder se viste con el ropaje de la «legalidad». Con el manto legal se puede todo.... incluso violar la ley. Así trabaja ahora el Espejo del Poder, con una imagen legal aunque ilegítima.

El ciudadano común y corriente, en México, no deberá esperar que el gobierno que (supuestamente) eligió, lo represente y vea por su bien. En cambio, deberá conformarse con un gobierno-que-representa-a-la-ley-que-representa-al-gobierno-que-representa-a-la-ley, y así hasta el infinito en ese rebote de imágenes de un espejo frente a otro espejo.

Este es el Poder: el espejo tautológico. En su imagen, en el reflejo que de sí mismo obtiene, el Poder se dice:

«existo porque soy necesario,
soy necesario porque existo,
por lo tanto:
existo y soy necesario.»

Como la imagen que recibe de sí mismo le basta para satisfacerse, el Poder se sabe suficiente y, nuevamente el espejo frente al espejo, eterno.

Paréntesis: Los detalles en la imagen del espejo. (La alternancia del poder: cambio de ángulos del reflejo, pero el mismo espejo.)

Entre el populismo y el neoliberalismo, entre dinosaurios y tecnócratas, entre el PRI y el PAN, la imagen del poder juega a buscar su mejor ángulo, el más atractivo, el más eficiente. El sistema no es más fuerte ni más débil que ayer. Continúa su contradicción y prepara su mutación para seguir igual y producir el mismo efecto: asegurar al poder la reproducción de su imagen. La derecha siempre fue parte del espejo. No aspiran a acceder al poder por la vía de la legitimidad, por la sencilla razón de que en el poder ya están.

Pero han descubierto que las imágenes, de tanto reflejo, se agotan, se deterioran, se desgastan y empiezan a irritar al respetable. Dejan de ser efectivas y se vuelven inservibles... y criminales. Una nueva figura (que no es una nueva imagen, sino el paso a primer plano de uno de los detalles) es necesaria: la alternancia del poder que proponen es, en realidad, la alternancia en las imágenes de un mismo espejo, el intercambio de primeros y segundos planos en los detalles de la misma imagen, del mismo espejo, del poder...

Los salinistas de ayer son los panistas de hoy, y los dinosaurios de ayer son los tecnócratas de hoy, lagartijas con estudios de posgrado en el extranjero.

No es para el año 2000 que se prepara el cambio de reflejo. Dentro del poder es un secreto a voces que la imagen actual difícilmente durará hasta el fin de siglo.

Es la imagen la que caduca. El espejo, es decir El poder, es eterno...

*

Con asco y terror, como quien sale de una pesadilla a la que sabe que habrá devolver, la Luna se sacude el pálido velo. Ojerosa y demacrada, hace un gesto de desilusión cuando cuenta que siguió rebotando de una imagen a otra, que, espejo ella misma, logró, de pronto, mirarse en el...
 
Gambito
Hasta la victoria siempre
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Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: gambito2010 Enviado: 06/11/2005 22:53

Espejo segundo

CAPÍTULO 2

Que platica de que hay tantas verdades como fuerzas opositoras, de como el poder contamina con su cinismo de mercadotecnia a quien se le opone, y de otras imágenes deformadas en espejos ídem.

En el espejo segundo vive la oposición. En México, ser de oposición es muy sencillo: basta no ser del PRI. Pero hay de oposiciones a oposiciones. La imagen, apenas hace casi dos décadas, del espectro político legal en México era bastante sencilla: En el centro estaba el PRI, a su derecha el PAN y a su izquierda el mismo PRI y, a veces, el PPS. El PARM sólo jugaba a que era partido en algunas localidades. A la extrema izquierda estaba toda la oposición que era mantenida en la ilegalidad.

Una década después, años más o menos, varias organizaciones de izquierda participaron en la lucha legal por el poder político. El lugar izquierdo de la geometría política mexicana era disputado por varios partidos. Al centro seguía, impávido, el PRI. En el centro, el PRI podía hacerse a la izquierda o a la derecha, según conviniera al espejo. Pero he aquí que la crisis llegó, y la crisis del sistema es también la crisis de los partidos políticos. Y para crisis internas no hay como el PRI, que, en vísperas de las elecciones presidenciales de 1988, se fractura. Acción Nacional encuentra, en el carismático Maquío, el líder que le hacía falta. La izquierda legal, pulverizada, descubre que, tal vez, una alianza interna no le vendría mal. Un frente amplio surge en torno a un hombre de apellido Cárdenas, de nombre Cuauhtémoc, y de rostro austero. El descontento, de la más diversa procedencia social, revienta y se encauza en el neocardenismo. El malestar social se hace votos y, por vez primera, el PRI es derrotado en las urnas electorales de la presidencia por una fuerza de oposición. Una cosa es perder y otra muy diferente es entregar el poder. El fraude obra prodigios cibernéticos y el PRI gana en las leyes y pierde en la legitimidad. Las protestas poselectorales se van apagando conforme avanza el nuevo sexenio y el futuro candidato al penal de Almoloya, Carlos Salinas de Gortari, construye en torno a sí mismo un espejo gigantesco de mentiras. Le ayudan los medios electrónicos, el clero reaccionario, el gran capital y la bandera de las barras y las turbias estrellas. «¡Por porquito!», se dicen en el poder, «¡Que no vuelva a ocurrir! ¡Trabajemos ya para preparar el 94!»

