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General: QUIEN ES EL QUE MIENTE!!!!!
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De: Elpidio3747 (Mensaje original) |
Enviado: 10/11/2005 18:54 |
TESTIMONIO DE ESTUDIANTE ESPAÑOLA SOBRE CUBA La Cuba que defendió la izquierda en Salamanca Sr. Director: Soy estudiante universitaria. Hace aproximadamente un mes estuve de viaje en Cuba con mis compañeros y por ello no puedo entender cómo puede salir gente a manifestarse a favor del régimen comunista de Fidel Castro ni en Salamanca ni en ninguna otra parte del mundo.
La percepción que tienes al poco de llegar allí es que Cuba es una cárcel gigante en la que cualquier movimiento o actividad está rigurosamente controlado por el dictador. Él controla los escasos medios de comunicación: la televisión es un panfleto político a su servicio, así como los periódicos. Los cubanos no pueden salir de su país (¿quién se cree nadie que es para autorizar o no a que te muevas libremente?) y apenas se pueden mezclar con los turistas, tienen sus propios autobuses a los que un extranjero no puede acceder. La única relación es en los servicios que tienes como turista y la picaresca se dispara porque necesitan dinero para subsistir: en cualquier sitio tratan de timarte, de engañarte con las cuentas o de venderte "Coimas", que no lo son. ¿Por qué hacen eso?. Sencillamente porque cuando ponen un negocio, Fidel les exige tal cantidad de impuestos que apenas pueden aspirar a subsistir, así se asegura, según ellos mismos confiesan, que jamás puedan abandonar el país. Por la calle te piden bolígrafos para ellos y sus hijos, o revistas para enterarse de lo que pasa en el mundo y te dicen las madres que solo desean que un turista se enamore de sus hijas y se las lleve del país.
Muchos maldicen el haber nacido allí. Las casas no se compran ni se venden como aquí, no hay un mercado libre porque todas son de Fidel, señor absoluto donde los haya, las casas únicamente se permutan, si se puede. Se caen de viejas y muchas están apuntaladas, la imagen de la Habana es casi de posguerra, con la ropa tendida en los propios puntales que sostienen las estructuras. Para rematar la faena y el delirio del dictador se le ha ocurrido algo insólito existe una moneda para los cubanos, el peso, y otra, casi equiparable al euro, el peso convertible para los turistas.
Eso sí, las rutas turísticas están llenas de propaganda castrista, en la calle se pueden ver letreros como éste: "100.000 niños mueren a diario en el mundo, ninguno es cubano" o "A diario mueren miles de personas por enfermedades banales de fácil curación, ninguna es cubana". Tal vez eso sea cierto, aunque los hospitales y las Universidades se caen de viejas ahora que no tienen el apoyo de la Unión Soviética (tampoco pueden ser visitadas por los turistas más que clandestinamente), pero hay otras muchas formas de morir en vida, quizá más duras que la propia muerte física.
No he estado en contacto con ningún disidente político, pero de todos es conocido que Fidel tiene repletas las cárceles. Me imagino la angustia que será para ellos y sus familias. ¿Cómo se puede defender esto? ¿En nombre de qué se puede justificar la opresión y la angustia de todo un pueblo?
Espero que esta carta aporte un granito de arena para la reflexión y sirva para dejar de ver a Fidel Castro como un líder romántico revolucionario. La realidad es durísima para los cubanos. Lo fue incluso para mí durante una semana, a pesar de era un viaje de vacaciones. Cuando llegué a Madrid mi primera frase fue: "Estoy en la tierra de la libertad". Y eso no se paga con nada.
María Maraví Álvarez Colaboración de Roberto Jiménez |
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De: mfelix28 |
Enviado: 10/11/2005 20:39 |
Ya, si quieres te puedo enseñar media docena de cartas que digan lo contrario, y no te molestes en buscarlas en Googfle, porque se pueden inventar. Elpidio, un poco de seriedad, que luego os toman a chufla. Mira esta "carta" solo la publicaron dos webs, en esta que pones tu de "Camagueyanos" y en un foro argentino, no apareció ni en la prensa española de derechas, aquí cuidan un poco la imagen. Mira te explico lo que queda feo poner, porque denota el escaso conocimiento del que lo escribe y pone en duda el resto del artículo: Los cubanos no pueden salir de su país Los españoles se preguntarán ¿ de donde son estos miles de latinos que se dicen cubanos? ¿De que pais son los dueños de los restaurantes cubanos? ¿Y el Rigoberto, el que se sube a los caballos, y el Montaner? Las casas no se compran ni se venden como aquí, no hay un mercado libre porque todas son de Fidel ¡coño! Y el Forbes devanandose los sesos buscandole participaciones en empresas cuando es el mayor empresario inmobiliario y otra, casi equiparable al euro, el peso convertible para los turistas. Esto, ya ves, el español tambien sabe que es mentira, es que viaja por Cuba mucho turista. Y todos ellos saben que no necesitan pesos convertibles, solo su divisa. Y lo que es peor, los de mi edad se acuerdan de que en España coexistieron: la pesetas normal, la peseta interior, la peseta convertible y las pesetas "A": total 4 clases de pesetas hasta la entrada del euro y comprende perfectamente el motivo y el funcionamiento. Las pesetas convertibles eran las que provenían de divisas y podían ser cambiadas a la divisa original ( las de los emigrantes por ejemplo) Las Pesetas interiores eran las generadas en España por propiedades en España de extranjeros (el alquiler de un piso propiedad de un extranjero) No podían convertirse en divisas. Las pesetas "A" eran las que salían de los cambios de divisas por motivos de turismo ( en los hoteles), no podían volver a ser divisas Asi que el "peso convertible" y el peso a secas, les debe parecer una simplificación. No he estado en contacto con ningún disidente político, pero de todos es conocido que Fidel tiene repletas las cárceles ¡Que raro! Con todo el mundo según ella en contra de Fidel y maldiciendo el haber nacido allí, no me encuentra ningún disidente, ¿ ni las Damas de Bush siquiera? Si lo anterior le echaba p'atrás en la prensa seria, esto la echa p'atrás en la gusana. Por eso a la pobre solo le publican en los foros.
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De: mfelix28 |
Enviado: 10/11/2005 22:19 |
Mira Elpidio, una carta creíble, crtica pero razonada, y no vwe todo negro, eso es imposible, por otra parte el autor se tiró 4 meses y no una semanita como la niña esa Viendo a Cuba con claridad Por Peter Bohmer Volví hace poco después de pasar cuatro meses en Cuba. Mucha gente me ha preguntado sobre mi viaje, así que ésta es una carta abierta a mis amigos sobre la experiencia de mi familia en ese país, y algunas de mis impresiones sobre lo que sucede en Cuba. Me gustaría recibir sus preguntas y comentarios. Mis cuatro niños y yo llegamos a La Habana, Cuba, el 19 de enero viniendo de Ciudad de México. Filemon partió después de dos meses, Inti después de tres, Tony y yo nos regresamos el 19 de mayo y Josina se queda hasta mediados de julio. A todos ellos les gustó estar en Cuba y esperan volver. Tony asistió a una escuela primaria pública, 6º año, durante casi 5 horas al día. Al comienzo tuvo dificultad para seguir las clases, pero su castellano mejoró considerablemente durante nuestra estadía y llegó a conocer bien la historia cubana. Las salas de clase son pequeñas, el salario de los maestros es bajo, la comida en la escuela es modesta, pero lo que impresiona es que la calidad de la educación es la misma en todo el país -rural y urbano, en vecindarios pobres y más afluentes-. Aunque Tony no estuvo de acuerdo, pienso que es bueno que no haya escuelas privadas, pues como vimos en México, allá envían a sus niños las familias más pudientes , lo que debilita aún más el apoyo financiero para las escuelas públicas. Filly e Inti se hicieron amigos con un grupo de cubanos seguidores de la músicahip-hop, de ritmos cubanos y de grupos estadounidenses más radicales como Dead Prez. Filly e Inti aprendieron mucho sobre Cuba y la política exterior de EE.UU., les gustó Cuba de verdad, tuvieron una buena experiencia, y quieren volver. Ellos volvieron antes para retornar a sus respectivos estudios. A Josina le gustó realmente estar en Cuba; ha estado tomando cursos avanzados en sociología y relaciones internacionales en la Universidad de La Habana, y dice que La Habana es la ciudad más hermosa que haya visto en su vida. Dice que su experiencia ha reafirmado su decisión de trabajar por la justicia social en Estados Unidos, y tal vez a especializarse en estudios latinoamericanos. Fue también una buena experiencia familiar, ya que pasamos mucho tiempo juntos -comprando comida, cocinando, limpiando, viajando, y tratando de comprender cómo funcionaban las cosas-. Vivimos en dos sitios en la zona del Vedado en La Habana entre 1500 metros y 800 metros al oeste del centro del Vedado. Primero vivimos en una casa, y después nos mudamos a un departamento de dos dormitorios durante los últimos dos meses y medio. Ambos eran caros, ya que arrendar casas y departamentos a extranjeros es una manera de ganar mucho dinero en Cuba. Por ejemplo, la propietaria del departamento recibía de nosotros unos 500 dólares al mes, después de descontar las expensas, lo que es muchas veces lo que cualquiera gana, cuando recibe un salario en pesos. Los propietarios de departamentos y casas que alquilan parte o toda su casa, deben pagar 100 dólares al estado por dormitorio, pero muchos pretenden tener menos habitaciones de las que alquilan. Alquilar habitaciones o residencias es una de las muchas maneras con las que los cubanos pueden ganar dólares. El departamento era muy confortable, desde nuestro balcón se podía ver la puesta del sol sobre la bahía todas las tardes. Había muchos cortes de energía, tal vez dos o tres por semana, pero en general no duraban más de dos horas. Hay más electricidad ahora que a principios de los años 90. Yo enseñaba a una clase de graduados sobre la Economía Política de EE.UU., mediante mi afiliación con el Centro de Estudios sobre Estados Unidos (CESEU), que es parte de la Universidad de La Habana. Frank Thompson dictó las primeras cuatro clases, enfocadas en la pobreza y desigualdad en EE.UU. y yo las últimas diez. Me sentí a gusto enseñando y con los estudiantes -la mayor parte eran docentes de la Universidad de La Habana, o de la escuela del Partido Comunista-. La mayoría conocían mucho de los Estados Unidos y generalmente se sentían libres para dar sus opiniones. Sólo discutíamos Cuba en raras ocasiones, aunque hubo algunas discusiones muy animadas sobre las relaciones raciales en Cuba, así como sobre el nivel de salarios en Cuba, y sobre las diferencias de ingresos y salarios en Cuba. Sobre estos tópicos, yo analizaba usualmente la situación en Estados Unidos, por ejemplo, cómo vivimos en la actualidad en EE.UU. en un sistema de igualdad racial formal, pero con desigualdad racial substancial, y pasaba a preguntar sobre la situación en Cuba, por ejemplo, el racismo. Aunque creo que Cuba ha hecho más progreso en la reducción del racismo que EE.UU. y es mucho menos racista, el racismo sigue existiendo en Cuba. Parece que hay conciencia de esto a los niveles más elevados