El frente que se formó en torno a Cárdenas Solórzano empieza a recibir los primeros golpes y los satélites de siempre se desprenden. El amplio frente opositor ensaya a hacerse partido político y se convierte en el Partido de la Revolución Democrática. Su bautizo lo recibe con su propia sangre derramada: asesinatos selectivos inician la cuenta mortal que acompañará la campaña salinista en contra de Cuauhtémoc Cárdenas y del PRD.

Nacido en medio de esos ataques, el PRD a ratos parece sintetizar todas las desventajas de un frente y todas las desventajas de un partido político. El pasado priísta de una parte de sus componentes se hace espejo de nuevo en este intento de alternativa al sistema de partido de Estado. Sin embargo, no se puede negar que el PRD ha logrado, a costa de la vida de los suyos, abrir un importante espacio de participación política ciudadana. Una buena parte del pequeño espacio democrático que hoy existe en México se le debe al PRD.

El mejor homenaje al carácter de oposición que recibe el PRD lo constituyen los múltiples ataques que recibe del poder. Le teme el poder y lo ataca de todas formas y todo el tiempo. Ahora las grandes cabezas pensantes de la reacción se atropellan para decretar, con análisis diversos, el acta de defunción de este partido que es el único registrado, hoy, que se puede preciar de ser un partido de oposición. En cuanto a Cárdenas, no sólo el poder pretende declararlo un difunto político. Sus mismos compañeros de partido tratan de deshacerse de él, pero sobre todo tratan de deshacerse de lo que representa: la intransigencia frente al autoritarismo.

Ahora el PRD se haya preso en el espejo de moda: la lucha por el centro. La izquierda legal se desdibuja y trata de pelear la conquista de un espacio que todos se arrebatan. El centro lo quieren el PRI, el PRI, el PAN, y lo reclama Manuel Camacho Solís. El centro, dicen, garantiza un tránsito sin dolor, una alternancia estable, un... «cambio sin ruptura». Con un espacio tan peleado, el PRD no tiene la mejor de las oportunidades. Sin embargo, la aparente pugna entre «dialoguistas» e «intransigentes» es, en realidad, la lucha entre quienes aspiran a conquistar el centro (y reeditar los «triunfos» electorales de Acción Nacional) y quienes prefieren la izquierda por vocación... y por historia.

¿Y a la izquierda? Nada legal que aspire a ocupar el vacío que quiere dejar el PRD. Sin embargo, existe esa izquierda. Su carácter ilegal (que no significa «clandestino») no anula su trabajo político y su influencia en espacios regionales y en lo que llaman «las coyunturas».

Tanto la izquierda legal como la ilegal comparten un espejo antropófago, un espejo que engulle todo lo cercano y que, sin embargo, padece serios problemas digestivos: se la pasa devolviendo lo que engulle. Toda izquierda que se precie de serlo es la vanguardia. Esto significa que hay tantas vanguardias que nadie sabe para dónde se camina y no hay «contingente» que siga a estas vanguardias. El «realismo político» y el cinismo son, más que lugares comunes, artículos de primera necesidad. La nueva izquierda profesa la vieja política y las siglas son sólo pequeños espejos del gran espejo de la oposición en México.

Fragmentada, enfrentada a sí misma, la oposición de izquierda tiene el honor, irrebatible, de no haberse rendido, de volverse a levantar después de cada golpe, de seguir luchando (pese a todos y pese a sí misma), y pensando que la revolución es necesaria... y posible...

*

Con coraje, con frustración, sale la Luna de este reflejo. Por entre los dos espejos se alcanza a distinguir un destello. Con una hábil pirueta, acróbata de nubes y tormentas, la luna alcanza a prenderse de un filo y, tirando con fuerza, se llega hasta el reflejo

Gambito
Hasta la victoria siempre
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Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: gambito2010 Enviado: 06/11/2005 23:26

Espejo tercero

CAPÍTULO 3

Que habla del «pueblo», de «los sin partido», de la «sociedad civil», de las «mayorías», de la «masa que espera, anhelante, una vanguardia», de la «sociedad», y de todos esos nombres con los que se llama a los que no tienen nombre, ni voz, ni rostro y son, apenas, un voto posible, un lugar en el contingente, un grito en la manifestación, una guardia en el plantón, un consumidor, un televidente, un radioescucha, un lector, un número que agregar a la cuenta propia...