del Partido Comunista. Aunque no es llamada acción afirmativa, el Partido Comunista está convirtiendo en una prioridad el reclutamiento y avance de negros y mujeres. Un esfuerzo similar está teniendo lugar en el aumento de la representación de afrocubanos y mujeres en cargos de responsabilidad. Yo enseñaba sobre todo en inglés, con un traductor al español, aunque las clases eran más animadas cuando no había intérprete, y tenía que enseñar en castellano. Me desilusionó el pequeño tamaño de la clase, se habían registrado sólo nueve estudiantes y la asistencia promedio era de sólo seis. El CESEU no hizo mucha promoción para la clase. Mi experiencia con el Centro de Estudios sobre EE.UU. (CESEU) fue mixta. Fui a Cuba sabiendo que querían patrocinarme, pero sin tener una visa académica. El CESEU trabajó para que me cambiaran mi visa de turista, primero a una visa académica de tres meses, y luego a una visa por cuatro meses. También agradecí mucho que obtuvieran visas extendidas para todos mis niños. Hay un grupo muy talentoso de gente que trabajan en el CESEU. Un problema mayor, que también vi en otras instituciones, es que está muy centralizado, que las decisiones pasan por el director, quien tiene demasiados compromisos y poco tiempo. Había esperado que podría involucrarme más, que me invitarían a seminarios en curso, a discusiones sobre el presente y el futuro de la sociedad cubana, y nada de esto sucedió, aunque me prometieron muchas veces que me invitarían a ese tipo de discusiones. Por ejemplo, preparé una lista de preguntas sobre la economía cubana, que no tuvo respuesta. Hacia el fin de mi estadía en Cuba, me encontré con varios investigadores del CESEU para iniciar dos grupos, uno sobre la economía global y el otro sobre los movimientos relativos a los problemas sociales y los movimientos sociales en EE.UU. Veremos si esto lleva a algún resultado ulterior. Aunque mucho de lo que había esperado enseñar y hacer en Cuba no ocurrió, fue una experiencia familiar valiosa, y gané una comprensión más profunda que en mis dos visitas anteriores durante las conferencias auspiciadas por la Asociación de Filosofía Radical en las que participé en 1992 y 1993. Mis ideas sobre Cuba cambiaban de un día para otro, y he estado estudiando a Cuba durante más de 30 años. Pienso que la sociedad cubana es una de las más justas e igualitarias en el mundo, y que es muy importante que sobreviva como una sociedad no-capitalista. Además, nosotros, en EE.UU., tenemos la responsabilidad de trabajar contra el criminal bloqueo de EE.UU. contra Cuba. A pesar de todo, para mí, Cuba no es un modelo para una sociedad alternativa, la desigualdad económica está aumentando substancialmente, y aunque la producción y el ingreso nacional han estado creciendo permanentemente durante los últimos seis años, los salarios de la mayor parte de la gente que los reciben en la moneda nacional, no alcanzan para un estándar de vida adecuado. Parte del contexto para esto es el Período Especial. Con el colapso del bloque soviético, el precio del azúcar cubano declinó y el precio de la importación principal de Cuba, el petróleo, aumentó muchas veces. Fidel Castro ha llamado el período de 1989 al presente, el Período Especial. Desde 1989 a 1993, la economía cubana entró en caída libre, con bajas de producción y de ingresos mayores que las ocurridas en Estados Unidos durante los peores años de la gran depresión de 1929-1933. A partir de 1994, ha habido crecimiento anual de la producción en Cuba, pero la producción nacional es aún cerca de un 10% más baja de lo que era a fines de los años 80, y la población ha crecido cerca de un 10%, a alrededor de 11 millones. La legalización y el uso creciente del dólar, el crecimiento del turismo y de los pequeños negocios privados, los mercados de agricultores, y las empresas mixtas, con propiedad 50% extranjera, la disminución de lo que se puede conseguir con tarjetas de racionamiento, y el aumento de los precios para muchos artículos y servicios, aquellos con precios en dólares o en equivalentes del dólar, así como el fin del pleno empleo, han significado una situación económica mucho más difícil para la mayoría de los cubanos. Cuba ha sobrevivido estos difíciles 12 años del Período Especial, pero es una sociedad mucho menos igualitaria de lo que era a fines de los años 80, y con muchas más privaciones. Por ejemplo, una familia con dos personas profesionales que trabajan con buenas remuneraciones, recibe unos 1000 pesos por mes. No es apropiado convertir esto en dólares, ya que muchos bienes y servicios son gratuitos o fuertemente subvencionados: por ejemplo, productos que se obtienen con tarjeta de racionamiento, el transporte público, la salud, la electricidad, el agua. Para otros bienes, como los que se compran en muchos de los mercados privados de alimentos, o para ir al cine, un peso vale cerca de un dólar. El problema para la mayor parte de los cubanos es que hay más y más bienes y servicios que están rotulados en dólares, o en sus equivalentes, haciendo que esos precios sean exorbitantes para cubanos que ganan pesos y que trabajan en lo que se llama el sector socialista de la economía. Un dólar es cambiado por unos 20 pesos. Más y más productos tienen precios en dólares o en equivalentes de dólar y, dado que la mayor parte de esos productos son importados y son aún más caros a causa del bloqueo, cuestan lo mismo o más que en EE.UU. Por ejemplo, una botella de aceite comestible cuesta 2 dólares o sea 40 pesos, medio kilo de mantequilla también costaba unos 2 dólares, lo que representa dos días de salario del trabajador promedio. Los aparatos de televisión, o los equipos de CD, cuestan más en Cuba de lo que cuestan en EE.UU. De esta manera, para los cubanos que trabajan en el sector socialista o estatal, sus ingresos permiten pagar por los alimentos, el transporte público, la vivienda y los servicios públicos, y queda muy poco para pagar aquellas medicinas que no se encuentran normalmente, para las distracciones, para la reparación de bienes de consumo duraderos, menos aún para comprar otros nuevos, o incluso para comprar zapatos y ropa nuevos para el uso propio y para los niños. Para la gran mayoría de la gente en Cuba, los ingresos reales son substancialmente inferiores de lo que eran a fines de los años 80, aunque el consumo es superior a lo que fue a principios de los 90, los peores años del Período Especial. Una señal para mí de que a la gente le va un poco mejor económicamente es que sus perros se ven mucho mejor, menos flacos que durante mis visitas anteriores. Dicho sea en su honor, y a diferencia de otros países, incluso aquellos con un partido comunista en el poder como Vietnam y China, en Cuba la salud pública y la educación son gratis y generalizadas. Este es un logro increíble, y su importancia para la vida de la gente debe ser enfatizada. Las expectativas de vida en Cuba y la mortalidad infantil son similares a EE.UU. en un país con un PNB por persona de menos de un décimo del nivel estadounidense. Igualmente impresionante, por lo que he visto y oído, es que en Cuba hay poca diferencia en la mortalidad infantil y la esperanza de vida entre la ciudad y el campo. Antes de la revolución de 1959, esas diferencias eran inmensas. Considérense las diferencias en EE.UU. entre negros y blancos; por ejemplo, la mortandad infantil es el doble entre afro-americanos que entre blancos. Las escuelas, los planes de estudio, los recursos, el acceso educativo incluso hasta la universidad, también parecen ser similares en todo el país. Sin embargo, incluso en lo que se refiere al cuidado sanitario y a la educación hay algunos problemas reales. En el cuidado sanitario, aunque la atención hospitalaria y las visitas de los médicos son gratuitas, los cubanos deben pagar por las recetas. Las medicinas producidas en Cuba y algunas generalmente disponibles, están al alcance de todos. Pero aquellas que son escasas e importadas son caras; por ejemplo un suministro mensual de spray antiasmático o una dosis de un antibiótico, cuesta 10 a 12 dólares, lo cual es casi un salario mensual promedio. A menudo esas medicinas se pueden conseguir solamente en las farmacias u hospitales para extranjeros, aumentando en muchos cubanos el sentimiento de ser ciudadanos de segunda clase. El nivel de educación en Cuba es elevado. La alfabetización es del 100% y prácticamente todos tienen una educación secundaria o de noveno grado. Incluso en la mayor parte de las áreas rurales, hay escuelas secundarias, aunque haya muy pocos estudiantes. Compárese esto con México, un país mucho más rico en el ingreso promedio, donde faltan las escuelas secundarias e incluso las escuelas primarias en muchas áreas rurales. Aunque la educación universitaria es gratuita y el acceso es mucho más igualitario en Cuba que en Estados Unidos, los estudiantes en las universidades, por lo menos en La Habana, y sospecho que en todo el país, son predominantemente blancos y provienen desproporcionadamente del nivel de profesionales y funcionarios. Éste no era el caso en los años 70 y a principios de los 80. La educación universitaria de hoy está limitada, en su mayor parte, a aquellos que logran un puntaje elevado en los exámenes de ingreso. Los padres que tienen educación universitaria tienen más posibilidades de ayudar a sus hijos a tener éxito, por ejemplo, contratando profesores. Me sorprendió la cantidad relativamente pequeña de estudiantes negros en la Universidad de La Habana y en la Universidad Politécnica Juan Antonio Echeverría. Casi todos mis contactos estuvieron de acuerdo en que esto está sucediendo, pero las explicaciones no eran adecuadas. Una explicación común era que la mayor retribución por el hecho de tener un título universitario ya no existía, debido a los bajos salarios para profesionales. Por este motivo, muchas familias, sobre todo aquellas que apreciaban un título universitario por los mayores ingresos ofrecidos, estaban escogiendo carreras en el comercio, el entretenimiento, u otros sectores en los que pudieran ganar más. En mis pasadas visitas