Los protagonistas de las más grandes movilizaciones de los últimos años son los más golpeados por todo y por todos. La crisis y, sobre todo, la «brillante» administración de la crisis que hacen los tecnócratas neoliberales, está operando una curiosa campaña de concientización que no soñó nunca ninguna vanguardia revolucionaria. La necedad de una realidad económica cada vez más deteriorada siembra en mentes y corazones el ansia de cambio. Los medios masivos de comunicación electrónica empiezan a exhibir ineficacias: la ilegitimidad del poder los alcanza y no hay televidente que no reciba con una cierta dosis de escepticismo a los Zabludovsky, a los Ferriz de Con, a los Alatorre y a sus equivalente radiales.

Algo apesta allá arriba, algo se pudre. Y lo que se descompone provoca efectos dramáticos en la cotidianidad: aumentan los suicidios. La crisis económica se sale de la Bolsa de Valores, de los grandes centros bancarios y de las páginas especializadas en las publicaciones de análisis financiero. La crisis económica se vive ya en las mesas de la mayoría de eso que llaman «pueblo mexicano». En el vestir, en el comer, en el vivir, en el trabajo, en el amar, y hasta en el morir, la crisis pasa a cobrar su cuota. Se debe pagar, y al contado.

La crisis logra lo que soñaría cualquier frente de oposición: une a sectores y clases sociales a los que la «bonanza» mantenía separados y, no pocas veces, enfrentados.

Cuando mayo empaca sus cosas para salir y no volver hasta el año que entra, una nota se pierde en los periódicos.

Déficit de 19.2 millones de empleos en el país.

En 1995 se sumarán, al menos, 1.2 millones de demandantes de trabajo. Se suman a los 6 millones de desempleados y a los 12 millones de subempleados.

La PEA asciende a 36 millones (40 por ciento del total de México). (SHCP)

Al menos 622 mil despedidos para 1995. Según la SHCP, en el primer trimestre fueron despedidos 436 mil 191.

Según GEA (Grupo de Economistas Asociados), el PIB crecerá en menos 4.9 por ciento en 1995.

En este año 1995, el salario mínimo perderá 17.6 por ciento de poder adquisitivo en términos reales.

(La Jornada, 29 de mayo de 1995)

Pero lo que la economía une, que lo separe la política. El primero de mayo de 1995 se registra la más grande movilización nacional e independiente de las últimas décadas. Dos son sus características: Una es que es en protesta contra la política gubernamental, la otra es que no tuvo dirección política unificada. Una gran movilización, síntoma de un gran descontento. Una ausencia de dirección unitaria, síntoma de que «algo» falta...

Nuevas y creativas formas de «hablar» genera este renombrado «pueblo de México». La sentencia de muerte de la esperanza mexicana, sintetizada en la frase «los mexicanos aguantan todo», empieza a ser contradicha. La esperanza empieza, balbuceante, a ensayar sus palabras propias, a construirse un nuevo lenguaje, a labrar un espejo nuevo, una nueva imagen...

*

Sale la luna del tercer espejo con una esperanza apenas prendida del pelo. Se despide con pena. Cansada y aterida de frío por el súbito desprecio de la madrugada, la luna se arropa en el mar de occidente. Se mira en el espejo de las olas y se limpia el rostro con el agua salada. El sueño y la espuma le impiden ver que, lejos, se abre el...

Gambito
Hasta la victoria siempre
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Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: gambito2010 Enviado: 06/11/2005 23:26

Espejo cuarto

CAPÍTULO 4

Que manda, a través del mar de oriente, un saludo a los hombres y mujeres que, en Europa, descubrieron que comparten con nosotros el mismo padecimiento: la enfermedad de la esperanza.

INSTRUCCIONES PARA VER EL CUARTO ESPEJO:

Busque un espejo cualquiera, colóquelo frente a usted y asuma una posición cómoda. Respire hondo. Cierre los ojos y repita tres veces:

«Soy lo que soy, un poco, lo que puedo ser.
El espejo me muestra lo que soy, el cristal lo que puedo ser.»

Hecho lo anterior, abra los ojos y mire el espejo. No, no mire su reflejo. Dirija su mirada hacia abajo, a la izquierda. ¿Ya? Bien, ponga atención y en unos instantes aparecerá otra imagen. Sí, es una marcha: hombres, mujeres, niños y ancianos que vienen del sureste. Sí, es una de las carreteras que llevan a la ciudad de México. ¿Ve usted lo que hay caminando al costado izquierdo de la caravana? ¿Dónde? ¡Ahí abajo, en el suelo! ¡Sí, eso pequeñito y negro! ¿Que qué es? ¡Un escarabajo! Ahora ponga atención, porque ese escarabajo es...

Gambito
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