a Cuba, el alto número de profesionales y funcionarios cuyos padres habían sido campesinos, jornaleros de bajos ingresos, u obreros con bajos salarios se destacaba y era tan claramente diferente de EE.UU. Aunque la movilidad entre las generaciones de la misma familia es aún obviamente muy superior en Cuba que en Estados Unidos, y las oportunidades para negros parecen muchísimo mayores en Cuba que en Estados Unidos, en proporción a las posibilidades de cada sociedad, los cambios en Cuba respecto a quiénes asisten a las universidades son bastante preocupantes. Existe en Cuba una conciencia creciente de este problema. Económicamente, existe evidentemente un crecimiento en Cuba que creo muy necesario considerando las muchas necesidades - mejora del transporte público, aumento de la producción y del consumo de alimentos y de otros bienes de consumo, más libros, mejora de la infraestructura -teléfonos, carreteras, agua, sistemas eléctricos, desarrollo de fuentes de energía. El nivel promedio de productividad es muy bajo en muchos sectores de la economía. Existe un intento de corregir esto asociando más directamente los salarios a la productividad, con aumentos de salarios para trabajadores individuales en dependencia de la evaluación por la dirección de la eficiencia del trabajador, por ejemplo, incentivos materiales. Esto, asociado con nuevos sistemas de contabilidad empresarial y más presión sobre las empresas para que reduzcan los costos y se auto-financien, son los principales pasos que están siendo adoptados para aumentar la productividad y la eficiencia. También se están discutiendo grandes despidos, por ejemplo en el azúcar, los que podrían aumentar la productividad, pero es poco probable que aumenten la producción, considerando la ausencia de empleo alternativo en los sectores productivos. La inversión en nueva tecnología, particularmente ordenadores, es otro enfoque, particularmente en los sectores relacionados con el turismo. El movimiento para alejarse de la tecnología soviética ha sido un proceso lento y costoso, que ha disminuido el crecimiento económico. Aunque hay alguna discusión sobre una mayor participación del trabajador en el proceso de producción, esto no parece constituir una prioridad en el período actual. Exigiría un gran compromiso a todos los niveles de la sociedad y a todos los niveles en los sitios de trabajo, para que esto sucediera. Hay algunos intentos de mejorar la calidad de productos y servicios y de satisfacer mejor las necesidades del consumidor, pero sobre todo en el sector turístico. Hasta ahora las soluciones propuestas para elevar la productividad y la producción no parecen ser las adecuadas para esta importante tarea. El turismo es el sector dinámico de la economía cubana. No es visto sólo como la principal fuente de divisas extranjeras, sino también como la fuerza impulsora del crecimiento económico y del desarrollo. El crecimiento del turismo, desde mi última visita en 1993, es impresionante. Cuba espera recibir cerca de dos millones de visitantes durante este año o en el 2002. La mayor parte de los dólares de los turistas se queda actualmente en Cuba, porque una parte cada vez más grande de los gastos se hace en bienes y servicios producidos en Cuba. Los avances y retrocesos del turismo están ligados a otros sectores de la economía, tales como los materiales de construcción, la infraestructura, las telecomunicaciones y el transporte, el entretenimiento, procesamiento de alimentos, restaurantes, etc. Hay un intento serio de extender el turismo a todo el país, aunque actualmente está concentrado en partes de La Habana, Varadero y en menor grado, Santiago. También pienso que, comparado a otros países, beneficia más lento a los cubanos no-directamente relacionados con el turismo en términos de la importación de productos que necesita financiar, y en el destino del ingreso generado para financiar servicios públicos. Por otra parte, hay muchas cosas que encuentro muy preocupantes, en relación con la inmensa concentración de recursos en este sector, y el tipo de turismo en el que se pone énfasis. Fuera de dejar menos recursos disponibles para otros sectores, a corto plazo, hace una contribución importante a la desigualdad económica, ya que los ingresos de muchas personas en este sector pueden ser diez o más veces superiores que los salarios en el sector público no-dolarizado, Esto también contribuye a que muchos profesionales capacitados abandonen los puestos para los que fueron preparados, y pasan a trabajar como chóferes de taxi, empleados de hoteles, restaurantes, etc. Por ejemplo, de vez en cuando tomaba taxis. En cinco casos en los que tomé taxis privados, les pregunté a los chóferes si antes habían tenido otros trabajos. Tres de los conductores habían trabajado previamente, uno como médico, otro como ingeniero agrícola altamente capacitado, y el tercero, en el ministerio de relaciones exteriores. Otro trabajaba a tiempo parcial como médico, cuando no conducía el taxi, que era su principal fuente de ingresos.
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De: mfelix28 |
Enviado: 10/11/2005 22:19 |
Considerando el bajísimo nivel de los salarios cubanos en la actualidad, las diferencias en el estándar de vida entre el turista promedio y los cubanos es muy elevado. Esto ha aumentado el descontento con el funcionamiento de la economía cubana y el nivel promedio de ingresos, y ha llevado a un repentino y mayor deseo de tener un nivel de consumo más cercano al del turista, a un cambio en la escala de valores que hace del consumo individual la prioridad más elevada, y a un incremento en el deseo de abandonar Cuba, sobre todo entre los jóvenes. A causa de los ingresos más elevados del turismo, los trabajos del sector formal e informal asociados con el turismo se convierten en los puestos más deseados, aunque signifique hacer la calle o violar la ley... El turismo estimula el racismo y el sexismo en Cuba. La mayoría de los turistas en Cuba son europeos, más que nada franceses e italianos. Los afrocubanos que hablan a turistas en las calles pueden ser muy probablemente interrogados por la policía, o es probable que la policía pregunte a los turistas si están siendo molestados. Ésta es una de las formas de determinación racial que tiene lugar. También parece que las mejores posiciones en el sector turístico tienden a ir a cubanos más jóvenes y de tez más clara, sobre todo en empresas dirigidas por una compañía extranjera, como las de los grandes hoteles. Me contaron que después de quejas del sindicato correspondiente en 1995-1996 sobre discriminación racial, ha habido esfuerzos conscientes para corregir esto. Gran parte del turismo cubano ha sido publicitado en Europa como lugares con hermosas playas y mujeres, sol y música. Esto ha fomentado evidentemente el turismo de sexo y de sexismo a Cuba. Aunque estas consecuencias negativas son reconocidas por muchos funcionarios cubanos, parece ser que el punto de vista dominante es que los beneficios económicos del turismo son absolutamente indispensables, y que las consecuencias sociales negativas pueden ser limitadas. Aunque los beneficios económicos del turismo puedan llegar a beneficiar a la población de Cuba más allá de su nivel actual, los valores y la conciencia que están siendo fomentados, no son aquellos que son consecuentes con el desarrollo de hombres y mujeres socialistas. Hay algún interés en Cuba hacia un alejamiento de las actuales formas de un turismo que compite con otras islas del Caribe y que tiende a llevar a turistas a Cuba que traen dinero pero fomentan un nivel muy bajo de conciencia política. Pienso que es algo prometedor el creciente interés del gobierno y de los investigadores cubanos en el ecoturismo y en el turismo cultural. Al decir turismo cultural se quiere decir turismo basado en la excepcional historia y cultura de Cuba, y la naturaleza de su sociedad en la actualidad. Incluye, por ejemplo, el creciente esfuerzo de las universidades por proveer educación universitaria a estudiantes que puedan pagar su educación, su alojamiento y su alimentación con divisas extranjeras. Éste fue el primer año en el que hubo programas para estudiantes de EE.UU. Aunque hubo algún descontento con la educación misma y con las condiciones de vida, estaban algo segregados de los cubanos, la calidad y la cantidad de este tipo de programas va a aumentar probablemente. El interés cubano en el turismo cultural es que ayudaría a Cuba a ofrecer una experiencia turística más excepcional, en la que estaría compitiendo menos directamente con otros países que dependen fuertemente del turismo, como Jamaica y harían que Cuba dependiera menos de los operadores turísticos europeos, que capturan una gran proporción del dólar cubano. Para mí, el turismo cultural es más atractivo que la forma dominante actual, porque los valores y la conducta de los turistas atraídos a Cuba por su cultura, serán menos destructivos para los valores cubanos. En lo que respecta a valores, me impresionó el mayor nivel con el cual cooperan y comparten entre los cubanos, comparado con EE.UU. y otros países que he visitado. Una razón para el bajo nivel de criminalidad en Cuba, y la relativa seguridad que existe, es que la comunidad significa algo, que los vecinos se ayudan unos a otros y se cuidan mutuamente. Organizaciones comunitarias como los Comités de Defensa de la Revolución, también promueven el espíritu de comunidad, cohesión y seguridad. Unos pocos pequeños ejemplos -mi hijo, Tony, usualmente anda con sus zapatos desatados. En La Habana nunca pudo caminar una calle sin que alguien le dijera a él o a mí que atara sus zapatos. En los autobuses, que están muy repletos, es a menudo difícil bajarse porque la salida requiere abrirse paso entre muchas personas, sin espacio alguno. Generalmente la gente le grita al conductor del autobús que no parta hasta que todos los que quieren bajarse lo hayan hecho. La gente se queda constantemente sin especias, jabón, café, etc., pero si los vecinos tienen lo que les falta, lo comparten, aunque signifique que ellos mismos se queden sin nada. Con las muchas horas que toma sobrevivir y abastecer a la familia - buscando por todas partes para ahorrar unos pocos pesos, con largas esperas para tomar el autobús para ir de compras, o para ir y volver del trabajo, la gente, sobre todo las mujeres, a quienes les corresponde esta tarea, tienen poco tiempo para las actividades comunitarias, para el activismo y para la lectura. Parece que la vida privada de cada cual gana dominio en las actividades diarias. Por otra parte, fui a dos inmensas manifestaciones y marchas, una el 16 de abril de 2001, día del 40 aniversario de la declaración de la Cuba socialista, y el segundo el 1º de mayo. En ambos participaron muchos cientos de miles de personas. A los cubanos se les animó fuertemente en sus sitios de trabajo y en sus asociaciones vecinales para que participaran, pero no se les obligó. Ya he mencionado la creciente desigualdad económica en Cuba. Fuera del crecimiento del turismo, y del pago más elevado para aquellos que trabajan independientemente o en empresas mixtas, otra fuente de la creciente desigualdad es el crecimiento de las remesas de dinero a sus parientes por parte de cubanos que se han ido al exterior. Se calcula que estas remesas ascienden a unos mil millones de dólares por año, y que hasta un 50% de todas las familias cubanas reciben algo. Esto significa que si hay 1,5 millones de familias que reciben regalos (estoy asumiendo que existen unos 3 millones de hogares cubanos), reciben unos 600 dólares al año como promedio, lo que más que duplica sus ingresos. Esto también es una fuente importante de desigualdad racial en Cuba, ya que hay una fuerte probabilidad de que haya más emigrantes cubanos blancos que en el promedio de la población cubana en su conjunto, y es también probable que ganen más dinero en el extranjero que los afrocubanos que abandonan Cuba, a causa del racismo en EE.UU., el país al que emigra la mayoría de los cubanos que parten. Otro problema serio y continuo es la continua centralización del poder y la falta de poder de la gente para realizar cambios a nivel de base. Es un tema difícil de discutir. Estados Unidos ataca y acusa continuamente a Cuba de ser una dictadura, de violar los derechos humanos. Como el lector seguramente lo sabe, ésta es una hipocresía total de parte de Estados Unidos. Para los que detentan el poder en EE.UU., el gobierno cubano debe ser derrocado por su independencia frente a Estados Unidos. EE.UU. ha mantenido una guerra asesina de 40 años contra Cuba. La supervivencia de Cuba, a pesar de esta guerra, me inspira profundamente, igual que a la gente en todo el mundo. Sin embargo, me preocupa la naturaleza verticalista de la sociedad cubana y la ausencia de instituciones y vías para que la gente cuestione la política y la dirección de la sociedad cubana. Para dar un ejemplo: el descontento con la insuficiencia del transporte público en La Habana y Santiago, era casi general y había mucho enojo por la fuerte reducción de itinerarios el domingo, el único día libre para la mayoría de las familias cubanas. Puede haber razones defendibles para la baja prioridad otorgada al transporte público, pero lo que encontré fue que casi todos los cubanos sienten que no hay nada que puedan hacer para cambiar esas prioridades. Incluso la mayor parte de los activistas dentro del Partido Comunista de Cuba, pensaban que las decisiones vienen sobre todo de arriba hacia abajo, y que la discusión dentro del partido también es muy limitada. Como me dijo un miembro, él estaba de acuerdo en principio con los comentarios de Fidel Castro de que dentro de la revolución y dentro del socialismo toda crítica es bienvenida, pero que el socialismo no está en discusión. También estoy de acuerdo. El problema es que esto es interpretado como si ninguna crítica de la política oficial o de Fidel fuera válida. Como los cubanos sienten que no pueden cambiar la sociedad, y considerando la dificultad de la vida diaria, la mayoría se retira de la participación política. Relacionada con esto está la burocracia sofocante que marca gran parte de la vida cubana, combinando muchos de los elementos del segundo mundo (el sistema soviético) con las estructuras históricas cubanas. En muchos casos, los funcionarios parecían motivados sobre todo por hacer lo que no les causara problemas, en lugar de lo que fuera positivo o útil. Enfrentamos esto de manera fuerte en la Universidad de La Habana, cuando mis niños querían participar en clases allí, y también en lo que se refiere a nuestro estatus de inmigración. Oímos continuamente historias de cubanos sobre decisiones que parecían arbitrarias con pocas o ninguna posibilidad de discutir las medidas que consideraban injustas, por ejemplo, multas o denegación de permisos para viajar. Como escribe Randall Robinson en su reciente libro, "La Deuda", Cuba no da la sensación de ser un estado policial represivo. Es fácil tener discusiones abiertas con individuos sobre los lados fuertes y las debilidades de Cuba, y las teníamos todos los días. Los cubanos que están en desacuerdo no desaparecen, ni son torturados. Por otra parte, la crítica pública y organizada es limitada. Los medios, tanto televisivos como impresos, aunque están mucho más cerca de mi punto de vista que los medios de masas en EE.UU., no dan una cobertura adecuada a los problemas sociales y económicos en la vida y la sociedad cubanas. Por lo que observé, la mayor parte de los cubanos estaban mucho más interesados en mirar telenovelas o comedias, que noticias o programas de tipo noticioso, y el escepticismo hacia los medios cubanos era bastante grande. También me parece que el principio de Fidel y de la dirigencia del Partido Comunista es escuchar al pueblo cubano, pero luego pasar a tomar decisiones, grandes y pequeñas, sobre lo que es mejor para éste. El temor es que la gente tome la decisión equivocada y que no se puede confiar en ella. Admiro mucho a Fidel como alguien que está totalmente dedicado a la erradicación de la pobreza, por su creencia en la igualdad económica de todos, en educación y salud para todos, en la defensa de Cuba frente a Estados Unidos y en su internacionalismo. La continua ayuda de Cuba a otros países, por ejemplo, enviando médicos a África y a América Latina y su formación de futuros médicos africanos y latinoamericanos, es un ejemplo de lo que debiera ser la ayuda al extranjero. No lamento haber llamado a mi hijo más joven, Antonio Fidel. Por otra parte, lo que también parece claro, y pienso que no se puede imputar sólo a los intentos cubanos de sobrevivir frente a la agresión y la guerra no declarada de EE.UU., es el punto de vista de que Fidel y la dirigencia del partido y del gobierno decidan lo que es mejor para el pueblo de una manera paternalista. Si esto no cambia, considerando los bajos salarios de la mayoría y el crecimiento de la desigualdad, temo que el socialismo va a perder crecientemente su legitimidad. Esto ya parece estar sucediendo entre una gran proporción de los jóvenes, aunque menos con la gente de más edad. Hay mucha discusión sobre lo que sucederá después de que el Presidente de Cuba, Fidel Castro, se retire o fallezca, tanto en lo que se refiere a las relaciones con EE.UU. como a la dirección de la sociedad cubana. Cuando la gente me preguntaba mi opinión, les decía medio en serio medio en broma, que Fidel debiera retirarse el 26 de julio de 2003. Serían 50 años desde el día en que dirigió el heroico ataque al Cuartel Moncada en Santiago contra la dictadura de Batista. Cincuenta años bastan, su vida ha sido una verdadera inspiración de lucha, coraje y compromiso. Para mí el asunto no es tanto un hombre, aunque Fidel ha tenido un impacto increíble y positivo en el pueblo cubano y el mundo, sino los principios que guían la dirección del país. La política cubana, más que quién está en el poder, determina la respuesta política de EE.UU., mientras Cuba sucumba más al neoliberalismo, más amistoso será EE.UU. Espero que Cuba no sucumba. Respecto al futuro de Cuba, una persona con la que hablé dijo que las alternativas que Cuba enfrenta son: o una continuación de la actual dirigencia, que mantuviera muchos valores económicos socialistas, pero que son dogmáticos y poco dispuestos a democratizar la sociedad, o que algunos de los dirigentes cubanos más jóvenes dirijan el país después de Fidel. Tenderían a encaminar Cuba en una dirección más capitalista y desigual, pero también permitirían más libertades cívicas y disenso. Ninguna de estas alternativas es atractiva. Lo que me preocupa es la gente con la que hablé en mis visitas anteriores, tenían esperanzas de que Cuba sobreviviría el Período Especial y se orientara hacia una sociedad verdaderamente democrática y socialista, y se han vuelto cínicos y pesimistas sobre el futuro de Cuba. Para dejarlo bien claro, cuando hablo de democracia no quiero decir la versión estadounidense de votar por dos partidos capitalistas, con dos millones de personas en prisión. Quiero decir una sociedad en la que la gente tenga el poder de modelar todos los aspectos de su vida, así como las libertades cívicas. Requiere un alto nivel de igualdad en los ingresos, pero eso no basta. Esta visión de la democracia fundamental en una sociedad socialista no está actualmente en la agenda en Cuba, y en realidad la discusión sobre lo que es el socialismo, es muy limitada. A menos que Cuba se oriente en esta dirección, hacia una sociedad socialista más participativa, parece que lo mejor que se puede esperar es una sociedad cubana en la que la población se aliena cada vez más del estado, donde crece la empresa privada, donde los ingresos y el nivel de vida aumentan, pero donde la desigualdad se parece más y más a la del mundo, con la excepción de que la pobreza extrema ha sido algo reducida y la salud y la educación continúan suministrándose a poco o ningún costo. El Partido Comunista podrá sobrevivir, pero la esencia del socialismo habría sido enterrada. Durante mi visita de cuatro meses a Cuba, me impactó constantemente hasta qué punto Cuba era más justa e igualitaria que otros países en el Sur donde he pasado algún tiempo, México, Guatemala y Nicaragua. También consideré prometedor que la mayor parte de los funcionarios cubanos, así como miembros del Partido Comunista, investigadores de ciencias sociales, y maestros, creían firmemente en la igualdad económica y en la reducción de la pobreza en su país. Se me dijo muchas, muchas veces, cómo Fidel y el gobierno están muy preocupados por la pobreza y la marginalización de muchos cubanos, y que están empeñados en solucionar este problema. Al mismo tiempo, también sentí que Cuba estaba lejos de ser una sociedad verdaderamente buena y justa, un objetivo ideal. Los problemas estructurales definitivamente no pueden ser juzgados sin considerar la agresión de EE.UU. contra Cuba, pero tampoco pueden ser reducidos a esa agresión como se hace a menudo. El modelo de un estado monopartidista y centralizado, y la economía centralizada, aunque no sea muy corrupto, tenga un dirigente sobresaliente, y un partido comunista cubano verdaderamente preocupado por el logro de la igualdad, es imperfecto y necesita ser modificado significativamente. Es nuestra responsabilidad en EE.UU. terminar con el bloqueo de EE.UU. y cambiar la política aquí, pero también hay muchos cambios internos que tendrán que ser hechos y que debieran ser hechos por el pueblo cubano, y esto no parece muy probable a breve plazo. He estado de vuelta casi cuatro semanas en Olimpia. Refrescando mi memoria, recuerdo cuánto me gustó Cuba, su belleza, la hospitalidad de tantos de sus habitantes, así como una sociedad que es más cooperativa e igual que la de EE.UU. y la de otras sociedades que he visitado. Visítela usted en persona. Para confrontar el capitalismo de EE.UU., necesitamos una visión de una alternativa. Aunque hay mucho que podemos aprender de Cuba, por ejemplo su internacionalismo, necesitamos construir nuestro propio modelo de esa alternativa. En solidaridad, Peter Bohmer. | | |
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